/ miércoles 4 de agosto de 2021

Resiliencia | La lucha por la igualdad de género para la consolidación del deporte olímpico femenil

La lucha por la igualdad entre hombres y mujeres hoy en día sigue siendo necesaria y no es la excepción en el ámbito deportivo; las mujeres tienen un papel crucial en el deporte, pero han tenido que luchar durante muchos años para poder tener la visibilidad y beneficio del que siempre han gozado los deportistas hombres.

Los Juegos Olímpicos no son una excepción, la discriminación hacia las mujeres en las Olimpiadas ha sido una realidad en el pasado, misma que se mantuvo durante muchos años, tendencia que ha cambiado con el tiempo tras años de lucha y reivindicación femenina.

La relación entre las mujeres y el deporte siempre ha sido complicada debido a las limitaciones impuestas por la propia sociedad y la constante discriminación hacia las deportistas, podemos decir que desde la Antigua Grecia, los fundadores de las Olimpiadas no consideraron a las mujeres para participar en el mayor evento deportivo de la historia, los obstáculos de la sociedad hacia las mujeres eran tales que los organizadores ni siquiera les dejaban asistir a los Juegos como espectadoras, la única excepción que se permitía era la de las mujeres solteras, por suerte, y tras años de reivindicación, esta situación cambió con la llegada de las Olimpiadas modernas.

En 1886 se celebró en Atenas la primera edición de los Juegos Olímpicos de la modernidad, en esa época Pierre de Coubertin fue uno de los grandes fundadores, por lo que, el propio Pierre como el resto de los dirigentes, eran muy proactivos en cuanto a la modernización de los Juegos, pero no en lo que se refería a la inclusión y participación de las mujeres, incluso solían decir: "Los Juegos son la solemne y periódica exaltación del deporte masculino, con el aplauso de las mujeres como recompensa".

Pese a la negativa de los fundadores, las mujeres participaron por primera vez en los Juegos Olímpicos de 1900 celebrados en París, cabe destacar que esta primera incursión femenina fue meramente testimonial, ya que su participación se consideró como algo extra oficial, limitando su inclusión en deportes que según los organizadores se consideraban de naturaleza femenina; entre las disciplinas aparecía el golf, el croquet o el tenis en los que llegaron a participar un total de 22 mujeres del total de 997 competidores, destacaba por ejemplo la presencia de Charlotte Cooper, tenista que ya había ganado Wimbledon en tres ocasiones y que se convirtió en la primera campeona olímpica de la historia.

Sin embargo, cada vez eran más voces importantes las que se ponían en contra de la participación de las mujeres en los Juegos Olímpicos modernos, por ejemplo el Papa Pío XI encabezó una campaña en contra de las mujeres en el deporte, pero nada pudo hacer ante la presión que ejercía el movimiento feminista, de esa manera, el atletismo, la esgrima, la natación y la gimnasia empezaron a contar con mujeres.

Los Juegos de Ámsterdam en 1928 fueron un antes y un después para la inclusión de las mujeres en las Olimpiadas, en dicho evento se inscribieron un total de 300 mujeres, representando poco más del 10% del total de deportistas, apareciendo Alice Melliat, fundadora de la Federación de Sociedades Femeninas de Francia y una de las organizadoras de la Federación Internacional Deportiva Femenina.

La participación de las mujeres en los Juegos Olímpicos fue ampliando su porcentaje cada cuatro años, hasta que finalmente se acabó normalizando la presencia de mujeres deportistas en todas las disciplinas siendo las Olimpiadas de Atlanta en 1976 uno de los puntos clave para el progreso de la igualdad.

En los Juegos Olímpicos en Atenas 2004, la participación de las mujeres superó el 40% de los deportistas, sin embargo, en Londres 2012 fueron las Olimpiadas con más participación de mujeres en la historia con un total de 4.850 deportistas, es decir, un 46% del total, porcentaje que disminuyó hasta el 45% en las últimas Olimpiadas celebradas en Río de Janeiro, sin embargo pueden presumir el récord de mayor número de medallas olímpicas femeninas de la historia con un 44% del total.

Por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos el número de atletas femeninas que participan está al borde de la paridad, pues las mujeres que compiten en Tokio 2020 representan el 49% del total de deportistas presentes, además de ser los Juegos con mayor equilibrio de género de la historia, la participación femenil ha aumentado significativamente, pues este año la representación de género está completa en los 206 equipos.

Como puede verse a través de los datos y la historia, el camino hacia la igualdad de género en los juegos olímpicos ha sido largo, las mujeres siempre han tenido que luchar por conseguir ese merecido espacio entre los deportistas, además, al paso de los años han demostrado que las deportistas son igual de efectivas y capaces de conseguir todo tipo de récords mundiales, sin duda alguna, la perseverancia de las mujeres en su lucha por la igualdad en el deporte representan uno de los valores más destacados, a través del cual se está logrando la consolidación del deporte olímpico femenil.

La lucha por la igualdad entre hombres y mujeres hoy en día sigue siendo necesaria y no es la excepción en el ámbito deportivo; las mujeres tienen un papel crucial en el deporte, pero han tenido que luchar durante muchos años para poder tener la visibilidad y beneficio del que siempre han gozado los deportistas hombres.

Los Juegos Olímpicos no son una excepción, la discriminación hacia las mujeres en las Olimpiadas ha sido una realidad en el pasado, misma que se mantuvo durante muchos años, tendencia que ha cambiado con el tiempo tras años de lucha y reivindicación femenina.

La relación entre las mujeres y el deporte siempre ha sido complicada debido a las limitaciones impuestas por la propia sociedad y la constante discriminación hacia las deportistas, podemos decir que desde la Antigua Grecia, los fundadores de las Olimpiadas no consideraron a las mujeres para participar en el mayor evento deportivo de la historia, los obstáculos de la sociedad hacia las mujeres eran tales que los organizadores ni siquiera les dejaban asistir a los Juegos como espectadoras, la única excepción que se permitía era la de las mujeres solteras, por suerte, y tras años de reivindicación, esta situación cambió con la llegada de las Olimpiadas modernas.

En 1886 se celebró en Atenas la primera edición de los Juegos Olímpicos de la modernidad, en esa época Pierre de Coubertin fue uno de los grandes fundadores, por lo que, el propio Pierre como el resto de los dirigentes, eran muy proactivos en cuanto a la modernización de los Juegos, pero no en lo que se refería a la inclusión y participación de las mujeres, incluso solían decir: "Los Juegos son la solemne y periódica exaltación del deporte masculino, con el aplauso de las mujeres como recompensa".

Pese a la negativa de los fundadores, las mujeres participaron por primera vez en los Juegos Olímpicos de 1900 celebrados en París, cabe destacar que esta primera incursión femenina fue meramente testimonial, ya que su participación se consideró como algo extra oficial, limitando su inclusión en deportes que según los organizadores se consideraban de naturaleza femenina; entre las disciplinas aparecía el golf, el croquet o el tenis en los que llegaron a participar un total de 22 mujeres del total de 997 competidores, destacaba por ejemplo la presencia de Charlotte Cooper, tenista que ya había ganado Wimbledon en tres ocasiones y que se convirtió en la primera campeona olímpica de la historia.

Sin embargo, cada vez eran más voces importantes las que se ponían en contra de la participación de las mujeres en los Juegos Olímpicos modernos, por ejemplo el Papa Pío XI encabezó una campaña en contra de las mujeres en el deporte, pero nada pudo hacer ante la presión que ejercía el movimiento feminista, de esa manera, el atletismo, la esgrima, la natación y la gimnasia empezaron a contar con mujeres.

Los Juegos de Ámsterdam en 1928 fueron un antes y un después para la inclusión de las mujeres en las Olimpiadas, en dicho evento se inscribieron un total de 300 mujeres, representando poco más del 10% del total de deportistas, apareciendo Alice Melliat, fundadora de la Federación de Sociedades Femeninas de Francia y una de las organizadoras de la Federación Internacional Deportiva Femenina.

La participación de las mujeres en los Juegos Olímpicos fue ampliando su porcentaje cada cuatro años, hasta que finalmente se acabó normalizando la presencia de mujeres deportistas en todas las disciplinas siendo las Olimpiadas de Atlanta en 1976 uno de los puntos clave para el progreso de la igualdad.

En los Juegos Olímpicos en Atenas 2004, la participación de las mujeres superó el 40% de los deportistas, sin embargo, en Londres 2012 fueron las Olimpiadas con más participación de mujeres en la historia con un total de 4.850 deportistas, es decir, un 46% del total, porcentaje que disminuyó hasta el 45% en las últimas Olimpiadas celebradas en Río de Janeiro, sin embargo pueden presumir el récord de mayor número de medallas olímpicas femeninas de la historia con un 44% del total.

Por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos el número de atletas femeninas que participan está al borde de la paridad, pues las mujeres que compiten en Tokio 2020 representan el 49% del total de deportistas presentes, además de ser los Juegos con mayor equilibrio de género de la historia, la participación femenil ha aumentado significativamente, pues este año la representación de género está completa en los 206 equipos.

Como puede verse a través de los datos y la historia, el camino hacia la igualdad de género en los juegos olímpicos ha sido largo, las mujeres siempre han tenido que luchar por conseguir ese merecido espacio entre los deportistas, además, al paso de los años han demostrado que las deportistas son igual de efectivas y capaces de conseguir todo tipo de récords mundiales, sin duda alguna, la perseverancia de las mujeres en su lucha por la igualdad en el deporte representan uno de los valores más destacados, a través del cual se está logrando la consolidación del deporte olímpico femenil.