/ viernes 5 de abril de 2019

Perdón para los pueblos indígenas

  • Si el Papa y la Corona española no desean expresar “perdón histórico” tampoco entienden que ese perdón no debe interpretarse contemplando la actualidad, misma que difiere de hechos atroces, esclavitud, abusos, y enfermedades cometidos en el pasado. Otros gobiernos han pedido perdón por atrocidades cometidas en contra de otras naciones, como es el caso de la Alemania nazi, que en la II Guerra Mundial.

Ambas misivas de López Obrador dirigidas, una: al Papa actual dirigente de la Iglesia Católica y la otra a los Reyes de España, cuyo contenido solicita pedir perdón histórico a pueblos autóctonos de la actual América por el abuso y crímenes cometidos durante la llamada “conquista” española, esa señalada por la historia que sometió a los pueblos por medio de la espada y la cruz.

A punto de conmemorarse el “encuentro de dos culturas” que por cierto no fue muy grato para los pueblos indígenas la presencia española durante 300 años después de haber avasallado a la etnia azteca (quien tenía dominadas a varias naciones que se encontraban en lo que ahora geográficamente se llama México), quienes se dedicaron a esclavizar a miles de indígenas cuyo trabajo en minas les proveyó de oro y plata, que “inundaron” de esos metales preciosos al imperio español. Los factores que terminaron con el imperio Tlaltelolca, se atribuyen a los pueblos indígenas y desde luego a la maldita enfermedad contagiosa (viruela negra) cuyo nombre en náhuatl fue la de tlilsahuatl (roña negra), que trajo un esclavo negro de los blancos. Se hace notar que el ejército de Hernán Cortés no era capaz de dominar a un ejército indígena a pesar de las armas desconocidas en este lado del mundo. El ejército de Tenochtitlan no pudo haber sido derrotado en plenas facultades de salud y número.

La llamada conquista española había que reconsiderarla en su concepto, porque la conquistadora auténtica fue y ha sido la riqueza atractiva de todo tipo material de la actual América.

En efecto, ahora la gran población mexicana y latinoamericana es producto del mestizaje, pero con la salvedad que no olvida sus raíces y tampoco su historia construida cruelmente durante quinientos años. En Tlaxcala todavía existen apellidos (padre y madre), en náhuatl.

Si el Papa y la Corona española no desean expresar “perdón histórico” tampoco entienden que ese perdón no debe interpretarse contemplando la actualidad, misma que difiere de hechos atroces, esclavitud, abusos, y enfermedades cometidos en el pasado. Otros gobiernos han pedido perdón por atrocidades cometidas en contra de otras naciones, como es el caso de la Alemania nazi, que en la II Guerra Mundial, exterminó a miles de niños, jóvenes, adultos y viejos por pertenecer al grupo étnico judío. El ministro de Canadá Justin Trudeau, pidió perdón por rechazar en 1939 a refugiados judíos que escapaban de los nazis. Emmanuel Macron. Admitió responsabilidad de los cientos de crímenes cometidos en Argelia durante la lucha de independencia que se logró en 1962. Estos ejemplos de perdón a hechos atroces cometidos en el pasado, no fueron cometidos por los actuales jefes de Estado. Simplemente reconocen que sus ancestros cometieron crímenes de lesa humanidad, más allá de los derechos humanos.

Aquí mismo en México, debe el gobierno pedir perdón a descendientes, por ejemplo de la etnia yaqui, quien fue diezmado por el asesino Porfirio Díaz. Ello para favorecer a extranjeros que se quedaban con tierras propiedad ancestral de yaquis.

Acá en Tlaxcala, en plena Colonia libros históricos escritos en paleografía, están asentadas denuncias de mujeres tlaxcaltecas contra españoles que deseaban quedarse con sus tierras arrebatándoselas. El defensor de esas mujeres indígenas despojadas por españoles Diego Muñoz Camargo; defendió como “abogado” en su tiempo. Fue tanta presión solapada por el gobierno español de parte del abuso extranjero, que los grupos étnicos se replegaron en faldas del volcán Matlalcueyetl.

¿Qué trajeron los “conquistadores” además de la “espada y la cruz”? Si la espada para derramar sangre indígena y la cruz: la lectoescritura, apara dogmatizar y exaccionar al pueblo. ¿Cuántos alimentos se llevaron casi todos: el cacao, jitomate, tomate, cebolla, piña además de árboles frutales como el aguacate. Ellos que trajeron como alimentos: gallinas y cerdos, además de las bestias de carga: el burro y el caballo.

Cuando se pide perdón, es porque se ha reconocido el grado de daño causado a otros seres humanos, se pide perdón es reconocer la atrocidad perpetrada al pueblo inerme. Pedir perdón es la acción que muestra la nobleza humana y más enaltecedora la actitud de admitir el abuso que ha sido inhumano. Un “perdón histórico”, es enaltecedor para el que lo ofrece.


  • Si el Papa y la Corona española no desean expresar “perdón histórico” tampoco entienden que ese perdón no debe interpretarse contemplando la actualidad, misma que difiere de hechos atroces, esclavitud, abusos, y enfermedades cometidos en el pasado. Otros gobiernos han pedido perdón por atrocidades cometidas en contra de otras naciones, como es el caso de la Alemania nazi, que en la II Guerra Mundial.

Ambas misivas de López Obrador dirigidas, una: al Papa actual dirigente de la Iglesia Católica y la otra a los Reyes de España, cuyo contenido solicita pedir perdón histórico a pueblos autóctonos de la actual América por el abuso y crímenes cometidos durante la llamada “conquista” española, esa señalada por la historia que sometió a los pueblos por medio de la espada y la cruz.

A punto de conmemorarse el “encuentro de dos culturas” que por cierto no fue muy grato para los pueblos indígenas la presencia española durante 300 años después de haber avasallado a la etnia azteca (quien tenía dominadas a varias naciones que se encontraban en lo que ahora geográficamente se llama México), quienes se dedicaron a esclavizar a miles de indígenas cuyo trabajo en minas les proveyó de oro y plata, que “inundaron” de esos metales preciosos al imperio español. Los factores que terminaron con el imperio Tlaltelolca, se atribuyen a los pueblos indígenas y desde luego a la maldita enfermedad contagiosa (viruela negra) cuyo nombre en náhuatl fue la de tlilsahuatl (roña negra), que trajo un esclavo negro de los blancos. Se hace notar que el ejército de Hernán Cortés no era capaz de dominar a un ejército indígena a pesar de las armas desconocidas en este lado del mundo. El ejército de Tenochtitlan no pudo haber sido derrotado en plenas facultades de salud y número.

La llamada conquista española había que reconsiderarla en su concepto, porque la conquistadora auténtica fue y ha sido la riqueza atractiva de todo tipo material de la actual América.

En efecto, ahora la gran población mexicana y latinoamericana es producto del mestizaje, pero con la salvedad que no olvida sus raíces y tampoco su historia construida cruelmente durante quinientos años. En Tlaxcala todavía existen apellidos (padre y madre), en náhuatl.

Si el Papa y la Corona española no desean expresar “perdón histórico” tampoco entienden que ese perdón no debe interpretarse contemplando la actualidad, misma que difiere de hechos atroces, esclavitud, abusos, y enfermedades cometidos en el pasado. Otros gobiernos han pedido perdón por atrocidades cometidas en contra de otras naciones, como es el caso de la Alemania nazi, que en la II Guerra Mundial, exterminó a miles de niños, jóvenes, adultos y viejos por pertenecer al grupo étnico judío. El ministro de Canadá Justin Trudeau, pidió perdón por rechazar en 1939 a refugiados judíos que escapaban de los nazis. Emmanuel Macron. Admitió responsabilidad de los cientos de crímenes cometidos en Argelia durante la lucha de independencia que se logró en 1962. Estos ejemplos de perdón a hechos atroces cometidos en el pasado, no fueron cometidos por los actuales jefes de Estado. Simplemente reconocen que sus ancestros cometieron crímenes de lesa humanidad, más allá de los derechos humanos.

Aquí mismo en México, debe el gobierno pedir perdón a descendientes, por ejemplo de la etnia yaqui, quien fue diezmado por el asesino Porfirio Díaz. Ello para favorecer a extranjeros que se quedaban con tierras propiedad ancestral de yaquis.

Acá en Tlaxcala, en plena Colonia libros históricos escritos en paleografía, están asentadas denuncias de mujeres tlaxcaltecas contra españoles que deseaban quedarse con sus tierras arrebatándoselas. El defensor de esas mujeres indígenas despojadas por españoles Diego Muñoz Camargo; defendió como “abogado” en su tiempo. Fue tanta presión solapada por el gobierno español de parte del abuso extranjero, que los grupos étnicos se replegaron en faldas del volcán Matlalcueyetl.

¿Qué trajeron los “conquistadores” además de la “espada y la cruz”? Si la espada para derramar sangre indígena y la cruz: la lectoescritura, apara dogmatizar y exaccionar al pueblo. ¿Cuántos alimentos se llevaron casi todos: el cacao, jitomate, tomate, cebolla, piña además de árboles frutales como el aguacate. Ellos que trajeron como alimentos: gallinas y cerdos, además de las bestias de carga: el burro y el caballo.

Cuando se pide perdón, es porque se ha reconocido el grado de daño causado a otros seres humanos, se pide perdón es reconocer la atrocidad perpetrada al pueblo inerme. Pedir perdón es la acción que muestra la nobleza humana y más enaltecedora la actitud de admitir el abuso que ha sido inhumano. Un “perdón histórico”, es enaltecedor para el que lo ofrece.