/ viernes 10 de junio de 2022

Retahíla para cinéfilos | “Siempre el mismo día”

En el taoísmo, existe una condición que privilegia la dualidad en todo lo existente en el universo.

Describe las dos fuerzas fundamentales opuestas y complementarias, que se encuentran en todas las cosas: bueno y malo, luz y oscuridad, masculino y femenino. De acuerdo con esta filosofía, es necesario que existan contrarios para generar armonía en lo naturalmente desordenado; es necesario que exista el “Yin y Yang”. En la vida de los seres humanos pasa algo similar, de ahí el viejo dicho de “los opuestos se atraen” y, para las historias del cine, siempre ha sido este un tópico recurrente.

El 15 de julio es la fecha más importante para Emma y Dexter, los protagonistas de “Siempre el mismo día”, una tragedia romántica de 2011 dirigida por la danesa Lone Scherfig.

Emma y Dexter se conocieron en su fiesta de graduación universitaria un 15 de julio de 1988 y, desde entonces, esa fecha quedó inmortalizada en sus vidas. Cada 15 de julio llevó a ellos, cual montaña rusa, sorpresas, venturas y desventuras. Entre encuentros, recuerdos y despedidas vemos el crecimiento personal y profesional de estos entrañables personajes.

Emma era una mujer culta, reservada y leal que crecía exponencialmente gracias a su enorme talento para la escritura.

Por su parte, Dex, extrovertido, ambicioso y hedonista, llevó su carrera como conductor de TV a extremos vacíos y degradantes. Juntos un juego perfecto para el destino.

A pesar de que la vida los llevó por distintos senderos y de que en su conciencia solo eran amigos, el romance se apoderó de cada oportunidad que tuvieron para estar juntos, de cada llamada y de cada carta; el amor siempre los tuvo envueltos en un ciclo de Yin y Yang del que nunca pudieron, ni quisieron, escapar.

El autor de la obra que le dio vida a la cinta es David Nicholls, quien también estuvo detrás del guion y permitió algunos cambios que hicieron posible un enternecedor encuentro con los espectadores al conseguir, junto con la dirección de imagen y sonido, fotogramas sensoriales e inolvidables.

Uno de los principales aciertos de la película fue la fidelidad a diálogos memorables de la trama; sin embargo, uno de los mayores errores fue cronologarlos únicamente a través de las fechas, dejando huecos narrativos que fácilmente pueden ser llevados a la errónea percepción de quien los escuche. Para concluir, como en cualquier obra del género, recordemos que nos cruzamos con la compleja humanidad a la que pertenecemos y siempre es agradable estar cerca de quien nos la recuerda sin prejuicio, al final, siempre el mismo día puede ser cualquiera.


En el taoísmo, existe una condición que privilegia la dualidad en todo lo existente en el universo.

Describe las dos fuerzas fundamentales opuestas y complementarias, que se encuentran en todas las cosas: bueno y malo, luz y oscuridad, masculino y femenino. De acuerdo con esta filosofía, es necesario que existan contrarios para generar armonía en lo naturalmente desordenado; es necesario que exista el “Yin y Yang”. En la vida de los seres humanos pasa algo similar, de ahí el viejo dicho de “los opuestos se atraen” y, para las historias del cine, siempre ha sido este un tópico recurrente.

El 15 de julio es la fecha más importante para Emma y Dexter, los protagonistas de “Siempre el mismo día”, una tragedia romántica de 2011 dirigida por la danesa Lone Scherfig.

Emma y Dexter se conocieron en su fiesta de graduación universitaria un 15 de julio de 1988 y, desde entonces, esa fecha quedó inmortalizada en sus vidas. Cada 15 de julio llevó a ellos, cual montaña rusa, sorpresas, venturas y desventuras. Entre encuentros, recuerdos y despedidas vemos el crecimiento personal y profesional de estos entrañables personajes.

Emma era una mujer culta, reservada y leal que crecía exponencialmente gracias a su enorme talento para la escritura.

Por su parte, Dex, extrovertido, ambicioso y hedonista, llevó su carrera como conductor de TV a extremos vacíos y degradantes. Juntos un juego perfecto para el destino.

A pesar de que la vida los llevó por distintos senderos y de que en su conciencia solo eran amigos, el romance se apoderó de cada oportunidad que tuvieron para estar juntos, de cada llamada y de cada carta; el amor siempre los tuvo envueltos en un ciclo de Yin y Yang del que nunca pudieron, ni quisieron, escapar.

El autor de la obra que le dio vida a la cinta es David Nicholls, quien también estuvo detrás del guion y permitió algunos cambios que hicieron posible un enternecedor encuentro con los espectadores al conseguir, junto con la dirección de imagen y sonido, fotogramas sensoriales e inolvidables.

Uno de los principales aciertos de la película fue la fidelidad a diálogos memorables de la trama; sin embargo, uno de los mayores errores fue cronologarlos únicamente a través de las fechas, dejando huecos narrativos que fácilmente pueden ser llevados a la errónea percepción de quien los escuche. Para concluir, como en cualquier obra del género, recordemos que nos cruzamos con la compleja humanidad a la que pertenecemos y siempre es agradable estar cerca de quien nos la recuerda sin prejuicio, al final, siempre el mismo día puede ser cualquiera.