/ viernes 19 de junio de 2020

Los niños no deben trabajar

Gran Deseo humano: los niños no deben trabajar para subsistir.

Desde hace muchísimo tiempo que se ven a los niños vender o pedir limosna en las calles y esquinas de las ciudades, niños que debieron estar con sus madres resguardados en su casa o asistiendo a la escuela, pero las circunstancias de la vida social de México y de otros países no pueden hacer efectiva esta cruda y penosa realidad que cotidianamente viven miles de familias en pobreza extrema y media.

Todas las leyes promulgadas con la buena intención por proteger a la niñez mexicana no se ha hecho realidad es, también cierto, que solo se aplica a un grupo al que es posible atender, otra parte del total no será posible atender a parte de sus necesidades porque la mitad de la población mexicana carece de trabajo temporal o formal el que debe dar estabilidad económica que cubra parte o el total de las necesidades primordiales.

Una gran parte del problema de los niños que trabajan obligados por sus propios padres. En una investigación de un pueblo que habita en Sierra Gorda, el entrevistador a niños indígenas de esa localidad han sido advertidas niñas y niños de alrededor de ocho años de edad por sus padres al advertirles que “ya deben de ir a trabajar para que puedan comer y si no trabajan no tendrán comida”. Esos niños los nutre la alimentación que les proporcionan en la escuela y en ella son atendidos 170 alumnos, muchos de ellos sostienen su salud a medias por los nutrimentos que les proporciona el centro escolar una vez al día, durante los cinco días que asiste la escuela la alimentación. Generalmente en los hogares se nota la comida que reciben una vez al día porque la familia es muy pobre, el lecho para pernoctar es sobre un petate extendido en el suelo, en un cuarto cuyas paredes se notan plagadas de arañas y ciempiés y alacranes.

Ante esa pobreza extrema, de esos habitantes que se encuentran en el medio rural y en citadino, se nota la necesidad de que los niños sean obligados desde el hogar a buscar el sustento diario, mediante la venta de chicles o pidiendo limosna para alimentos, ello debido a una Ley, que no es inventada sino que nace de la vida real: “Primero es Ser y después la forma de Ser”. En descripción anotada es imposible que el apoyo del gobierno resuelva todos los problemas de esas comunidades indígenas rurales, para dar solución integral hacen falta otra clase de apoyos con el propósito de que la comunidad sea autosuficiente y pueda obtener desarrollo sustentable, hacen falta orientadores profesionales en de ámbito de problemas comunitarios, en otras palabras educación especial para enfrentar la vida miserable que ostentan. Del lo antes descrito se nota que esa comunidad es amante del trabajo, el que afanosamente tratan de encontrar, pero… no lo encuentran, por ello están condenados a sufrir la miseria “eterna”.

Son varios los factores que influyen para ejercer el trabajo infantil. Está la de padres infames que corren a sus hijos del hogar, el maltrato que reciben en sus casas, de la explotación del trabajo infantil, y otros más por anotar. Así que de nada sirva que expidan y aprueben leyes “prohibiendo el trabajo infantil”. Continuaremos siendo testigos de niños que los albañiles adultos hacen cargar botes de mezcla o tabiques, haciéndolos rendir como si los niños fueran hombres adultos. ¿Sabemos el por qué los niños tienen que soportar trabajos tan pesados? ¿Sabemos su gran necesidad de ser lastimados con trabajos pesados? ¿Tendrán padre o madre que sostener? ¿Alguna autoridad está obligada a investigar la situación de esos niños explotados?

Situación compleja a resolver para ayudar a miles de familias para que tengan lo necesario para vivir lo humanamente permisible a la altura donde la mayoría de las familias gozan de mejor calidad de vida. Esperemos que el gobierno en la medida que se requiere resolver la realidad miserable, se alcance lo más pronto posible.

Gran Deseo humano: los niños no deben trabajar para subsistir.

Desde hace muchísimo tiempo que se ven a los niños vender o pedir limosna en las calles y esquinas de las ciudades, niños que debieron estar con sus madres resguardados en su casa o asistiendo a la escuela, pero las circunstancias de la vida social de México y de otros países no pueden hacer efectiva esta cruda y penosa realidad que cotidianamente viven miles de familias en pobreza extrema y media.

Todas las leyes promulgadas con la buena intención por proteger a la niñez mexicana no se ha hecho realidad es, también cierto, que solo se aplica a un grupo al que es posible atender, otra parte del total no será posible atender a parte de sus necesidades porque la mitad de la población mexicana carece de trabajo temporal o formal el que debe dar estabilidad económica que cubra parte o el total de las necesidades primordiales.

Una gran parte del problema de los niños que trabajan obligados por sus propios padres. En una investigación de un pueblo que habita en Sierra Gorda, el entrevistador a niños indígenas de esa localidad han sido advertidas niñas y niños de alrededor de ocho años de edad por sus padres al advertirles que “ya deben de ir a trabajar para que puedan comer y si no trabajan no tendrán comida”. Esos niños los nutre la alimentación que les proporcionan en la escuela y en ella son atendidos 170 alumnos, muchos de ellos sostienen su salud a medias por los nutrimentos que les proporciona el centro escolar una vez al día, durante los cinco días que asiste la escuela la alimentación. Generalmente en los hogares se nota la comida que reciben una vez al día porque la familia es muy pobre, el lecho para pernoctar es sobre un petate extendido en el suelo, en un cuarto cuyas paredes se notan plagadas de arañas y ciempiés y alacranes.

Ante esa pobreza extrema, de esos habitantes que se encuentran en el medio rural y en citadino, se nota la necesidad de que los niños sean obligados desde el hogar a buscar el sustento diario, mediante la venta de chicles o pidiendo limosna para alimentos, ello debido a una Ley, que no es inventada sino que nace de la vida real: “Primero es Ser y después la forma de Ser”. En descripción anotada es imposible que el apoyo del gobierno resuelva todos los problemas de esas comunidades indígenas rurales, para dar solución integral hacen falta otra clase de apoyos con el propósito de que la comunidad sea autosuficiente y pueda obtener desarrollo sustentable, hacen falta orientadores profesionales en de ámbito de problemas comunitarios, en otras palabras educación especial para enfrentar la vida miserable que ostentan. Del lo antes descrito se nota que esa comunidad es amante del trabajo, el que afanosamente tratan de encontrar, pero… no lo encuentran, por ello están condenados a sufrir la miseria “eterna”.

Son varios los factores que influyen para ejercer el trabajo infantil. Está la de padres infames que corren a sus hijos del hogar, el maltrato que reciben en sus casas, de la explotación del trabajo infantil, y otros más por anotar. Así que de nada sirva que expidan y aprueben leyes “prohibiendo el trabajo infantil”. Continuaremos siendo testigos de niños que los albañiles adultos hacen cargar botes de mezcla o tabiques, haciéndolos rendir como si los niños fueran hombres adultos. ¿Sabemos el por qué los niños tienen que soportar trabajos tan pesados? ¿Sabemos su gran necesidad de ser lastimados con trabajos pesados? ¿Tendrán padre o madre que sostener? ¿Alguna autoridad está obligada a investigar la situación de esos niños explotados?

Situación compleja a resolver para ayudar a miles de familias para que tengan lo necesario para vivir lo humanamente permisible a la altura donde la mayoría de las familias gozan de mejor calidad de vida. Esperemos que el gobierno en la medida que se requiere resolver la realidad miserable, se alcance lo más pronto posible.