/ martes 12 de abril de 2022

No es lo mismo 2018, que cuatro años después

El argumento de los 30 millones de votos como respaldo al president, se desvaneció con el ejercicio cívico de la Revocación de Mandato realizado el domingo pasado.

Con el 18 por ciento de la participación de la lista nominal, Andrés Manuel López Obrador perdió la mitad del apoyo ciudadano que lo llevó a la Presidencia de México hace casi cuatro años.

Ni la aparición de numerosos espectaculares, bardas, amenaza y manipulación de programas sociales, presión a la burocracia ni el despliegue de servidores públicos para promover la "democracia participativa", hicieron posible que el titular del Ejecutivo Federal alcanzara el respaldo esperado.

En números fríos, más del 80 por ciento de los mexicanos con posibilidad de votar decidimos no acudir a las urnas y optar por la abstención activa, cansados de un gobierno fallido que sembró la esperanza de millones de mexicanos, y la convirtió en una rivalidad sin tregua, lejos de la unificación nacional, en torno a la construcción de un México más próspero.

El domingo no fueron a votar los padres de niños con cáncer que no han recibido más que negativas y largas del gobierno. Tampoco acudieron los millones de mexicanos que se quedaron sin empleo a causa de un pésimo manejo de la economía. No fuimos a votar las mujeres cansadas de la violencia, el maltrato y la indiferencia del gobierno frente a las demandas que piden tener una vida libre de agresiones.

No acudió a votar un país que ve cómo el interés de su presidente es la política electoral y no la manera de dar solución a la creciente violencia en el territorio nacional. Los mexicanos dijimos no a la participación militar en la vida política, ni a la intromisión de funcionarios de primer nivel en lo que debió haber sido un ejercicio auténticamente ciudadano.

La revocación de mandato coloca en su justa dimensión a este gobierno, que con claridad ha perdido al menos la mitad del respaldo ciudadano. No salieron a votar los bots de Twitter y la propia estructura gubernamental y partidista resultó insuficiente.

El silencio en las urnas es un mensaje claro que debe entender el gobierno.

Revocación en tierras tlaxcaltecas

La movilización desde las oficinas de gobierno, la presión para conservar empleos y los apapachos de primer nivel también fueron insuficientes.

Morena ha perdido al menos 100 mil votos desde su llegada hace menos de un año al Palacio de Gobierno, seguramente ocasionado por los presuntos actos de corrupción, la violencia contra las mujeres, la inacción del gabinete y la vulnerabilidad del propio gobierno, frente a quien hoy permanece en calidad de "no localizable".

Y es que si esto está ocurriendo a escasos meses de haber iniciado el gobierno, con claridad llegaremos a la mitad del sexenio estatal con un descontento mayor, resultado de la ineficiencia y la falta de resultados.

Sin duda, los grandes perdedores en esta farsa orquestada desde el Palacio Nacional fueron el presidente de la República, sus gobernadores y Morena.

Por último, reconozco al Instituto Nacional Electoral (INE) la organización profesional y ética del ejercicio, en un contexto adverso y plagado de descalificaciones hacia la institución garante de la construcción de la democrática en México.

#YoDefiendoAlINE

Agradezco el favor de su lectura.

El argumento de los 30 millones de votos como respaldo al president, se desvaneció con el ejercicio cívico de la Revocación de Mandato realizado el domingo pasado.

Con el 18 por ciento de la participación de la lista nominal, Andrés Manuel López Obrador perdió la mitad del apoyo ciudadano que lo llevó a la Presidencia de México hace casi cuatro años.

Ni la aparición de numerosos espectaculares, bardas, amenaza y manipulación de programas sociales, presión a la burocracia ni el despliegue de servidores públicos para promover la "democracia participativa", hicieron posible que el titular del Ejecutivo Federal alcanzara el respaldo esperado.

En números fríos, más del 80 por ciento de los mexicanos con posibilidad de votar decidimos no acudir a las urnas y optar por la abstención activa, cansados de un gobierno fallido que sembró la esperanza de millones de mexicanos, y la convirtió en una rivalidad sin tregua, lejos de la unificación nacional, en torno a la construcción de un México más próspero.

El domingo no fueron a votar los padres de niños con cáncer que no han recibido más que negativas y largas del gobierno. Tampoco acudieron los millones de mexicanos que se quedaron sin empleo a causa de un pésimo manejo de la economía. No fuimos a votar las mujeres cansadas de la violencia, el maltrato y la indiferencia del gobierno frente a las demandas que piden tener una vida libre de agresiones.

No acudió a votar un país que ve cómo el interés de su presidente es la política electoral y no la manera de dar solución a la creciente violencia en el territorio nacional. Los mexicanos dijimos no a la participación militar en la vida política, ni a la intromisión de funcionarios de primer nivel en lo que debió haber sido un ejercicio auténticamente ciudadano.

La revocación de mandato coloca en su justa dimensión a este gobierno, que con claridad ha perdido al menos la mitad del respaldo ciudadano. No salieron a votar los bots de Twitter y la propia estructura gubernamental y partidista resultó insuficiente.

El silencio en las urnas es un mensaje claro que debe entender el gobierno.

Revocación en tierras tlaxcaltecas

La movilización desde las oficinas de gobierno, la presión para conservar empleos y los apapachos de primer nivel también fueron insuficientes.

Morena ha perdido al menos 100 mil votos desde su llegada hace menos de un año al Palacio de Gobierno, seguramente ocasionado por los presuntos actos de corrupción, la violencia contra las mujeres, la inacción del gabinete y la vulnerabilidad del propio gobierno, frente a quien hoy permanece en calidad de "no localizable".

Y es que si esto está ocurriendo a escasos meses de haber iniciado el gobierno, con claridad llegaremos a la mitad del sexenio estatal con un descontento mayor, resultado de la ineficiencia y la falta de resultados.

Sin duda, los grandes perdedores en esta farsa orquestada desde el Palacio Nacional fueron el presidente de la República, sus gobernadores y Morena.

Por último, reconozco al Instituto Nacional Electoral (INE) la organización profesional y ética del ejercicio, en un contexto adverso y plagado de descalificaciones hacia la institución garante de la construcción de la democrática en México.

#YoDefiendoAlINE

Agradezco el favor de su lectura.