/ viernes 27 de abril de 2018

Mis tres amigos y el debate

Ni la utilidad de mentir es sólida, ni el mal de la verdad perjudica mucho tiempo.

Juan Luis Vives

Atajándome de la lluvia me encontraba en el portal “chico”, esperando la oportunidad para llegar al lugar de reunión con mis amigos, mientras tanto, miraba como se humedecían las plantas y los árboles del jardín central, dicho de otra manera, del parque de la capital, mientras la gente disfrutaba del ambiente, incluso había algunos que no les importaba mojarse, otros, más precavidos con paraguas en mano, caminaban sin preocupación. Sin duda, la sabia naturaleza, con esas manifestaciones, nos regalaba uno de los elementos esenciales para la vida: el agua, y en su mensaje nos convoca para ser los mejores cuidadores de nuestro planeta; pero en esas elucubraciones filosóficas no me percaté que mi amigo, el del reclamo constante, se encontraba al lado mío. No sé qué pienses -dijo- pero casi estoy seguro, es la nostalgia de recordar cómo jugábamos cuando niños, en este tipo de circunstancias, ahí justo cerca del kiosco hablaba en el momento en que lo señalaba, seguramente un lugar por donde muchas generaciones tendrán un parecido recuerdo.

Terminado el comentario y abrazándolo por el hombro, nos encaminamos al centro de reuniones para encontrarnos con el resto de los camaradas; como la distancia era poca llegamos rápidamente, al entrar al negocio nos dimos cuenta que el amigo de la bonanza se encontraba en ameno comentario con algunos parroquianos que en ese momento también se encontraban degustando de lo que ahí se ofrecía.

Al notar nuestra presencia abandonó su perorata y con los brazos extendidos llegó a nuestro encuentro, qué bueno que llegaron, decía al tiempo que separaba las sillas de la mesa para ofrecernos el lugar, estoy muy contento -prosiguió- y no es para menos, el reciente debate de los candidatos presidenciales fue todo un éxito, donde mi favorito fue el ganador…

Espera un momento -lo interrumpieron-, tan emocionado estás que ni siquiera te has dado cuenta de que falta el amigo más respetable del grupo, por favor, esperémoslo y luego sigues con tu apasionado comentario. Quien lo dijo emitió una sonrisa burlona, como si hubiera sido invocado hizo su arribo el referido, saludando con su cortesía acostumbrada a cada uno de mano y con un fuerte abrazo, después de eso ya todos instalados y aprovechando la pausa solicitamos se nos sirviera nuestra taza de aromático y delicioso café.

Inmediatamente, el interrumpido se apropió una vez más de la palabra y dirigiéndose al recién llegado dijo: les externaba mi beneplácito del triunfo obtenido por mi candidato en el pasado debate y sobre todo mi felicidad por saber que, de seguir así, el triunfo será inminente.

No sé de quién hablas, pero la verdad, para mí, la convocatoria para ver esa discusión sin mucho sentido, fue la morbosidad, esperaba ver otra hermosa edecán, repartiendo preguntas a los panelistas y sonrisas a los espectadores, ni qué decir de su figura, fue toda la atracción de hace seis años, me inspiraba esa imagen más que los ataques, denostaciones y falsedades de los integrantes de ese foro, para muchos, una novela más de este proceso electoral.

Refutando al de la voz -comentó-, te equivocas mi ínclito amigo, tus comentarios son evidencia de tu ignorancia, el sistema político actual es una manifestación de bienestar colectivo, por eso afirmo categóricamente que el debate lo ganaron mis “candidatos” perdón, mi candidato.

Cuando los ánimos se hubieron calmado, intervino el amigo de la prudencia y sensatez, parece algo muy trivial este asunto -dijo en tanto se acariciaba la barbilla-, entre el cometario en apariencia burlón se esconde el sentir de muchos; este tipo de eventos atrae el morbo y la crítica, por un lado la irreverencia total de los contendientes al sacar a relucir todo aquello que le ha hecho daño al pueblo, no se puede negar que ninguno de los panelistas tienen lo diáfano del aire y lo cristalino del agua. Lo malo es que cuando se exhiben públicamente, además de denigrar su personalidad, también lo hacen con nuestro deteriorado sistema de gobierno, para mí el debate no tiene ganador porque lo parcializan los intereses personales; el debate pasado y el que sigue, efectivamente tendrá un ganador, pero no será la opinión publica quien lo determine, sino la voluntad del pueblo a través del voto… ahí se verá quién tiene la razón y quién fue el auténtico ganador.

También es cierto que la gente tiene ya su decisión, una decisión basada en una realidad tangible, la tecnología, a pesar de otros medios informativos, dígase prensa y televisión, han sido rebasados de tal manera que ni los apologistas la han podido contener, el futuro cada día que pasa es menos incierto, la postura con base a las particulares posiciones de la gente ha sido asumida desde ahora, por eso también creo que ya de nada sirven más debates y derroche de propaganda, mejor las millonarias cantidades destinadas para esos fines debería ser distribuida en programas para bien del pueblo.

Hay muchas cosas que distinguir o comparar -prosiguió con la palabra el amigo de la cordura- la historia se ha encargado de hacer lo suyo, el pasado reciente y unas décadas más atrás, le posibilitaran al electorado su tendencia al voto, finalmente secreto, por eso ya no se hace tan evidente el voto corporativo, ahora habrá un voto bien definido, de acuerdo a la capacidad política de los contendientes, sin atender mucho su respaldo partidista, por todo esto y otras tantas cosas, ciertamente con seguridad se modificaran las tendencias y estadísticas, las encuestas ya no serán tan importantes y los debates solo serán una justificación más para cumplir con las normas respectivas.

Para evitar otra confrontación en las ideas propuse terminar con los comentarios de la tarde e invitar a mis amigos una nueva taza de café.

Ni la utilidad de mentir es sólida, ni el mal de la verdad perjudica mucho tiempo.

Juan Luis Vives

Atajándome de la lluvia me encontraba en el portal “chico”, esperando la oportunidad para llegar al lugar de reunión con mis amigos, mientras tanto, miraba como se humedecían las plantas y los árboles del jardín central, dicho de otra manera, del parque de la capital, mientras la gente disfrutaba del ambiente, incluso había algunos que no les importaba mojarse, otros, más precavidos con paraguas en mano, caminaban sin preocupación. Sin duda, la sabia naturaleza, con esas manifestaciones, nos regalaba uno de los elementos esenciales para la vida: el agua, y en su mensaje nos convoca para ser los mejores cuidadores de nuestro planeta; pero en esas elucubraciones filosóficas no me percaté que mi amigo, el del reclamo constante, se encontraba al lado mío. No sé qué pienses -dijo- pero casi estoy seguro, es la nostalgia de recordar cómo jugábamos cuando niños, en este tipo de circunstancias, ahí justo cerca del kiosco hablaba en el momento en que lo señalaba, seguramente un lugar por donde muchas generaciones tendrán un parecido recuerdo.

Terminado el comentario y abrazándolo por el hombro, nos encaminamos al centro de reuniones para encontrarnos con el resto de los camaradas; como la distancia era poca llegamos rápidamente, al entrar al negocio nos dimos cuenta que el amigo de la bonanza se encontraba en ameno comentario con algunos parroquianos que en ese momento también se encontraban degustando de lo que ahí se ofrecía.

Al notar nuestra presencia abandonó su perorata y con los brazos extendidos llegó a nuestro encuentro, qué bueno que llegaron, decía al tiempo que separaba las sillas de la mesa para ofrecernos el lugar, estoy muy contento -prosiguió- y no es para menos, el reciente debate de los candidatos presidenciales fue todo un éxito, donde mi favorito fue el ganador…

Espera un momento -lo interrumpieron-, tan emocionado estás que ni siquiera te has dado cuenta de que falta el amigo más respetable del grupo, por favor, esperémoslo y luego sigues con tu apasionado comentario. Quien lo dijo emitió una sonrisa burlona, como si hubiera sido invocado hizo su arribo el referido, saludando con su cortesía acostumbrada a cada uno de mano y con un fuerte abrazo, después de eso ya todos instalados y aprovechando la pausa solicitamos se nos sirviera nuestra taza de aromático y delicioso café.

Inmediatamente, el interrumpido se apropió una vez más de la palabra y dirigiéndose al recién llegado dijo: les externaba mi beneplácito del triunfo obtenido por mi candidato en el pasado debate y sobre todo mi felicidad por saber que, de seguir así, el triunfo será inminente.

No sé de quién hablas, pero la verdad, para mí, la convocatoria para ver esa discusión sin mucho sentido, fue la morbosidad, esperaba ver otra hermosa edecán, repartiendo preguntas a los panelistas y sonrisas a los espectadores, ni qué decir de su figura, fue toda la atracción de hace seis años, me inspiraba esa imagen más que los ataques, denostaciones y falsedades de los integrantes de ese foro, para muchos, una novela más de este proceso electoral.

Refutando al de la voz -comentó-, te equivocas mi ínclito amigo, tus comentarios son evidencia de tu ignorancia, el sistema político actual es una manifestación de bienestar colectivo, por eso afirmo categóricamente que el debate lo ganaron mis “candidatos” perdón, mi candidato.

Cuando los ánimos se hubieron calmado, intervino el amigo de la prudencia y sensatez, parece algo muy trivial este asunto -dijo en tanto se acariciaba la barbilla-, entre el cometario en apariencia burlón se esconde el sentir de muchos; este tipo de eventos atrae el morbo y la crítica, por un lado la irreverencia total de los contendientes al sacar a relucir todo aquello que le ha hecho daño al pueblo, no se puede negar que ninguno de los panelistas tienen lo diáfano del aire y lo cristalino del agua. Lo malo es que cuando se exhiben públicamente, además de denigrar su personalidad, también lo hacen con nuestro deteriorado sistema de gobierno, para mí el debate no tiene ganador porque lo parcializan los intereses personales; el debate pasado y el que sigue, efectivamente tendrá un ganador, pero no será la opinión publica quien lo determine, sino la voluntad del pueblo a través del voto… ahí se verá quién tiene la razón y quién fue el auténtico ganador.

También es cierto que la gente tiene ya su decisión, una decisión basada en una realidad tangible, la tecnología, a pesar de otros medios informativos, dígase prensa y televisión, han sido rebasados de tal manera que ni los apologistas la han podido contener, el futuro cada día que pasa es menos incierto, la postura con base a las particulares posiciones de la gente ha sido asumida desde ahora, por eso también creo que ya de nada sirven más debates y derroche de propaganda, mejor las millonarias cantidades destinadas para esos fines debería ser distribuida en programas para bien del pueblo.

Hay muchas cosas que distinguir o comparar -prosiguió con la palabra el amigo de la cordura- la historia se ha encargado de hacer lo suyo, el pasado reciente y unas décadas más atrás, le posibilitaran al electorado su tendencia al voto, finalmente secreto, por eso ya no se hace tan evidente el voto corporativo, ahora habrá un voto bien definido, de acuerdo a la capacidad política de los contendientes, sin atender mucho su respaldo partidista, por todo esto y otras tantas cosas, ciertamente con seguridad se modificaran las tendencias y estadísticas, las encuestas ya no serán tan importantes y los debates solo serán una justificación más para cumplir con las normas respectivas.

Para evitar otra confrontación en las ideas propuse terminar con los comentarios de la tarde e invitar a mis amigos una nueva taza de café.