/ lunes 13 de junio de 2022

No es récord, pero es buen paso

En México, la paridad de género es un principio constitucional que se refiere a la participación equilibrada, justa, y legal, que asegura que al igual que los hombres, las mujeres en toda su diversidad tengan una participación y representación igualitaria en la vida democrática de nuestro país. Para lograr la anhelada paridad total, se reformaron 40 leyes mas la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.


A propuesta de la colectiva nacional 50 Mas 1, A.C. y el apoyo de las diputadas y diputados de la LXIV Legislatura, a partir del año 2019 el 06 de junio fue oficializado como el “Día de la Paridad de Género”. El término paridad en el ámbito legislativo, nació hace solo 8 años, en 2014, cuando la LXII Legislatura votó a favor de la mitad de candidaturas fueran ostentadas por mujeres y la otra mitad por hombres.


Al haber sido parte de esa Legislatura, me consta que en los pasillos, la discusión extra oficial contrastaba significativamente con los discursos en tribuna. En los segundos, todas y todos exaltaban el valor de la igualdad de oportunidades para ambos sexos, reiteraban su apoyo a la lucha femenina por poder participar justo en el porcentaje en que integramos la sociedad y por supuesto, el tablero de votación mostró como muy pocas veces un verde completo, todos los votos a favor, unanimidad.


Sin embargo, arriba menciono que la discusión en pasillos era distinta. Varios compañeros señalaban la injusticia de la medida paritaria, argumentaban que los espacios deberían darse por capacidades y no por sexo, que deberían ostentar las candidaturas y cargos quienes estuvieran mejor preparados, que los pueblos no estaban preparados para votar por mujeres y un largo etcétera. La verdad es que esas mismas exigencias nunca han sido atendidas cuando las candidaturas, posiciones y prerrogativas de poder las han encabezado hombres; vaya, los resultados de país hablan por sí mismos. De haber elegido siempre por capacidad, sería México en desarrollo económico, empleo, sustentabilidad, salud y seguridad émulo de Dinamarca. Dinamarca es el ejemplo que gusta, ¿no?, pues eso; seríamos la Dinamarca latinoamericana.


Ahora, en la realidad nunca los partidos se han distinguido por elegir de la baraja capaz, competente y honesta; claro que existen políticos ejemplo de profesionalismo y eficacia pero no es el común denominador. Sé de casos tristes donde hombres y mujeres cabales a toda prueba nomas no tienen oportunidad con los tlatoanis y por ende, le niegan éstos a la patria políticos que efectivamente tienen los intereses de México como faro de guía.


Solo para hacer énfasis en cómo se sigue pensando que las mujeres tenemos menos preparación que los hombres en el ámbito público, es adecuado recordar que la Ley Electoral mandata en su Artículo 51. V. que “Para la capacitación, promoción y el desarrollo del liderazgo político de las mujeres, cada partido político deberá destinar anualmente, el tres por ciento del financiamiento público ordinario”. Luego, a las mujeres se les capacita y a los hombres no, como si por solo nacer hombre trajeran un chip de cómo guiar los destinos de sus pueblos. Ya ni hablar de las peripecias que se tienen que hacer para reportar ese dinero al INE. Difícilmente los partidos cumplen a cabalidad con este artículo.


En toda la historia de México solo habían regido 9 gobernadoras, dos por sustitución, incluyendo en las 7 electas a Martha Erika Alonso, que solo gobernó un par de semanas antes del fatídico accidente que terminó con su vida. Fue sustituida por un hombre. Gracias a la paridad, hoy ese mapa ha cambiado sustancialmente.


Con los triunfos de Tere Jiménez en Aguascalientes y Mara Lezama en Quintana Roo, México tendrá por primera vez en su historia a nueve mujeres gobernando en los estados al mismo tiempo. Aun falta mucho por avanzar pero en solo 8 años, desde 2014 cuando votamos a favor de la participación paritaria, que casi el 30% del país sea gobernado por mujeres no es récord, pero es buen paso.


En México, la paridad de género es un principio constitucional que se refiere a la participación equilibrada, justa, y legal, que asegura que al igual que los hombres, las mujeres en toda su diversidad tengan una participación y representación igualitaria en la vida democrática de nuestro país. Para lograr la anhelada paridad total, se reformaron 40 leyes mas la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.


A propuesta de la colectiva nacional 50 Mas 1, A.C. y el apoyo de las diputadas y diputados de la LXIV Legislatura, a partir del año 2019 el 06 de junio fue oficializado como el “Día de la Paridad de Género”. El término paridad en el ámbito legislativo, nació hace solo 8 años, en 2014, cuando la LXII Legislatura votó a favor de la mitad de candidaturas fueran ostentadas por mujeres y la otra mitad por hombres.


Al haber sido parte de esa Legislatura, me consta que en los pasillos, la discusión extra oficial contrastaba significativamente con los discursos en tribuna. En los segundos, todas y todos exaltaban el valor de la igualdad de oportunidades para ambos sexos, reiteraban su apoyo a la lucha femenina por poder participar justo en el porcentaje en que integramos la sociedad y por supuesto, el tablero de votación mostró como muy pocas veces un verde completo, todos los votos a favor, unanimidad.


Sin embargo, arriba menciono que la discusión en pasillos era distinta. Varios compañeros señalaban la injusticia de la medida paritaria, argumentaban que los espacios deberían darse por capacidades y no por sexo, que deberían ostentar las candidaturas y cargos quienes estuvieran mejor preparados, que los pueblos no estaban preparados para votar por mujeres y un largo etcétera. La verdad es que esas mismas exigencias nunca han sido atendidas cuando las candidaturas, posiciones y prerrogativas de poder las han encabezado hombres; vaya, los resultados de país hablan por sí mismos. De haber elegido siempre por capacidad, sería México en desarrollo económico, empleo, sustentabilidad, salud y seguridad émulo de Dinamarca. Dinamarca es el ejemplo que gusta, ¿no?, pues eso; seríamos la Dinamarca latinoamericana.


Ahora, en la realidad nunca los partidos se han distinguido por elegir de la baraja capaz, competente y honesta; claro que existen políticos ejemplo de profesionalismo y eficacia pero no es el común denominador. Sé de casos tristes donde hombres y mujeres cabales a toda prueba nomas no tienen oportunidad con los tlatoanis y por ende, le niegan éstos a la patria políticos que efectivamente tienen los intereses de México como faro de guía.


Solo para hacer énfasis en cómo se sigue pensando que las mujeres tenemos menos preparación que los hombres en el ámbito público, es adecuado recordar que la Ley Electoral mandata en su Artículo 51. V. que “Para la capacitación, promoción y el desarrollo del liderazgo político de las mujeres, cada partido político deberá destinar anualmente, el tres por ciento del financiamiento público ordinario”. Luego, a las mujeres se les capacita y a los hombres no, como si por solo nacer hombre trajeran un chip de cómo guiar los destinos de sus pueblos. Ya ni hablar de las peripecias que se tienen que hacer para reportar ese dinero al INE. Difícilmente los partidos cumplen a cabalidad con este artículo.


En toda la historia de México solo habían regido 9 gobernadoras, dos por sustitución, incluyendo en las 7 electas a Martha Erika Alonso, que solo gobernó un par de semanas antes del fatídico accidente que terminó con su vida. Fue sustituida por un hombre. Gracias a la paridad, hoy ese mapa ha cambiado sustancialmente.


Con los triunfos de Tere Jiménez en Aguascalientes y Mara Lezama en Quintana Roo, México tendrá por primera vez en su historia a nueve mujeres gobernando en los estados al mismo tiempo. Aun falta mucho por avanzar pero en solo 8 años, desde 2014 cuando votamos a favor de la participación paritaria, que casi el 30% del país sea gobernado por mujeres no es récord, pero es buen paso.