/ jueves 14 de marzo de 2019

LOS AVATARES DEL TIEMPO

El informe de los primeros 100 días de gobierno

Los ejercicios de rendición de cuentas en la actualidad van más allá del mero acto discursivo, la visión vertical de dicho ejercicio como algo voluntarioso por parte de los gobiernos forma parte del pasado, es catalogado ahora desde la horizontalidad donde la ciudadanía tiene la capacidad de exigir informes y resultados.

En este contexto, el debate acerca de los logros que el gobierno es capaz de obtener en determinado tiempo, está presente en la opinión pública en virtud de que los gobernantes fijan agendas y tiempos para conseguir metas, tradicionalmente e incluso señalado en la legislación, los informes se dan anualmente, para el caso del gobierno federal se presenta el informe del estado que guarda la administración pública federal ante la Cámara de diputados y también, claro está, frente a la sociedad que se halla ávida de mejores condiciones de vida.

Comprendiendo la gran trascendencia de la rendición de cuentas en la vida democrática de los países, toma valor el ejercicio del Presidente Andrés Manuel López Obrador al realizar el día 11 de marzo de 2019 un informe sobre los “Primeros 100 días de gobierno”. Su valor está centrado en dos elementos: el primero, el referido a que a pesar de que no existe un mandato legal para realizar informe de estos cien días, él ha optado por emitirlo, en buena medida para aliviar la incertidumbre y dar claridad sobre lo que se está haciendo y lo que se pretende realizar desde el poder ejecutivo; el segundo, ceñido al gran acierto mediático, en tanto que el Presidente nuevamente vuelve a fijar los temas que se discuten en el debate político entre diferentes actores que riñen y constriñen diariamente, por ejemplo los partidos políticos, la sociedad civil, los medios de comunicación, la academia, entre otros.

Consecuentemente, se puede considerar al acto de brindar un informe acerca de los resultados obtenidos por las acciones de gobierno, como un elemento positivo que fortalece prácticas democráticas y las coloca como un acto de normalidad y responsabilidad política. Sin embargo, el análisis debe acercarse más al contenido del informe más que a las formas del discurso o del mero ejercicio comunicativo.

Es en esta línea de análisis que, para más de uno, se han despertado dudas acerca de la eficiencia con que varios de los temas se han abordado en el nuevo gobierno, ejemplos en donde esta discusión tiene lugar, pueden ser: la cancelación del aeropuerto de Texcoco a pesar de las consecuencias económicas, la relación con la calificadoras internacionales dedicadas a evaluar la capacidad de pago, la realización de consultas públicas poco reglamentadas, y la cancelación del programa de estancias infantiles. Sin embargo, creo que todos estos casos abren un debate maniqueo, mientras algunos pueden estar de acuerdo, otros no -acaso es así la propia gestión de lo público- por lo que, si bien estas decisiones son salidas a las problemáticas, si considero que se pudo hacer explorado otras opciones, aún más con decisiones sobre programas que tienen un impacto directo en la vida cotidiana de las personas, como el programa de estancias infantiles.

Ahora bien, es innegable que 100 días es un tiempo muy reducido para realizar una evaluación seria sobre la acción de gobierno, incluso el mensaje del presidente describía muchos escenarios futuribles, muchos de los verbos que empleo estaban conjugado en ese tiempo: haremos, lograremos, construiremos, diremos, etc., por lo que las críticas desenfrenada están igual de descontextualizadas que los halagos numerosos que a escasos más de tres meses abundan.

Lo positivo del ejercicio es que ha marcado la pauta de la posibilidad de exigir rendición de cuentas, también ha fijado en el imaginario colectivo cuáles son las referencias de este gobierno, así como cuáles son sus proyectos más importantes, esto para que en el corto plazo la ciudadanía activa tenga mayor posibilidad de monitorear y señalar el cumplimiento o incumplimiento de los compromisos abiertamente descritos por el Presidente.

La responsabilidad de la ciudadanía está ahí, en hacer que los gobernantes realicen ejercicio formales y serios de transparencia y rendición de cuentas que de manera inherente generen participación ciudadana.

Facebook:

Luis Enrique Bermúdez Cruz

Twitter: @EnriqueBermC

El informe de los primeros 100 días de gobierno

Los ejercicios de rendición de cuentas en la actualidad van más allá del mero acto discursivo, la visión vertical de dicho ejercicio como algo voluntarioso por parte de los gobiernos forma parte del pasado, es catalogado ahora desde la horizontalidad donde la ciudadanía tiene la capacidad de exigir informes y resultados.

En este contexto, el debate acerca de los logros que el gobierno es capaz de obtener en determinado tiempo, está presente en la opinión pública en virtud de que los gobernantes fijan agendas y tiempos para conseguir metas, tradicionalmente e incluso señalado en la legislación, los informes se dan anualmente, para el caso del gobierno federal se presenta el informe del estado que guarda la administración pública federal ante la Cámara de diputados y también, claro está, frente a la sociedad que se halla ávida de mejores condiciones de vida.

Comprendiendo la gran trascendencia de la rendición de cuentas en la vida democrática de los países, toma valor el ejercicio del Presidente Andrés Manuel López Obrador al realizar el día 11 de marzo de 2019 un informe sobre los “Primeros 100 días de gobierno”. Su valor está centrado en dos elementos: el primero, el referido a que a pesar de que no existe un mandato legal para realizar informe de estos cien días, él ha optado por emitirlo, en buena medida para aliviar la incertidumbre y dar claridad sobre lo que se está haciendo y lo que se pretende realizar desde el poder ejecutivo; el segundo, ceñido al gran acierto mediático, en tanto que el Presidente nuevamente vuelve a fijar los temas que se discuten en el debate político entre diferentes actores que riñen y constriñen diariamente, por ejemplo los partidos políticos, la sociedad civil, los medios de comunicación, la academia, entre otros.

Consecuentemente, se puede considerar al acto de brindar un informe acerca de los resultados obtenidos por las acciones de gobierno, como un elemento positivo que fortalece prácticas democráticas y las coloca como un acto de normalidad y responsabilidad política. Sin embargo, el análisis debe acercarse más al contenido del informe más que a las formas del discurso o del mero ejercicio comunicativo.

Es en esta línea de análisis que, para más de uno, se han despertado dudas acerca de la eficiencia con que varios de los temas se han abordado en el nuevo gobierno, ejemplos en donde esta discusión tiene lugar, pueden ser: la cancelación del aeropuerto de Texcoco a pesar de las consecuencias económicas, la relación con la calificadoras internacionales dedicadas a evaluar la capacidad de pago, la realización de consultas públicas poco reglamentadas, y la cancelación del programa de estancias infantiles. Sin embargo, creo que todos estos casos abren un debate maniqueo, mientras algunos pueden estar de acuerdo, otros no -acaso es así la propia gestión de lo público- por lo que, si bien estas decisiones son salidas a las problemáticas, si considero que se pudo hacer explorado otras opciones, aún más con decisiones sobre programas que tienen un impacto directo en la vida cotidiana de las personas, como el programa de estancias infantiles.

Ahora bien, es innegable que 100 días es un tiempo muy reducido para realizar una evaluación seria sobre la acción de gobierno, incluso el mensaje del presidente describía muchos escenarios futuribles, muchos de los verbos que empleo estaban conjugado en ese tiempo: haremos, lograremos, construiremos, diremos, etc., por lo que las críticas desenfrenada están igual de descontextualizadas que los halagos numerosos que a escasos más de tres meses abundan.

Lo positivo del ejercicio es que ha marcado la pauta de la posibilidad de exigir rendición de cuentas, también ha fijado en el imaginario colectivo cuáles son las referencias de este gobierno, así como cuáles son sus proyectos más importantes, esto para que en el corto plazo la ciudadanía activa tenga mayor posibilidad de monitorear y señalar el cumplimiento o incumplimiento de los compromisos abiertamente descritos por el Presidente.

La responsabilidad de la ciudadanía está ahí, en hacer que los gobernantes realicen ejercicio formales y serios de transparencia y rendición de cuentas que de manera inherente generen participación ciudadana.

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Luis Enrique Bermúdez Cruz

Twitter: @EnriqueBermC