/ sábado 28 de diciembre de 2019

Los Avatares de Nuestro Tiempo | México y Latinoamérica ante el año 2020

El último trimestre del año 2019 ha sido -para Latinoamérica- un súbito remolino que ha generado fuertes cambios en gobiernos, regímenes y sociedades; la desaceleración económica en la región, las grandes migraciones y los cambios políticos y movimientos sociales se han instalado como tema recurrente y explicación del estado que guardan los países latinoamericanos.

En síntesis, el 2019 puede significar una ruptura y, por tanto, el año 2020 un nuevo punto de salida para apuntalar el desarrollo de la región. Sin embargo, para la consecución de este gran objetivo se deben enfrentar determinados retos por demás transcendentes.

Tener en el radar los retos futuros responde también -como lo señala Eduardo Galeano en su libro “Amares”- tener el derecho al delirio, en el sentido de que “aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí tenemos, al menos, el derecho a imaginar el que queremos que sea”. Por ello Latinoamérica en conjunto debe sí recordar “Las venas abiertas de América Latina” pero sobre todo innovar, pensar y reflexionar cómo hacerles frente a los problemas actuales y arribar preparados ante los retos del futuro, como lo son: las crisis económicas, el fenómeno de la violencia, la precariedad laboral, la baja inversión económica, el cambio climático y un largo etcétera.

En México -siendo hiperbólicos- se ha inaugurado un proceso de cambios que deben verse reflejados en la calidad de vida de las personas y, en términos llanos, en la superación, erradicación o control de todas aquellas variables históricas que tanto han detenido el desarrollo: la desigualdad, la corrupción y la inseguridad. Dicho sea, estos tres elementos mencionados, siguen siendo el foco de atención ante los que la mayor parte de la población plantea exigencias y demandas de solución.

El año 2020 representa múltiples oportunidades para México, empero el gobierno debe optar por considerar los siguientes elementos: enfrentar la desaceleración económica por medio de la inversión pública; contar con diversificación de mercados internacionales ante la probabilidad de encontronazos arancelarios y comerciales entre los Estados Unidos de Norteamérica y China los cuales generan afectaciones globales; mantener o incrementar el nivel de exportaciones; controlar las finanzas públicas restringiendo los gastos faraónicos pero sin menoscabo de la inversión estratégica como estímulo para la atracción de inversiones privadas tanto nacionales como extranjeras; además, por definición, enfrentar los delitos de alto impacto que suceden en el país.

  • Ahora mismo, considero, no hay más espacio y tiempo para los largos discursos, por el contrario, el margen es estrecho, incluso para la acción, por ello se debe optar por la planeación estratégica y una inminente altura de miras.

Este escenario prospectivo exigirá -definitivamente- del mayor compromiso institucional y de las mejores prácticas en términos de políticas públicas para salir avante. El mismo Eduardo Galeano decía sobre los latinoamericanos que “tampoco hemos podido tomar el poder, y la verdad es que a veces nos perdemos en el camino o nos equivocamos de dirección, y después nos echamos un largo discurso sobre el tema”. Ahora mismo, considero, no hay más espacio y tiempo para los largos discursos, por el contrario, el margen es estrecho, incluso para la acción, por ello se debe optar por la planeación estratégica y una inminente altura de miras. Los problemas públicos son complejos, característica principal de la sociedad contemporánea, por ello en términos de políticas públicas, la implementación debe ser un proceso con esquemas menormente falibles de monitoreo y evaluación, sobre todo ante la premisa de que los recursos son escasos y deben ser optimizados, así como apuntalar una gestión pública orientada a resultados.

Contrario al 2019, el 2020 debe asegurar estabilidad, orden social, Estado de Derecho y ejercicio pleno de los derechos fundamentales en México y, en general, en Latinoamérica para lograr -de una vez por todas- el paradigma del desarrollo hasta ahora desconocido fácticamente.

En estas fechas…

  • Aprovecho la ocasión para desearles a los lectores de “El Sol de Tlaxcala” un gran fin de año y, simultáneamente, feliz año nuevo. Que el 2020 esté repleto de alegrías, salud y éxito en lo individual; así también que nuestro Estado de Tlaxcala y México, graviten en los círculos del progreso y el crecimiento permanente. Enhorabuena.

El último trimestre del año 2019 ha sido -para Latinoamérica- un súbito remolino que ha generado fuertes cambios en gobiernos, regímenes y sociedades; la desaceleración económica en la región, las grandes migraciones y los cambios políticos y movimientos sociales se han instalado como tema recurrente y explicación del estado que guardan los países latinoamericanos.

En síntesis, el 2019 puede significar una ruptura y, por tanto, el año 2020 un nuevo punto de salida para apuntalar el desarrollo de la región. Sin embargo, para la consecución de este gran objetivo se deben enfrentar determinados retos por demás transcendentes.

Tener en el radar los retos futuros responde también -como lo señala Eduardo Galeano en su libro “Amares”- tener el derecho al delirio, en el sentido de que “aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí tenemos, al menos, el derecho a imaginar el que queremos que sea”. Por ello Latinoamérica en conjunto debe sí recordar “Las venas abiertas de América Latina” pero sobre todo innovar, pensar y reflexionar cómo hacerles frente a los problemas actuales y arribar preparados ante los retos del futuro, como lo son: las crisis económicas, el fenómeno de la violencia, la precariedad laboral, la baja inversión económica, el cambio climático y un largo etcétera.

En México -siendo hiperbólicos- se ha inaugurado un proceso de cambios que deben verse reflejados en la calidad de vida de las personas y, en términos llanos, en la superación, erradicación o control de todas aquellas variables históricas que tanto han detenido el desarrollo: la desigualdad, la corrupción y la inseguridad. Dicho sea, estos tres elementos mencionados, siguen siendo el foco de atención ante los que la mayor parte de la población plantea exigencias y demandas de solución.

El año 2020 representa múltiples oportunidades para México, empero el gobierno debe optar por considerar los siguientes elementos: enfrentar la desaceleración económica por medio de la inversión pública; contar con diversificación de mercados internacionales ante la probabilidad de encontronazos arancelarios y comerciales entre los Estados Unidos de Norteamérica y China los cuales generan afectaciones globales; mantener o incrementar el nivel de exportaciones; controlar las finanzas públicas restringiendo los gastos faraónicos pero sin menoscabo de la inversión estratégica como estímulo para la atracción de inversiones privadas tanto nacionales como extranjeras; además, por definición, enfrentar los delitos de alto impacto que suceden en el país.

  • Ahora mismo, considero, no hay más espacio y tiempo para los largos discursos, por el contrario, el margen es estrecho, incluso para la acción, por ello se debe optar por la planeación estratégica y una inminente altura de miras.

Este escenario prospectivo exigirá -definitivamente- del mayor compromiso institucional y de las mejores prácticas en términos de políticas públicas para salir avante. El mismo Eduardo Galeano decía sobre los latinoamericanos que “tampoco hemos podido tomar el poder, y la verdad es que a veces nos perdemos en el camino o nos equivocamos de dirección, y después nos echamos un largo discurso sobre el tema”. Ahora mismo, considero, no hay más espacio y tiempo para los largos discursos, por el contrario, el margen es estrecho, incluso para la acción, por ello se debe optar por la planeación estratégica y una inminente altura de miras. Los problemas públicos son complejos, característica principal de la sociedad contemporánea, por ello en términos de políticas públicas, la implementación debe ser un proceso con esquemas menormente falibles de monitoreo y evaluación, sobre todo ante la premisa de que los recursos son escasos y deben ser optimizados, así como apuntalar una gestión pública orientada a resultados.

Contrario al 2019, el 2020 debe asegurar estabilidad, orden social, Estado de Derecho y ejercicio pleno de los derechos fundamentales en México y, en general, en Latinoamérica para lograr -de una vez por todas- el paradigma del desarrollo hasta ahora desconocido fácticamente.

En estas fechas…

  • Aprovecho la ocasión para desearles a los lectores de “El Sol de Tlaxcala” un gran fin de año y, simultáneamente, feliz año nuevo. Que el 2020 esté repleto de alegrías, salud y éxito en lo individual; así también que nuestro Estado de Tlaxcala y México, graviten en los círculos del progreso y el crecimiento permanente. Enhorabuena.