/ lunes 12 de agosto de 2024

Los demonios en mi cabeza

“Desde que entro al tapiz, estoy yo sola, confrontando los demonios en mi cabeza. Debo hacer lo que es bueno para mi y concentrarme en mi salud mental y no comprometer mi bienestar” esas fueron las palabras de Simone Biles -tal vez la más grande gimnasta de todos los tiempos- cuando en los Juegos Olímpicos de Tokyo 2021 anunció que se retiraría de algunas pruebas.


La salud mental ha tomado relevancia en los últimos años a partir de posiciones valientes y ejemplares de artistas y deportistas como André Agassi, Michael Phelps, Andrés Iniesta y muchos otros que han abierto sus almas para compartir esos demonios de depresión, ansiedad y trastornos alimentarios entre otros, que les atormentan silenciosamente. Dormir era como morir sin hacerme daño, dicen algunos. Tristísimo.


El deporte activa neurotransmisores como la serotonina, endorfinas, oxitocina o dopamina que producen placer en el cerebro, así como relajación y equilibrio, sustancias imprescindibles para elevar autoestima, autoconfianza y estabilidad emocional.


Entonces, ¿qué sucede con los deportistas de élite? En su lado más oscuro, ellas y ellos se enfrentan a una altísima expectativa social sobre su desempeño que puede llevar a devastadores trastornos mentales y emocionales.


Un estudio de la Universidad de Toronto de julio de 2021 demuestra que estos atletas son más propensos a experimentar trastornos mentales.


Mens sana in corpore sano” indicaba el poeta romano Décimo Junio Juvenal allá entre los siglos I y II d.C. El texto completo dice que: “debemos orar por una mente sana en un cuerpo sano”. Mas de 2000 años después no lo hemos comprendido.


El cerebro humano es el único órgano que la ciencia no logra entender a cabalidad en todos sus alcances y potencialidades. Seguimos estigmatizando los demonios de los trastornos mentales, de la adicción y la violencia por el terror que nos provocan.


Volteamos la cara para otra parte, y mientras, estos demonios aniquilan personas que llenan de sombras su presente y futuro, sombras que nacen de una ignorada enfermedad mental, estrechamente vinculada a la gestión emocional inadecuada.


Es tiempo ya de darle su lugar a la felicidad, tolerancia, empatía y gozo de vivir no solo como temas “místicos” sino como base fundamental para una sociedad más sana en todos sentidos. Personas más felices, sociedad más pacífica y próspera.


Que la valentía de estos atletas caiga en tierra fértil. Al final, lo único que importa es si te amaste y amaste lo suficiente para dejar huella de felicidad. Gobiernos y ciudadanos ¿qué esperamos?


El cerebro humano es el único órgano que la ciencia no logra entender a cabalidad en todos sus alcances y potencialidades. Seguimos estigmatizando los demonios de los trastornos mentales, de la adicción y la violencia por el terror que nos provocan.

“Desde que entro al tapiz, estoy yo sola, confrontando los demonios en mi cabeza. Debo hacer lo que es bueno para mi y concentrarme en mi salud mental y no comprometer mi bienestar” esas fueron las palabras de Simone Biles -tal vez la más grande gimnasta de todos los tiempos- cuando en los Juegos Olímpicos de Tokyo 2021 anunció que se retiraría de algunas pruebas.


La salud mental ha tomado relevancia en los últimos años a partir de posiciones valientes y ejemplares de artistas y deportistas como André Agassi, Michael Phelps, Andrés Iniesta y muchos otros que han abierto sus almas para compartir esos demonios de depresión, ansiedad y trastornos alimentarios entre otros, que les atormentan silenciosamente. Dormir era como morir sin hacerme daño, dicen algunos. Tristísimo.


El deporte activa neurotransmisores como la serotonina, endorfinas, oxitocina o dopamina que producen placer en el cerebro, así como relajación y equilibrio, sustancias imprescindibles para elevar autoestima, autoconfianza y estabilidad emocional.


Entonces, ¿qué sucede con los deportistas de élite? En su lado más oscuro, ellas y ellos se enfrentan a una altísima expectativa social sobre su desempeño que puede llevar a devastadores trastornos mentales y emocionales.


Un estudio de la Universidad de Toronto de julio de 2021 demuestra que estos atletas son más propensos a experimentar trastornos mentales.


Mens sana in corpore sano” indicaba el poeta romano Décimo Junio Juvenal allá entre los siglos I y II d.C. El texto completo dice que: “debemos orar por una mente sana en un cuerpo sano”. Mas de 2000 años después no lo hemos comprendido.


El cerebro humano es el único órgano que la ciencia no logra entender a cabalidad en todos sus alcances y potencialidades. Seguimos estigmatizando los demonios de los trastornos mentales, de la adicción y la violencia por el terror que nos provocan.


Volteamos la cara para otra parte, y mientras, estos demonios aniquilan personas que llenan de sombras su presente y futuro, sombras que nacen de una ignorada enfermedad mental, estrechamente vinculada a la gestión emocional inadecuada.


Es tiempo ya de darle su lugar a la felicidad, tolerancia, empatía y gozo de vivir no solo como temas “místicos” sino como base fundamental para una sociedad más sana en todos sentidos. Personas más felices, sociedad más pacífica y próspera.


Que la valentía de estos atletas caiga en tierra fértil. Al final, lo único que importa es si te amaste y amaste lo suficiente para dejar huella de felicidad. Gobiernos y ciudadanos ¿qué esperamos?


El cerebro humano es el único órgano que la ciencia no logra entender a cabalidad en todos sus alcances y potencialidades. Seguimos estigmatizando los demonios de los trastornos mentales, de la adicción y la violencia por el terror que nos provocan.