/ viernes 17 de abril de 2020

Lucha contra la pandemia hoy, como ayer…

  • El empresario defiende su tesoro: el capital
  • Al Estado corresponde defender al Capital
  • Humano: su Tesoro.

Hoy como ayer, en la época del régimen cardenista, fueron convocados los mexicanos para coadyuvar en la lucha antivariolosa aplicando vacunas a la población infantil de medio rural porque los médicos que prestaban sus servicios al Estado no eran suficientes para cubrir a la población con la aplicación de la vacuna contra la “viruela negra”, que en esa época todavía se presentaba entre la población tlaxcalteca (y demás regiones del país), por ello el Estado se apoyó en los servicios del magisterio para aplicar el suero en los brazos de miles de infantes. Así, el magisterio fue capacitado para poder aplicar la vacuna, por medio de agujas desinfectadas en alcohol con las que herían la fina piel del brazo infantil donde depositaban una o dos pequeñas gotas de vacuna, la que era vigilada para ver si horas más tarde se convertían en ámpula, lo que demostraba que las defensas se estaban gestando dentro del organismo inoculado.

La característica de la actual epidemia difiere de la que dejaron entre otras enfermedades los españoles de Hernán Cortés la que fue nombrada por tlaxcaltecas como “tlilzahuatl”: viruela negra, misma que después de 200 años efectuado el “regalito” español a las etnias del continente se logró el inicio del combate a la terrible enfermedad también mortal. Si la diferencia de aquélla viral epidemia a la actual es que no tiene externos.

Lo que se hace notar con este ejemplo, es la útil participación masiva del pueblo, para poder alcanzar éxito en el combate contra un mal que aquejaba a la mayoría de los mexicanos. Hoy, como ayer; el parte clínico oficial indica tomar ciertas medidas para poder atenuar los efectos del Covid-19, y para ello se impone aplicar ciertas reglas profilácticas que debe acatar la ciudadanía, el propósito: romper con la cadena de contagio; una vez más, la participación del pueblo es preponderante: “Quedarse en casa”, es más práctico que como en el ayer, recorrer los rincones de nuestra nación bajo agotadoras jornadas con climas extremos.

En la democracia está permitido externar opiniones diferentes respecto a ciertas circunstancias o sucesos actuales en la vida de un pueblo, y ahora se escucha la voz de empresarios, la protesta por la suspensión del trabajo productivo de sus empresas por el motivo poderoso de la pandemia que puede hacer estragos entre la población mexicana, y tiene razón porque tienen derecho a defender su tesoro del que han vivido y lo han participado por medio del trabajo a trabajadores, muy cierto es que al suspender labores lógico: se suspende la producción en detrimento de su capital, en otras palabras: de su tesoro, el cual se niega a perder.

El Estado, al perder ciudadanos consumidos por la epidemia que ahora padecemos, también pierde, porque desaparece su capital humano, éste es el tesoro del Estado (no es el dinero), que debe salvaguardar en contra de todas las vicisitudes que prevalezcan y el Tesoro más valioso es la vida humana, la que siempre ha producido para mejora de la humanidad. Cuando Japón fue derrotado con los impactos de las bombas atómicas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki, mismas que obligaron a la rendición del Imperio, un militar nipón comentó ante Hiroito (el Emperador), la terrible destrucción del país conducido a la miseria y le fue aclarado: “Japón sigue ostentando su tesoro más valioso: sus habitantes”. En efecto el trabajo e ingenio de sus habitantes, ha producido para el mundo tecnología envidiable.

Una gran parte de familias mexicanas está acatando las recomendaciones sanitarias de las autoridades gubernamentales y de científicos propios y extranjeros, actitud responsable y patriótica para poder preservar la salud nacional, ello dará la oportunidad de continuar la lucha cotidiana de la que el pueblo no es ajena y que desgraciadamente ha tenido que soportar indigna imposición de gobierno del pasado.

Una sola petición más, ayudar al que más lo necesita que no tiene que estar lejos, sino puede ser tu vecino, compañero de trabajo, familiar o amigo. México somos todos, somos valientes porque lo hemos demostrado dando solución a grandes retos.

  • El empresario defiende su tesoro: el capital
  • Al Estado corresponde defender al Capital
  • Humano: su Tesoro.

Hoy como ayer, en la época del régimen cardenista, fueron convocados los mexicanos para coadyuvar en la lucha antivariolosa aplicando vacunas a la población infantil de medio rural porque los médicos que prestaban sus servicios al Estado no eran suficientes para cubrir a la población con la aplicación de la vacuna contra la “viruela negra”, que en esa época todavía se presentaba entre la población tlaxcalteca (y demás regiones del país), por ello el Estado se apoyó en los servicios del magisterio para aplicar el suero en los brazos de miles de infantes. Así, el magisterio fue capacitado para poder aplicar la vacuna, por medio de agujas desinfectadas en alcohol con las que herían la fina piel del brazo infantil donde depositaban una o dos pequeñas gotas de vacuna, la que era vigilada para ver si horas más tarde se convertían en ámpula, lo que demostraba que las defensas se estaban gestando dentro del organismo inoculado.

La característica de la actual epidemia difiere de la que dejaron entre otras enfermedades los españoles de Hernán Cortés la que fue nombrada por tlaxcaltecas como “tlilzahuatl”: viruela negra, misma que después de 200 años efectuado el “regalito” español a las etnias del continente se logró el inicio del combate a la terrible enfermedad también mortal. Si la diferencia de aquélla viral epidemia a la actual es que no tiene externos.

Lo que se hace notar con este ejemplo, es la útil participación masiva del pueblo, para poder alcanzar éxito en el combate contra un mal que aquejaba a la mayoría de los mexicanos. Hoy, como ayer; el parte clínico oficial indica tomar ciertas medidas para poder atenuar los efectos del Covid-19, y para ello se impone aplicar ciertas reglas profilácticas que debe acatar la ciudadanía, el propósito: romper con la cadena de contagio; una vez más, la participación del pueblo es preponderante: “Quedarse en casa”, es más práctico que como en el ayer, recorrer los rincones de nuestra nación bajo agotadoras jornadas con climas extremos.

En la democracia está permitido externar opiniones diferentes respecto a ciertas circunstancias o sucesos actuales en la vida de un pueblo, y ahora se escucha la voz de empresarios, la protesta por la suspensión del trabajo productivo de sus empresas por el motivo poderoso de la pandemia que puede hacer estragos entre la población mexicana, y tiene razón porque tienen derecho a defender su tesoro del que han vivido y lo han participado por medio del trabajo a trabajadores, muy cierto es que al suspender labores lógico: se suspende la producción en detrimento de su capital, en otras palabras: de su tesoro, el cual se niega a perder.

El Estado, al perder ciudadanos consumidos por la epidemia que ahora padecemos, también pierde, porque desaparece su capital humano, éste es el tesoro del Estado (no es el dinero), que debe salvaguardar en contra de todas las vicisitudes que prevalezcan y el Tesoro más valioso es la vida humana, la que siempre ha producido para mejora de la humanidad. Cuando Japón fue derrotado con los impactos de las bombas atómicas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki, mismas que obligaron a la rendición del Imperio, un militar nipón comentó ante Hiroito (el Emperador), la terrible destrucción del país conducido a la miseria y le fue aclarado: “Japón sigue ostentando su tesoro más valioso: sus habitantes”. En efecto el trabajo e ingenio de sus habitantes, ha producido para el mundo tecnología envidiable.

Una gran parte de familias mexicanas está acatando las recomendaciones sanitarias de las autoridades gubernamentales y de científicos propios y extranjeros, actitud responsable y patriótica para poder preservar la salud nacional, ello dará la oportunidad de continuar la lucha cotidiana de la que el pueblo no es ajena y que desgraciadamente ha tenido que soportar indigna imposición de gobierno del pasado.

Una sola petición más, ayudar al que más lo necesita que no tiene que estar lejos, sino puede ser tu vecino, compañero de trabajo, familiar o amigo. México somos todos, somos valientes porque lo hemos demostrado dando solución a grandes retos.