/ sábado 5 de septiembre de 2020

Los Avatares de Nuestro Tiempo | La transformación en el sistema de partidos

Las discusiones contemporáneas en el ámbito de la política trascienden la variable espacio. Es decir, con los cambios sociales y políticos acontecidos en Latinoamérica, se abrió el espectro del debate público y se abordan temas de indudable importancia, como los regímenes, las políticas públicas, las dinámicas parlamentarias, los procesos electorales, la comunicación política de los gobiernos e incluso la viabilidad de la democracia como forma de gobierno y los retos que ésta enfrenta en la complejidad actual.

En este sentido, destaca el libro "Cómo mueren las democracias" de Levitsky y Ziblatt, el cual es una defensa férrea de la democracia. En el texto (enfocado en el caso de los Estados Unidos de Norteamérica) se señala como una condición indeclinable para el fortalecimiento de la democracia, el evitar la polarización política y respetar la diversidad de ideas y posturas respecto a los múltiples problemas comunes que la sociedad enfrenta. Traslapar esta posición al caso mexicano es interesante, actualmente la composición política del país es diversa, aunque con una clara tendencia de apoyo político a un proyecto determinado, el que representa la figura del actual presidente de la República. Esto no es necesariamente negativo, es decir, en un entorno efectivamente democrático la población puede apoyar un proyecto u otro (es la decisión de las mayorías), sin embargo, sí es factible que todos los espectros ideológicos encuentran cauces institucionales para participar en la toma de decisiones y los procesos de transformación que enfrentamos.

Por esta razón es especialmente importante colocar atención en la conformación, cambios y dinámicas en el sistema de partidos que, dicho sea (como instituciones en lo individual) aún sufren del desprestigio social y la desconfianza de los ciudadanos. Empero, son vehículo necesario para llevar a cabo procesos electorales y vincular la participación política al ejercicio institucional del poder.

Los partidos son importantes en la vida pública. Dicha relevancia de facto es evidente en los procesos electorales, pero también se debe reivindicar en el ejercicio del gobierno, es cierto que los gobernantes deben apartarse del sectarismo y de posiciones de grupo, pero es real que el ejercicio del poder es todo menos sencillo, sobre todo porque sucintamente las decisiones pasan por el tamiz de la política, la búsqueda de consenso y la confrontación y debate; por esta razón el partido político sí debe ser una herramienta en las tareas política de los gobiernos.

En este sentido, conviene discutir cuáles deben ser los límites de la acción partidista en la esfera gubernamental, por ejemplo: impulsar determinados temas y asuntos para su inserción en la agenda pública, defender en el debate las decisiones y declaraciones con afectación común, etc. Simultáneamente, conviene esclarecer cuál debe ser la vinculación formal del partido político y el gobernante, esto tiene consideraciones diversas, por ejemplo, saber el proceso de elección de los dirigentes, los límites de la participación del gobernante en la toma de decisiones partidistas y demás elementos de trascendencia para la organización interna y por tanto su efectividad hacia el exterior.

El célebre libro de Maurice Duverger, clásico de la ciencia política, titulado "Los partidos políticos", señala tajantemente "la unidad de partido refuerza, evidentemente, la autoridad del gobierno". Esta aseveración empuja la idea de que, en efecto, la eficiente organización y actuación del sistema de partidos, también tiene incidencia en la conformación de buenos gobiernos y, sobre todo, en la generación de servicios, programas y políticas públicas que verdaderamente impacten en los problemas que atañen a la población. Todo este tópico destaca por el proceso actual de renovación y de presencia pública de los partidos políticos en México, tanto a nivel federal como a nivel estatal, justo momentos antes de un proceso electoral de magnitudes inusitadas, como será el del año 2021.

Desde el gobierno federal sí debiera existir especial atención en la renovación de la dirigencia de Morena; si está se hace de manera ordenada, apegada a Derecho y provoca un esfuerzo por la unidad, entonces tendrá impacto positivo en la acción de gobierno. Si sucede justo lo contrario, los impactos serán estrepitosos y generará cambios rotundos en el sistema de partidos. Ahí tanto el grupo en el Gobierno federal como la oposición política partidista debieran centrar su interés y acción.

Mientras tanto, la transformación en el sistema de partidos puede darse incluso antes del proceso electoral 2021. La vida interna de los partidos políticos y su toma de decisiones, puede ser el detonador del fin de los claroscuros en la transformación política de México

Las discusiones contemporáneas en el ámbito de la política trascienden la variable espacio. Es decir, con los cambios sociales y políticos acontecidos en Latinoamérica, se abrió el espectro del debate público y se abordan temas de indudable importancia, como los regímenes, las políticas públicas, las dinámicas parlamentarias, los procesos electorales, la comunicación política de los gobiernos e incluso la viabilidad de la democracia como forma de gobierno y los retos que ésta enfrenta en la complejidad actual.

En este sentido, destaca el libro "Cómo mueren las democracias" de Levitsky y Ziblatt, el cual es una defensa férrea de la democracia. En el texto (enfocado en el caso de los Estados Unidos de Norteamérica) se señala como una condición indeclinable para el fortalecimiento de la democracia, el evitar la polarización política y respetar la diversidad de ideas y posturas respecto a los múltiples problemas comunes que la sociedad enfrenta. Traslapar esta posición al caso mexicano es interesante, actualmente la composición política del país es diversa, aunque con una clara tendencia de apoyo político a un proyecto determinado, el que representa la figura del actual presidente de la República. Esto no es necesariamente negativo, es decir, en un entorno efectivamente democrático la población puede apoyar un proyecto u otro (es la decisión de las mayorías), sin embargo, sí es factible que todos los espectros ideológicos encuentran cauces institucionales para participar en la toma de decisiones y los procesos de transformación que enfrentamos.

Por esta razón es especialmente importante colocar atención en la conformación, cambios y dinámicas en el sistema de partidos que, dicho sea (como instituciones en lo individual) aún sufren del desprestigio social y la desconfianza de los ciudadanos. Empero, son vehículo necesario para llevar a cabo procesos electorales y vincular la participación política al ejercicio institucional del poder.

Los partidos son importantes en la vida pública. Dicha relevancia de facto es evidente en los procesos electorales, pero también se debe reivindicar en el ejercicio del gobierno, es cierto que los gobernantes deben apartarse del sectarismo y de posiciones de grupo, pero es real que el ejercicio del poder es todo menos sencillo, sobre todo porque sucintamente las decisiones pasan por el tamiz de la política, la búsqueda de consenso y la confrontación y debate; por esta razón el partido político sí debe ser una herramienta en las tareas política de los gobiernos.

En este sentido, conviene discutir cuáles deben ser los límites de la acción partidista en la esfera gubernamental, por ejemplo: impulsar determinados temas y asuntos para su inserción en la agenda pública, defender en el debate las decisiones y declaraciones con afectación común, etc. Simultáneamente, conviene esclarecer cuál debe ser la vinculación formal del partido político y el gobernante, esto tiene consideraciones diversas, por ejemplo, saber el proceso de elección de los dirigentes, los límites de la participación del gobernante en la toma de decisiones partidistas y demás elementos de trascendencia para la organización interna y por tanto su efectividad hacia el exterior.

El célebre libro de Maurice Duverger, clásico de la ciencia política, titulado "Los partidos políticos", señala tajantemente "la unidad de partido refuerza, evidentemente, la autoridad del gobierno". Esta aseveración empuja la idea de que, en efecto, la eficiente organización y actuación del sistema de partidos, también tiene incidencia en la conformación de buenos gobiernos y, sobre todo, en la generación de servicios, programas y políticas públicas que verdaderamente impacten en los problemas que atañen a la población. Todo este tópico destaca por el proceso actual de renovación y de presencia pública de los partidos políticos en México, tanto a nivel federal como a nivel estatal, justo momentos antes de un proceso electoral de magnitudes inusitadas, como será el del año 2021.

Desde el gobierno federal sí debiera existir especial atención en la renovación de la dirigencia de Morena; si está se hace de manera ordenada, apegada a Derecho y provoca un esfuerzo por la unidad, entonces tendrá impacto positivo en la acción de gobierno. Si sucede justo lo contrario, los impactos serán estrepitosos y generará cambios rotundos en el sistema de partidos. Ahí tanto el grupo en el Gobierno federal como la oposición política partidista debieran centrar su interés y acción.

Mientras tanto, la transformación en el sistema de partidos puede darse incluso antes del proceso electoral 2021. La vida interna de los partidos políticos y su toma de decisiones, puede ser el detonador del fin de los claroscuros en la transformación política de México