/ viernes 22 de abril de 2022

Retahíla para cinéfilos | La profesora

2017 es un año muy cercano considerando el tiempo perdido, no obstante, hay una brecha enorme entre este, año de estreno, y la época que nos narra “La profesora”.

Se sitúa la cinta en 1983, el comunismo en Checoslovaquia estaba en auge y las diferencias ideológicas estaban fuertemente marcadas. En ese contexto se encontraba el colegio de Bratislava, en el cual una maestra nueva comenzaba a causar polémica entre la dirección escolar y la comunidad de padres de familia.

La peculiar forma de desarrollar las clases de Maria Drazdechova consistía en solicitar a los alumnos el nombre de sus padres y la ocupación de cada uno de ellos. Tras anotar toda la información en un cuaderno, la profesora se sentía con el derecho y la posibilidad de pedirle favores a las familias de sus alumnos.

Algunos de ellos, gustosos arreglaron su casa, le enviaron comida y hasta resolvieron problemas personales; en un acto de “agradecimiento”, eran beneficiados los estudiantes con las respuestas de los exámenes y el trato prioritario en el aula.

Por el contrario, los hijos de aquellos que no estaban dispuestos a entrar en ese peligroso juego eran desatendidos en clase, reprendidos en las actividades y poco considerados en prácticas igualitarias. Ante la situación, convocaron una asamblea que pusiera fin a la injusticia, desafortunadamente el poder político de Drazdechova coloca un freno en la toma de decisiones que se van descubriendo en cada uno de los episodios del filme.

Histórica, reflexiva, cómica y subversiva es “La profesora” del checoslovaco Jan Hrebejk; una obra que debería ser parte del repertorio didáctico para entender las dos caras de la moneda de el proceso político y también social en los dejos del comunismo en el mundo; que nos permite inferir sobre otras formas de organización y que, además, nos deja a personajes entrañables quienes, a través de sus narraciones, nos invitan a sus mundos de ficción.

Hay que decirlo, hay pasajes en donde la trama es mera caricatura y no podemos identificarla como otra cosa que el llamado a la realidad, un primer acercamiento al tema, un preámbulo a la literatura que enriquece la idea.

CINTA REFLEXIVA

En cuanto a la puesta en escena, el trabajo es verdaderamente básico y los guiños de drama se ven bien reflejados en lo audiovisual sin llegar a convertirse en una exaltación para los sentidos; es más bien aquel espacio seguro y sencillo en el que se puede navegar con calma entre las ideas mientras se recuerda a los profesores de la infancia y las tantas historias que dejaron escritas en nuestras vidas.

2017 es un año muy cercano considerando el tiempo perdido, no obstante, hay una brecha enorme entre este, año de estreno, y la época que nos narra “La profesora”.

Se sitúa la cinta en 1983, el comunismo en Checoslovaquia estaba en auge y las diferencias ideológicas estaban fuertemente marcadas. En ese contexto se encontraba el colegio de Bratislava, en el cual una maestra nueva comenzaba a causar polémica entre la dirección escolar y la comunidad de padres de familia.

La peculiar forma de desarrollar las clases de Maria Drazdechova consistía en solicitar a los alumnos el nombre de sus padres y la ocupación de cada uno de ellos. Tras anotar toda la información en un cuaderno, la profesora se sentía con el derecho y la posibilidad de pedirle favores a las familias de sus alumnos.

Algunos de ellos, gustosos arreglaron su casa, le enviaron comida y hasta resolvieron problemas personales; en un acto de “agradecimiento”, eran beneficiados los estudiantes con las respuestas de los exámenes y el trato prioritario en el aula.

Por el contrario, los hijos de aquellos que no estaban dispuestos a entrar en ese peligroso juego eran desatendidos en clase, reprendidos en las actividades y poco considerados en prácticas igualitarias. Ante la situación, convocaron una asamblea que pusiera fin a la injusticia, desafortunadamente el poder político de Drazdechova coloca un freno en la toma de decisiones que se van descubriendo en cada uno de los episodios del filme.

Histórica, reflexiva, cómica y subversiva es “La profesora” del checoslovaco Jan Hrebejk; una obra que debería ser parte del repertorio didáctico para entender las dos caras de la moneda de el proceso político y también social en los dejos del comunismo en el mundo; que nos permite inferir sobre otras formas de organización y que, además, nos deja a personajes entrañables quienes, a través de sus narraciones, nos invitan a sus mundos de ficción.

Hay que decirlo, hay pasajes en donde la trama es mera caricatura y no podemos identificarla como otra cosa que el llamado a la realidad, un primer acercamiento al tema, un preámbulo a la literatura que enriquece la idea.

CINTA REFLEXIVA

En cuanto a la puesta en escena, el trabajo es verdaderamente básico y los guiños de drama se ven bien reflejados en lo audiovisual sin llegar a convertirse en una exaltación para los sentidos; es más bien aquel espacio seguro y sencillo en el que se puede navegar con calma entre las ideas mientras se recuerda a los profesores de la infancia y las tantas historias que dejaron escritas en nuestras vidas.