/ martes 12 de abril de 2022

Mujeres que saben latín | La sufragista del Mayab

Uno de los derechos políticos más importantes de los mexicanos es el de votar y ser votado. Pese a que el primer país del mundo, Nueva Zelanda, otorgó a las mujeres el voto en 1893; en México, las mujeres obtuvieron este derecho hasta 1953.

Detrás de esta conquista se encuentra una mujer que trabajó arduamente para que las mexicanas pudieran incidir en la vida política del país.

Elvia Carrillo Puerto nació el 30 de enero de 1881 (otras fuentes señalan que fue el 6 de diciembre de 1978) en la ciudad yucateca de Motul. Fue la sexta hija de Adela Puerto Solís y Justiniano Carrillo Pasos. Cuando era pequeña asistió a una escuela de obreros, gracias a ello se dio cuenta de las diferencias sociales que existían en el porfiriato. Fue alumna de la poetisa Rita Cetina Gutiérrez, quien fundó la primera escuela secundaria de Mérida, así como la organización feminista “Siempre viva”.

Carrillo Puerto se casó a los 13 años, una década después enviudó. Este trágico hecho le permitió trabajar por sí misma, podemos decir que se “emancipó”.

En 1912 fundó la “Liga feminista campesina Rita Cetina”, desde ahí luchó arduamente por los derechos femeninos. En 1922, su hermano Felipe Carrillo Puerto fue elegido gobernador de Yucatán, gracias a ello, su causa fue más visible, de hecho, un años después fue elegida diputada municipal junto con Beatriz Peniche y Raquel Císero, siendo de las primeras mujeres en ocupar un cargo político en México (un año antes Rosa Torres se convirtió en la primera regidora de Mérida).

El voto a la mujer parecía ser un hecho, sin embargo, después del asesinato de su hermano, Elvia y sus compañeras tuvieron que renunciar al cargo y huir por las amenazas de muerte.

Elvia Carrillo Puerto se instaló en la Ciudad de México y siguió trabajando para lograr a nivel nacional el voto femenino. Falleció en ese lugar a la edad de 90 años.

Gracias a ella, hoy la voz de las mujeres se escucha en las urnas.

Uno de los derechos políticos más importantes de los mexicanos es el de votar y ser votado. Pese a que el primer país del mundo, Nueva Zelanda, otorgó a las mujeres el voto en 1893; en México, las mujeres obtuvieron este derecho hasta 1953.

Detrás de esta conquista se encuentra una mujer que trabajó arduamente para que las mexicanas pudieran incidir en la vida política del país.

Elvia Carrillo Puerto nació el 30 de enero de 1881 (otras fuentes señalan que fue el 6 de diciembre de 1978) en la ciudad yucateca de Motul. Fue la sexta hija de Adela Puerto Solís y Justiniano Carrillo Pasos. Cuando era pequeña asistió a una escuela de obreros, gracias a ello se dio cuenta de las diferencias sociales que existían en el porfiriato. Fue alumna de la poetisa Rita Cetina Gutiérrez, quien fundó la primera escuela secundaria de Mérida, así como la organización feminista “Siempre viva”.

Carrillo Puerto se casó a los 13 años, una década después enviudó. Este trágico hecho le permitió trabajar por sí misma, podemos decir que se “emancipó”.

En 1912 fundó la “Liga feminista campesina Rita Cetina”, desde ahí luchó arduamente por los derechos femeninos. En 1922, su hermano Felipe Carrillo Puerto fue elegido gobernador de Yucatán, gracias a ello, su causa fue más visible, de hecho, un años después fue elegida diputada municipal junto con Beatriz Peniche y Raquel Císero, siendo de las primeras mujeres en ocupar un cargo político en México (un año antes Rosa Torres se convirtió en la primera regidora de Mérida).

El voto a la mujer parecía ser un hecho, sin embargo, después del asesinato de su hermano, Elvia y sus compañeras tuvieron que renunciar al cargo y huir por las amenazas de muerte.

Elvia Carrillo Puerto se instaló en la Ciudad de México y siguió trabajando para lograr a nivel nacional el voto femenino. Falleció en ese lugar a la edad de 90 años.

Gracias a ella, hoy la voz de las mujeres se escucha en las urnas.