/ miércoles 17 de noviembre de 2021

Resiliencia | Grooming

El grooming es el acoso y abuso sexual online, son formas delictivas de acoso que implican a un adulto que se pone en contacto con un niño, niña o adolescente con el fin de ganarse poco a poco su confianza para luego involucrarle en una actividad sexual.

El acoso que se presenta por parte de un adulto hacia un menor de edad es una práctica que tiene diferentes niveles de interacción y peligro: desde hablar de sexo y conseguir material íntimo, hasta llegar a mantener un encuentro sexual, es decir, se trata de un proceso en el que se produce un vínculo de confianza entre la víctima y el acosador, éste intenta aislar poco a poco al menor y lo consigue desprendiéndolo de su red de apoyo (familiares, profesores, amigos, etc.), generando un ambiente de secretismo e intimidad.

Debemos prestar atención a esta problemática por diversos motivos; uno de los principales problemas es que este tipo de prácticas cada vez son más frecuentes en línea, siendo las redes sociales el medio ideal o preferido por los groomers (acosadores), puesto que son perfectos para este fin ya que es más fácil y rápido para ellos acceder a información sensible de las víctimas, aunque también puede darse físicamente en cualquier lugar, la forma en la que los groomers acceden a esa información se da a través del establecimiento gradual de vínculos afectivos o de confianza.

En su mayoría, suele darse mediante el uso de perfiles e información falsa que busca ganarse la confianza de las niñas, los niños o los adolescentes, para ello, normalmente finge otra edad, muy cercana a la de la víctima, creando perfiles falsos, generalmente con fotos de personas jóvenes atractivas, suplantando así cualquier identidad, también, sostienen conversaciones frecuentes a través de mensajes de texto, audio o llamadas telefónicas con la víctima, además, puede que el abusador haga regalos, empatice a un nivel profundo con los niños y niñas haciéndole creer que escucha sus problemas, una vez que lo tiene aprovecha esa información y utiliza el chantaje, la manipulación, las amenazas o la coerción para conseguir el control de las víctimas, llevándolas a hacer cosas que no desean, por ejemplo que le envíe material sexual, que relate fantasías sexuales o la relación culmine con un encuentro físico generalmente de tipo sexual.

El agresor tiende siempre a preguntar a la víctima si alguien más conoce su relación e intenta averiguar quién más tiene acceso al ordenador o dispositivo que utiliza el menor, el abusador empieza a introducir conversaciones sexuales de manera paulatina, busca que la víctima se familiarice tanto con la temática sexual como con el vocabulario, ese es el objetivo principal del grooming.

Al estar detrás de la pantalla de cualquier dispositivo, la manipulación de las víctimas es altamente efectiva por todos los recursos de los que hacen uso, los niveles de conectividad e interacción que tienen las niñas, niños y jóvenes en internet los coloca en una situación de vulnerabilidad, muchos de ellos omiten puntos básicos de seguridad, como agregar a personas que no conocen por tener más followers o aumentar sus "me gusta" a sus publicaciones, se encierran en sus recámaras para llevar a cabo su actividad en línea, la falta de supervisión en casa agrava esta situación, muchos padres desconocen lo que hacen sus hijos cuando están en internet, qué páginas, juegos o aplicaciones utilizan, así como las personas o amigos con los que se relacionan, además, el acceso a redes sociales y aplicaciones desde cualquier dispositivo o lugar está literalmente al alcance de la mano.

Hoy en día la interacción con los medios digitales y la socialización virtual que se ha buscado compensar en el aislamiento por pandemia, han aumentado la incidencia de acoso, aunque es un problema que no tiene su raíz en la vía online, sino en la falta de legislación al respecto, la falta de educación sexual y de mecanismos efectivos para prevenirlo y castigarlo, sabemos que existe una escasez en la propagación de información adecuada acerca del tema tanto a la población en riesgo como a los adultos, acrecentando el problema, a pesar de que muchas familias conviven en casa, no todos comparten el espacio de trabajo o sostienen conversaciones sobre sus actividades en línea, por lo que, esta problemática requiere de atención y acción, toda vez que, es un acto violento que trasgrede a las niñas, niños y adolescentes, ocasionando daños emocionales profundos como estrés postraumático, depresión, ansiedad, bajo autoconcepto y autoimagen; puede llevar a algunas víctimas a desear o intentar quitarse la vida ya que el grooming opera a partir de la vulnerabilidad de las víctimas a las que ataca.

La educación tanto en un uso responsable de las nuevas tecnologías como en el ámbito afectivo-sexual evitará el grooming, el primer paso es enseñar a los menores cómo detectar un perfil falso y cómo hacer un uso responsable de Internet para evitar que sean víctimas de los acosadores es rechazando mensajes de tipo sexual, no publicar imágenes ni datos personales con los que se les pueda identificar o localizar, utilizar perfiles privados y no aceptar solicitudes de amistad de desconocidos, no subir a redes sociales contenidos de carácter sexual o compartirlos con otras personas, por mucha confianza que crean sentir, enseñarles que todo lo que sale de sus ordenadores o dispositivos digitales queda fuera de su control y que puede llegar a cualquier persona en cualquier lugar con malas intenciones, no caer en los chantajes y a la primera señal de ello, contárselo a un adulto. No es necesario que invadamos la privacidad de los menores, puesto que las leyes de protección de datos también les amparan, pero sí debemos intentar saber a través de ellos con quiénes contactan y tratan en Internet y llevar un cierto nivel de control sobre ello.

Es esencial tener en cuenta que especialmente en el grooming el engaño es lento y no hay consentimiento del niño, niña o adolescente, no son conscientes de lo que les ocurre y no tienen las herramientas adecuadas para defenderse, nunca podrá ser culpa de ellos, necesitamos comprenderlos para poder protegerlos y acompañarlos de la mejor manera, así como entender también que más allá de este particular momento de hiperconectividad, que sin dudas genera un escenario propicio para los abusadores, cualquier chica o chico está expuesto a ser víctima de grooming, por lo que, la comunicación y la educación afectivo-sexual, junto con el apoyo del entorno más cercano a los menores, son las herramientas más eficaces para prevenirlo.

El grooming es el acoso y abuso sexual online, son formas delictivas de acoso que implican a un adulto que se pone en contacto con un niño, niña o adolescente con el fin de ganarse poco a poco su confianza para luego involucrarle en una actividad sexual.

El acoso que se presenta por parte de un adulto hacia un menor de edad es una práctica que tiene diferentes niveles de interacción y peligro: desde hablar de sexo y conseguir material íntimo, hasta llegar a mantener un encuentro sexual, es decir, se trata de un proceso en el que se produce un vínculo de confianza entre la víctima y el acosador, éste intenta aislar poco a poco al menor y lo consigue desprendiéndolo de su red de apoyo (familiares, profesores, amigos, etc.), generando un ambiente de secretismo e intimidad.

Debemos prestar atención a esta problemática por diversos motivos; uno de los principales problemas es que este tipo de prácticas cada vez son más frecuentes en línea, siendo las redes sociales el medio ideal o preferido por los groomers (acosadores), puesto que son perfectos para este fin ya que es más fácil y rápido para ellos acceder a información sensible de las víctimas, aunque también puede darse físicamente en cualquier lugar, la forma en la que los groomers acceden a esa información se da a través del establecimiento gradual de vínculos afectivos o de confianza.

En su mayoría, suele darse mediante el uso de perfiles e información falsa que busca ganarse la confianza de las niñas, los niños o los adolescentes, para ello, normalmente finge otra edad, muy cercana a la de la víctima, creando perfiles falsos, generalmente con fotos de personas jóvenes atractivas, suplantando así cualquier identidad, también, sostienen conversaciones frecuentes a través de mensajes de texto, audio o llamadas telefónicas con la víctima, además, puede que el abusador haga regalos, empatice a un nivel profundo con los niños y niñas haciéndole creer que escucha sus problemas, una vez que lo tiene aprovecha esa información y utiliza el chantaje, la manipulación, las amenazas o la coerción para conseguir el control de las víctimas, llevándolas a hacer cosas que no desean, por ejemplo que le envíe material sexual, que relate fantasías sexuales o la relación culmine con un encuentro físico generalmente de tipo sexual.

El agresor tiende siempre a preguntar a la víctima si alguien más conoce su relación e intenta averiguar quién más tiene acceso al ordenador o dispositivo que utiliza el menor, el abusador empieza a introducir conversaciones sexuales de manera paulatina, busca que la víctima se familiarice tanto con la temática sexual como con el vocabulario, ese es el objetivo principal del grooming.

Al estar detrás de la pantalla de cualquier dispositivo, la manipulación de las víctimas es altamente efectiva por todos los recursos de los que hacen uso, los niveles de conectividad e interacción que tienen las niñas, niños y jóvenes en internet los coloca en una situación de vulnerabilidad, muchos de ellos omiten puntos básicos de seguridad, como agregar a personas que no conocen por tener más followers o aumentar sus "me gusta" a sus publicaciones, se encierran en sus recámaras para llevar a cabo su actividad en línea, la falta de supervisión en casa agrava esta situación, muchos padres desconocen lo que hacen sus hijos cuando están en internet, qué páginas, juegos o aplicaciones utilizan, así como las personas o amigos con los que se relacionan, además, el acceso a redes sociales y aplicaciones desde cualquier dispositivo o lugar está literalmente al alcance de la mano.

Hoy en día la interacción con los medios digitales y la socialización virtual que se ha buscado compensar en el aislamiento por pandemia, han aumentado la incidencia de acoso, aunque es un problema que no tiene su raíz en la vía online, sino en la falta de legislación al respecto, la falta de educación sexual y de mecanismos efectivos para prevenirlo y castigarlo, sabemos que existe una escasez en la propagación de información adecuada acerca del tema tanto a la población en riesgo como a los adultos, acrecentando el problema, a pesar de que muchas familias conviven en casa, no todos comparten el espacio de trabajo o sostienen conversaciones sobre sus actividades en línea, por lo que, esta problemática requiere de atención y acción, toda vez que, es un acto violento que trasgrede a las niñas, niños y adolescentes, ocasionando daños emocionales profundos como estrés postraumático, depresión, ansiedad, bajo autoconcepto y autoimagen; puede llevar a algunas víctimas a desear o intentar quitarse la vida ya que el grooming opera a partir de la vulnerabilidad de las víctimas a las que ataca.

La educación tanto en un uso responsable de las nuevas tecnologías como en el ámbito afectivo-sexual evitará el grooming, el primer paso es enseñar a los menores cómo detectar un perfil falso y cómo hacer un uso responsable de Internet para evitar que sean víctimas de los acosadores es rechazando mensajes de tipo sexual, no publicar imágenes ni datos personales con los que se les pueda identificar o localizar, utilizar perfiles privados y no aceptar solicitudes de amistad de desconocidos, no subir a redes sociales contenidos de carácter sexual o compartirlos con otras personas, por mucha confianza que crean sentir, enseñarles que todo lo que sale de sus ordenadores o dispositivos digitales queda fuera de su control y que puede llegar a cualquier persona en cualquier lugar con malas intenciones, no caer en los chantajes y a la primera señal de ello, contárselo a un adulto. No es necesario que invadamos la privacidad de los menores, puesto que las leyes de protección de datos también les amparan, pero sí debemos intentar saber a través de ellos con quiénes contactan y tratan en Internet y llevar un cierto nivel de control sobre ello.

Es esencial tener en cuenta que especialmente en el grooming el engaño es lento y no hay consentimiento del niño, niña o adolescente, no son conscientes de lo que les ocurre y no tienen las herramientas adecuadas para defenderse, nunca podrá ser culpa de ellos, necesitamos comprenderlos para poder protegerlos y acompañarlos de la mejor manera, así como entender también que más allá de este particular momento de hiperconectividad, que sin dudas genera un escenario propicio para los abusadores, cualquier chica o chico está expuesto a ser víctima de grooming, por lo que, la comunicación y la educación afectivo-sexual, junto con el apoyo del entorno más cercano a los menores, son las herramientas más eficaces para prevenirlo.