/ miércoles 22 de junio de 2022

Resiliencia | Reclutamiento de la niñez mexicana

La crisis de violencia en México afecta a toda la sociedad, sin embargo, las niñas, niños y adolescentes conforman un grupo vulnerable que resiente aún más el fenómeno, al verse inmersos en prácticas que transgreden sus derechos humanos e imposibilitan que se desarrollen física y psicológicamente de manera adecuada y acorde a su edad.

En las últimas décadas, en todo el territorio nacional, se ha recrudecido la violencia contra la niñez, según datos de Redim (2019), del año 2000 al cierre de 2019, alrededor de 21,000 niñas, niños y adolescentes han sido víctimas de homicidio doloso, mientras que hay más de 7,000 casos de desaparición en este sector (Infobae, 2020).

La violencia generalizada se entrelaza con una de las problemáticas más complejas en materia de seguridad pública: la delincuencia organizada, el combate a esta y todas sus repercusiones hacen que el panorama se dificulte, pues la estructura y coordinación de la que dispone este tipo de criminalidad provee grandes recursos para cometer actividades ilícitas y favorece las condiciones para hacerlo en completa impunidad.

Sumado a esto, el reclutamiento forzoso de niñas, niños y adolescentes en grupos criminales organizados ha ido en aumento, la falta de políticas públicas para combatir el reclutamiento provoca que la práctica se lleve a cabo de manera sistemática y sin consecuencias reales para los grupos delictivos organizados, lo que deja a niñas, niños y adolescentes sufriendo las secuelas, que van desde la privación de la libertad hasta la muerte.

Por lo anterior, en años pasados el Comité de Derechos del Niño de la ONU instó al Estado mexicano a tomar acciones para contrarrestar el reclutamiento de niñas, niños y adolescentes en las filas de la delincuencia organizada, haciendo hincapié en las consecuencias que ello trae para la niñez mexicana y en la urgencia de desplegar estrategias de seguridad que les protejan (Redim, 2019).

  • No existe una cifra exacta del número de niñas, niños y adolescentes que han sido cooptados por la delincuencia organizada, pero se estima que 30,000 han sido incorporados a sus filas (Redim, 2019), por lo que, resulta lógico pensar que las cifras de homicidios y desapariciones también estén relacionadas con dichos grupos delictivos organizados, especialmente en regiones del interior de la República, donde este tipo de criminalidad ha tomado el mando y se desarrolla en total impunidad, pues es sabido que la delincuencia organizada suele enfilar a la niñez en zonas alejadas y excluidas donde esta población se encuentra en situaciones de vulnerabilidad más severas (Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2015).

Los cálculos respecto a la cantidad de niñas, niños y adolescentes que ha reclutado la delincuencia organizada; por un lado, en 2011, la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) mencionó que 35,000 niñas, niños y adolescentes eran parte de grupos delictivos organizados; por otro lado, en 2018, autoridades mexicanas estimaron que alrededor de 460,000 niñas, niños y adolescentes tienen algún rol dentro de estos grupos delictivos organizados.

En un contexto como este, es urgente que existan propuestas para construir políticas públicas encaminadas a prevenir el acceso de los grupos delincuenciales a esta población tan vulnerable, asimismo, se requiere el diseño e implementación de programas que tracen rutas de acción para identificar a niñas, niños y adolescentes que forman parte de las filas de la delincuencia organizada, para así trabajar en su desmovilización y reestablecer el ejercicio y protección de sus derechos.

Para ello, es primordial conocer la forma en la que la delincuencia organizada opera al momento de reclutar y, además, conocer los roles que juega la niñez dentro de los grupos criminales en el desempeño de conductas delictivas en sus distintas modalidades.

Es crucial identificar qué función tienen los factores psicológico, social, cultural, familiar y educativo en propiciar el alistamiento de niñas, niños y adolescentes en grupos delictivos organizados; conocer la problemática de cerca y comprender las formas de ejecución permitirá tener un mayor entendimiento de cómo afecta el fenómeno a esta población, de esta manera, las propuestas de política pública y programas destinados al combate del reclutamiento de la niñez mexicana en la delincuencia organizada podrán apegarse a las necesidades reales para ser más eficaces y efectivas.

Todo esto sienta las bases para proponer acciones que no solo ayuden a desvincular a niñas, niños y adolescentes de la delincuencia organizada, sino que además abonen en su adecuada reinserción a la sociedad y en la prevención de nuevos casos de reclutamiento para cualquier tipo de conducta delictiva, especialmente aquellas de tipo organizado que por su propia naturaleza resultan más dañinas y violentas.

La crisis de violencia en México afecta a toda la sociedad, sin embargo, las niñas, niños y adolescentes conforman un grupo vulnerable que resiente aún más el fenómeno, al verse inmersos en prácticas que transgreden sus derechos humanos e imposibilitan que se desarrollen física y psicológicamente de manera adecuada y acorde a su edad.

En las últimas décadas, en todo el territorio nacional, se ha recrudecido la violencia contra la niñez, según datos de Redim (2019), del año 2000 al cierre de 2019, alrededor de 21,000 niñas, niños y adolescentes han sido víctimas de homicidio doloso, mientras que hay más de 7,000 casos de desaparición en este sector (Infobae, 2020).

La violencia generalizada se entrelaza con una de las problemáticas más complejas en materia de seguridad pública: la delincuencia organizada, el combate a esta y todas sus repercusiones hacen que el panorama se dificulte, pues la estructura y coordinación de la que dispone este tipo de criminalidad provee grandes recursos para cometer actividades ilícitas y favorece las condiciones para hacerlo en completa impunidad.

Sumado a esto, el reclutamiento forzoso de niñas, niños y adolescentes en grupos criminales organizados ha ido en aumento, la falta de políticas públicas para combatir el reclutamiento provoca que la práctica se lleve a cabo de manera sistemática y sin consecuencias reales para los grupos delictivos organizados, lo que deja a niñas, niños y adolescentes sufriendo las secuelas, que van desde la privación de la libertad hasta la muerte.

Por lo anterior, en años pasados el Comité de Derechos del Niño de la ONU instó al Estado mexicano a tomar acciones para contrarrestar el reclutamiento de niñas, niños y adolescentes en las filas de la delincuencia organizada, haciendo hincapié en las consecuencias que ello trae para la niñez mexicana y en la urgencia de desplegar estrategias de seguridad que les protejan (Redim, 2019).

  • No existe una cifra exacta del número de niñas, niños y adolescentes que han sido cooptados por la delincuencia organizada, pero se estima que 30,000 han sido incorporados a sus filas (Redim, 2019), por lo que, resulta lógico pensar que las cifras de homicidios y desapariciones también estén relacionadas con dichos grupos delictivos organizados, especialmente en regiones del interior de la República, donde este tipo de criminalidad ha tomado el mando y se desarrolla en total impunidad, pues es sabido que la delincuencia organizada suele enfilar a la niñez en zonas alejadas y excluidas donde esta población se encuentra en situaciones de vulnerabilidad más severas (Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2015).

Los cálculos respecto a la cantidad de niñas, niños y adolescentes que ha reclutado la delincuencia organizada; por un lado, en 2011, la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) mencionó que 35,000 niñas, niños y adolescentes eran parte de grupos delictivos organizados; por otro lado, en 2018, autoridades mexicanas estimaron que alrededor de 460,000 niñas, niños y adolescentes tienen algún rol dentro de estos grupos delictivos organizados.

En un contexto como este, es urgente que existan propuestas para construir políticas públicas encaminadas a prevenir el acceso de los grupos delincuenciales a esta población tan vulnerable, asimismo, se requiere el diseño e implementación de programas que tracen rutas de acción para identificar a niñas, niños y adolescentes que forman parte de las filas de la delincuencia organizada, para así trabajar en su desmovilización y reestablecer el ejercicio y protección de sus derechos.

Para ello, es primordial conocer la forma en la que la delincuencia organizada opera al momento de reclutar y, además, conocer los roles que juega la niñez dentro de los grupos criminales en el desempeño de conductas delictivas en sus distintas modalidades.

Es crucial identificar qué función tienen los factores psicológico, social, cultural, familiar y educativo en propiciar el alistamiento de niñas, niños y adolescentes en grupos delictivos organizados; conocer la problemática de cerca y comprender las formas de ejecución permitirá tener un mayor entendimiento de cómo afecta el fenómeno a esta población, de esta manera, las propuestas de política pública y programas destinados al combate del reclutamiento de la niñez mexicana en la delincuencia organizada podrán apegarse a las necesidades reales para ser más eficaces y efectivas.

Todo esto sienta las bases para proponer acciones que no solo ayuden a desvincular a niñas, niños y adolescentes de la delincuencia organizada, sino que además abonen en su adecuada reinserción a la sociedad y en la prevención de nuevos casos de reclutamiento para cualquier tipo de conducta delictiva, especialmente aquellas de tipo organizado que por su propia naturaleza resultan más dañinas y violentas.