/ sábado 25 de abril de 2020

Los Avatares de Nuestro Tiempo | Acción para seguir avanzando

El Covid-19, además de modificar nuestra cotidianidad, ha llegado para romper paradigmas, algunos de los cuales habían prevalecido en el mundo desde finales del siglo XX. Un ejemplo es la reducción de la intervención del Estado -a través del gobierno- en la economía, pero, en general en la vida pública; con la crisis sanitaria y simultáneamente económica, se ha puesto de manifiesto la necesidad de que el gobierno sea un actor -nuevamente- protagónico en tareas muy claras: enfrentar desde la política de salud pública al coronavirus y disminuir los impactos de la crisis en la economía nacional. Ahí está el detalle en realidades como la mexicana donde las capacidades institucionales son limitadas.

Los gobiernos, aunque en menor medida desde la teoría económica neoclásica y la formación de la nueva gestión pública (NGP) en la administración pública, cuenta con elementos para incidir directamente en el rumbo económico del país: la política fiscal (con ingresos y egresos) y la política monetaria, que en el caso de México está a cargo del Banco de México como organismo constitucionalmente autónomo. Y qué bueno, de otra forma seguramente el control inflacionario no existiría y, para enfrentar las crisis se podría optar por aumentar el activo circulante así, de manera arbitraria, como sucede en países donde la autonomía del banco central no existe o, irrisoriamente, es una entelequia. La política fiscal, desde la óptica de los egresos, se traduce en gasto público dirigido a diferentes materias, por ejemplo: política social, políticas públicas focalizadas, proyectos de infraestructura, etc.

Ante este complicado escenario y con las herramientas con que se dispone, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha optado por el discurso. Para enfrentar la crisis económica ha anunciado -como medida protagónica- la austeridad republicana, que derivará en la desaparición de 10 subsecretarías de la administración pública centralizada y la cancelación del pago por concepto de aguinaldo a servidores públicos de "alto nivel", la realidad es que para una economía como la nuestra, que ocupa el lugar 15 de las economías mundiales y el 2 en América Latina, los montos derivados de la austeridad no representan una oportunidad para dinamizarla y evitar la recesión, la pérdida de poder adquisitivo, el desempleo, la improductividad, entre otros factores catalizadores de la crisis.

Además, ha anunciado que grandes de infraestructura continuarán, tal es caso del "Tren Maya", el Aeropuerto Felipe Ángeles en Santa Lucía y, a pesar de la crisis petrolera internacional, la refinería en Dos Bocas Tabasco. La previsión de ejercer mayor gasto público no ha estado presente salvo en los proyectos que resultan, desde la visión del Gobierno, como estratégicos para el desarrollo del país. En tanto, la oposición, instalada en la mezquindad política, ha planteado la viabilidad de la cancelación de estos proyectos para redirigir el gasto público hacia la formación de un dique contra los efectos negativos del multicitado virus, en la economía. Si revisamos, la teoría económica la inversión de infraestructura en momentos de crisis debe estar orientada desde la factibilidad, es decir, no podemos -bajo la idea de formación de empleos- cavar grandes agujeros para después llenarlos nuevamente, sin embargo, si el gobierno cancelara la construcción de estos proyectos también tendría impacto en la economía.

  • Desde la política monetaria, el Banco de México optó por reducir la Tasa de Interés de Referencia hasta el 6%, esto provocará la posibilidad de acceso al crédito, brindando certezas al sector financiero y, sobre todo, evitar la inmovilización económica.

En conjunto, las medidas desde lo fiscal y lo monetario derivan en la búsqueda de acciones efectivas ante la crisis. Del éxito de las decisiones depende la estabilidad y la formación de caminos de desarrollo estabilidad en un entorno caracterizado por la incertidumbre y, en el que los analistas de riesgos califican la situación de México, como delicada y sometida a una innumerable cantidad de riesgos y amenazas.

En prospectiva se debe optar por el fortalecimiento de las capacidades institucionales del Gobierno. Contrario al neologismo de la austeridad "cuatri-transformada", el libro "Por qué la austeridad mata" de la autoría de Sanjay Basu, concluye que las políticas de recorte al gasto en momentos de crisis son precisamente las acciones que agudizan las consecuencias sobre la población. Habrá que permanecer atentos de cómo evoluciona este avatar de nuestro tiempo, sobre todo demandar acción para seguir avanzando.

El Covid-19, además de modificar nuestra cotidianidad, ha llegado para romper paradigmas, algunos de los cuales habían prevalecido en el mundo desde finales del siglo XX. Un ejemplo es la reducción de la intervención del Estado -a través del gobierno- en la economía, pero, en general en la vida pública; con la crisis sanitaria y simultáneamente económica, se ha puesto de manifiesto la necesidad de que el gobierno sea un actor -nuevamente- protagónico en tareas muy claras: enfrentar desde la política de salud pública al coronavirus y disminuir los impactos de la crisis en la economía nacional. Ahí está el detalle en realidades como la mexicana donde las capacidades institucionales son limitadas.

Los gobiernos, aunque en menor medida desde la teoría económica neoclásica y la formación de la nueva gestión pública (NGP) en la administración pública, cuenta con elementos para incidir directamente en el rumbo económico del país: la política fiscal (con ingresos y egresos) y la política monetaria, que en el caso de México está a cargo del Banco de México como organismo constitucionalmente autónomo. Y qué bueno, de otra forma seguramente el control inflacionario no existiría y, para enfrentar las crisis se podría optar por aumentar el activo circulante así, de manera arbitraria, como sucede en países donde la autonomía del banco central no existe o, irrisoriamente, es una entelequia. La política fiscal, desde la óptica de los egresos, se traduce en gasto público dirigido a diferentes materias, por ejemplo: política social, políticas públicas focalizadas, proyectos de infraestructura, etc.

Ante este complicado escenario y con las herramientas con que se dispone, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha optado por el discurso. Para enfrentar la crisis económica ha anunciado -como medida protagónica- la austeridad republicana, que derivará en la desaparición de 10 subsecretarías de la administración pública centralizada y la cancelación del pago por concepto de aguinaldo a servidores públicos de "alto nivel", la realidad es que para una economía como la nuestra, que ocupa el lugar 15 de las economías mundiales y el 2 en América Latina, los montos derivados de la austeridad no representan una oportunidad para dinamizarla y evitar la recesión, la pérdida de poder adquisitivo, el desempleo, la improductividad, entre otros factores catalizadores de la crisis.

Además, ha anunciado que grandes de infraestructura continuarán, tal es caso del "Tren Maya", el Aeropuerto Felipe Ángeles en Santa Lucía y, a pesar de la crisis petrolera internacional, la refinería en Dos Bocas Tabasco. La previsión de ejercer mayor gasto público no ha estado presente salvo en los proyectos que resultan, desde la visión del Gobierno, como estratégicos para el desarrollo del país. En tanto, la oposición, instalada en la mezquindad política, ha planteado la viabilidad de la cancelación de estos proyectos para redirigir el gasto público hacia la formación de un dique contra los efectos negativos del multicitado virus, en la economía. Si revisamos, la teoría económica la inversión de infraestructura en momentos de crisis debe estar orientada desde la factibilidad, es decir, no podemos -bajo la idea de formación de empleos- cavar grandes agujeros para después llenarlos nuevamente, sin embargo, si el gobierno cancelara la construcción de estos proyectos también tendría impacto en la economía.

  • Desde la política monetaria, el Banco de México optó por reducir la Tasa de Interés de Referencia hasta el 6%, esto provocará la posibilidad de acceso al crédito, brindando certezas al sector financiero y, sobre todo, evitar la inmovilización económica.

En conjunto, las medidas desde lo fiscal y lo monetario derivan en la búsqueda de acciones efectivas ante la crisis. Del éxito de las decisiones depende la estabilidad y la formación de caminos de desarrollo estabilidad en un entorno caracterizado por la incertidumbre y, en el que los analistas de riesgos califican la situación de México, como delicada y sometida a una innumerable cantidad de riesgos y amenazas.

En prospectiva se debe optar por el fortalecimiento de las capacidades institucionales del Gobierno. Contrario al neologismo de la austeridad "cuatri-transformada", el libro "Por qué la austeridad mata" de la autoría de Sanjay Basu, concluye que las políticas de recorte al gasto en momentos de crisis son precisamente las acciones que agudizan las consecuencias sobre la población. Habrá que permanecer atentos de cómo evoluciona este avatar de nuestro tiempo, sobre todo demandar acción para seguir avanzando.