/ martes 18 de diciembre de 2018

Salvarme yo, salvar mi mundo

"Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella, no me salvo yo”.

José Ortega y Gasset. Meditaciones del Quijote.


Cada mexicano vive, su propia realidad, en su “yo”, en un “mundo personal”. Incluso algunas frases populares dicen: “cada cabeza es un mundo”. Cada mente es un cosmos, todos disponemos de un mirador particular donde vivimos, disfrutamos o sufrimos la existencia.

La vida individual es una continua convivencia. En ella para cada quien, existen dificultades e incertidumbres que nos ocupan. Existimos como seres en un espacio físico junto a otros, en una x realidad social que nos condiciona frente a un cúmulo de historias personales que integran la gran historia social, todos asumimos creencias, deseos y emociones y cada cual persigue sus propios fines. Por eso es que, si cada uno resuelve la problemática de su mundo, en conjunto haremos el gran aporte para resolver la problemática de la vida social y de la vida nacional.

Esa es nuestra diaria preocupación que cotidianamente queremos solucionar. Para nuestra fortuna disponemos de una poderosa herramienta que es la imaginación y con ella establecemos soluciones. Aunque no todo lo que sucede en este mundo depende de cada quien, Mucho de lo que acontece en nuestro entorno es producto de las “circunstancias”. El “yo” es uno de los ingredientes de la vida, pero rodeándolo están las circunstancias, que son el medio en el que nos movemos y si cambia el medio cambia también el ser humano, por ello, mucho depende de que cada quien entienda el medio en el que se encuentra.

Si salvo y venzo esa circunstancia me salvo yo y si no lo hago tampoco me salvo yo. La vida es acontecer individual y también lo es la familiar en un grado mayor. Así nos encontramos que Carlos “N” que fue linchado en Acuitlapilco este jueves trece de diciembre, le confesó a sus captores que robaba por necesidad, para alimentar a su menor hermano. El payaso Jesús declaró a este diario que mediante esa actividad costea la universidad de sus hijos. Esa, es la existencia individual, cada uno tiene frente a sí una problemática que cada quien deberá resolver; solo que algunos, en lugar de encontrar soluciones agravan su entorno.

En la hora actual, el pueblo mexicano enfrenta un horizonte complejo y problematizado, la sociedad esta confrontada por la violencia, la inseguridad enseñorea por doquier, se hizo una descarada entrega de las riquezas nacionales al extranjero y a los empresarios privados. Unos cuantos se enriquecieron escandalosamente. La corrupción se generalizo, los sueldos son de miseria. Pero esto tal vez hubiera resultado soportable de no ser por el detonante que significó el encarecimiento de los energéticos, encareciendo los bienes a niveles insoportables. Mediáticamente se nos quiso convencer de que todo estaba bien, pero la deuda externa creció estratosféricamente en los últimos dos sexenios. Solo pagar los intereses implica a la nación un desembolso de más de ochocientos mil millones de pesos y por más que se nos diga, esta crisis cotidianamente agravia nuestro bolsillo y esa fue la bomba cuyo estallido por suerte no se produjo, porque se desactivo con inusitadas elecciones limpias y el respeto al voto popular. La mirada de las masas con madura agudeza que hace algunas décadas no existía, se detuvo buscando a los causantes y lo que encontró fue, una minoría enriquecida hasta el escándalo, partidos políticos al servicio de intereses particulares e inservibles para los fines de la democracia, instituciones gubernamentales empantanadas en la corrupción, una desenfrenada y descarada rapiña de las riquezas nacionales y la más espantosa descomposición pública y privada.

En las urnas electorales se expresó una rebelión social pacifica, el respeto al voto se impuso y un solo hombre derrotó a partidos, instituciones, grupos políticos y empresarios poderosos.

El nuevo presidente encuentra un país en banca rota en el que quiere y debe cumplir sus promesas de campaña. Esto, frente a la circunstancia en que los adversarios que van por la reconquista del poder quieren que fracase, los empresarios enriquecidos con la protección del poder público no desean renunciar a sus privilegios y pugnan por que continúe la devolución de sus impuestos. Los grupos políticos desplazados de la esfera del poder disponen de miles de millones saqueados al erario, sin duda instrumentaran una guerra sucia para socavar la simpatía popular. Los medios de comunicación están comenzando la más asquerosa campaña de desprestigio. Los jueces nacionales no quieren renunciar a los magníficos salarios de cientos de miles de pesos. Los banqueros internacionales esperan desde luego el cumplimiento de las obligaciones de deudas que el pueblo no contrajo. Los mismos partidarios morenistas no quieren adoptar la política de austeridad que su jefe practica y la realidad económica impone.

Solo una política pública de franciscana austeridad significara el saneamiento de esa postración en que se encuentra la cosa pública en México. El gobierno actual confronta una realidad que debe resolver y si lo hace, salva al país y se salva a sí mismo. Pero sería una falsa ilusión que creyésemos que eso es todo lo que debe ocurrir, porque el país no es una historia única, si no una complejísima historia que se hilvana todos los días con los millones de historias de cada uno de nosotros; en esa realidad insoslayable, es impostergable que cada mexicano salve su “circunstancia”, porqué en la suma significara la salvación y el rescate del país.

Resultaría ilusorio si yo espero que el gobierno resuelva mis problemas personales, yo debo resolver los míos, porque si lo hago, esas soluciones en conjunto le darán una ilusión de esperanza a la patria, lo que resultará para el bien de la gran comunidad mexicana.

"Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella, no me salvo yo”.

José Ortega y Gasset. Meditaciones del Quijote.


Cada mexicano vive, su propia realidad, en su “yo”, en un “mundo personal”. Incluso algunas frases populares dicen: “cada cabeza es un mundo”. Cada mente es un cosmos, todos disponemos de un mirador particular donde vivimos, disfrutamos o sufrimos la existencia.

La vida individual es una continua convivencia. En ella para cada quien, existen dificultades e incertidumbres que nos ocupan. Existimos como seres en un espacio físico junto a otros, en una x realidad social que nos condiciona frente a un cúmulo de historias personales que integran la gran historia social, todos asumimos creencias, deseos y emociones y cada cual persigue sus propios fines. Por eso es que, si cada uno resuelve la problemática de su mundo, en conjunto haremos el gran aporte para resolver la problemática de la vida social y de la vida nacional.

Esa es nuestra diaria preocupación que cotidianamente queremos solucionar. Para nuestra fortuna disponemos de una poderosa herramienta que es la imaginación y con ella establecemos soluciones. Aunque no todo lo que sucede en este mundo depende de cada quien, Mucho de lo que acontece en nuestro entorno es producto de las “circunstancias”. El “yo” es uno de los ingredientes de la vida, pero rodeándolo están las circunstancias, que son el medio en el que nos movemos y si cambia el medio cambia también el ser humano, por ello, mucho depende de que cada quien entienda el medio en el que se encuentra.

Si salvo y venzo esa circunstancia me salvo yo y si no lo hago tampoco me salvo yo. La vida es acontecer individual y también lo es la familiar en un grado mayor. Así nos encontramos que Carlos “N” que fue linchado en Acuitlapilco este jueves trece de diciembre, le confesó a sus captores que robaba por necesidad, para alimentar a su menor hermano. El payaso Jesús declaró a este diario que mediante esa actividad costea la universidad de sus hijos. Esa, es la existencia individual, cada uno tiene frente a sí una problemática que cada quien deberá resolver; solo que algunos, en lugar de encontrar soluciones agravan su entorno.

En la hora actual, el pueblo mexicano enfrenta un horizonte complejo y problematizado, la sociedad esta confrontada por la violencia, la inseguridad enseñorea por doquier, se hizo una descarada entrega de las riquezas nacionales al extranjero y a los empresarios privados. Unos cuantos se enriquecieron escandalosamente. La corrupción se generalizo, los sueldos son de miseria. Pero esto tal vez hubiera resultado soportable de no ser por el detonante que significó el encarecimiento de los energéticos, encareciendo los bienes a niveles insoportables. Mediáticamente se nos quiso convencer de que todo estaba bien, pero la deuda externa creció estratosféricamente en los últimos dos sexenios. Solo pagar los intereses implica a la nación un desembolso de más de ochocientos mil millones de pesos y por más que se nos diga, esta crisis cotidianamente agravia nuestro bolsillo y esa fue la bomba cuyo estallido por suerte no se produjo, porque se desactivo con inusitadas elecciones limpias y el respeto al voto popular. La mirada de las masas con madura agudeza que hace algunas décadas no existía, se detuvo buscando a los causantes y lo que encontró fue, una minoría enriquecida hasta el escándalo, partidos políticos al servicio de intereses particulares e inservibles para los fines de la democracia, instituciones gubernamentales empantanadas en la corrupción, una desenfrenada y descarada rapiña de las riquezas nacionales y la más espantosa descomposición pública y privada.

En las urnas electorales se expresó una rebelión social pacifica, el respeto al voto se impuso y un solo hombre derrotó a partidos, instituciones, grupos políticos y empresarios poderosos.

El nuevo presidente encuentra un país en banca rota en el que quiere y debe cumplir sus promesas de campaña. Esto, frente a la circunstancia en que los adversarios que van por la reconquista del poder quieren que fracase, los empresarios enriquecidos con la protección del poder público no desean renunciar a sus privilegios y pugnan por que continúe la devolución de sus impuestos. Los grupos políticos desplazados de la esfera del poder disponen de miles de millones saqueados al erario, sin duda instrumentaran una guerra sucia para socavar la simpatía popular. Los medios de comunicación están comenzando la más asquerosa campaña de desprestigio. Los jueces nacionales no quieren renunciar a los magníficos salarios de cientos de miles de pesos. Los banqueros internacionales esperan desde luego el cumplimiento de las obligaciones de deudas que el pueblo no contrajo. Los mismos partidarios morenistas no quieren adoptar la política de austeridad que su jefe practica y la realidad económica impone.

Solo una política pública de franciscana austeridad significara el saneamiento de esa postración en que se encuentra la cosa pública en México. El gobierno actual confronta una realidad que debe resolver y si lo hace, salva al país y se salva a sí mismo. Pero sería una falsa ilusión que creyésemos que eso es todo lo que debe ocurrir, porque el país no es una historia única, si no una complejísima historia que se hilvana todos los días con los millones de historias de cada uno de nosotros; en esa realidad insoslayable, es impostergable que cada mexicano salve su “circunstancia”, porqué en la suma significara la salvación y el rescate del país.

Resultaría ilusorio si yo espero que el gobierno resuelva mis problemas personales, yo debo resolver los míos, porque si lo hago, esas soluciones en conjunto le darán una ilusión de esperanza a la patria, lo que resultará para el bien de la gran comunidad mexicana.

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