“Alien: Romulus” llega a la pantalla grande con una mezcla de expectativas y escepticismo. ¿Es posible que una franquicia tan icónica pueda reinventarse, o está condenada a repetir viejas fórmulas? Bajo la dirección de Fede Álvarez, conocido por su enfoque fresco en el género de terror, “Romulus” busca responder esa pregunta con una vuelta al origen que mezcla terror, ciencia ficción y un toque de nostalgia.
La película se sitúa en un futuro no muy lejano, en un asentamiento humano en un planeta remoto, un contexto que recuerda al original “Alien” de Ridley Scott. Desde el primer acto, la atmósfera claustrofóbica y opresiva, tan característica de la saga, se apodera de la narrativa. Álvarez no pierde tiempo en establecer un tono sombrío con una cinematografía que juega con las sombras y la incertidumbre.
El elenco, compuesto en su mayoría por actores relativamente nuevos en Hollywood, aporta frescura y vulnerabilidad a sus personajes. A diferencia de las secuelas más recientes, “Romulus” vuelve a enfocarse en el horror psicológico y en la tensión que surge de lo desconocido, en lugar de la acción desenfrenada. Cada miembro de la tripulación se enfrenta a sus propios demonios internos, un paralelismo efectivo con el monstruo que acecha en la oscuridad.
El Xenomorfo, la criatura que se ha convertido en un ícono del cine de terror, regresa con un diseño renovado, pero que respeta sus raíces. Álvarez evita mostrarlo en exceso, usando su presencia como una amenaza constante e invisible. Esta decisión, aunque arriesgada, funciona al revivir el terror primordial de la película setentera.
El guion, si bien es efectivo en generar tensión, cae en algunos clichés que restan originalidad a la trama. Algunas subtramas se sienten forzadas, y aunque la película intenta profundizar en el origen de la criatura y su relación con la humanidad, estas ideas no siempre se desarrollan de manera convincente.
A pesar de estos tropiezos, funciona como recordatorio de que “menos es más” y que el verdadero horror no reside en la criatura en sí, sino en la desesperación y el instinto de supervivencia que despierta en sus víctimas.
“Romulus” es una película que equilibra la nostalgia con una dirección moderna y aterradora. Fede Álvarez respeta la mitología de “Alien” mientras añade su propio sello con una experiencia que complacerá tanto a los fanáticos de siempre como a una nueva generación de espectadores. Es una digna adición a la saga, aunque aún se queda un paso atrás respecto a la obra maestra de 1979.