/ viernes 23 de octubre de 2020

¡Qué ladrido de canes…!

En el “vecindario” nacional de México resuena ahora inusitado coro de perros que ladran. Solo el primero sabe por qué inició, los demás le hacen segunda. ¡Ladran los perros señor! —Dice Sancho—le contesta don Quijote— ¡señal de que avanzamos Sancho! El combate a la corrupción y a la impunidad se han vuelto la nota del día. Igual carácter tiene la reaccionaria protesta social que va en aumento. La “pus” y podredumbre sigue brotando del enfermo cuerpo social de la nación y su administración pública. Las malignidades que acechan no quieren que sane, por más que treinta millones hayan votado por el “si”.

Los “damnificados” del pasado pretenden la conservación de sus prebendas de mando, de poder, de disposición presupuestaria, de rendir malas cuentas sin que se les sancionen, de contratos leoninos que hacen “piñata” del presupuesto nacional. Del tráfico de influencias. Del diario trastupije. Del bandidaje judicial y hasta de la mordida callejera. No permitirán el fin del negocio de facturas falsas para engañar al fisco. De no pagar impuestos a millonadas, que antes evadían. De no pagar cuotas de consumo eléctrico para sus grandes plantas industriales Que les retiren el negociote de la falsificación de facturas, falsificadoras de pagos fiscales. Que les obliguen a pagar impuestos multimillonarios que antes no hacían. Que se exhiba lo irracional de capacitar a tres personas durante un año mediante pago de millonarias cifras en dólares. Que se quiera revertir la concesión aduanera veracruzana que se dio por casi un siglo. Que distintos estados del país hayan adquirido deudas impagables que pararon sepa usted donde y que ahora para flotar requieran el regalo federal para tapar esos boquetes. Que se pretenda desaparecer a los fideicomisos, órganos para ejecución de fines específicos inauditables y que no devuelven los sobrantes, que son muchos. Que se pretenda acabar el robo de combustible y el expendio del mismo con litros recortados. Y en el colmo, se quiera imponer maquinas despachadoras de segura honestidad. A que beneficiarios del ayer les va a parecer todo esto, si aquí había sido el paraíso de las ratas y ahora un “mesías tropical” pretende aplicar la ley y poner orden. Por supuesto que esto no gusta a los dueños del poder y del dinero.

¡Cuidado! La corrupción es peligrosa víbora. Habrá que manejarla con extremo cuidado. La deshonestidad ha enraizado profundo en la vida pública de México, está en la administración, en la justicia, en los órganos legislativos y en todo lo que toca el poder y hay presupuesto. El de abajo roba porque el de arriba lo permite y disimuladamente espera su tajada. El trafique y la componenda es el diario acontecer. El aparato administrativo no se mueve si no le cae el “veinte al piano”. Policías, jueces, munícipes, diputados, gobernadores funcionarios de alto nivel, militares. De alguna forma están inodados (no todos). Es urgente una reingeniería de nuestros valores morales y las conciencias de todos estos malandrines, que se ríen de la recomendación juarista para vivir en la medianía. Es más “cómoda” la imponente mansión, la cuenta bancaria gorda, los carros de lujo y los viajes al extranjero. El dinero depositado en los paraísos fiscales. Me niego a aceptar que seamos un país de corruptos. Porque hay muchísima gente honesta y decente que a esos enjuagues no le entran, pero de quien después se dice que son unos tontos o unos “pen…” soberbios.

¡Ladran los perros!... De setecientas carpas en el zócalo capitalino solo setenta están ocupadas realmente. ¡Ladran los perros!... Se apoderaron con violencia de las oficinas de la CNDH, hay destrozos y latrocinios. Se sospecha quien “mece la cuna” ¡Ladran los perros!... Hay violencia en las afueras del senado y más habrá cuando se vote por la extinción de los fideicomisos, que llegaron a ser el inagotable financiamiento subterráneo de campañas electorales. ¡Ladran los perros!... Muchas casetas de peaje en autopistas están tomadas por vivales que se adueñan de las cuotas. ¡Ladran los perros!.. Hay un partido político que critica todo y nada le parece y fuerte vociferan sus voceros en las palestras nacionales. ¡Ladran los perros!... Los “chayoteros” de micrófono “cadena nacional” ahora condenan lo que antes aplaudían. La campiña de México es cementerio de fosas clandestinas ¡Ladran los perros! ¡No quieren que avancemos sancho!

Sobre dos expresidentes pende amenazante la espada de Damocles, su suerte depende de lo que “destripen”, García Luna, Cienfuegos y el ex director de Pemex. La aplicación de la ley es general. Pero la insania desbordada pretende la conservación de las ínsulas de impunidad, de poder y de dinero. No se hartaron con lo saqueado, ahora depositado en paraísos fiscales. El robo público en este país debe cesar, aunque parezcamos el cuerno de la abundancia que nunca se agota. ¡Ladran los perros señor…! ¡Señal de—que aún entre tumbos—pero avanzamos!

¡Una de cal para el pueblo de México por todas las que van de arena en su contra!

En el “vecindario” nacional de México resuena ahora inusitado coro de perros que ladran. Solo el primero sabe por qué inició, los demás le hacen segunda. ¡Ladran los perros señor! —Dice Sancho—le contesta don Quijote— ¡señal de que avanzamos Sancho! El combate a la corrupción y a la impunidad se han vuelto la nota del día. Igual carácter tiene la reaccionaria protesta social que va en aumento. La “pus” y podredumbre sigue brotando del enfermo cuerpo social de la nación y su administración pública. Las malignidades que acechan no quieren que sane, por más que treinta millones hayan votado por el “si”.

Los “damnificados” del pasado pretenden la conservación de sus prebendas de mando, de poder, de disposición presupuestaria, de rendir malas cuentas sin que se les sancionen, de contratos leoninos que hacen “piñata” del presupuesto nacional. Del tráfico de influencias. Del diario trastupije. Del bandidaje judicial y hasta de la mordida callejera. No permitirán el fin del negocio de facturas falsas para engañar al fisco. De no pagar impuestos a millonadas, que antes evadían. De no pagar cuotas de consumo eléctrico para sus grandes plantas industriales Que les retiren el negociote de la falsificación de facturas, falsificadoras de pagos fiscales. Que les obliguen a pagar impuestos multimillonarios que antes no hacían. Que se exhiba lo irracional de capacitar a tres personas durante un año mediante pago de millonarias cifras en dólares. Que se quiera revertir la concesión aduanera veracruzana que se dio por casi un siglo. Que distintos estados del país hayan adquirido deudas impagables que pararon sepa usted donde y que ahora para flotar requieran el regalo federal para tapar esos boquetes. Que se pretenda desaparecer a los fideicomisos, órganos para ejecución de fines específicos inauditables y que no devuelven los sobrantes, que son muchos. Que se pretenda acabar el robo de combustible y el expendio del mismo con litros recortados. Y en el colmo, se quiera imponer maquinas despachadoras de segura honestidad. A que beneficiarios del ayer les va a parecer todo esto, si aquí había sido el paraíso de las ratas y ahora un “mesías tropical” pretende aplicar la ley y poner orden. Por supuesto que esto no gusta a los dueños del poder y del dinero.

¡Cuidado! La corrupción es peligrosa víbora. Habrá que manejarla con extremo cuidado. La deshonestidad ha enraizado profundo en la vida pública de México, está en la administración, en la justicia, en los órganos legislativos y en todo lo que toca el poder y hay presupuesto. El de abajo roba porque el de arriba lo permite y disimuladamente espera su tajada. El trafique y la componenda es el diario acontecer. El aparato administrativo no se mueve si no le cae el “veinte al piano”. Policías, jueces, munícipes, diputados, gobernadores funcionarios de alto nivel, militares. De alguna forma están inodados (no todos). Es urgente una reingeniería de nuestros valores morales y las conciencias de todos estos malandrines, que se ríen de la recomendación juarista para vivir en la medianía. Es más “cómoda” la imponente mansión, la cuenta bancaria gorda, los carros de lujo y los viajes al extranjero. El dinero depositado en los paraísos fiscales. Me niego a aceptar que seamos un país de corruptos. Porque hay muchísima gente honesta y decente que a esos enjuagues no le entran, pero de quien después se dice que son unos tontos o unos “pen…” soberbios.

¡Ladran los perros!... De setecientas carpas en el zócalo capitalino solo setenta están ocupadas realmente. ¡Ladran los perros!... Se apoderaron con violencia de las oficinas de la CNDH, hay destrozos y latrocinios. Se sospecha quien “mece la cuna” ¡Ladran los perros!... Hay violencia en las afueras del senado y más habrá cuando se vote por la extinción de los fideicomisos, que llegaron a ser el inagotable financiamiento subterráneo de campañas electorales. ¡Ladran los perros!... Muchas casetas de peaje en autopistas están tomadas por vivales que se adueñan de las cuotas. ¡Ladran los perros!.. Hay un partido político que critica todo y nada le parece y fuerte vociferan sus voceros en las palestras nacionales. ¡Ladran los perros!... Los “chayoteros” de micrófono “cadena nacional” ahora condenan lo que antes aplaudían. La campiña de México es cementerio de fosas clandestinas ¡Ladran los perros! ¡No quieren que avancemos sancho!

Sobre dos expresidentes pende amenazante la espada de Damocles, su suerte depende de lo que “destripen”, García Luna, Cienfuegos y el ex director de Pemex. La aplicación de la ley es general. Pero la insania desbordada pretende la conservación de las ínsulas de impunidad, de poder y de dinero. No se hartaron con lo saqueado, ahora depositado en paraísos fiscales. El robo público en este país debe cesar, aunque parezcamos el cuerno de la abundancia que nunca se agota. ¡Ladran los perros señor…! ¡Señal de—que aún entre tumbos—pero avanzamos!

¡Una de cal para el pueblo de México por todas las que van de arena en su contra!