/ lunes 12 de julio de 2021

Los renglones torcidos de Dios

En 1979, Torcuato Luca de Tena publicó una novela con este título. A los enfermos con quienes convivió en un hospital psiquiátrico durante 15 días para poder adentrarse más y escribir con mayor exactitud les denominó “los más desventurados errores de la naturaleza”.

El cerebro humano no está totalmente estudiado y comprendido. Los científicos, psiquiatras y demás profesionales de la salud mental y la conducta hacen esfuerzos denodados por quitar el velo que esconde la causa del sufrimiento, ansiedad, depresión y en muchos casos suicidio o al menos ideas suicidas de muchas personas.

Hoy, me referiré solamente a las y los depredadores humanos: los psicópatas. Se estima que entre el 1 y el 3 por ciento de la población sufre de este trastorno de la personalidad. Es decir, en México, esta cifra puede variar entre 1.25 y 3.5 millones de personas.

Cuando se piensa en ellos, nuestra memoria nos lleva a Hannibal Lecter, el caníbal aquél de la película o a los asesinos seriales.

Lo cierto es que los más comunes son los psicópatas integrados o domésticos y puedes cruzarte a lo largo de la vida ¡hasta con 60 de ellos!; éstos, según el reconocido doctor Iñaki Piñuel, viven entre nosotros, conviven en todas las esferas en las que socializamos; pueden ser tus jefes, hijos, amigos, compañeros de trabajo y, aterradoramente, puede ser tu pareja. No están locos, son humanos sin alma.

Los psicópatas integrados o domésticos tienen como máxima prioridad que su imagen pública sea intachable, inclusive destacada.

Se revelan encantadores ante los demás, pero en lo privado son presuntuosos, arrogantes, insensibles, manipuladores, irritables, y, particularmente carentes de empatía, culpa o remordimiento.

Bajo un plan que todos ellos siguen, igualito, “enganchan” a sus víctimas abrumándolas de amor, mimetizándose con ellas, utilizando sus vulnerabilidades y “almagemelizándose” de tal forma que la víctima se mira a sí mismo en el personaje creado por su psicópata y se enamora enloquecedoramente de ese avatar que nunca fue real y que su creación, como la de Mr. Hyde por el Dr. Jekyll, tiene como fin explotarle, depredarle, abusar y maltratarle hasta llevarlo a la ruina en todos sentidos; emocional, psicológica y económica, por mencionar solo unos cuantos flancos.

La víctima -sin excepción- no tiene la culpa; suelen ser personas buenas, con tendencia a perdonar, a buscar seguir adelante, compasivas y generosas; él o la psicópata las detecta como el tiburón a la sangre.

Convivir afectivamente con un psicópata, dice el Dr. Piñuel, es una de las experiencias más traumáticas de la vida de la víctima, fundamentalmente porque su destrucción de es motivo de profunda alegría para el psicópata, siempre.

Si tienes una relación con alguien que, al principio, muy rápidamente fue absolutamente tu alma gemela y hoy, degradado, humillado, violado del alma, sientes que estás agotado, muerto en vida sabiendo que debes y no puedes dejar a esa persona, busca ayuda especializada, lo peor que puede sucederte es caer en manos de terapeutas inexpertos o ignorantes de este fenómeno denominado AMOR ZERO.

Lee, infórmate sobre las características de un psicópata integrado o doméstico. ¡Huye de él o ella! ¡Corre! Solo otro psicópata es inmune a su maldad.

No se curan nunca…con ningún tipo de terapia o tratamiento, si asisten solo es porque así afinan sus técnicas de destrucción.

Ellos, los depredadores humanos, son los reales renglones torcidos de Dios.

En 1979, Torcuato Luca de Tena publicó una novela con este título. A los enfermos con quienes convivió en un hospital psiquiátrico durante 15 días para poder adentrarse más y escribir con mayor exactitud les denominó “los más desventurados errores de la naturaleza”.

El cerebro humano no está totalmente estudiado y comprendido. Los científicos, psiquiatras y demás profesionales de la salud mental y la conducta hacen esfuerzos denodados por quitar el velo que esconde la causa del sufrimiento, ansiedad, depresión y en muchos casos suicidio o al menos ideas suicidas de muchas personas.

Hoy, me referiré solamente a las y los depredadores humanos: los psicópatas. Se estima que entre el 1 y el 3 por ciento de la población sufre de este trastorno de la personalidad. Es decir, en México, esta cifra puede variar entre 1.25 y 3.5 millones de personas.

Cuando se piensa en ellos, nuestra memoria nos lleva a Hannibal Lecter, el caníbal aquél de la película o a los asesinos seriales.

Lo cierto es que los más comunes son los psicópatas integrados o domésticos y puedes cruzarte a lo largo de la vida ¡hasta con 60 de ellos!; éstos, según el reconocido doctor Iñaki Piñuel, viven entre nosotros, conviven en todas las esferas en las que socializamos; pueden ser tus jefes, hijos, amigos, compañeros de trabajo y, aterradoramente, puede ser tu pareja. No están locos, son humanos sin alma.

Los psicópatas integrados o domésticos tienen como máxima prioridad que su imagen pública sea intachable, inclusive destacada.

Se revelan encantadores ante los demás, pero en lo privado son presuntuosos, arrogantes, insensibles, manipuladores, irritables, y, particularmente carentes de empatía, culpa o remordimiento.

Bajo un plan que todos ellos siguen, igualito, “enganchan” a sus víctimas abrumándolas de amor, mimetizándose con ellas, utilizando sus vulnerabilidades y “almagemelizándose” de tal forma que la víctima se mira a sí mismo en el personaje creado por su psicópata y se enamora enloquecedoramente de ese avatar que nunca fue real y que su creación, como la de Mr. Hyde por el Dr. Jekyll, tiene como fin explotarle, depredarle, abusar y maltratarle hasta llevarlo a la ruina en todos sentidos; emocional, psicológica y económica, por mencionar solo unos cuantos flancos.

La víctima -sin excepción- no tiene la culpa; suelen ser personas buenas, con tendencia a perdonar, a buscar seguir adelante, compasivas y generosas; él o la psicópata las detecta como el tiburón a la sangre.

Convivir afectivamente con un psicópata, dice el Dr. Piñuel, es una de las experiencias más traumáticas de la vida de la víctima, fundamentalmente porque su destrucción de es motivo de profunda alegría para el psicópata, siempre.

Si tienes una relación con alguien que, al principio, muy rápidamente fue absolutamente tu alma gemela y hoy, degradado, humillado, violado del alma, sientes que estás agotado, muerto en vida sabiendo que debes y no puedes dejar a esa persona, busca ayuda especializada, lo peor que puede sucederte es caer en manos de terapeutas inexpertos o ignorantes de este fenómeno denominado AMOR ZERO.

Lee, infórmate sobre las características de un psicópata integrado o doméstico. ¡Huye de él o ella! ¡Corre! Solo otro psicópata es inmune a su maldad.

No se curan nunca…con ningún tipo de terapia o tratamiento, si asisten solo es porque así afinan sus técnicas de destrucción.

Ellos, los depredadores humanos, son los reales renglones torcidos de Dios.