/ miércoles 8 de diciembre de 2021

Nada Personal | “Góber caprichoso“

Si los vecinos poblanos tuvieron en su historia reciente a su “góber precioso’, los tlaxcaltecas no nos quedamos atrás al contar con nuestro ‘góber caprichoso’.

A 11 años de distancia, queda demostrado que el exgobernador Mariano González Zarur como abogado es buen ganadero.

Reza el refrán popular que “lo barato sale caro” y, sin duda, así fue al decidir el exmandatario priista -autodenominado como “el último de los mohicanos”- irse a pleito legal en varios asuntos heredados por su antecesor y archienemigo político, Héctor Israel Ortiz Ortiz.

En un afán por opacar los avances que tuvo la entidad con la administración ‘orticista’, el ‘marianismo’ decidió cancelar proyectos como la Plaza Bicentenario, el Puerto Seco, la Central de Abastos y las 16 patentes notariales asignadas unas semanas antes de dejar el cargo para favorecer a los hijos de sus ‘cuates’ e incondicionales.

Si bien los argumentos para cancelarlos fueron buenos en su momento, pues a todas esos proyectos olían a corrupción, el planteamiento legal fue erróneo y las consecuencias las pagamos todos los tlaxcaltecas.

Con la decisión 'marianista', millones de pesos invertidos en la Plaza Bicentenario se fueron a la basura al quedar por años como “elefante blanco”, hasta su reciente remodelación para un plantel educativo, la cual nuevamente requirió una millonaria inversión.

Del Puerto Seco jamás se volvió a conocer, pese a la inversión para su proyección y las 16 patentes de notario fueron regresadas a sus beneficiarios por el gobernador Marco Antonio Mena, casi seis años después de la cancelación.

Así, el único tema pendiente era la Central de Abastos, proyecto al que el gobierno de Marco Antonio Mena jamás le quiso entrar y cuyo problema heredó a la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros.

Pero vamos por partes: con la cancelación del proyecto por parte del “caprichoso” Mariano González Zarur, las empresas encargadas de la ejecución de la obra demandaron al gobierno estatal y reclamaron la indemnización de 320 millones de pesos, montó que con el paso de 11 años convirtió la deuda en más del doble.

En 2019 la autoridad jurisdiccional dictó sentencia definitiva y condenó a la administración estatal a pagar 680 millones de pesos, más intereses e IVA. Y pese a interponer en octubre de ese mismo año un recurso de revisión ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la última instancia judicial dio como plazo el 22 de septiembre de 2021 para resolverse.

EL CONVENIO

Entre las actividades que habrá de presumir la gobernadora a casi 100 días de gobierno en su mensaje del próximo 13 de diciembre, es que logró un convenio judicial para recuperar el proyecto de la Central de Abastos de Xaltocan, al negociar el pago de 250 millones de pesos y la adquisición absoluta de toda la obra en un predio de 14.8 hectáreas.

De esta forma concluye el litigio iniciado en 2010 con las empresas Díaz Gayosso Construcciones y Proyectos, Orión Global Group y Alpha Central de Abastos Tlaxcala.

Por cierto, si alguien resulta ganador con este acuerdo es Jesús Luévano Escalona, empresario y exsecretario de Desarrollo Económico del gobierno de Héctor Ortiz Ortiz, al pasar de funcionario a constructor del proyecto, como ocurrió en muchas obras más, pero esa es otra historia.

Fue así que en tres meses de gobierno, Cuéllar Cisneros resolvió lo que el ‘Góber caprichoso’ Mariano González y su antecesor Marco Mena no pudieron hacer en más de 10 años de administración priista, pero no solo eso, sino que el proyecto será una realidad para beneficio del campo tlaxcalteca.

“PRESIDENTITO”

En Chiautempan crece cada día más la figura de Juan Carlos Jiménez como el “presidentito” municipal.

Resulta que aunque su padre, Gustavo Jiménez Romero, fue quien estuvo en la boleta del 6 de junio, el que en realidad toma las decisiones es su vástago.

Si no me creen, pregúntenle a cualquiera de los directores de área del gobierno morenista de Chiautempan que ya no soportan a su verdadero “jefe”, pero por necesidad y muy poca dignidad se aferran a seguir siendo ninguneados por Juan Carlos Jiménez, a quien algunas personas casi casi le deben pedir permiso hasta para ir al sanitario.

A todo esto, se sabe que fue el hijo del alcalde chiautempense quien ordenó no pagarle una quincena a la mayoría de empleados de confianza para que pagara una deuda que contrajo en tiempos de campaña con un agiotista de los rumbos de la colonia El Alto. ¿Será?

Habrá que esperar a ver si en el informe de los 100 días de gobierno es el hijo, y no el papá, quien termina dando el discurso y repartiendo abrazos y los aguinaldos.

Si los vecinos poblanos tuvieron en su historia reciente a su “góber precioso’, los tlaxcaltecas no nos quedamos atrás al contar con nuestro ‘góber caprichoso’.

A 11 años de distancia, queda demostrado que el exgobernador Mariano González Zarur como abogado es buen ganadero.

Reza el refrán popular que “lo barato sale caro” y, sin duda, así fue al decidir el exmandatario priista -autodenominado como “el último de los mohicanos”- irse a pleito legal en varios asuntos heredados por su antecesor y archienemigo político, Héctor Israel Ortiz Ortiz.

En un afán por opacar los avances que tuvo la entidad con la administración ‘orticista’, el ‘marianismo’ decidió cancelar proyectos como la Plaza Bicentenario, el Puerto Seco, la Central de Abastos y las 16 patentes notariales asignadas unas semanas antes de dejar el cargo para favorecer a los hijos de sus ‘cuates’ e incondicionales.

Si bien los argumentos para cancelarlos fueron buenos en su momento, pues a todas esos proyectos olían a corrupción, el planteamiento legal fue erróneo y las consecuencias las pagamos todos los tlaxcaltecas.

Con la decisión 'marianista', millones de pesos invertidos en la Plaza Bicentenario se fueron a la basura al quedar por años como “elefante blanco”, hasta su reciente remodelación para un plantel educativo, la cual nuevamente requirió una millonaria inversión.

Del Puerto Seco jamás se volvió a conocer, pese a la inversión para su proyección y las 16 patentes de notario fueron regresadas a sus beneficiarios por el gobernador Marco Antonio Mena, casi seis años después de la cancelación.

Así, el único tema pendiente era la Central de Abastos, proyecto al que el gobierno de Marco Antonio Mena jamás le quiso entrar y cuyo problema heredó a la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros.

Pero vamos por partes: con la cancelación del proyecto por parte del “caprichoso” Mariano González Zarur, las empresas encargadas de la ejecución de la obra demandaron al gobierno estatal y reclamaron la indemnización de 320 millones de pesos, montó que con el paso de 11 años convirtió la deuda en más del doble.

En 2019 la autoridad jurisdiccional dictó sentencia definitiva y condenó a la administración estatal a pagar 680 millones de pesos, más intereses e IVA. Y pese a interponer en octubre de ese mismo año un recurso de revisión ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la última instancia judicial dio como plazo el 22 de septiembre de 2021 para resolverse.

EL CONVENIO

Entre las actividades que habrá de presumir la gobernadora a casi 100 días de gobierno en su mensaje del próximo 13 de diciembre, es que logró un convenio judicial para recuperar el proyecto de la Central de Abastos de Xaltocan, al negociar el pago de 250 millones de pesos y la adquisición absoluta de toda la obra en un predio de 14.8 hectáreas.

De esta forma concluye el litigio iniciado en 2010 con las empresas Díaz Gayosso Construcciones y Proyectos, Orión Global Group y Alpha Central de Abastos Tlaxcala.

Por cierto, si alguien resulta ganador con este acuerdo es Jesús Luévano Escalona, empresario y exsecretario de Desarrollo Económico del gobierno de Héctor Ortiz Ortiz, al pasar de funcionario a constructor del proyecto, como ocurrió en muchas obras más, pero esa es otra historia.

Fue así que en tres meses de gobierno, Cuéllar Cisneros resolvió lo que el ‘Góber caprichoso’ Mariano González y su antecesor Marco Mena no pudieron hacer en más de 10 años de administración priista, pero no solo eso, sino que el proyecto será una realidad para beneficio del campo tlaxcalteca.

“PRESIDENTITO”

En Chiautempan crece cada día más la figura de Juan Carlos Jiménez como el “presidentito” municipal.

Resulta que aunque su padre, Gustavo Jiménez Romero, fue quien estuvo en la boleta del 6 de junio, el que en realidad toma las decisiones es su vástago.

Si no me creen, pregúntenle a cualquiera de los directores de área del gobierno morenista de Chiautempan que ya no soportan a su verdadero “jefe”, pero por necesidad y muy poca dignidad se aferran a seguir siendo ninguneados por Juan Carlos Jiménez, a quien algunas personas casi casi le deben pedir permiso hasta para ir al sanitario.

A todo esto, se sabe que fue el hijo del alcalde chiautempense quien ordenó no pagarle una quincena a la mayoría de empleados de confianza para que pagara una deuda que contrajo en tiempos de campaña con un agiotista de los rumbos de la colonia El Alto. ¿Será?

Habrá que esperar a ver si en el informe de los 100 días de gobierno es el hijo, y no el papá, quien termina dando el discurso y repartiendo abrazos y los aguinaldos.