/ lunes 11 de enero de 2021

Nada Personal | Pacto de civilidad

Si algo queda claro es que los políticos tlaxcaltecas no confían en la ley… ni en su propia sombra.

Y por eso recurren a modelos caducos, como la firma de un “pacto de civilidad”, a manera de tenerse bien vigilados y ‘lavarse las manos’ en caso de agredirse por debajo de la mesa.

Es inaudito que en plena tercera década del Siglo XXI, a los partidos políticos y aspirantes en general a un cargo de elección popular no les parezcan suficientes la Constitución y los códigos electorales para regular su conducta. Si por mera curiosidad alguno de ellos leyera un poco la legislación electoral, se daría cuenta que los “pactos de civilidad” salen sobrando, pues las reglas del juego son claras.

No denostar a candidatos; no utilizar recursos ni programas públicos a su favor; no hacer actos anticipados de campaña; no colocar propaganda en lugares prohibidos; no usar espectaculares irregulares; no excederse en los topes de gasto de campaña; no recibir dinero privado o del crimen organizado y un largo etcétera se puede encontrar en la ley vigente.

¿Entonces para qué necesitan los partidos y candidatos “pactos de civilidad”? Si con solo respetar las leyes podrían competir en igualdad de circunstancias.

Posiblemente la respuesta a esa pregunta es que a los mexicanos nos gusta burlar la ley al asumir una conducta mañosa y tramposa, pero eso sí, muy ingeniosa.

Tal vez por eso el reciente “pacto de civilidad” de Anabell Ávalos y Minerva Hernández, al que se sumó el de los aspirantes a la alcaldía capitalina, entre ellos Héctor Martínez “Panu” y Antonio Carvajal, se vea como hazaña en vez de algo ridículo.

Aunque basta echar un vistazo a los perfiles en redes sociales de los aspirantes para ver cómo sus equipos de campaña se agreden con sus adversarios. ¿Ahí la civilidad no aplica?

SALUD

Hoy más que nunca está demostrado que la salud es lo más importante. Todos tenemos al menos un conocido, amigo o familiar que ha fallecido por Covid-19.

El “horno no está para bollos” y por eso resultan atinadas las medidas del Consejo Estatal de Salud, aplicables del 11 al 31 de enero, aunque un tanto desfasadas pues hubieran sido de mayor utilidad durante las fiestas de diciembre.

En los equipos de las más visibles aspirantes al gobierno de Tlaxcala han iniciado las bajas. El exalcalde capitalino, Cesáreo Teroba Lara, del lado de Anabell Ávalos, murió la noche del sábado, mientras que Mónica Rodríguez, colaboradora muy cercana de Lorena Cuéllar, también falleció horas antes.

Ojalá la clase política tlaxcalteca entienda que si bien el presente proceso electoral es importante, la salud de la gente a la que quieren gobernar lo es mucho más.

Si algo queda claro es que los políticos tlaxcaltecas no confían en la ley… ni en su propia sombra.

Y por eso recurren a modelos caducos, como la firma de un “pacto de civilidad”, a manera de tenerse bien vigilados y ‘lavarse las manos’ en caso de agredirse por debajo de la mesa.

Es inaudito que en plena tercera década del Siglo XXI, a los partidos políticos y aspirantes en general a un cargo de elección popular no les parezcan suficientes la Constitución y los códigos electorales para regular su conducta. Si por mera curiosidad alguno de ellos leyera un poco la legislación electoral, se daría cuenta que los “pactos de civilidad” salen sobrando, pues las reglas del juego son claras.

No denostar a candidatos; no utilizar recursos ni programas públicos a su favor; no hacer actos anticipados de campaña; no colocar propaganda en lugares prohibidos; no usar espectaculares irregulares; no excederse en los topes de gasto de campaña; no recibir dinero privado o del crimen organizado y un largo etcétera se puede encontrar en la ley vigente.

¿Entonces para qué necesitan los partidos y candidatos “pactos de civilidad”? Si con solo respetar las leyes podrían competir en igualdad de circunstancias.

Posiblemente la respuesta a esa pregunta es que a los mexicanos nos gusta burlar la ley al asumir una conducta mañosa y tramposa, pero eso sí, muy ingeniosa.

Tal vez por eso el reciente “pacto de civilidad” de Anabell Ávalos y Minerva Hernández, al que se sumó el de los aspirantes a la alcaldía capitalina, entre ellos Héctor Martínez “Panu” y Antonio Carvajal, se vea como hazaña en vez de algo ridículo.

Aunque basta echar un vistazo a los perfiles en redes sociales de los aspirantes para ver cómo sus equipos de campaña se agreden con sus adversarios. ¿Ahí la civilidad no aplica?

SALUD

Hoy más que nunca está demostrado que la salud es lo más importante. Todos tenemos al menos un conocido, amigo o familiar que ha fallecido por Covid-19.

El “horno no está para bollos” y por eso resultan atinadas las medidas del Consejo Estatal de Salud, aplicables del 11 al 31 de enero, aunque un tanto desfasadas pues hubieran sido de mayor utilidad durante las fiestas de diciembre.

En los equipos de las más visibles aspirantes al gobierno de Tlaxcala han iniciado las bajas. El exalcalde capitalino, Cesáreo Teroba Lara, del lado de Anabell Ávalos, murió la noche del sábado, mientras que Mónica Rodríguez, colaboradora muy cercana de Lorena Cuéllar, también falleció horas antes.

Ojalá la clase política tlaxcalteca entienda que si bien el presente proceso electoral es importante, la salud de la gente a la que quieren gobernar lo es mucho más.