/ miércoles 14 de octubre de 2020

Resiliencia | Fideicomisos, ¿austeridad y menos opacidad o control político?

La extinción de los 109 fideicomisos públicos, con el fin de reasignar recursos económicos a la federación y decidir desde ahí qué se hará con los recursos, impacta al no contar con diagnósticos ni insumos técnicos que justifiquen una maniobra así, pues las dos razones que señalan hacen ver que no es un tema de argumentos, sino una cuestión de poder.

La primera razón es sobre ahorrar más dinero en su lógica de la austeridad; sin embargo, los fideicomisos públicos, al menos de los que atañen a la ciencia y tecnología, no manejan recursos económicos públicos, es decir, no se les otorga presupuesto del erario, más bien se integran por las aportaciones complementarias de distintas instituciones, asociaciones y los propios centros, quienes buscan recursos autogenerados.

Aunque el secretario de Hacienda diga que no quedarán desprotegidos, ya que el dinero de los fideicomisos se seguirá entregando a los destinatarios vía presupuesto para el 2021, la duda es ¿de dónde saldrá el dinero? Si de la extinción esperan recuperar 120 mil millones de pesos para que el sector salud tenga más fondos para atender la pandemia, eso significa que se va a gastar más, pues pretenden suplir el dinero de los fideicomisos con el dinero del erario.

En cuanto a la segunda razón, señalan que existe opacidad en los fideicomisos, con lo que hacen ver que desconocen las reformas del Sistema Nacional de Transparencia, promovido en su momento con la misma comunidad académica que originó el Sistema Nacional Anticorrupción, en el cual se estableció que ya no hay secreto fiduciario para los fideicomisos, por ley son sujetos obligados de transparencia, sumado a eso, como se trata de recursos multianuales tienen un régimen especial de fiscalización tanto por la Función Pública como por la Auditoría Superior de la Federación.

Con dichos argumentos para el caso de ciencia y tecnología, pareciera que lo que se busca es controlar políticamente la investigación que se hace en nuestro país, dentro de estos fideicomisos se encuentra el Centro de Ingeniería y Desarrollo Industrial, que coordinan toda investigación de materiales, procesos industriales, manufactura avanzada de todo el sistema CONACYT; el Centro de Investigación en Alimentos y Desarrollo, que coordina la investigación científica en materia de medio ambiente, alimentación y salud; el Centro de Investigación en Matemáticas, que coordina física, matemáticas y ciencia de datos; el Instituto Mora, que coordina la Investigación de Historia y Antropología Social, así como también el CIDE, que coordina la investigación en Política Pública y Desarrollo Regional, además de que se están eliminando compromisos con la Cooperación Alemana, con la Unión Europea, con fundaciones internacionales, así como los convenios y contratos de investigación en curso.

Por ello, académicos, científicos, estudiantes, artistas, organizaciones y colectivos levantaron la voz por los riesgos que se provocarán, si bien, lo que busca el Gobierno federal es evitar la triangulación de los fondos públicos, señalando que lo único que desaparecerá es la forma discrecional y corrupta en que antes se canalizaba el financiamiento de los fideicomisos, pues consideran que abusaban de la discrecionalidad que ofrece esa figura jurídica para favorecer sus intereses.

Se señala que aquellos fondos que estaban en los fideicomisos no corren peligro y serán devueltos a las instituciones que los gestionaban, sin embargo, bajo la lógica de más austeridad y menos opacidad, es necesario conocer ¿con qué propósito?, ¿qué resultados se buscan? No explican ni cómo ni cuándo, no se conoce una ruta clara para encauzar las complicaciones legales, administrativas y financieras que desatará ese proceso, generando con ello cada vez más incertidumbre, la duda por ejemplo es, ¿cómo se va a hacer frente a una emergencia? Si ya no hay Fideicomiso de Fondo de Desastres Naturales, entonces, ¿nos encontramos frente a un hecho que únicamente lo que quiere es controlar los fideicomisos?

La extinción de los 109 fideicomisos públicos, con el fin de reasignar recursos económicos a la federación y decidir desde ahí qué se hará con los recursos, impacta al no contar con diagnósticos ni insumos técnicos que justifiquen una maniobra así, pues las dos razones que señalan hacen ver que no es un tema de argumentos, sino una cuestión de poder.

La primera razón es sobre ahorrar más dinero en su lógica de la austeridad; sin embargo, los fideicomisos públicos, al menos de los que atañen a la ciencia y tecnología, no manejan recursos económicos públicos, es decir, no se les otorga presupuesto del erario, más bien se integran por las aportaciones complementarias de distintas instituciones, asociaciones y los propios centros, quienes buscan recursos autogenerados.

Aunque el secretario de Hacienda diga que no quedarán desprotegidos, ya que el dinero de los fideicomisos se seguirá entregando a los destinatarios vía presupuesto para el 2021, la duda es ¿de dónde saldrá el dinero? Si de la extinción esperan recuperar 120 mil millones de pesos para que el sector salud tenga más fondos para atender la pandemia, eso significa que se va a gastar más, pues pretenden suplir el dinero de los fideicomisos con el dinero del erario.

En cuanto a la segunda razón, señalan que existe opacidad en los fideicomisos, con lo que hacen ver que desconocen las reformas del Sistema Nacional de Transparencia, promovido en su momento con la misma comunidad académica que originó el Sistema Nacional Anticorrupción, en el cual se estableció que ya no hay secreto fiduciario para los fideicomisos, por ley son sujetos obligados de transparencia, sumado a eso, como se trata de recursos multianuales tienen un régimen especial de fiscalización tanto por la Función Pública como por la Auditoría Superior de la Federación.

Con dichos argumentos para el caso de ciencia y tecnología, pareciera que lo que se busca es controlar políticamente la investigación que se hace en nuestro país, dentro de estos fideicomisos se encuentra el Centro de Ingeniería y Desarrollo Industrial, que coordinan toda investigación de materiales, procesos industriales, manufactura avanzada de todo el sistema CONACYT; el Centro de Investigación en Alimentos y Desarrollo, que coordina la investigación científica en materia de medio ambiente, alimentación y salud; el Centro de Investigación en Matemáticas, que coordina física, matemáticas y ciencia de datos; el Instituto Mora, que coordina la Investigación de Historia y Antropología Social, así como también el CIDE, que coordina la investigación en Política Pública y Desarrollo Regional, además de que se están eliminando compromisos con la Cooperación Alemana, con la Unión Europea, con fundaciones internacionales, así como los convenios y contratos de investigación en curso.

Por ello, académicos, científicos, estudiantes, artistas, organizaciones y colectivos levantaron la voz por los riesgos que se provocarán, si bien, lo que busca el Gobierno federal es evitar la triangulación de los fondos públicos, señalando que lo único que desaparecerá es la forma discrecional y corrupta en que antes se canalizaba el financiamiento de los fideicomisos, pues consideran que abusaban de la discrecionalidad que ofrece esa figura jurídica para favorecer sus intereses.

Se señala que aquellos fondos que estaban en los fideicomisos no corren peligro y serán devueltos a las instituciones que los gestionaban, sin embargo, bajo la lógica de más austeridad y menos opacidad, es necesario conocer ¿con qué propósito?, ¿qué resultados se buscan? No explican ni cómo ni cuándo, no se conoce una ruta clara para encauzar las complicaciones legales, administrativas y financieras que desatará ese proceso, generando con ello cada vez más incertidumbre, la duda por ejemplo es, ¿cómo se va a hacer frente a una emergencia? Si ya no hay Fideicomiso de Fondo de Desastres Naturales, entonces, ¿nos encontramos frente a un hecho que únicamente lo que quiere es controlar los fideicomisos?