/ viernes 1 de abril de 2022

Retahíla para cinéfilos | “La huérfana”

No todos los caminos llevan a Roma, algunos llevan a la casa de los Coleman, el lugar en el que se desarrolla la escalofriante historia de Esther, “La huérfana”.

La película se estrenó en 2009, fue dirigida por Jaume Collet-Serra y, de acuerdo con The AV Club, es la perfecta parodia de los clichés del cine de terror.

La trama no es tan sencilla; el matrimonio de Kate y John Coleman decide adoptar a una nueva integrante en su familia luego de la muerte de su tercer hijo. La recién llegada, Esther, es una niña rusa de nueve años con una personalidad bastante peculiar. Su humor sarcástico, la ironía en sus palabras, la madurez para hablar con adultos y la frialdad al tomar decisiones provocan que todos a su alrededor mantengan cierta desconfianza, incluidos Kate y Daniel, su nuevo hermano. Al persistir las dudas sobre la verdadera personalidad de la pequeña, los padres adoptivos tratan de investigar su pasado y descubren que en el orfanato no hay rastro de su antigua vida ni pistas que les generen calma, solo palabras de las monjas que la conocieron apenas antes que ellos. Poco a poco se van suscitando acontecimientos que dejan en evidencia la perversidad de Esther y dirigen la atención hacia el comportamiento que tiene con Max, la menor de la familia que además es sordomuda, y Daniel. Al intentar proteger a sus hijos, los Coleman enfrentan una serie de desventuras que luego de algunos giros de trama y silencios cómplices, revelan una siniestra verdad que hubieran deseado jamás conocer. Momento en que el horror permea hasta lo más profundo de los espectadores.

Lo meticuloso que fue el director para llevar tan fuertes emociones en un andar rítmico merece sin duda el aplauso de su estupenda recepción desde el inicio y hasta la actual permanencia dentro del top de cine de suspenso contemporáneo. Destacando por supuesto la actuación de Isabelle Fuhrman, el montaje de Timothy Alverson y los arreglos musicales de John Ottman, puntos clave para dejarse atrapar en esta fulminante historia.

La tensión colocada a lo largo de la cinta es el hilo conductor perfecto para recordar ese barniz de civilización que hemos intentado comprarnos.

El lado oscuro está muchas veces dentro del ser humano, envuelto entre máscaras que a cada pequeño toque caen rotas y no se reconstruyen. Y es cierto, no todos los caminos llevan a Roma, porque Roma no siempre es la respuesta. A veces el destino es el trayecto mismo, o Esther misma.

No todos los caminos llevan a Roma, algunos llevan a la casa de los Coleman, el lugar en el que se desarrolla la escalofriante historia de Esther, “La huérfana”.

La película se estrenó en 2009, fue dirigida por Jaume Collet-Serra y, de acuerdo con The AV Club, es la perfecta parodia de los clichés del cine de terror.

La trama no es tan sencilla; el matrimonio de Kate y John Coleman decide adoptar a una nueva integrante en su familia luego de la muerte de su tercer hijo. La recién llegada, Esther, es una niña rusa de nueve años con una personalidad bastante peculiar. Su humor sarcástico, la ironía en sus palabras, la madurez para hablar con adultos y la frialdad al tomar decisiones provocan que todos a su alrededor mantengan cierta desconfianza, incluidos Kate y Daniel, su nuevo hermano. Al persistir las dudas sobre la verdadera personalidad de la pequeña, los padres adoptivos tratan de investigar su pasado y descubren que en el orfanato no hay rastro de su antigua vida ni pistas que les generen calma, solo palabras de las monjas que la conocieron apenas antes que ellos. Poco a poco se van suscitando acontecimientos que dejan en evidencia la perversidad de Esther y dirigen la atención hacia el comportamiento que tiene con Max, la menor de la familia que además es sordomuda, y Daniel. Al intentar proteger a sus hijos, los Coleman enfrentan una serie de desventuras que luego de algunos giros de trama y silencios cómplices, revelan una siniestra verdad que hubieran deseado jamás conocer. Momento en que el horror permea hasta lo más profundo de los espectadores.

Lo meticuloso que fue el director para llevar tan fuertes emociones en un andar rítmico merece sin duda el aplauso de su estupenda recepción desde el inicio y hasta la actual permanencia dentro del top de cine de suspenso contemporáneo. Destacando por supuesto la actuación de Isabelle Fuhrman, el montaje de Timothy Alverson y los arreglos musicales de John Ottman, puntos clave para dejarse atrapar en esta fulminante historia.

La tensión colocada a lo largo de la cinta es el hilo conductor perfecto para recordar ese barniz de civilización que hemos intentado comprarnos.

El lado oscuro está muchas veces dentro del ser humano, envuelto entre máscaras que a cada pequeño toque caen rotas y no se reconstruyen. Y es cierto, no todos los caminos llevan a Roma, porque Roma no siempre es la respuesta. A veces el destino es el trayecto mismo, o Esther misma.