/ lunes 11 de octubre de 2021

Nada Personal | Muros e ignominia

Grandes o pequeños, los muros siempre serán una imagen viva de la ignominia. Pero, ¿qué es la ignominia? Según la Real Academia Española, se traduce como: afrenta pública u ofensa grave que sufre el honor o la dignidad de una persona.

Y justo eso hicieron diputados tlaxcaltecas de la efímera 62 Legislatura al avalar construir dos muros so pretexto de la remodelación de la sede del Congreso del Estado, a finales de 2017 y principios de 2018.

Mariano González Aguirre, actual diputado federal plurinominal priista, fue el artífice en coordinación con el candidato derrotado al Poder Ejecutivo, Juan Carlos Sánchez García (“Saga” para sus ‘cuates’).

En aquel entonces, ambos legisladores avalaron que la costosa remodelación de la “casa del pueblo”, que superó los 21 millones de pesos a favor de una empresa poblana, incluyera dos muros que limitaran el paso de los visitantes del Salón de Plenos hacia los pasillos que dirigen a las oficinas.

El argumento de los entonces “dueños del Congreso”, fue tener mayor control en el acceso de las personas y hasta declararon que para frenar presuntos robos, de los cuales nunca se evidenció una denuncia penal.

Empero, el objetivo de fondo claramente era limitar el acceso de los ciudadanos a sus cubículos, a manera de no darle la cara a sus representados y evadir decenas de peticiones económicas de apoyo mediante el rubro de gestión legislativa.

No solo eso, generaron una distinción de ciudadanos “de primera” y “de segunda”, pues mientras los legisladores ingresaban por el área de estacionamiento y por la calle Primero de Mayo, el resto de personas debía hacerlo por la avenida Lardizábal y, solo si lo autorizaba el personal de la oficina del diputado a visitar, se les permitía el acceso.

El caso de los reporteros resultó más penoso, pues debían programar con varios días de anticipación alguna entrevista y, en muchas ocasiones, eso limitó su trabajo periodístico.

Esa situación generó que el 29 de junio de 2018, el reportero Juan Ramón Nava Flores rechazara la presea “Miguel N. Lira”, que cada 1 de julio entrega el Congreso del Estado al mérito periodístico, en solidaridad con sus compañeros que cubren la fuente del Poder Legislativo y con el gremio en su conjunto.

Palabras más, palabras menos, en esa ocasión Nava Flores expuso que: tratar de degradar a la prensa no hace otra cosa más que matar una parte de la sociedad, lo cual no podía permitir al priorizar sus ideales y valores.

Mi apoyo está con mi compañeros porque al final hemos visto ir y venir a funcionarios y nosotros seguimos acá, expuso en aquel entonces el extinto periodista.

EL DERRIBO

Coincidencia o destino, en el marco del tercer aniversario luctuoso del compañero periodista Juan Ramón Nava, diputados locales decidieron derribar los “muros de la ignominia”.

Aunque varios legisladores actuales han tratado de colgarse la medalla de esta acción para quedar bien con la prensa, lo cierto es que el sismo del pasado 7 de septiembre fue detonante para que los muros del Congreso fueran retirados.

Y es que quienes en esa noche se encontraban en las oficinas que lindan con la calle Primero de Mayo, entre ellos la diputada Alejandra Ramírez Ortiz, entraron en desesperación al tratar de ponerse a salvo y toparse con un muro, lo que los obligó a subir escaleras hacia el segundo piso, cruzar el pasillo central y volver a descender para salir por el acceso de Lardizábal.

Con el retiro de los muros –con un costo de 4 mil 500 pesos- se da por concluida una “etapa negra” del Poder Legislativo al ya no existir un acceso diferenciado; no obstante, coincido con el diputado morenista Jorge Caballero Román, quien sostiene que la decisión “no es para celebrar y sí para reflexionar”, porque una cosa es retirar la barrera física y otra, muy distinta, abrirse al escrutinio público y a la transparencia.

Por cierto, a su ingreso a la 63 Legislatura, el diputado Miguel Ángel Covarrubias se comprometió a derribar esos muros, pero fiel a su costumbre, incumplió con su palabra, por lo que tuvo que ser la actual 64 Legislatura, con Rubén Terán Águila a la cabeza, la que finalmente tomara decididamente esa iniciativa.

Grandes o pequeños, los muros siempre serán una imagen viva de la ignominia. Pero, ¿qué es la ignominia? Según la Real Academia Española, se traduce como: afrenta pública u ofensa grave que sufre el honor o la dignidad de una persona.

Y justo eso hicieron diputados tlaxcaltecas de la efímera 62 Legislatura al avalar construir dos muros so pretexto de la remodelación de la sede del Congreso del Estado, a finales de 2017 y principios de 2018.

Mariano González Aguirre, actual diputado federal plurinominal priista, fue el artífice en coordinación con el candidato derrotado al Poder Ejecutivo, Juan Carlos Sánchez García (“Saga” para sus ‘cuates’).

En aquel entonces, ambos legisladores avalaron que la costosa remodelación de la “casa del pueblo”, que superó los 21 millones de pesos a favor de una empresa poblana, incluyera dos muros que limitaran el paso de los visitantes del Salón de Plenos hacia los pasillos que dirigen a las oficinas.

El argumento de los entonces “dueños del Congreso”, fue tener mayor control en el acceso de las personas y hasta declararon que para frenar presuntos robos, de los cuales nunca se evidenció una denuncia penal.

Empero, el objetivo de fondo claramente era limitar el acceso de los ciudadanos a sus cubículos, a manera de no darle la cara a sus representados y evadir decenas de peticiones económicas de apoyo mediante el rubro de gestión legislativa.

No solo eso, generaron una distinción de ciudadanos “de primera” y “de segunda”, pues mientras los legisladores ingresaban por el área de estacionamiento y por la calle Primero de Mayo, el resto de personas debía hacerlo por la avenida Lardizábal y, solo si lo autorizaba el personal de la oficina del diputado a visitar, se les permitía el acceso.

El caso de los reporteros resultó más penoso, pues debían programar con varios días de anticipación alguna entrevista y, en muchas ocasiones, eso limitó su trabajo periodístico.

Esa situación generó que el 29 de junio de 2018, el reportero Juan Ramón Nava Flores rechazara la presea “Miguel N. Lira”, que cada 1 de julio entrega el Congreso del Estado al mérito periodístico, en solidaridad con sus compañeros que cubren la fuente del Poder Legislativo y con el gremio en su conjunto.

Palabras más, palabras menos, en esa ocasión Nava Flores expuso que: tratar de degradar a la prensa no hace otra cosa más que matar una parte de la sociedad, lo cual no podía permitir al priorizar sus ideales y valores.

Mi apoyo está con mi compañeros porque al final hemos visto ir y venir a funcionarios y nosotros seguimos acá, expuso en aquel entonces el extinto periodista.

EL DERRIBO

Coincidencia o destino, en el marco del tercer aniversario luctuoso del compañero periodista Juan Ramón Nava, diputados locales decidieron derribar los “muros de la ignominia”.

Aunque varios legisladores actuales han tratado de colgarse la medalla de esta acción para quedar bien con la prensa, lo cierto es que el sismo del pasado 7 de septiembre fue detonante para que los muros del Congreso fueran retirados.

Y es que quienes en esa noche se encontraban en las oficinas que lindan con la calle Primero de Mayo, entre ellos la diputada Alejandra Ramírez Ortiz, entraron en desesperación al tratar de ponerse a salvo y toparse con un muro, lo que los obligó a subir escaleras hacia el segundo piso, cruzar el pasillo central y volver a descender para salir por el acceso de Lardizábal.

Con el retiro de los muros –con un costo de 4 mil 500 pesos- se da por concluida una “etapa negra” del Poder Legislativo al ya no existir un acceso diferenciado; no obstante, coincido con el diputado morenista Jorge Caballero Román, quien sostiene que la decisión “no es para celebrar y sí para reflexionar”, porque una cosa es retirar la barrera física y otra, muy distinta, abrirse al escrutinio público y a la transparencia.

Por cierto, a su ingreso a la 63 Legislatura, el diputado Miguel Ángel Covarrubias se comprometió a derribar esos muros, pero fiel a su costumbre, incumplió con su palabra, por lo que tuvo que ser la actual 64 Legislatura, con Rubén Terán Águila a la cabeza, la que finalmente tomara decididamente esa iniciativa.