/ martes 3 de marzo de 2020

Nos escucharán

  • Comenzó marzo y con éste, el mes en que se conmemora el Día Internacional de la Mujer. El ambiente crispado, dolido, desesperado actual, indica que marzo será intenso en movilizaciones, exigencia de visibilización del riesgo que ser mujer significa en México y de gritos de auxilio. Por doquier leemos, escuchamos, nos condolemos por una mujer más, una niña más…10 asesinadas todos los días y con cifras crecientes. La frustración y el miedo se apoderan de cada una de nosotras y permean en nuestro ánimo como la humedad en una casa abandonada.

Abandonada la casa; así parece Tlaxcala y también México. Casas comunes a todas y todos, donde la fuerza aplastante de violencia y delincuencia cubre con su oscuro manto los frágiles e insuficientes esfuerzos de los hombres del poder, de ejecutivos, secretarios, líderes, quienes dirigen los destinos de las patrias chica y grande.

Los espíritus del pueblo originario Tlaxcalteca de valentía sin igual ante el tirano y del pueblo Mexica, de poderío y potestad incomparables en la América prehispánica, deben estar pasmados, de boca abierta ante este desorden, ante la transgresión cotidiana de lo ilegal e inmoral sobre la sociedad completa frente a los ojos de dirigentes indolentes e ignorantes de las causas y por ende las soluciones, incrédulos de esta desgracia que es la rendición del bien bajo el imperio del mal.

  • Las mujeres estamos hartas de muerte y violencia, de ser consideradas seres de segunda, sujetas de tutela de quien no ha hecho mayor mérito que nacer varón, de no ser escuchadas cuando opinamos frente a un jerarca, jefe, marido o hijo porque nuestra voz sigue escuchándose a menor volumen y credibilidad que la de un hombre.

¡Entonces a gritar! Nos haremos escuchar porque sin nosotras sus casas, despachos, corporativos, restaurantes, oficinas, emporios de venta por catálogo, bancos, changarros y burocracia, serían un desastre; porque sin nosotras, en un día el país dejaría de producir riqueza por 37,700 millones de pesos; nos escucharán porque somos la mitad y ya no dispuestas a seguir siendo escalón para su éxito.

El 8 de marzo todas a marchar y el 9, que ninguna salga, compre, venda, entre a redes sociales, tienda camas, planche ropa o contribuya a que la otra mitad siga viviendo en su régimen de privilegios.

Nos escucharán. Será ahora. ¡Nos escucharán!

  • Comenzó marzo y con éste, el mes en que se conmemora el Día Internacional de la Mujer. El ambiente crispado, dolido, desesperado actual, indica que marzo será intenso en movilizaciones, exigencia de visibilización del riesgo que ser mujer significa en México y de gritos de auxilio. Por doquier leemos, escuchamos, nos condolemos por una mujer más, una niña más…10 asesinadas todos los días y con cifras crecientes. La frustración y el miedo se apoderan de cada una de nosotras y permean en nuestro ánimo como la humedad en una casa abandonada.

Abandonada la casa; así parece Tlaxcala y también México. Casas comunes a todas y todos, donde la fuerza aplastante de violencia y delincuencia cubre con su oscuro manto los frágiles e insuficientes esfuerzos de los hombres del poder, de ejecutivos, secretarios, líderes, quienes dirigen los destinos de las patrias chica y grande.

Los espíritus del pueblo originario Tlaxcalteca de valentía sin igual ante el tirano y del pueblo Mexica, de poderío y potestad incomparables en la América prehispánica, deben estar pasmados, de boca abierta ante este desorden, ante la transgresión cotidiana de lo ilegal e inmoral sobre la sociedad completa frente a los ojos de dirigentes indolentes e ignorantes de las causas y por ende las soluciones, incrédulos de esta desgracia que es la rendición del bien bajo el imperio del mal.

  • Las mujeres estamos hartas de muerte y violencia, de ser consideradas seres de segunda, sujetas de tutela de quien no ha hecho mayor mérito que nacer varón, de no ser escuchadas cuando opinamos frente a un jerarca, jefe, marido o hijo porque nuestra voz sigue escuchándose a menor volumen y credibilidad que la de un hombre.

¡Entonces a gritar! Nos haremos escuchar porque sin nosotras sus casas, despachos, corporativos, restaurantes, oficinas, emporios de venta por catálogo, bancos, changarros y burocracia, serían un desastre; porque sin nosotras, en un día el país dejaría de producir riqueza por 37,700 millones de pesos; nos escucharán porque somos la mitad y ya no dispuestas a seguir siendo escalón para su éxito.

El 8 de marzo todas a marchar y el 9, que ninguna salga, compre, venda, entre a redes sociales, tienda camas, planche ropa o contribuya a que la otra mitad siga viviendo en su régimen de privilegios.

Nos escucharán. Será ahora. ¡Nos escucharán!