/ miércoles 6 de abril de 2022

Resiliencia | Mediación con perspectiva de género

La Mediación, al ser un Mecanismo Alterno de Solución de Controversias, evita el uso de los procedimientos legales tradicionales, esos procedimientos tradicionales se encuentran carcomidos por contenidos ideológicos, económicos y políticos que devalúan a las mujeres y las colocan en situaciones de vulnerabilidad.

La Mediación es idónea para que los estereotipos de género no sean un factor determinante que sesgue el sistema legal ni coarte el pleno ejercicio de los derechos, con ello se reafirma el hecho de que es necesaria la transformación de nuestro sistema jurídico por uno que suprima los modelos socioculturales de conducta, modelos basados en roles estereotipados de una sociedad construida desde la clasificación binaria hombre-mujer, en éstos modelos arcaicos lo que no encaja en el imaginario social, es sometido, ignorado y violentado.

Esta forma de ver el mundo binario en la que estamos acostumbrados a ver las cosas como si fueran una moneda con solo dos caras, dos lados de la historia; blanco o negro, conservadores o liberales, mujer u hombre, y es que este binarismo no se puede aplicar a la identidad de un ser humano, cada día incrementan tantos cuestionamientos que realizan personas que ni siquiera diferencian entre los conceptos de sexo y género, el uso de neo pronombres o pronombres inclusivos siempre ha sido tema de controversia, pero si hay algo que debemos tener en cuenta es que la identidad y derechos de una persona nunca deberían de estar en discusión.

Desgraciadamente e históricamente los seres humanos hemos categorizado y clasificado a las personas para comprender nuestro entorno, los estereotipos se arraigan profundamente en nuestra percepción, con ello se dificulta su concientización, aumentando su complejidad si los naturalizamos con factores descriptivos y estadísticas, llegando incluso, a justificar su uso y prácticas.

Cabe puntualizar que los estereotipos de género afectan tanto a hombres como a mujeres, perjudicando aún más al género femenino, por lo que resulta un asunto general, no obstante, que debemos reconocer la problemática, aportar soluciones efectivas y fomentarlas.

Es necesario deslindarnos de preconcepciones arcaicas y coercitivas para permitir el desarrollo del derecho, con ello potencializar el uso de los medios alternos que ofrecen flexibilidad y economía, éstos configuran soluciones acordes a las necesidades de las partes asegurando acuerdos a largo plazo, sin embargo, la Mediación es una opción que no suele considerarse ya que la mayoría de las personas desconocen su alcance y contenido, incluso cuando una mediación con perspectiva de género sería la mejor forma de concebirla.

México, al ratificar la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), adquirió compromisos internacionales en materia de derechos humanos, en estos compromisos se responsabilizó a implementar medidas apropiadas, legislativas o pragmáticas, que erradiquen la discriminación contra la mujer, ya que los efectos que este tipo de violencias generan repercuten nocivamente en toda la sociedad.

Es fundamental que la Mediadora o el Mediador, al ser profesionales especializados, conduzcan la Mediación y obtengan acuerdos sin aminorar la capacidad de las personas para disfrutar el pleno ejercicio de sus derechos fundamentales.

En este sentido, la Mediación con perspectiva de género es necesaria y apremiante, debido a las causas ya expresadas, es necesaria por la naturaleza de los conflictos que gestiona, tanto en los asuntos familiares, civiles-mercantiles, penales, escolares, rurales y comunitarios, siempre hay una dualidad y disparidad entre hombres y mujeres, es necesario erradicar dicha disparidad y violencia y ver las cosas con perspectiva de género.

La perspectiva de género es una obligación que permite mejorar la vida de las personas, esta perspectiva ayuda a comprender profundamente tanto la vida de las mujeres como la de los hombres y las relaciones que se dan entre ambos.

La violencia hacia las mujeres representa un foco importante de atención tanto en la agenda pública como privada, es un problema sistemático, estructural e institucionalizado, que desencadena la transgresión de derechos humanos e impide el debido acceso a la justicia, es la herramienta que perpetúa las disparidades o bien, el instrumento que provoca las condiciones apropiadas para el desarrollo de la mujer.

La Mediación, al ser un Mecanismo Alterno de Solución de Controversias, evita el uso de los procedimientos legales tradicionales, esos procedimientos tradicionales se encuentran carcomidos por contenidos ideológicos, económicos y políticos que devalúan a las mujeres y las colocan en situaciones de vulnerabilidad.

La Mediación es idónea para que los estereotipos de género no sean un factor determinante que sesgue el sistema legal ni coarte el pleno ejercicio de los derechos, con ello se reafirma el hecho de que es necesaria la transformación de nuestro sistema jurídico por uno que suprima los modelos socioculturales de conducta, modelos basados en roles estereotipados de una sociedad construida desde la clasificación binaria hombre-mujer, en éstos modelos arcaicos lo que no encaja en el imaginario social, es sometido, ignorado y violentado.

Esta forma de ver el mundo binario en la que estamos acostumbrados a ver las cosas como si fueran una moneda con solo dos caras, dos lados de la historia; blanco o negro, conservadores o liberales, mujer u hombre, y es que este binarismo no se puede aplicar a la identidad de un ser humano, cada día incrementan tantos cuestionamientos que realizan personas que ni siquiera diferencian entre los conceptos de sexo y género, el uso de neo pronombres o pronombres inclusivos siempre ha sido tema de controversia, pero si hay algo que debemos tener en cuenta es que la identidad y derechos de una persona nunca deberían de estar en discusión.

Desgraciadamente e históricamente los seres humanos hemos categorizado y clasificado a las personas para comprender nuestro entorno, los estereotipos se arraigan profundamente en nuestra percepción, con ello se dificulta su concientización, aumentando su complejidad si los naturalizamos con factores descriptivos y estadísticas, llegando incluso, a justificar su uso y prácticas.

Cabe puntualizar que los estereotipos de género afectan tanto a hombres como a mujeres, perjudicando aún más al género femenino, por lo que resulta un asunto general, no obstante, que debemos reconocer la problemática, aportar soluciones efectivas y fomentarlas.

Es necesario deslindarnos de preconcepciones arcaicas y coercitivas para permitir el desarrollo del derecho, con ello potencializar el uso de los medios alternos que ofrecen flexibilidad y economía, éstos configuran soluciones acordes a las necesidades de las partes asegurando acuerdos a largo plazo, sin embargo, la Mediación es una opción que no suele considerarse ya que la mayoría de las personas desconocen su alcance y contenido, incluso cuando una mediación con perspectiva de género sería la mejor forma de concebirla.

México, al ratificar la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), adquirió compromisos internacionales en materia de derechos humanos, en estos compromisos se responsabilizó a implementar medidas apropiadas, legislativas o pragmáticas, que erradiquen la discriminación contra la mujer, ya que los efectos que este tipo de violencias generan repercuten nocivamente en toda la sociedad.

Es fundamental que la Mediadora o el Mediador, al ser profesionales especializados, conduzcan la Mediación y obtengan acuerdos sin aminorar la capacidad de las personas para disfrutar el pleno ejercicio de sus derechos fundamentales.

En este sentido, la Mediación con perspectiva de género es necesaria y apremiante, debido a las causas ya expresadas, es necesaria por la naturaleza de los conflictos que gestiona, tanto en los asuntos familiares, civiles-mercantiles, penales, escolares, rurales y comunitarios, siempre hay una dualidad y disparidad entre hombres y mujeres, es necesario erradicar dicha disparidad y violencia y ver las cosas con perspectiva de género.

La perspectiva de género es una obligación que permite mejorar la vida de las personas, esta perspectiva ayuda a comprender profundamente tanto la vida de las mujeres como la de los hombres y las relaciones que se dan entre ambos.

La violencia hacia las mujeres representa un foco importante de atención tanto en la agenda pública como privada, es un problema sistemático, estructural e institucionalizado, que desencadena la transgresión de derechos humanos e impide el debido acceso a la justicia, es la herramienta que perpetúa las disparidades o bien, el instrumento que provoca las condiciones apropiadas para el desarrollo de la mujer.