/ martes 23 de abril de 2019

SECRETO A VOCES

El hambre

  • La pregunta que se desprende es la siguiente ¿por qué las hambrunas no desaparecieron si fueron eliminadas parcialmente la intensidad de las guerras entre naciones “avanzadas” (salvo la primer y segunda guerra mundiales) así como las plagas y las enfermedades? En la actualidad y esto depende de cómo se mida, existen aproximadamente mil millones de seres humanos que viven con hambre en el mundo, según la ONU y FAO.

Es muy cuestionable la manera en que se ha manejado el tema del hambre tanto por organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el mismo Banco Mundial (BM) así como la mayoría de los gobiernos del mundo y las instituciones locales dedicadas (institucionales, políticas o de carácter ciudadano) a la atención de este problema.

El enfoque con el que se ha pretendido atender este tema es de carácter biológico, sustentado en tomar como causa lo que realmente es una consecuencia: decisiones que toman los hombres y las mujeres que ocupan espacios de poder y que inciden en la economía y la vida cultural de millones de seres humanos, provocando desigualdades sociales que al verse reflejado en la vida de millones de personas, se les clasifica como pobres.

No siempre ha sido así. Las hambrunas, las plagas y las guerras se hacían comprensibles a partir de una narrativa que explicaba como castigo lo ocurrido. Lo anterior, por lo general organizaba la conducta que se dirigía a buscar refugios y certezas y que hacían comprensible lo ocurrido. Por lo general redundaban en la búsqueda de salidas que implicaban relaciones humanas, ya sea en el brujo, el sacerdote, el patriarca o el político.

De la historia se puede concluir tomando el cúmulo de ejemplos que nos ofrece, que el hambre en el que pueden vivir millones de personas por lo general casi siempre se debe a actos humanos. Por ejemplo, la “peste negra” europea fue ocasionada porque se combinó con la guerra que pueblos europeos sostenían con otros de Asia. Tal vez en las plagas eran la única actividad en la que el desconocimiento impactaba a la población como algo “natural”.

A partir del siglo XIX las guerras entre las potencias europeas disminuyeron entre ellos y solamente la primera y segunda guerra mundial rompieron con los pactos a los que habían llegado las élites del mundo para evitar las constantes confrontaciones que impedían el libre comercio y circulación del dinero (Polany). Por supuesto que esto implicó el traslado de las guerras hacia las colonias como guerras de conquista.

Los pactos por la estabilidad en el mundo de la sociedad industrial estuvieron acompañados por el incremento de los descubrimientos tecnológicos en la medicina y el combate a las plagas en el campo, le concedieron certeza a los pactos internacionales de las potencias mundiales para evitar agredirse entre sí. Si bien es cierto que disminuyeron las plagas en la agricultura y la muerte motivada por las guerras, el hambre permaneció como si nada hubiera ocurrido.

La pregunta que se desprende es la siguiente ¿por qué las hambrunas no desaparecieron si fueron eliminadas parcialmente la intensidad de las guerras entre naciones “avanzadas” (salvo la primer y segunda guerra mundiales) así como las plagas y las enfermedades? En la actualidad y esto depende de cómo se mida, existen aproximadamente mil millones de seres humanos que viven con hambre en el mundo, según la ONU y FAO.

Con otras formas de medir nos daría el doble o la mitad de la humanidad, porque se mide el hambre tomando en cuenta los ingresos familiares que no rebasan un dólar con 25 centavos. A este procedimiento que acompaña el enfoque biológico, le sigue todo un eslabonamiento de políticas que pretenden evitar el hambre, entre ellas las políticas redistributivas o directamente dirigidas a incrementar la alimentación de la población clasificada como pobre.

La visión de los que ahora dirigen el mundo global no ha cambiado con respecto al pasado. El hambre de miles de millones sigue siendo un castigo disciplinario como ocurría en el pasado con los griegos y “Tántalo” o como ocurría en el medioevo con los ayunos. Es decir, se impone el hambre a la sociedad porque es una manera de disciplinarla. Existe un precondicionamiento social a través del hambre.

Para que en el mundo puedan operar las políticas de mercado que han prácticamente desmontado todos los beneficios que en el pasado habían significado una barrera que protegía a la población contra el hambre, es necesario que las hambrunas reaparezcan como en el pasado. El hambre y la clasificación de la población como pobre, implica que la población ha sido colocada en una condición en la que se encuentra a merced del mercado.

La manera en cómo opera la sociedad financiera mundial actual es a partir de evitar compromisos sociales. Pero eso no quiere decir que se autolimite para poder circular por el mundo sino todo lo contrario. La sociedad financiera mundial ha creado una base social de carácter humano predispuesta a aceptar casi cualquier condición que le ofrece el capital que circula por el mundo. La base social es millones de hombres y mujeres con hambre.

El hambre siempre ha existido, pero es no quiere decir que siempre deba existir, pues existen épocas en la que el hambre aumenta o disminuye en el mundo de acuerdo a las relaciones de fuerza imperan entre quienes gobiernan y los que gobernados. Nadie le dará a los que viven con hambre nada para que mitiguen su condición de vivir con hambre. Las políticas sociales contra el hambre son en realidad medidas que buscan atemperar el comportamiento mientras llega la “ayuda”.

Una persona puede sentir hambre y paliar el hambre con una comida. Pero cuando son miles de millones los que viven con hambre el problema ya no es biológico sino de poder.


El hambre

  • La pregunta que se desprende es la siguiente ¿por qué las hambrunas no desaparecieron si fueron eliminadas parcialmente la intensidad de las guerras entre naciones “avanzadas” (salvo la primer y segunda guerra mundiales) así como las plagas y las enfermedades? En la actualidad y esto depende de cómo se mida, existen aproximadamente mil millones de seres humanos que viven con hambre en el mundo, según la ONU y FAO.

Es muy cuestionable la manera en que se ha manejado el tema del hambre tanto por organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el mismo Banco Mundial (BM) así como la mayoría de los gobiernos del mundo y las instituciones locales dedicadas (institucionales, políticas o de carácter ciudadano) a la atención de este problema.

El enfoque con el que se ha pretendido atender este tema es de carácter biológico, sustentado en tomar como causa lo que realmente es una consecuencia: decisiones que toman los hombres y las mujeres que ocupan espacios de poder y que inciden en la economía y la vida cultural de millones de seres humanos, provocando desigualdades sociales que al verse reflejado en la vida de millones de personas, se les clasifica como pobres.

No siempre ha sido así. Las hambrunas, las plagas y las guerras se hacían comprensibles a partir de una narrativa que explicaba como castigo lo ocurrido. Lo anterior, por lo general organizaba la conducta que se dirigía a buscar refugios y certezas y que hacían comprensible lo ocurrido. Por lo general redundaban en la búsqueda de salidas que implicaban relaciones humanas, ya sea en el brujo, el sacerdote, el patriarca o el político.

De la historia se puede concluir tomando el cúmulo de ejemplos que nos ofrece, que el hambre en el que pueden vivir millones de personas por lo general casi siempre se debe a actos humanos. Por ejemplo, la “peste negra” europea fue ocasionada porque se combinó con la guerra que pueblos europeos sostenían con otros de Asia. Tal vez en las plagas eran la única actividad en la que el desconocimiento impactaba a la población como algo “natural”.

A partir del siglo XIX las guerras entre las potencias europeas disminuyeron entre ellos y solamente la primera y segunda guerra mundial rompieron con los pactos a los que habían llegado las élites del mundo para evitar las constantes confrontaciones que impedían el libre comercio y circulación del dinero (Polany). Por supuesto que esto implicó el traslado de las guerras hacia las colonias como guerras de conquista.

Los pactos por la estabilidad en el mundo de la sociedad industrial estuvieron acompañados por el incremento de los descubrimientos tecnológicos en la medicina y el combate a las plagas en el campo, le concedieron certeza a los pactos internacionales de las potencias mundiales para evitar agredirse entre sí. Si bien es cierto que disminuyeron las plagas en la agricultura y la muerte motivada por las guerras, el hambre permaneció como si nada hubiera ocurrido.

La pregunta que se desprende es la siguiente ¿por qué las hambrunas no desaparecieron si fueron eliminadas parcialmente la intensidad de las guerras entre naciones “avanzadas” (salvo la primer y segunda guerra mundiales) así como las plagas y las enfermedades? En la actualidad y esto depende de cómo se mida, existen aproximadamente mil millones de seres humanos que viven con hambre en el mundo, según la ONU y FAO.

Con otras formas de medir nos daría el doble o la mitad de la humanidad, porque se mide el hambre tomando en cuenta los ingresos familiares que no rebasan un dólar con 25 centavos. A este procedimiento que acompaña el enfoque biológico, le sigue todo un eslabonamiento de políticas que pretenden evitar el hambre, entre ellas las políticas redistributivas o directamente dirigidas a incrementar la alimentación de la población clasificada como pobre.

La visión de los que ahora dirigen el mundo global no ha cambiado con respecto al pasado. El hambre de miles de millones sigue siendo un castigo disciplinario como ocurría en el pasado con los griegos y “Tántalo” o como ocurría en el medioevo con los ayunos. Es decir, se impone el hambre a la sociedad porque es una manera de disciplinarla. Existe un precondicionamiento social a través del hambre.

Para que en el mundo puedan operar las políticas de mercado que han prácticamente desmontado todos los beneficios que en el pasado habían significado una barrera que protegía a la población contra el hambre, es necesario que las hambrunas reaparezcan como en el pasado. El hambre y la clasificación de la población como pobre, implica que la población ha sido colocada en una condición en la que se encuentra a merced del mercado.

La manera en cómo opera la sociedad financiera mundial actual es a partir de evitar compromisos sociales. Pero eso no quiere decir que se autolimite para poder circular por el mundo sino todo lo contrario. La sociedad financiera mundial ha creado una base social de carácter humano predispuesta a aceptar casi cualquier condición que le ofrece el capital que circula por el mundo. La base social es millones de hombres y mujeres con hambre.

El hambre siempre ha existido, pero es no quiere decir que siempre deba existir, pues existen épocas en la que el hambre aumenta o disminuye en el mundo de acuerdo a las relaciones de fuerza imperan entre quienes gobiernan y los que gobernados. Nadie le dará a los que viven con hambre nada para que mitiguen su condición de vivir con hambre. Las políticas sociales contra el hambre son en realidad medidas que buscan atemperar el comportamiento mientras llega la “ayuda”.

Una persona puede sentir hambre y paliar el hambre con una comida. Pero cuando son miles de millones los que viven con hambre el problema ya no es biológico sino de poder.


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