/ sábado 12 de octubre de 2019

Los Avatares de Nuestro Tiempo | Sobre la Medalla Belisario Domínguez

Definitivamente uno de los episodios más oscuros de la historia de México es lo sucesorio a la “Decena Trágica” -en la que murieron el entonces Presidente Madero y el Vicepresidente Pino Suárez-, en función de que significó el ascenso al poder por parte de Victoriano Huerta. Este hecho marcó sobremanera, la transformación democrática del país además abrió paso a la continuidad de un movimiento armado con ideales abstractos y comendados por las figuras de caudillos


En este contexto, destacó un personaje en particular: Belisario Domínguez, de origen chiapaneco, fue un destacado senador de la República elegido en el año 1912 como suplente y después como titular, tras la muerte del senador propietario Leopoldo Gout. En tanto, tras el suceso, se inauguró un momento de tensión con puntos de tensión verdaderamente álgidos, los cuales pusieron a prueba los ideales de hombres y mujeres de la época. En éstos, Belisario Domínguez siempre demostró la fortaleza suficiente para hacer frente al gobierno golpista de Huerta, sin embargo, estas determinaciones y consignas vivaces, llevaron al Dr. Belisario a ser víctima de la persecución y ejecución por parte de quienes se sentían agredidos por su discurso.

El pensamiento de Belisario Domínguez, acerca de las ideas modernas de libertad, democracia y república, permearon a tal grado que, su figura es ínclita actualmente y desde el año 1954 el Senado de la República otorga la Medalla con su nombre a los mexicanos que destacan por su defensa a los derechos humanos, por su trabajo en favor del desarrollo de México y, en general, por sus demostraciones permanentes de liderazgo positivo.

Este año la decisión, ante un gobierno federal nuevo y con un discurso progresista, la entrega de la presea despertó un singular interés. En este sentido, destaca plenamente que se haya optado por galardonar a Rosario Ibarra de Piedra, por su lucha como activista en favor de las personas desaparecidas en nuestro país. Resulta emotivo, pero sobre todo efusivo, que la medalla -con toda la carga histórica con que cuenta- sea entregada a las labores de activismo. Aún más con el conocimiento de que las desapariciones en México han estado presentes desde hace mucho tiempo.

La opinión pública y el discurso político han cambiado, definitivamente este tipo de condecoraciones abren paso al reconocimiento de las trayectorias en favor de México y de quienes menos tienen. Se convierten, notoriamente, en un incentivo a las buenas intenciones y al viraje de concebirnos como un mundo recalcitrante agresivo y sin esperanza, para pasar a la concepción de un mundo en el que las buenas intenciones y acciones son reconocidas por parte del Estado y, sobre todo que el pueblo mexicano gratifica con el máximo reconocimiento social la labor loable de sus ciudadanos.

  • Recordar a Belisario Domínguez en esta época tiene mucho sentido, representa la posibilidad de anteponer los valores de libertad y democracia, antes del beneplácito de recibir la palmada del poder.

Recordar a Belisario Domínguez en esta época tiene mucho sentido, representa la posibilidad de anteponer los valores de libertad y democracia, antes del beneplácito de recibir la palmada del poder. Además, reivindica el discurso del humanismo ante la posmodernidad en la que los valores y derechos fundamentales parecen ser ideas abstractas de baja probabilidad de aplicación; por ello la apuesta del Estado mexicano por reconocer las trayectorias para ponerla de ejemplo y de compromiso con nuestra realidad es, a todas luces, un acierto.

Sumado a este razonamiento, este evento es un llamamiento público a la defensa de los derechos humanos y de los principios que nos identifican como mexicanos. Ojalá, este pensamiento -tal cual en la etapa gris de nuestro país posmaderista- inunde las conciencias de los ciudadanos para apostar por el bien común y todos los retos que estos representan para la vida en sociedad, las organizaciones públicas e incluso la vida privada de las personas y su impacto hacia afuera.

Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz

Twitter: @EnriqueBermC


Definitivamente uno de los episodios más oscuros de la historia de México es lo sucesorio a la “Decena Trágica” -en la que murieron el entonces Presidente Madero y el Vicepresidente Pino Suárez-, en función de que significó el ascenso al poder por parte de Victoriano Huerta. Este hecho marcó sobremanera, la transformación democrática del país además abrió paso a la continuidad de un movimiento armado con ideales abstractos y comendados por las figuras de caudillos


En este contexto, destacó un personaje en particular: Belisario Domínguez, de origen chiapaneco, fue un destacado senador de la República elegido en el año 1912 como suplente y después como titular, tras la muerte del senador propietario Leopoldo Gout. En tanto, tras el suceso, se inauguró un momento de tensión con puntos de tensión verdaderamente álgidos, los cuales pusieron a prueba los ideales de hombres y mujeres de la época. En éstos, Belisario Domínguez siempre demostró la fortaleza suficiente para hacer frente al gobierno golpista de Huerta, sin embargo, estas determinaciones y consignas vivaces, llevaron al Dr. Belisario a ser víctima de la persecución y ejecución por parte de quienes se sentían agredidos por su discurso.

El pensamiento de Belisario Domínguez, acerca de las ideas modernas de libertad, democracia y república, permearon a tal grado que, su figura es ínclita actualmente y desde el año 1954 el Senado de la República otorga la Medalla con su nombre a los mexicanos que destacan por su defensa a los derechos humanos, por su trabajo en favor del desarrollo de México y, en general, por sus demostraciones permanentes de liderazgo positivo.

Este año la decisión, ante un gobierno federal nuevo y con un discurso progresista, la entrega de la presea despertó un singular interés. En este sentido, destaca plenamente que se haya optado por galardonar a Rosario Ibarra de Piedra, por su lucha como activista en favor de las personas desaparecidas en nuestro país. Resulta emotivo, pero sobre todo efusivo, que la medalla -con toda la carga histórica con que cuenta- sea entregada a las labores de activismo. Aún más con el conocimiento de que las desapariciones en México han estado presentes desde hace mucho tiempo.

La opinión pública y el discurso político han cambiado, definitivamente este tipo de condecoraciones abren paso al reconocimiento de las trayectorias en favor de México y de quienes menos tienen. Se convierten, notoriamente, en un incentivo a las buenas intenciones y al viraje de concebirnos como un mundo recalcitrante agresivo y sin esperanza, para pasar a la concepción de un mundo en el que las buenas intenciones y acciones son reconocidas por parte del Estado y, sobre todo que el pueblo mexicano gratifica con el máximo reconocimiento social la labor loable de sus ciudadanos.

  • Recordar a Belisario Domínguez en esta época tiene mucho sentido, representa la posibilidad de anteponer los valores de libertad y democracia, antes del beneplácito de recibir la palmada del poder.

Recordar a Belisario Domínguez en esta época tiene mucho sentido, representa la posibilidad de anteponer los valores de libertad y democracia, antes del beneplácito de recibir la palmada del poder. Además, reivindica el discurso del humanismo ante la posmodernidad en la que los valores y derechos fundamentales parecen ser ideas abstractas de baja probabilidad de aplicación; por ello la apuesta del Estado mexicano por reconocer las trayectorias para ponerla de ejemplo y de compromiso con nuestra realidad es, a todas luces, un acierto.

Sumado a este razonamiento, este evento es un llamamiento público a la defensa de los derechos humanos y de los principios que nos identifican como mexicanos. Ojalá, este pensamiento -tal cual en la etapa gris de nuestro país posmaderista- inunde las conciencias de los ciudadanos para apostar por el bien común y todos los retos que estos representan para la vida en sociedad, las organizaciones públicas e incluso la vida privada de las personas y su impacto hacia afuera.

Facebook: Luis Enrique Bermúdez Cruz

Twitter: @EnriqueBermC