/ sábado 21 de agosto de 2021

Los Avatares de Nuestro Tiempo | Sobre la necesaria reapertura de las escuelas

El mundo ha cambiado y con ello las prácticas de socialización, actividades laborales y otras esenciales como la educación, han tenido que adaptarse a nuevos esquemas. Estos cambios repentinos para privilegiar la protección de la vida de las personas y controlar la capacidad de contagio del virus SARS-CoV-2, tienen efectos deseados y otros daños no previstos en la planeación de las acciones de reducción de movilidad poblacional.

En el caso específico de la educación, el viraje del modelo tradicional hacia una modalidad centrada en el uso de herramientas digitales tomó por sorpresa a los gobiernos, las instituciones educativas y los educandos. También se ha desarrollado en un contexto de desigualdad social, el cual tiene incidencia directa en el acceso de las personas a equipos de cómputo o conexión a la red y por tanto en el acceso a servicios educativos que, dicho sea, es un derecho de todas y todos.

La digitalización de la educación, además del reto de las restricciones económicas de los demandantes del servicio, enfrenta la complejidad de la adecuación de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Es decir que, sobre todo en los niveles básicos de educación, en los que niños, niñas y adolescentes encuentran en la escuela el entorno necesario para el desarrollo de aprendizajes indispensables para posteriores niveles educativos, así como la formación de habilidades sociales; la educación a distancia dificultó ese desarrollo. Al respecto, organizaciones internacionales como el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), han señalado que, en regiones como América Latina, los resultados de pruebas internacionales de conocimientos hasta 2018 indicaban que aproximadamente el 80% de la niñez en nivel primaria no alcanzaban los niveles esperados en matemáticas, lectura y escritura; este complejo problema será remarcado por la pandemia y la educación a distancia, durante generaciones.

Además de que la educación a distancia y el tiempo prolongado en que se ha tenido que realizar, tienen impacto en el desarrollo cognitivo y acumulación de conocimientos por parte de los estudiantes; también existe un daño colateral en términos de alivio a las desigualdades que padecen los menores estando en el hogar y simultáneamente un daño económico a causa del detenimiento de las actividades económicas que gravitan alrededor de las clases presenciales de manera regular, por ejemplo, servicios de transporte, venta de productos alimenticios, etc. El imp acto al respecto se calcula, según en miles de millones de pesos.

La población afectada en el rango de edad de 6 a 18 años (desde educación básica hasta media superior) en México asciende a los 28.8 millones, el impacto de que este grupo poblacional sostenga formaciones básicas endebles puede traducirse grave de continuidad escolares, es decir que un mayor número de estudiantes decida no continuar con sus estudios. También, potencialmente, puede incidir en la incapacidad para el desarrollo de actividades productivas en el sector de la industria o servicios. Al respecto, el Banco Interamericano de Desarrollo prevé que el hecho de prolongar el cierre de las escuelas debido a la pandemia podría derivar en pérdidas en el largo plazo de hasta 3.8 billones de pesos.

Ante este difícil escenario, se vuelve indispensable la reapertura de las escuelas en el país. A pesar de que en este momento la pandemia aún no está controlada, sí hay indicadores alentadores, por ejemplo, el incremento consistente del número de dosis de vacunas suministradas, la disminución de la tasa de mortalidad a causa de la Covid-19 y los indicadores de recuperación de pacientes tras atención hospitalaria. Estas condiciones permiten prever que el regreso a clases podría ser oportuno a partir del diseño de una estrategia sólida para la reapertura.

Justo en este momento se exige de la responsabilidad histórica de los maestros y maestras del país. La UNICEF ha alertado en el informe "La clase de la pandemia" acerca del impacto negativo que podría tener el mantener al sistema educativo en incertidumbre y cerrado. La crisis de salud pública ha afectado a todos, sin embargo, este grupo poblacional en México ha tenido la oportunidad diferencial de trabajar en casa prácticamente desde el inicio de la pandemia, así contar como grupo prioritario en la aplicación de las vacunas. En el contexto internacional, el dato es demoledor, tan sólo en 19 de un total de 193 países las escuelas permanecen cerradas. Es la responsabilidad histórica de este momento.

El mundo ha cambiado y con ello las prácticas de socialización, actividades laborales y otras esenciales como la educación, han tenido que adaptarse a nuevos esquemas. Estos cambios repentinos para privilegiar la protección de la vida de las personas y controlar la capacidad de contagio del virus SARS-CoV-2, tienen efectos deseados y otros daños no previstos en la planeación de las acciones de reducción de movilidad poblacional.

En el caso específico de la educación, el viraje del modelo tradicional hacia una modalidad centrada en el uso de herramientas digitales tomó por sorpresa a los gobiernos, las instituciones educativas y los educandos. También se ha desarrollado en un contexto de desigualdad social, el cual tiene incidencia directa en el acceso de las personas a equipos de cómputo o conexión a la red y por tanto en el acceso a servicios educativos que, dicho sea, es un derecho de todas y todos.

La digitalización de la educación, además del reto de las restricciones económicas de los demandantes del servicio, enfrenta la complejidad de la adecuación de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Es decir que, sobre todo en los niveles básicos de educación, en los que niños, niñas y adolescentes encuentran en la escuela el entorno necesario para el desarrollo de aprendizajes indispensables para posteriores niveles educativos, así como la formación de habilidades sociales; la educación a distancia dificultó ese desarrollo. Al respecto, organizaciones internacionales como el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), han señalado que, en regiones como América Latina, los resultados de pruebas internacionales de conocimientos hasta 2018 indicaban que aproximadamente el 80% de la niñez en nivel primaria no alcanzaban los niveles esperados en matemáticas, lectura y escritura; este complejo problema será remarcado por la pandemia y la educación a distancia, durante generaciones.

Además de que la educación a distancia y el tiempo prolongado en que se ha tenido que realizar, tienen impacto en el desarrollo cognitivo y acumulación de conocimientos por parte de los estudiantes; también existe un daño colateral en términos de alivio a las desigualdades que padecen los menores estando en el hogar y simultáneamente un daño económico a causa del detenimiento de las actividades económicas que gravitan alrededor de las clases presenciales de manera regular, por ejemplo, servicios de transporte, venta de productos alimenticios, etc. El imp acto al respecto se calcula, según en miles de millones de pesos.

La población afectada en el rango de edad de 6 a 18 años (desde educación básica hasta media superior) en México asciende a los 28.8 millones, el impacto de que este grupo poblacional sostenga formaciones básicas endebles puede traducirse grave de continuidad escolares, es decir que un mayor número de estudiantes decida no continuar con sus estudios. También, potencialmente, puede incidir en la incapacidad para el desarrollo de actividades productivas en el sector de la industria o servicios. Al respecto, el Banco Interamericano de Desarrollo prevé que el hecho de prolongar el cierre de las escuelas debido a la pandemia podría derivar en pérdidas en el largo plazo de hasta 3.8 billones de pesos.

Ante este difícil escenario, se vuelve indispensable la reapertura de las escuelas en el país. A pesar de que en este momento la pandemia aún no está controlada, sí hay indicadores alentadores, por ejemplo, el incremento consistente del número de dosis de vacunas suministradas, la disminución de la tasa de mortalidad a causa de la Covid-19 y los indicadores de recuperación de pacientes tras atención hospitalaria. Estas condiciones permiten prever que el regreso a clases podría ser oportuno a partir del diseño de una estrategia sólida para la reapertura.

Justo en este momento se exige de la responsabilidad histórica de los maestros y maestras del país. La UNICEF ha alertado en el informe "La clase de la pandemia" acerca del impacto negativo que podría tener el mantener al sistema educativo en incertidumbre y cerrado. La crisis de salud pública ha afectado a todos, sin embargo, este grupo poblacional en México ha tenido la oportunidad diferencial de trabajar en casa prácticamente desde el inicio de la pandemia, así contar como grupo prioritario en la aplicación de las vacunas. En el contexto internacional, el dato es demoledor, tan sólo en 19 de un total de 193 países las escuelas permanecen cerradas. Es la responsabilidad histórica de este momento.