/ lunes 2 de mayo de 2022

Nada que celebrar

En México viven 38.2 millones de niñas, niños y adolescentes entre 0 y 17 años; uno de cada 3 habitantes es menor de edad. Casi 29 millones viven en ciudades, 9.5 en entornos rurales donde 1.7 de ellos son hablantes de alguna lengua indígena, 650,000 pertenecen a la comunidad afromexicana y 2.6 tienen alguna limitación física o discapacidad.

Según el análisis transaccional de Eric Berne, el Yo es un patrón coherente de sentimiento y experiencia relacionado con un patrón coherente de conducta. Se forma por Yo Padre, Yo Niño y Yo Adulto. Las personas felices viven equilibradamente y sacan lo mejor de cada uno de estos estados

El Yo Niño tiene la obligación de divertirse, reprimirlo impacta en un desarrollo negativo de la parte adulta, pero, ¿cómo lograr un adulto pacífico y equilibrado si su niño interior la mayoría del tiempo vive con miedo, dolor, recuerdos de crueldad, de vejaciones, injusticias, abandono y traición? Imposible.

¿Cómo no vivir los estados de crispación y desolación actuales si millones de nuestras niñas y niños son violentados todos los días y crecen naturalizando en cada célula de su ser que la violencia es respuesta para todo? La casa, ese lugar donde debería protegerse y criar a las y los niños con amor y seguridad es muchas veces donde mas se les hiere. Actualmente existen 129,020 carpetas por violencia familiar contra menores; el 76% de las lesiones ocurrieron dentro del hogar y 7 de cada 10 veces, la persona responsable de la agresión es familiar de la víctima.

De los 13.4 millones de adolescentes, 9 de cada 10 han sido insultados por su apariencia física, forma de vestir o por no ajustarse a los estereotipos que la sociedad dicta de como debe ser, lucir y conducirse un hombre o una mujer. A esas pobres almitas y cuerpos sin madurar al final la delincuencia los hace suyos. Solo en 2020, entre 35,000 y 45,000 menores de edad fueron cooptados por el crimen organizado y 4 de cada 10 que están en el sistema de justicia penal abandonaron primero su hogar debido a violencia o pobreza. Esta última cifra también es grave pues 11 de cada 100 viven en pobreza extrema y 53% en situación de pobreza general. ¿El daño asociado? la mitad de nuestros adolescentes que trabajan, no asisten a la escuela. ¡Vaya futuro les estamos dejando!

La violencia y falta de educación sexual azota y corta futuros. Hay entre 2 y 3 nacimientos diarios cuyas madres no superan los 14 años, México ostenta el ominoso primer lugar de los países que integran la OCDE en embarazos de mujeres entre 15 y 19 años. Abandono escolar, pobreza, mortalidad materna y falta de oportunidades se hacen parte de la vida cotidiana de estas niñas creciendo niños.

El Covid golpeó a la infancia en lo que mas quieren y necesitan: sus padres o cuidadores. La pandemia dejó a 275,800 menores en situación de orfandad; sin el lazo materno o paterno que significa protección y cuidado, no se ve salida para el crecimiento y madurez plena de esas pequeñas y pequeños. No se ve tampoco política pública eficaz al respecto. Nadie sabe a dónde fueron, con quién viven, siquiera si tienen un techo y comida…huérfanos de padre, de madre y de gobierno.

En cuanto a la pandemia mayor, la de desapariciones y muertes, especialmente de mujeres, las menores de 18 años representan el 56% de las desaparecidas. De ellas, entre enero de 2020 y junio de 2021, 348 fueron víctimas de trata de personas; cuerpos vejados, violados innumerables veces al día, maltratados, golpeados y esclavizados para goce de pervertidos.

La muerte las acecha: entre 2015 y 2022 han asesinado a 603 niñas y adolescentes; solo de enero a marzo de este año, suman 29. Mas aun, el homicidio es la primera causa de muerte en hombres entre 15 y 17 años, la tercera en defunción de niños y la sexta en niñas entre los 1 y 14 años. Ante semejantes condiciones, mas y mas menores encuentran en el suicidio su horrendo alto al dolor. Solo en 2020, 3 menores se suicidaron cada día. El aumento fue de 37% en pequeños y pequeñas entre 10 y 14 años y de 12% en mujeres entre 15 y 19 años.

Entonces, ¿qué celebramos el día del niño y la niña? Es obligación del Estado Mexicano garantizar el acceso pleno a la seguridad y derechos de las niñas, niños y adolescentes. Es obligación de los padres y madres criarlos con aceptación, seguridad, autoestima; nutrirlos y arroparlos de tal forma que aprendan que merecen ser amados por el solo hecho de estar vivos. En infancia como en otros temas en México, no; no hay nada qué celebrar.


En México viven 38.2 millones de niñas, niños y adolescentes entre 0 y 17 años; uno de cada 3 habitantes es menor de edad. Casi 29 millones viven en ciudades, 9.5 en entornos rurales donde 1.7 de ellos son hablantes de alguna lengua indígena, 650,000 pertenecen a la comunidad afromexicana y 2.6 tienen alguna limitación física o discapacidad.

Según el análisis transaccional de Eric Berne, el Yo es un patrón coherente de sentimiento y experiencia relacionado con un patrón coherente de conducta. Se forma por Yo Padre, Yo Niño y Yo Adulto. Las personas felices viven equilibradamente y sacan lo mejor de cada uno de estos estados

El Yo Niño tiene la obligación de divertirse, reprimirlo impacta en un desarrollo negativo de la parte adulta, pero, ¿cómo lograr un adulto pacífico y equilibrado si su niño interior la mayoría del tiempo vive con miedo, dolor, recuerdos de crueldad, de vejaciones, injusticias, abandono y traición? Imposible.

¿Cómo no vivir los estados de crispación y desolación actuales si millones de nuestras niñas y niños son violentados todos los días y crecen naturalizando en cada célula de su ser que la violencia es respuesta para todo? La casa, ese lugar donde debería protegerse y criar a las y los niños con amor y seguridad es muchas veces donde mas se les hiere. Actualmente existen 129,020 carpetas por violencia familiar contra menores; el 76% de las lesiones ocurrieron dentro del hogar y 7 de cada 10 veces, la persona responsable de la agresión es familiar de la víctima.

De los 13.4 millones de adolescentes, 9 de cada 10 han sido insultados por su apariencia física, forma de vestir o por no ajustarse a los estereotipos que la sociedad dicta de como debe ser, lucir y conducirse un hombre o una mujer. A esas pobres almitas y cuerpos sin madurar al final la delincuencia los hace suyos. Solo en 2020, entre 35,000 y 45,000 menores de edad fueron cooptados por el crimen organizado y 4 de cada 10 que están en el sistema de justicia penal abandonaron primero su hogar debido a violencia o pobreza. Esta última cifra también es grave pues 11 de cada 100 viven en pobreza extrema y 53% en situación de pobreza general. ¿El daño asociado? la mitad de nuestros adolescentes que trabajan, no asisten a la escuela. ¡Vaya futuro les estamos dejando!

La violencia y falta de educación sexual azota y corta futuros. Hay entre 2 y 3 nacimientos diarios cuyas madres no superan los 14 años, México ostenta el ominoso primer lugar de los países que integran la OCDE en embarazos de mujeres entre 15 y 19 años. Abandono escolar, pobreza, mortalidad materna y falta de oportunidades se hacen parte de la vida cotidiana de estas niñas creciendo niños.

El Covid golpeó a la infancia en lo que mas quieren y necesitan: sus padres o cuidadores. La pandemia dejó a 275,800 menores en situación de orfandad; sin el lazo materno o paterno que significa protección y cuidado, no se ve salida para el crecimiento y madurez plena de esas pequeñas y pequeños. No se ve tampoco política pública eficaz al respecto. Nadie sabe a dónde fueron, con quién viven, siquiera si tienen un techo y comida…huérfanos de padre, de madre y de gobierno.

En cuanto a la pandemia mayor, la de desapariciones y muertes, especialmente de mujeres, las menores de 18 años representan el 56% de las desaparecidas. De ellas, entre enero de 2020 y junio de 2021, 348 fueron víctimas de trata de personas; cuerpos vejados, violados innumerables veces al día, maltratados, golpeados y esclavizados para goce de pervertidos.

La muerte las acecha: entre 2015 y 2022 han asesinado a 603 niñas y adolescentes; solo de enero a marzo de este año, suman 29. Mas aun, el homicidio es la primera causa de muerte en hombres entre 15 y 17 años, la tercera en defunción de niños y la sexta en niñas entre los 1 y 14 años. Ante semejantes condiciones, mas y mas menores encuentran en el suicidio su horrendo alto al dolor. Solo en 2020, 3 menores se suicidaron cada día. El aumento fue de 37% en pequeños y pequeñas entre 10 y 14 años y de 12% en mujeres entre 15 y 19 años.

Entonces, ¿qué celebramos el día del niño y la niña? Es obligación del Estado Mexicano garantizar el acceso pleno a la seguridad y derechos de las niñas, niños y adolescentes. Es obligación de los padres y madres criarlos con aceptación, seguridad, autoestima; nutrirlos y arroparlos de tal forma que aprendan que merecen ser amados por el solo hecho de estar vivos. En infancia como en otros temas en México, no; no hay nada qué celebrar.