/ miércoles 17 de octubre de 2018

Periodismo, ética, gobierno y transparencia

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La función periodística como parte de la ética la podemos entender de muchas maneras, en diferentes dimensiones y con diversos atributos, entre ellos la independencia, la veracidad, el pluralismo informativo sin prejuicios, compromisos ni ataduras, orientando su intencionalidad al interés público.

La información es un bien público tutelado por los periodistas, no debemos olvidar que existe el derecho a la información, cuyo titular es y será siempre el ciudadano.

La dimensión social del periodismo sirve de palanca de control ante el poder público, vehículo para el ejercicio de la libertad de expresión con principios, con compromiso social. La responsabilidad ética es personal para el periodista, pero también una responsabilidad pública que obedece y atiende al derecho colectivo con la obligación primera de estar bien informado, servir al colectivo para enterar en todos los temas de relevancia con veracidad y objetividad para circular y enriquecer los pensamientos sociales.

La primera gran conquista ética del periodismo es la libertad de expresión, la ética como contenedora de la libertad de pensamiento y expresión, con esta semilla que siembra el periodista crecen arboles de debate y deliberación pública objetiva y cierta, sin vacilaciones y tendencias frívolas ni maniqueas, así, fomenta una opinión publica documentada, con referentes confiables y capaz de ejercer una crítica fundada.

La transparencia se mueve entre dos ejes o referentes al interior de la tarea periodística, la opinión y la información, teniendo como constante de acción al principio ético; en este marco, el periodista debe garantizar claridad, veracidad e independencia informativa.

El periodista es un conquistador que ratifica esta condición en su tarea de diario, conquista valores, calidades, atributos, y prestigia con esta noble actividad a su casa editorial, sin más armas que pluma, compu, compromiso, su intencionalidad e ingenio, estas son las armas otorgadas a los medios y con ellas, da cuenta y razón en batallas diarias contra el poder público, intereses corporativos, élites acomodadas, abriendo paso al pensamiento y al actuar colectivo.

Las redes sociales son las mejores aliadas para el trabajo del periodista digital, saber escuchar y ser analítico. Multimedia, el periodista digital trabaja con múltiples formatos y crea diversos contenidos. Él mismo graba, edita y redacta la noticia y deben estar pendientes de las novedades digitales para adoptarlas de inmediato.

La transparencia determinará los cursos de acción de la nueva era de nuestro país, luego del golpe de timón el 1 de julio. Los conceptos atorados en la irracionalidad del quehacer público, de la tarea periodística, hoy saltan, bailan, brincan y participan en forma conjunta porque, ya liberados, tienen la oportunidad de impactar la realidad social y gubernamental, apoyados en la transparencia.

Dos cualidades del periodista deben asegurar para seguir vigentes, una, la sostenibilidad en el tiempo y la segunda, su cualidad competitiva, para no ser arrastrados como muchos oficios y profesiones que la modernidad devora.

La contraparte al periodismo líquido que se ofrece online, son las historias en profundidad, temas alejados de las noticias cotidianas de la agenda informativa y la cultura del blog. Está de moda la web de atención, que se alinea por el gusto y preferencia de los usuarios con identidad oculta en los “apps”.

Más allá de las denuncias sobre el abuso del poder público causa de las inequidades económicas, el nuevo periodismo debe conectarse con la modernidad y con el futuro, debe denunciar la desigualdad que afecta a la mayoría de la población, deberá centrar su criterio y sus propósitos en colocar al ciudadano como razón principal del ejercicio del poder público.

Según estudios del Observatorio de Balance de Expresiones Online de Llorente & Cuenca, actualmente se envían 2,9 millones de correos electrónicos por segundo, se suben a redes sociales como Youtube 20 horas de vídeo cada minuto, se publican 50 millones de tweets a diario y los usuarios pasan conectados alrededor de 700.000 millones de minutos en Facebook al mes.

Estos datos reflejan que tanto periodismo como tecnología, transitan hoy de la mano para asegurar audiencia, el periodista ha dejado de ser el intermediario omnipresente, aquel que imponía agenda, preferencias o temática de discusión, hoy la competencia camina por la diversidad de aplicaciones y canales de internet o los “customers media” y los acosadores de datos como oferta principal y mayor oferta gráfica, todos ellos componen el ecosistema digital.

Cuando el periodismo puede apoyarse en la transparencia, explora con libertad documentos oficiales sin censura, puede con libertad, conquistar valores periodísticos como la oportunidad, la ética, la libertad, asegurando y conquistando la veracidad que brinda un documento, archivo o informe de gobierno, ya garantizado por la transparencia, conquista social de los últimos 20 años.


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La función periodística como parte de la ética la podemos entender de muchas maneras, en diferentes dimensiones y con diversos atributos, entre ellos la independencia, la veracidad, el pluralismo informativo sin prejuicios, compromisos ni ataduras, orientando su intencionalidad al interés público.

La información es un bien público tutelado por los periodistas, no debemos olvidar que existe el derecho a la información, cuyo titular es y será siempre el ciudadano.

La dimensión social del periodismo sirve de palanca de control ante el poder público, vehículo para el ejercicio de la libertad de expresión con principios, con compromiso social. La responsabilidad ética es personal para el periodista, pero también una responsabilidad pública que obedece y atiende al derecho colectivo con la obligación primera de estar bien informado, servir al colectivo para enterar en todos los temas de relevancia con veracidad y objetividad para circular y enriquecer los pensamientos sociales.

La primera gran conquista ética del periodismo es la libertad de expresión, la ética como contenedora de la libertad de pensamiento y expresión, con esta semilla que siembra el periodista crecen arboles de debate y deliberación pública objetiva y cierta, sin vacilaciones y tendencias frívolas ni maniqueas, así, fomenta una opinión publica documentada, con referentes confiables y capaz de ejercer una crítica fundada.

La transparencia se mueve entre dos ejes o referentes al interior de la tarea periodística, la opinión y la información, teniendo como constante de acción al principio ético; en este marco, el periodista debe garantizar claridad, veracidad e independencia informativa.

El periodista es un conquistador que ratifica esta condición en su tarea de diario, conquista valores, calidades, atributos, y prestigia con esta noble actividad a su casa editorial, sin más armas que pluma, compu, compromiso, su intencionalidad e ingenio, estas son las armas otorgadas a los medios y con ellas, da cuenta y razón en batallas diarias contra el poder público, intereses corporativos, élites acomodadas, abriendo paso al pensamiento y al actuar colectivo.

Las redes sociales son las mejores aliadas para el trabajo del periodista digital, saber escuchar y ser analítico. Multimedia, el periodista digital trabaja con múltiples formatos y crea diversos contenidos. Él mismo graba, edita y redacta la noticia y deben estar pendientes de las novedades digitales para adoptarlas de inmediato.

La transparencia determinará los cursos de acción de la nueva era de nuestro país, luego del golpe de timón el 1 de julio. Los conceptos atorados en la irracionalidad del quehacer público, de la tarea periodística, hoy saltan, bailan, brincan y participan en forma conjunta porque, ya liberados, tienen la oportunidad de impactar la realidad social y gubernamental, apoyados en la transparencia.

Dos cualidades del periodista deben asegurar para seguir vigentes, una, la sostenibilidad en el tiempo y la segunda, su cualidad competitiva, para no ser arrastrados como muchos oficios y profesiones que la modernidad devora.

La contraparte al periodismo líquido que se ofrece online, son las historias en profundidad, temas alejados de las noticias cotidianas de la agenda informativa y la cultura del blog. Está de moda la web de atención, que se alinea por el gusto y preferencia de los usuarios con identidad oculta en los “apps”.

Más allá de las denuncias sobre el abuso del poder público causa de las inequidades económicas, el nuevo periodismo debe conectarse con la modernidad y con el futuro, debe denunciar la desigualdad que afecta a la mayoría de la población, deberá centrar su criterio y sus propósitos en colocar al ciudadano como razón principal del ejercicio del poder público.

Según estudios del Observatorio de Balance de Expresiones Online de Llorente & Cuenca, actualmente se envían 2,9 millones de correos electrónicos por segundo, se suben a redes sociales como Youtube 20 horas de vídeo cada minuto, se publican 50 millones de tweets a diario y los usuarios pasan conectados alrededor de 700.000 millones de minutos en Facebook al mes.

Estos datos reflejan que tanto periodismo como tecnología, transitan hoy de la mano para asegurar audiencia, el periodista ha dejado de ser el intermediario omnipresente, aquel que imponía agenda, preferencias o temática de discusión, hoy la competencia camina por la diversidad de aplicaciones y canales de internet o los “customers media” y los acosadores de datos como oferta principal y mayor oferta gráfica, todos ellos componen el ecosistema digital.

Cuando el periodismo puede apoyarse en la transparencia, explora con libertad documentos oficiales sin censura, puede con libertad, conquistar valores periodísticos como la oportunidad, la ética, la libertad, asegurando y conquistando la veracidad que brinda un documento, archivo o informe de gobierno, ya garantizado por la transparencia, conquista social de los últimos 20 años.