/ lunes 20 de mayo de 2019

Reformas históricas en favor de las mujeres

  • En la Cámara de Senadores, respondimos a una deuda histórica con las trabajadoras del hogar, que, por años, habían sido discriminadas

En el Senado de la República, fortalecimos las bases para una sociedad más justa e igualitaria, con dos reformas que podemos considerar históricas para las mujeres: la reforma constitucional en materia de paridad de género, y las reformas a la Ley Federal del Trabajo y a la Ley del Seguro Social.

Por largo tiempo, el papel de las mujeres y su liderazgo dentro de la sociedad mexicana han permanecido ocultos, callados, en una parte, porque no había una legislación que garantizara el pleno ejercicio de sus derechos políticos y laborales. Sin embargo, hoy es diferente.

Con el voto unánime de los integrantes de la Cámara Alta del Congreso de la Unión, se consagró el derecho de las mujeres a participar en todos los espacios políticos en condiciones de igualdad con los hombres.

Para ello, se estableció la obligatoriedad constitucional de observar el principio de paridad en la integración de los Poderes de la Unión, así como en los tres poderes de todas las entidades federativas y los municipios.

Ahora, las legislaturas estatales deberán hacer sus propias modificaciones para garantizar los procedimientos de elección, designación y nombramiento de sus autoridades, bajo dicho principio, que deberá aplicarse también para los partidos políticos y órganos autónomos.

De este modo, las autoridades en nuestro país serán electas, nombradas o designadas, según corresponda, respetando el principio de paridad de género.

En congruencia con lo anterior, el Senado de la República también reformó la Ley Federal del Trabajo y la Ley del Seguro Social, en materia de personas trabajadoras del hogar, con lo cual se da un paso importante para consolidar las condiciones de igualdad, justicia y dignidad que requieren las mujeres en nuestro país.

Era necesario hacer ajustes a la legislación actual para mejorar las condiciones laborales de este sector importante, pero poco valorado, que se calcula está integrado en 90 por ciento por mujeres.

Las modificaciones a la Ley Federal del Trabajo traen beneficios notables, como prohibir la contratación de adolescentes menores de 15 años para el trabajo del hogar, que el trabajo del hogar deberá fijarse por medio de un contrato por escrito, y que las trabajadoras del hogar contarán con vacaciones, prima vacacional, pago de días de descanso, acceso obligatorio a la seguridad social y aguinaldo, entre otros.

Y en la Ley del Seguro Social, se estableció que las personas trabajadoras del hogar accederán al esquema de prestaciones del Régimen Obligatorio, que comprende todos los seguros ofrecidos por el Instituto Mexicano del Seguro Social, es decir, riesgos de trabajo, enfermedades y maternidad, invalidez y vida; retiro, cesantía en edad avanzada y vejez, y guarderías y prestaciones sociales.

Así, en la Cámara de Senadores, respondimos a una deuda histórica con las trabajadoras del hogar, que, por años, habían sido discriminadas, ignoradas, y en el peor de los casos, maltratadas, ante la falta de instrumentos legales para proteger sus derechos.

Entendemos que las leyes son perfectibles, y desde la pluralidad política, los grupos parlamentarios logramos acuerdos trascedentes que abonan a la construcción de una sociedad más justa y democrática, porque revalora a las mujeres y sus aportes al desarrollo nacional.

Estimados paisanos: tenemos que seguir adelante, y terminar con la explotación y los abusos, particularmente, en los sectores más vulnerables y menos favorecidos.

La inclusión de las mujeres en toma de decisiones y su participación en el ámbito público es un acto de justicia social y política, fundamental para alcanzar la Cuarta Transformación. Ellas son, por mucho, las protagonistas de los grandes cambios que México necesita para ser más grande.

Muchas gracias por su atención. Hasta la próxima entrega.


  • En la Cámara de Senadores, respondimos a una deuda histórica con las trabajadoras del hogar, que, por años, habían sido discriminadas

En el Senado de la República, fortalecimos las bases para una sociedad más justa e igualitaria, con dos reformas que podemos considerar históricas para las mujeres: la reforma constitucional en materia de paridad de género, y las reformas a la Ley Federal del Trabajo y a la Ley del Seguro Social.

Por largo tiempo, el papel de las mujeres y su liderazgo dentro de la sociedad mexicana han permanecido ocultos, callados, en una parte, porque no había una legislación que garantizara el pleno ejercicio de sus derechos políticos y laborales. Sin embargo, hoy es diferente.

Con el voto unánime de los integrantes de la Cámara Alta del Congreso de la Unión, se consagró el derecho de las mujeres a participar en todos los espacios políticos en condiciones de igualdad con los hombres.

Para ello, se estableció la obligatoriedad constitucional de observar el principio de paridad en la integración de los Poderes de la Unión, así como en los tres poderes de todas las entidades federativas y los municipios.

Ahora, las legislaturas estatales deberán hacer sus propias modificaciones para garantizar los procedimientos de elección, designación y nombramiento de sus autoridades, bajo dicho principio, que deberá aplicarse también para los partidos políticos y órganos autónomos.

De este modo, las autoridades en nuestro país serán electas, nombradas o designadas, según corresponda, respetando el principio de paridad de género.

En congruencia con lo anterior, el Senado de la República también reformó la Ley Federal del Trabajo y la Ley del Seguro Social, en materia de personas trabajadoras del hogar, con lo cual se da un paso importante para consolidar las condiciones de igualdad, justicia y dignidad que requieren las mujeres en nuestro país.

Era necesario hacer ajustes a la legislación actual para mejorar las condiciones laborales de este sector importante, pero poco valorado, que se calcula está integrado en 90 por ciento por mujeres.

Las modificaciones a la Ley Federal del Trabajo traen beneficios notables, como prohibir la contratación de adolescentes menores de 15 años para el trabajo del hogar, que el trabajo del hogar deberá fijarse por medio de un contrato por escrito, y que las trabajadoras del hogar contarán con vacaciones, prima vacacional, pago de días de descanso, acceso obligatorio a la seguridad social y aguinaldo, entre otros.

Y en la Ley del Seguro Social, se estableció que las personas trabajadoras del hogar accederán al esquema de prestaciones del Régimen Obligatorio, que comprende todos los seguros ofrecidos por el Instituto Mexicano del Seguro Social, es decir, riesgos de trabajo, enfermedades y maternidad, invalidez y vida; retiro, cesantía en edad avanzada y vejez, y guarderías y prestaciones sociales.

Así, en la Cámara de Senadores, respondimos a una deuda histórica con las trabajadoras del hogar, que, por años, habían sido discriminadas, ignoradas, y en el peor de los casos, maltratadas, ante la falta de instrumentos legales para proteger sus derechos.

Entendemos que las leyes son perfectibles, y desde la pluralidad política, los grupos parlamentarios logramos acuerdos trascedentes que abonan a la construcción de una sociedad más justa y democrática, porque revalora a las mujeres y sus aportes al desarrollo nacional.

Estimados paisanos: tenemos que seguir adelante, y terminar con la explotación y los abusos, particularmente, en los sectores más vulnerables y menos favorecidos.

La inclusión de las mujeres en toma de decisiones y su participación en el ámbito público es un acto de justicia social y política, fundamental para alcanzar la Cuarta Transformación. Ellas son, por mucho, las protagonistas de los grandes cambios que México necesita para ser más grande.

Muchas gracias por su atención. Hasta la próxima entrega.