/ viernes 26 de enero de 2018

¿Por qué se abandona el campo?

El abandono de las tierras de cultivo por los campesinos genera su desplazamiento hacia las ciudades, donde continúa su pobreza, pues encontrar trabajo en ellas es difícil debido a la diferencia de actividades que se desempeñan en la urbe.

Bueno… pero el abandono de la tierra cultivable no ha sido por su voluntad, sino que se debe al Estado que no ha protegido su modus vivendi, permitiendo el desequilibrio con la presencia de la tecnología que ha favorecido más a las empresas que comercializan los productos del campo. ¿Cómo las han favorecido? La introducción de tractores y producción de fertilizantes que han favorecido a los poseedores de grandes extensiones de terreno cultivable, quienes utilizando maquinaria de cultivo y cosecha hacen más ventajosa la cantidad de producción agrícola, misma que sirve para comercializarla. Aunados los fertilizantes que son de elevado precio, hacen que la tierra produzca tres veces más que la no fertilizada.

En el aspecto productivo los campesinos no pueden competir, pues sus tierras carecen de los fertilizantes que aportan las industrias y que no pueden adquirirlos, por tanto su producción de alimentos es, en comparación de las tierras fertilizadas químicamente, inferior. Además cuando el campesino cosecha, por ejemplo: maíz, el sobrante que utiliza para el sustento alimentario de su familia (si es que sobra), y lo trata de vender, el acaparador lo paga barato, y con la venta de ese maíz no le alcanza para adquirir fertilizantes ni la propia semilla para sembrar porque ésta le cuesta más cara que la que vendió.

El gobierno ha impulsado la irrigación para la agricultura, pero solamente para los terratenientes que cuentan con grandes extensiones para sembrar semillas, estos agricultores son los beneficiados en gran escala. Sin embargo un campesino que no cuenta con el agua para irrigar su parcela, ni tiene para adquirir fertilizantes no podrá cosechar productos suficientes para competir con los precios que los empresarios del campo y acaparadores de las semillas obtienen ventajosamente. Así, el campesino experimenta que el sistema sostenido por el gobierno lastima su trabajo y sufre el embate hacia la pobreza. Su trabajo como productor de alimentos lo empieza a padecer su propia familia y las gestiones ante las autoridades son inútiles. La ausencia de protección del campesinado de parte del Estado ha contribuido en forma superlativa en la presencia del hambre de gran parte de la población (no solamente en México, sino en otros países).

La presencia de la mecanización del campo al parecer ha contribuido a la modernización de la humanidad, pero si se observa detenidamente, las grandes ganancias por la venta de maquinaria para el campo (tractores, cosechadoras, bombas hidráulicas, etc.), no han servido más que para empobrecer al campesinado y sus familias. Otro gran negocio es para la industria que produce fertilizantes químicos para la agricultura. Industrias que obtienen grandes ganancias son productoras de químicos insecticidas altamente venenosos para la vida humana. Como se nota, la mecanización ha traído en parte beneficios a la modernidad y por el otro maleficios a los pueblos productores de alimentos utilizando aportaciones benéficas que otorga la naturaleza desde hace miles de años.

Señalar al campesino de tránsfuga del trabajo que exige la agricultura, es una falacia. El campesino ha sido obligado a abandonar su labor productiva  por embate de industrias constructoras de maquinaria aplicada al campo, que ha resultado inhumana para la gran mayoría de pueblos del mundo.

Es el sistema capitalista quien ha propiciado la presencia de gran desigualdad económica de las sociedades del orbe. Es necesario que los países que han permitido la presencia de la mecanización del campo la limiten y también la amplíen con proyectos basados en estudios geoeconómicos de producción de acuerdo a las necesidades poblacionales con el propósito de que se establezca el equilibrio económico nacional, con ello se mejorarán las condiciones de vida para las grandes masas que ahora sufren la miseria.

El Estado no debe admitir abandono de campos de cultivo, ¿cómo? Apoyando con recursos necesarios para la producción agrícola.

El abandono de las tierras de cultivo por los campesinos genera su desplazamiento hacia las ciudades, donde continúa su pobreza, pues encontrar trabajo en ellas es difícil debido a la diferencia de actividades que se desempeñan en la urbe.

Bueno… pero el abandono de la tierra cultivable no ha sido por su voluntad, sino que se debe al Estado que no ha protegido su modus vivendi, permitiendo el desequilibrio con la presencia de la tecnología que ha favorecido más a las empresas que comercializan los productos del campo. ¿Cómo las han favorecido? La introducción de tractores y producción de fertilizantes que han favorecido a los poseedores de grandes extensiones de terreno cultivable, quienes utilizando maquinaria de cultivo y cosecha hacen más ventajosa la cantidad de producción agrícola, misma que sirve para comercializarla. Aunados los fertilizantes que son de elevado precio, hacen que la tierra produzca tres veces más que la no fertilizada.

En el aspecto productivo los campesinos no pueden competir, pues sus tierras carecen de los fertilizantes que aportan las industrias y que no pueden adquirirlos, por tanto su producción de alimentos es, en comparación de las tierras fertilizadas químicamente, inferior. Además cuando el campesino cosecha, por ejemplo: maíz, el sobrante que utiliza para el sustento alimentario de su familia (si es que sobra), y lo trata de vender, el acaparador lo paga barato, y con la venta de ese maíz no le alcanza para adquirir fertilizantes ni la propia semilla para sembrar porque ésta le cuesta más cara que la que vendió.

El gobierno ha impulsado la irrigación para la agricultura, pero solamente para los terratenientes que cuentan con grandes extensiones para sembrar semillas, estos agricultores son los beneficiados en gran escala. Sin embargo un campesino que no cuenta con el agua para irrigar su parcela, ni tiene para adquirir fertilizantes no podrá cosechar productos suficientes para competir con los precios que los empresarios del campo y acaparadores de las semillas obtienen ventajosamente. Así, el campesino experimenta que el sistema sostenido por el gobierno lastima su trabajo y sufre el embate hacia la pobreza. Su trabajo como productor de alimentos lo empieza a padecer su propia familia y las gestiones ante las autoridades son inútiles. La ausencia de protección del campesinado de parte del Estado ha contribuido en forma superlativa en la presencia del hambre de gran parte de la población (no solamente en México, sino en otros países).

La presencia de la mecanización del campo al parecer ha contribuido a la modernización de la humanidad, pero si se observa detenidamente, las grandes ganancias por la venta de maquinaria para el campo (tractores, cosechadoras, bombas hidráulicas, etc.), no han servido más que para empobrecer al campesinado y sus familias. Otro gran negocio es para la industria que produce fertilizantes químicos para la agricultura. Industrias que obtienen grandes ganancias son productoras de químicos insecticidas altamente venenosos para la vida humana. Como se nota, la mecanización ha traído en parte beneficios a la modernidad y por el otro maleficios a los pueblos productores de alimentos utilizando aportaciones benéficas que otorga la naturaleza desde hace miles de años.

Señalar al campesino de tránsfuga del trabajo que exige la agricultura, es una falacia. El campesino ha sido obligado a abandonar su labor productiva  por embate de industrias constructoras de maquinaria aplicada al campo, que ha resultado inhumana para la gran mayoría de pueblos del mundo.

Es el sistema capitalista quien ha propiciado la presencia de gran desigualdad económica de las sociedades del orbe. Es necesario que los países que han permitido la presencia de la mecanización del campo la limiten y también la amplíen con proyectos basados en estudios geoeconómicos de producción de acuerdo a las necesidades poblacionales con el propósito de que se establezca el equilibrio económico nacional, con ello se mejorarán las condiciones de vida para las grandes masas que ahora sufren la miseria.

El Estado no debe admitir abandono de campos de cultivo, ¿cómo? Apoyando con recursos necesarios para la producción agrícola.