/ sábado 22 de agosto de 2020

Los Avatares de Nuestro Tiempo | México, por el liderazgo en Latinoamérica

En política hay que distinguir entre los elementos discursivos y aquellos que responden a lo estratégico o sustantivo. Es cierto que en un escenario ideal las declaraciones públicas deben ser resultado u orientar las acciones públicas fundamentales de los actores políticos, sin embargo, actualmente los populismos, en el mejor sentido de la palabra, limitan a los tomadores de decisiones y sobredimensionan la utilidad de un discurso político orientado a generar impacto en la mayor parte de la población posible y eso deriva en que -no necesariamente- los contenidos del discurso posean elementos relevantes o trascendentales. Por eso, para realizar análisis hay que poner especial atención en lo fáctico, los hechos.

Por esta razón, las declaraciones del Presidente Andrés Manuel López Obrador señalando que la mejor política exterior es la interior, poco representan loa hechos en materia de relaciones exteriores. Sector gubernamental en el que -por fortuna- se cuenta con perfiles profesionales y un plan para la reactivación de México como actor con responsabilidad y liderazgo global. La coyuntura actual, caracterizada por la crisis sanitaria por la Covid-19, ha deja de manifiesto esta afirmación.

El anuncio de la colaboración y alianza entre iniciativa privada y los gobiernos mexicano y argentino para la producción de una vacuna contra el nuevo coronavirus es muestra fehaciente de comunicación efectiva con pares a nivel internacional. No admite la prueba del falsacionismo señalar que esto se hace solamente para ganar reflectores e influencia en el plano de las relaciones internacional, sería un despropósito, en realidad lo que está en juego es la salud de poblaciones enteras y el futuro desarrollo de éstas. Por el contrario, la necesidad imperiosa de avanzar rápidamente en contrarrestar los efectos del virus y también frenar los contagios y la tasa de mortalidad por este, han empujado a México para tomar el liderazgo regional en Latinoamérica y, simultáneamente, advertir las múltiples posibilidades que generará esto en el plano de la recuperación económica.

Estas condiciones de colaboración entre México y Argentina, específicamente en el tema de la producción de una vacuna, bien puede ser el vestíbulo de relaciones estratégicas con este país sudamericano. No está demás, sobre todo con las consideraciones geopolíticas de nuestro país y la inestabilidad -a pesar de que el T-MEC- ya está en operación, con la región de Norteamérica. Por tanto, la participación en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) puede ser una gran ventana de oportunidad para México y su aspiración natural al liderazgo regional.

Por ello el discurso está despegado de la realidad, mientras actualmente el primer mandatario ha hecho consignas respecto al desinterés de contar con influencia hacia afuera, sino más bien resolver los asuntos internos o domésticos, los hechos generan contraste. Así, por ejemplo, el Gobierno federal anterior, enmarcó en el Plan Nacional de Desarrollo el objetivo de "México con responsabilidad global" y sucintamente, la realidad los superó y evidenció la incapacidad de que se posicionará al país con liderazgo mundial. Tan es así que la propia reformulación o actualización del entonces Tratado de Libre de Comercio de América del Norte, fue iniciativa del presidente estadounidense y no del Gobierno nacional. Es decir, el discurso superó a la realidad, caso contrario a lo que sucede actualmente. En síntesis, hoy las condiciones coyunturales y estructurales, empujan a México al escenario de influencia al menos en Latinoamérica. Realmente positivo.

En mi opinión resulta benéfico que nuestro país esté situado en este momento con la posibilidad de convertirse en un líder regional de vital importancia, sobre todo bajo las consideraciones aislacionistas o proteccionistas tanto de los Estados Unidos, con el presidente Trump, como de Brasil con Bolsonaro. Esta circunstancia debe ser bien aprovechada, primero para conjuntar y apuntalar esfuerzos para el control de la crisis sanitaria y, en segundo lugar, para generar planes, estrategias y demás previsiones conjuntas para la recuperación económica de los países latinoamericanos.

En el imaginario colectivo puede seguir presente el desprecio por los asuntos internacionales, empero, el involucramiento de México en tales asuntos puede generar entornos propicios para el bienestar de la población y abrir el espectro de las relaciones exteriores, también inaugura procesos de intercambio cultural, económico y social, factores por demás indispensables si pensamos en sociedad globales interesadas en el crecimiento económico, el bienestar y el desarrollo.

En política hay que distinguir entre los elementos discursivos y aquellos que responden a lo estratégico o sustantivo. Es cierto que en un escenario ideal las declaraciones públicas deben ser resultado u orientar las acciones públicas fundamentales de los actores políticos, sin embargo, actualmente los populismos, en el mejor sentido de la palabra, limitan a los tomadores de decisiones y sobredimensionan la utilidad de un discurso político orientado a generar impacto en la mayor parte de la población posible y eso deriva en que -no necesariamente- los contenidos del discurso posean elementos relevantes o trascendentales. Por eso, para realizar análisis hay que poner especial atención en lo fáctico, los hechos.

Por esta razón, las declaraciones del Presidente Andrés Manuel López Obrador señalando que la mejor política exterior es la interior, poco representan loa hechos en materia de relaciones exteriores. Sector gubernamental en el que -por fortuna- se cuenta con perfiles profesionales y un plan para la reactivación de México como actor con responsabilidad y liderazgo global. La coyuntura actual, caracterizada por la crisis sanitaria por la Covid-19, ha deja de manifiesto esta afirmación.

El anuncio de la colaboración y alianza entre iniciativa privada y los gobiernos mexicano y argentino para la producción de una vacuna contra el nuevo coronavirus es muestra fehaciente de comunicación efectiva con pares a nivel internacional. No admite la prueba del falsacionismo señalar que esto se hace solamente para ganar reflectores e influencia en el plano de las relaciones internacional, sería un despropósito, en realidad lo que está en juego es la salud de poblaciones enteras y el futuro desarrollo de éstas. Por el contrario, la necesidad imperiosa de avanzar rápidamente en contrarrestar los efectos del virus y también frenar los contagios y la tasa de mortalidad por este, han empujado a México para tomar el liderazgo regional en Latinoamérica y, simultáneamente, advertir las múltiples posibilidades que generará esto en el plano de la recuperación económica.

Estas condiciones de colaboración entre México y Argentina, específicamente en el tema de la producción de una vacuna, bien puede ser el vestíbulo de relaciones estratégicas con este país sudamericano. No está demás, sobre todo con las consideraciones geopolíticas de nuestro país y la inestabilidad -a pesar de que el T-MEC- ya está en operación, con la región de Norteamérica. Por tanto, la participación en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) puede ser una gran ventana de oportunidad para México y su aspiración natural al liderazgo regional.

Por ello el discurso está despegado de la realidad, mientras actualmente el primer mandatario ha hecho consignas respecto al desinterés de contar con influencia hacia afuera, sino más bien resolver los asuntos internos o domésticos, los hechos generan contraste. Así, por ejemplo, el Gobierno federal anterior, enmarcó en el Plan Nacional de Desarrollo el objetivo de "México con responsabilidad global" y sucintamente, la realidad los superó y evidenció la incapacidad de que se posicionará al país con liderazgo mundial. Tan es así que la propia reformulación o actualización del entonces Tratado de Libre de Comercio de América del Norte, fue iniciativa del presidente estadounidense y no del Gobierno nacional. Es decir, el discurso superó a la realidad, caso contrario a lo que sucede actualmente. En síntesis, hoy las condiciones coyunturales y estructurales, empujan a México al escenario de influencia al menos en Latinoamérica. Realmente positivo.

En mi opinión resulta benéfico que nuestro país esté situado en este momento con la posibilidad de convertirse en un líder regional de vital importancia, sobre todo bajo las consideraciones aislacionistas o proteccionistas tanto de los Estados Unidos, con el presidente Trump, como de Brasil con Bolsonaro. Esta circunstancia debe ser bien aprovechada, primero para conjuntar y apuntalar esfuerzos para el control de la crisis sanitaria y, en segundo lugar, para generar planes, estrategias y demás previsiones conjuntas para la recuperación económica de los países latinoamericanos.

En el imaginario colectivo puede seguir presente el desprecio por los asuntos internacionales, empero, el involucramiento de México en tales asuntos puede generar entornos propicios para el bienestar de la población y abrir el espectro de las relaciones exteriores, también inaugura procesos de intercambio cultural, económico y social, factores por demás indispensables si pensamos en sociedad globales interesadas en el crecimiento económico, el bienestar y el desarrollo.