/ miércoles 28 de febrero de 2018

Obesidad infantil y desatención del gobierno

Mucho hemos insistido en que lo que fue un problema exclusivo de adultos, debido al cambio de hábitos alimenticios consentido por autoridades sanitarias en forma sucesiva, han derivado en que este daño llegue a la niñez y amenace con afianzar la epidemia llamada obesidad y diabetes.

Los malos hábitos de alimentación adquiridos durante la infancia pueden llevar al niño a sufrir sobrepeso u obesidad con consecuencias preocupantes en la edad adulta.

Las consecuencias de la obesidad infantil causada por la acumulación de grasa en el organismo, están relacionadas con el desarrollo de diabetes y problemas cardiovasculares.

México ocupa los primeros lugares en obesidad infantil y es el primer consumidor en el mundo de refrescos, estos dos elementos, junto con el descuido y complicidad, llevan a la población a una epidemia de diabetes que, junto con las enfermedades cardiovasculares, se convierten en las primeras causas de muerte en el país.

Existen otras consecuencias adicionales de la obesidad infantil, una de ellas es el desarrollo de trastornos psicológicos durante la adolescencia.

Este es un ejemplo de lo que sucede si el niño obeso no recibe el tratamiento y la atención adecuada en su momento para su alimentación y forma de vida.

La obesidad en la infancia compromete la salud de los niños, y actualmente se puede diagnosticar junto a otros problemas como la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y los niveles altos de colesterol.

Con estas patologías físicas los niños desarrollan problemas psicológicos. Las bromas, la intimidación o el rechazo por parte de sus iguales, provocan una baja autoestima. Los niños obesos son marginados por su aspecto, y ese cuadro genera trastornos como la bulimia, la anorexia, la depresión y llevarlos a tener hábitos extremos como el consumo de drogas y otras sustancias nocivas.

  • CONSECUENCIAS ADICIONALES

Problemas con los huesos y articulaciones, dificultades para desarrollar algún deporte u otro ejercicio físico debido a la dificultad para respirar y al cansancio.

Alteraciones en el sueño. Madurez prematura. Las niñas obesas pueden entrar antes en la pubertad, tener ciclos menstruales irregulares, etc.

Hipertensión, colesterol y enfermedades cardiovasculares, disturbios hepáticos, desánimo, cansancio, depresión, decaimiento, baja autoestima, aislamiento social, discriminación, trastornos que derivan en bulimia y anorexia nerviosa, problemas cutáneos y, por supuesto, ocurrencia de diabetes.

Según los expertos, cuando la obesidad se manifiesta en la infancia, persiste en la adolescencia y no se trata a tiempo, se repetirá en la edad adulta con todas sus consecuencias.

Las medidas preventivas las debe diseñar y decidir el Ejecutivo y el Congreso del Estado, hay países que han prohibido el consumo de refrescos, otros utilizan el semáforo inglés para sugerir al consumidor: si es verde adelante, puede consumirse; si es amarillo, cuidado, y si es rojo, definitivamente no es recomendable ese producto para su consumo.

En México, no toda la carga debe recaer en la Federación, también los estados deben asumir su propia responsabilidad y accionar las medidas preventivas desde el Congreso local a través de sus comisiones de salud y de educación, claro, si existe la voluntad política de los diputados para defender a la población de esta epidemia y sus consecuencias.

El Congreso del Estado no han regulado y limitado el consumo de la comida chatarra, su exposición en anaqueles a la salida de los centros comerciales, principalmente en la zona de cajas, no han erradicado su venta en las cooperativas escolares y en los alrededores de las escuelas, no han regulado las leyendas claras de los contenidos de azúcar en bebidas azucaradas y contenidos grasos, etc.

La opción de comida rápida, refrescos etc., de bebidas no calóricas, bajar su densidad es ya una esperanza de la acción del poder público en consecuencia.

Más del 90% de los alimentos que se publicitan para los niños, les hacen daño e incrementan la obesidad, según Alejandro Calvillo, director general de poder del consumidor.

Debemos invocar un ejercicio mayor de conciencia ciudadana para reformar las instituciones y regresarlas al servicio de la sociedad, y sancionar a quienes han desarticulado el tejido social y han medrado con los programas sociales y de desarrollo, cuyos recursos han ido a parar a sus bolsillos.

Florentino Castro López, titular del ISSSTE, reconoció que el nuevo reto que enfrenta el país es la obesidad, por lo cual debe promoverse una dieta sana en escuelas de tiempo completo, y diríamos no solo en todo el sistema escolarizado, desde el preescolar hasta la universidad, sino en toda la sociedad.

Sí es cierto lo que dice Aristóteles cuando habla sobre los ciclos de los gobiernos, señala que algunos terminan su era en la época más corrupta, ¿podría ser el caso?, no lo sabemos, pero estamos ciertos de que, por ignorancia, desinterés o corrupción, los congresos no regulan la propaganda y consumo de alimentos que actualmente están enfermando a la niñez tlaxcalteca y nacional.

Mucho hemos insistido en que lo que fue un problema exclusivo de adultos, debido al cambio de hábitos alimenticios consentido por autoridades sanitarias en forma sucesiva, han derivado en que este daño llegue a la niñez y amenace con afianzar la epidemia llamada obesidad y diabetes.

Los malos hábitos de alimentación adquiridos durante la infancia pueden llevar al niño a sufrir sobrepeso u obesidad con consecuencias preocupantes en la edad adulta.

Las consecuencias de la obesidad infantil causada por la acumulación de grasa en el organismo, están relacionadas con el desarrollo de diabetes y problemas cardiovasculares.

México ocupa los primeros lugares en obesidad infantil y es el primer consumidor en el mundo de refrescos, estos dos elementos, junto con el descuido y complicidad, llevan a la población a una epidemia de diabetes que, junto con las enfermedades cardiovasculares, se convierten en las primeras causas de muerte en el país.

Existen otras consecuencias adicionales de la obesidad infantil, una de ellas es el desarrollo de trastornos psicológicos durante la adolescencia.

Este es un ejemplo de lo que sucede si el niño obeso no recibe el tratamiento y la atención adecuada en su momento para su alimentación y forma de vida.

La obesidad en la infancia compromete la salud de los niños, y actualmente se puede diagnosticar junto a otros problemas como la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y los niveles altos de colesterol.

Con estas patologías físicas los niños desarrollan problemas psicológicos. Las bromas, la intimidación o el rechazo por parte de sus iguales, provocan una baja autoestima. Los niños obesos son marginados por su aspecto, y ese cuadro genera trastornos como la bulimia, la anorexia, la depresión y llevarlos a tener hábitos extremos como el consumo de drogas y otras sustancias nocivas.

  • CONSECUENCIAS ADICIONALES

Problemas con los huesos y articulaciones, dificultades para desarrollar algún deporte u otro ejercicio físico debido a la dificultad para respirar y al cansancio.

Alteraciones en el sueño. Madurez prematura. Las niñas obesas pueden entrar antes en la pubertad, tener ciclos menstruales irregulares, etc.

Hipertensión, colesterol y enfermedades cardiovasculares, disturbios hepáticos, desánimo, cansancio, depresión, decaimiento, baja autoestima, aislamiento social, discriminación, trastornos que derivan en bulimia y anorexia nerviosa, problemas cutáneos y, por supuesto, ocurrencia de diabetes.

Según los expertos, cuando la obesidad se manifiesta en la infancia, persiste en la adolescencia y no se trata a tiempo, se repetirá en la edad adulta con todas sus consecuencias.

Las medidas preventivas las debe diseñar y decidir el Ejecutivo y el Congreso del Estado, hay países que han prohibido el consumo de refrescos, otros utilizan el semáforo inglés para sugerir al consumidor: si es verde adelante, puede consumirse; si es amarillo, cuidado, y si es rojo, definitivamente no es recomendable ese producto para su consumo.

En México, no toda la carga debe recaer en la Federación, también los estados deben asumir su propia responsabilidad y accionar las medidas preventivas desde el Congreso local a través de sus comisiones de salud y de educación, claro, si existe la voluntad política de los diputados para defender a la población de esta epidemia y sus consecuencias.

El Congreso del Estado no han regulado y limitado el consumo de la comida chatarra, su exposición en anaqueles a la salida de los centros comerciales, principalmente en la zona de cajas, no han erradicado su venta en las cooperativas escolares y en los alrededores de las escuelas, no han regulado las leyendas claras de los contenidos de azúcar en bebidas azucaradas y contenidos grasos, etc.

La opción de comida rápida, refrescos etc., de bebidas no calóricas, bajar su densidad es ya una esperanza de la acción del poder público en consecuencia.

Más del 90% de los alimentos que se publicitan para los niños, les hacen daño e incrementan la obesidad, según Alejandro Calvillo, director general de poder del consumidor.

Debemos invocar un ejercicio mayor de conciencia ciudadana para reformar las instituciones y regresarlas al servicio de la sociedad, y sancionar a quienes han desarticulado el tejido social y han medrado con los programas sociales y de desarrollo, cuyos recursos han ido a parar a sus bolsillos.

Florentino Castro López, titular del ISSSTE, reconoció que el nuevo reto que enfrenta el país es la obesidad, por lo cual debe promoverse una dieta sana en escuelas de tiempo completo, y diríamos no solo en todo el sistema escolarizado, desde el preescolar hasta la universidad, sino en toda la sociedad.

Sí es cierto lo que dice Aristóteles cuando habla sobre los ciclos de los gobiernos, señala que algunos terminan su era en la época más corrupta, ¿podría ser el caso?, no lo sabemos, pero estamos ciertos de que, por ignorancia, desinterés o corrupción, los congresos no regulan la propaganda y consumo de alimentos que actualmente están enfermando a la niñez tlaxcalteca y nacional.