Corrupción, criminalidad, ineficiencia gubernamental y mayor pobreza son términos drásticos para evaluar el resultado del gobierno durante el 2017, habría que presentar soportes formales o no mencionarlos.
Con un crecimiento del 2.1 % y una inflación de 6.6 % concluye el quinto año del gobierno federal. La deuda pública en el 2000 era de 19 % del Producto Interno Bruto (PIB), para el año 2012 creció a 33 %, pero el actual gobierno, al quinto año, la ha llevado a 48 % del PIB nacional, abandonando la disciplina fiscal que tanto se enarbola.
En el índice global de competitividad de 2017 anunciado en el Foro Económico Mundial, México ha descendido; el foro reporta un decrecimiento del PIB per cápita de 9,566 dólares en 2012 a 8,554 dólares para 2017, resultado que empobrece a la economía de la población mexicana.
Esto es resultado de la ineficiencia gubernamental. Además en el ramo educativo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el 56 % de los estudiantes mexicanos no alcanzan el mínimo de competencia en matemáticas: tenemos en México más del doble de reprobados que los demás países que integran a esta organización.
En materia de seguridad social, según el Coneval, solo en el 20 % de 368 indicadores de los programas gubernamentales muestra avance. ¿A qué apuesta entonces nuestro proyecto de gobierno?
El sobrepeso de la población, principalmente infantil, está fuera del control de las autoridades sanitarias al igual que el embarazo adolescente y el control de drogas en donde el consumo de marihuana, ojalá fuera solo eso, se triplicó entre las mujeres mexicanas.
La corrupción es una carga para la economía nacional, una práctica que parece ‘inofensiva’ y representa uno de los mayores costos para las finanzas de nuestro país.
Las estimaciones del Banco Mundial, la OEA y el CEESP coinciden en que el costo de la corrupción fluctúa entre el 9 y el 10 % del PIB, que equivale al doble de la producción nacional agrícola de cada año.
La corrupción es el segundo tema que más molesta a los mexicanos al concentrar el 51% de sus preocupaciones, únicamente superado por la inseguridad y la delincuencia.
De acuerdo con la segunda edición del estudio México: Anatomía de la Corrupción del IMCO, retrocedimos en los indicadores internacionales al pasar al lugar 123 de 176 economías analizadas, en el año 2000 estábamos en la casilla 59 de corrupción. ¿Que nos pasó?
Si mantuviéramos constante estas cifras sobre corrupción en los 17 años anteriores, el costo de la corrupción pasó de 672 mil millones de pesos en el año 2000, a 2.1 billones en 2016.
El deterioro en los niveles de percepción de corrupción se atribuye a los escándalos políticos, principalmente el robo de las arcas estatales de los gobernadores salientes que aún no han sido enjuiciados.
Pero también los ejemplos del sector privado proliferan, las investigaciones de Odebrecht y la demanda de Walmart en años recientes, ambas investigaciones fueron cerradas. En Walmart sus ejecutivos habrían pagado (periódico neoyorquino NYT) 24 millones de dólares de sobornos a funcionarios públicos, alcaldes y burócratas de todo el país, para aumentar su dominio.
La corrupción no solo afecta al consumidor y al productor, los ingresos generados por la piratería alcanzan los 75 mil millones de dólares, superando los ingresos por exportaciones de petróleo.
A su vez, se estima que las familias a nivel nacional destinan un porcentaje importante de su ingreso para actividades de corrupción, pero es más notorio en familias que perciben bajos ingresos, esto empobrece más a los pobres.
Para el desarrollo de la actividad productiva, México se coloca como una nación poco confiable, la inversión directa disminuyo también, entre las principales naciones de América Latina, se estima que en México hay un 75 por ciento de probabilidad de fraudes, superando a Brasil que tiene un 68 por ciento.
La criminalidad alcanza en este año 2017, veinte mil ochocientas muertes, más los desaparecidos que no se registran en este rubro, cifra que, según el Consejo Coordinador Empresarial, alcanza un costo de entre 13 y 15 % del Producto Interno Bruto.
Las grandes empresas en México no pagan impuestos y el gobierno recauda el 56 % de los impuestos por consumo, mientras que en países de la Unión Europea solo se recauda por este concepto el 34 %.
Esto es, en lugar de grabar más las ganancias o el ingreso, prefieren grabar el consumo. Con estas medidas, se hace que los pobres paguen más impuestos que los ricos, estas medidas de política económica, entre otras cosas, permiten que cada año se produzcan más pobres en nuestro país, vamos para atrás.
2018 empieza y deseamos que el gobierno estatal haga lo suyo, que enfrente con distinta estrategia la corrupción, inseguridad, sobrepeso, calidad educativa, embarazos adolescentes, desigualdad, aumento de pobreza e injusticia, pues los intentos federales ya probaron su ineficacia, el pueblo de Tlaxcala merece mejor desempeño de sus funcionarios y servidores públicos, algo deben cambiar en lo local para no repetir el numerito.
