/ lunes 7 de junio de 2021

Reflexiones para después de la elección -Parte 1-

Si no hubo sorpresa, Lorena habrá ganado la elección tlaxcalteca. Y a falta de sondeos veraces, lo que solo las cifras oficiales nos podrán aclarar es: 1) la composición de la Cámara de Diputados federal; 2) la del Estado y, 3) las alcaldías de la entidad


Tanto el ciudadano que acudió motu proprio a las urnas como el que fue acarreado, la mayor parte del electorado que votó ayer domingo lo hizo pensando que sólo iban a elegir a Lorena o Anabell para gobernadora de Tlaxcala. Se entiende: ellas habían sido las protagonistas de un proceso caracterizado por la abundancia de lugares comunes y tópicos gastados, a la altura de una clase política sin imaginación ni ideas. Mas a pesar del escaso interés que despertaron las campañas, hubo electores que sufragaron conscientes de que no se jugaba sólo la titularidad del Ejecutivo Estatal sino dos modelos de gobernanza muy distintos, uno que ya mostró todo lo que puede dar y otro que plantea un cambio radical, conducido por un líder que nos lleva con rumbo desconocido. Por otro lado, he de suponer, amigo lector, que cuando ponga usted la mirada en estas líneas, los resultados preliminares ya habrán sido difundidos por el Instituto Tlaxcalteca de Elecciones con la oportunidad que ofreció hacerlo. Y quiero pensar también que, si la diferencia entre las punteras fue suficientemente amplia, la derrotada habrá reconocido el triunfo de su adversaria. De lo contrario, la elección se judicializará y el proceso tomará la farragosa vía de los tribunales donde se resolverán las impugnaciones que interpondrá la parte inconforme. Ojalá que no haya sido así y que la sensatez haya privado.



Aceptación de los resultados electorales, clave para la sobrevivencia de la democracia


La cantidad sin precedente de cargos en disputa así como el elevado número de partidos participantes -diez de los cuales se distribuyeron en dos coaliciones- complicó al votante la interpretación de la boleta electoral. Y ni qué decir a los escrutadores, cuyo trabajo de cómputo de los sufragios debió prolongarse por muchas horas. Solo el conteo rápido que implementó la autoridad electoral pudo -si funcionó debidamente- informar a buena hora a una opinión pública expectante, evitando con ello la confusión que no pocos candidatos suelen generar anunciando prematura e irresponsablemente cifras sin ningún sustento oficial. Y en lo que toca a la aceptación de los resultados a nivel nacional, tengo para mí que López Obrador los reconocerá sin demasiados aspavientos retóricos. Le conviene: 1) porque le van a favorecer, quizá no en la medida en la que él hubiera querido, pero sí con un margen suficientemente cómodo como para permitirle seguir siendo factótum en la política mexicana y, 2) porque daña su prestigio como presidente de un país como México el ser tan duramente criticado por la prensa internacional que le tilda de populista, autócrata, demagogo, mesiánico y antidemócrata. Así pues, me inclino a pensar que le dará una tregua a la guerra absurda que mantiene con el INE y dejará, cuando menos por el momento, de encrespar las aguas a su alrededor.



Excepto en la elección por la gubernatura, en todas las demás privó una sana incertidumbre democrática


Si atendemos a las últimas tendencias, en Tlaxcala debió triunfar Lorena. La hipótesis de la victoria de la morenista no ignora la aportación extraordinaria que a buen seguro hizo a la causa de Anabell su partido de origen, ducho en movilizar votantes el día clave de la elección… y en otras artes peores. Mi creencia la sustento en que las agencias que recopilan, depuran y promedian la información demoscópica disponible señalaban a la candidata lopezobradorista como clara favorita. Y si a esos informes añadimos que también en su formación partidista hay especialistas en prácticas similares a las del otro bando, era ingenuo suponer que Lorena no superaría a Anabell. Por otra parte, en marcado contraste con la abundancia de datos que privó en la contienda por la gubernatura, en las de presidentes municipales y en las de diputados locales nunca se dispuso de indicadores veraces que orientaran los pronósticos, razón por la cual será hasta hoy lunes que el Programa de Resultados Preliminares -espero- despeje esas incógnitas.



La Cámara de Diputados, batalla principal de este proceso electoral


¿Cómo habrán votado los tlaxcaltecas en el crucial tema de los diputados federales? ¿Habrá captado el contingente morenista -siempre dispuesto a apoyar al presidente- que el asunto más caro para su líder era, no sólo conservar la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, sino incluso aspirar a la calificada? Y el electorado en general, ¿tendría bien entendido que para el antilopezobradorismo lo importante era justamente lo contrario, es decir, que no alcanzase ninguna de esas dos mayorías? Porque ese, y no otro, fue el leit motiv del frente opositor que asoció a partidos con concepciones ideológicas tan diferentes. Se trata de un dilema cuya solución definirá la ruta que habrá de tomar el país. Nada más, pero tampoco nada menos. Habrá que esperar a que la autoridad electoral concluya el cómputo final y reparta las curules de representación proporcional. Sólo hasta entonces sabremos hacia dónde se enfila México.



Lorena y sus escenarios futuros


De ratificarse la victoria de Lorena, su gobierno vivirá dos trienios muy diferentes. Me explico: si como todo apunta a que el presidente saldrá indemne en marzo próximo de la prueba que se autoimpuso para una posible revocación de su mandato, en los primeros tres años de la gestión lorenista se seguirán sin ningún desvío las ordenanzas de la 4T. Pero si López Obrador decide no reelegirse, las circunstancias serán otras en el segundo trienio. El continuismo del régimen -con Claudia, con Ebrard o con Monreal- no podrá mantener la línea radical de su fundador ni la fidelidad de los seguidores será la misma que hoy le profesan a su líder. Y aunque desde su finca chiapaneca siga emitiendo señales, cualquiera de los tres que le suceda no será ya una simple marioneta como hasta ahora han sido los tres. Y cada gobernador -incluida Lorena- actuará a su libre albedrío, sin la férrea sujeción a la que hoy están sometidos.


Si no hubo sorpresa, Lorena habrá ganado la elección tlaxcalteca. Y a falta de sondeos veraces, lo que solo las cifras oficiales nos podrán aclarar es: 1) la composición de la Cámara de Diputados federal; 2) la del Estado y, 3) las alcaldías de la entidad


Tanto el ciudadano que acudió motu proprio a las urnas como el que fue acarreado, la mayor parte del electorado que votó ayer domingo lo hizo pensando que sólo iban a elegir a Lorena o Anabell para gobernadora de Tlaxcala. Se entiende: ellas habían sido las protagonistas de un proceso caracterizado por la abundancia de lugares comunes y tópicos gastados, a la altura de una clase política sin imaginación ni ideas. Mas a pesar del escaso interés que despertaron las campañas, hubo electores que sufragaron conscientes de que no se jugaba sólo la titularidad del Ejecutivo Estatal sino dos modelos de gobernanza muy distintos, uno que ya mostró todo lo que puede dar y otro que plantea un cambio radical, conducido por un líder que nos lleva con rumbo desconocido. Por otro lado, he de suponer, amigo lector, que cuando ponga usted la mirada en estas líneas, los resultados preliminares ya habrán sido difundidos por el Instituto Tlaxcalteca de Elecciones con la oportunidad que ofreció hacerlo. Y quiero pensar también que, si la diferencia entre las punteras fue suficientemente amplia, la derrotada habrá reconocido el triunfo de su adversaria. De lo contrario, la elección se judicializará y el proceso tomará la farragosa vía de los tribunales donde se resolverán las impugnaciones que interpondrá la parte inconforme. Ojalá que no haya sido así y que la sensatez haya privado.



Aceptación de los resultados electorales, clave para la sobrevivencia de la democracia


La cantidad sin precedente de cargos en disputa así como el elevado número de partidos participantes -diez de los cuales se distribuyeron en dos coaliciones- complicó al votante la interpretación de la boleta electoral. Y ni qué decir a los escrutadores, cuyo trabajo de cómputo de los sufragios debió prolongarse por muchas horas. Solo el conteo rápido que implementó la autoridad electoral pudo -si funcionó debidamente- informar a buena hora a una opinión pública expectante, evitando con ello la confusión que no pocos candidatos suelen generar anunciando prematura e irresponsablemente cifras sin ningún sustento oficial. Y en lo que toca a la aceptación de los resultados a nivel nacional, tengo para mí que López Obrador los reconocerá sin demasiados aspavientos retóricos. Le conviene: 1) porque le van a favorecer, quizá no en la medida en la que él hubiera querido, pero sí con un margen suficientemente cómodo como para permitirle seguir siendo factótum en la política mexicana y, 2) porque daña su prestigio como presidente de un país como México el ser tan duramente criticado por la prensa internacional que le tilda de populista, autócrata, demagogo, mesiánico y antidemócrata. Así pues, me inclino a pensar que le dará una tregua a la guerra absurda que mantiene con el INE y dejará, cuando menos por el momento, de encrespar las aguas a su alrededor.



Excepto en la elección por la gubernatura, en todas las demás privó una sana incertidumbre democrática


Si atendemos a las últimas tendencias, en Tlaxcala debió triunfar Lorena. La hipótesis de la victoria de la morenista no ignora la aportación extraordinaria que a buen seguro hizo a la causa de Anabell su partido de origen, ducho en movilizar votantes el día clave de la elección… y en otras artes peores. Mi creencia la sustento en que las agencias que recopilan, depuran y promedian la información demoscópica disponible señalaban a la candidata lopezobradorista como clara favorita. Y si a esos informes añadimos que también en su formación partidista hay especialistas en prácticas similares a las del otro bando, era ingenuo suponer que Lorena no superaría a Anabell. Por otra parte, en marcado contraste con la abundancia de datos que privó en la contienda por la gubernatura, en las de presidentes municipales y en las de diputados locales nunca se dispuso de indicadores veraces que orientaran los pronósticos, razón por la cual será hasta hoy lunes que el Programa de Resultados Preliminares -espero- despeje esas incógnitas.



La Cámara de Diputados, batalla principal de este proceso electoral


¿Cómo habrán votado los tlaxcaltecas en el crucial tema de los diputados federales? ¿Habrá captado el contingente morenista -siempre dispuesto a apoyar al presidente- que el asunto más caro para su líder era, no sólo conservar la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, sino incluso aspirar a la calificada? Y el electorado en general, ¿tendría bien entendido que para el antilopezobradorismo lo importante era justamente lo contrario, es decir, que no alcanzase ninguna de esas dos mayorías? Porque ese, y no otro, fue el leit motiv del frente opositor que asoció a partidos con concepciones ideológicas tan diferentes. Se trata de un dilema cuya solución definirá la ruta que habrá de tomar el país. Nada más, pero tampoco nada menos. Habrá que esperar a que la autoridad electoral concluya el cómputo final y reparta las curules de representación proporcional. Sólo hasta entonces sabremos hacia dónde se enfila México.



Lorena y sus escenarios futuros


De ratificarse la victoria de Lorena, su gobierno vivirá dos trienios muy diferentes. Me explico: si como todo apunta a que el presidente saldrá indemne en marzo próximo de la prueba que se autoimpuso para una posible revocación de su mandato, en los primeros tres años de la gestión lorenista se seguirán sin ningún desvío las ordenanzas de la 4T. Pero si López Obrador decide no reelegirse, las circunstancias serán otras en el segundo trienio. El continuismo del régimen -con Claudia, con Ebrard o con Monreal- no podrá mantener la línea radical de su fundador ni la fidelidad de los seguidores será la misma que hoy le profesan a su líder. Y aunque desde su finca chiapaneca siga emitiendo señales, cualquiera de los tres que le suceda no será ya una simple marioneta como hasta ahora han sido los tres. Y cada gobernador -incluida Lorena- actuará a su libre albedrío, sin la férrea sujeción a la que hoy están sometidos.