/ martes 6 de julio de 2021

“Ser es resistir”

Sea cual sea su voto, quiero decirle que los homosexuales... somos sus hijos, sus hermanos, sus compañeros de grupo, sus colegas de partido...

Pedro Zerolo

Los contextos históricos, sociales, políticos, económicos y religiosos de cada estado o región han hecho que la lucha política de la diversidad sexual y sus avances se expliquen con narrativas y lógicas completamente distintas en un mismo país.

De acuerdo con la prensa, México registró su primera mirada mediática a la homosexualidad pública en 1901 con la aprehensión de 41 hombres homosexuales en una casa ubicada en la Ciudad de México; se cuenta que entre ellos se encontraba el yerno de Porfirio Díaz, quien fue exento de ser apresado: cabe decir, la opinión pública linchó a los 41 con todo tipo de mofa e insulto.

Este hecho temprano confirmó a nivel nacional que, no ser heterosexual en el país, obliga a resistir la discriminación, la violencia, el vituperio, la violación flagrante de los derechos más básicos; lo que ha llevado a nuestra nación a ser considerada el segundo país más peligroso del mundo para la comunidad LGBTTTIQ+, solo después de Brasil (ONG Transgender Europe).

Tal vez por eso, estas líneas hacen un reconocimiento a dos acontecimientos clave para esta comunidad que ha sido históricamente relegada y hostigada por sus preferencias: la primera es que, en 2018 y de manera previa a la toma de protesta del presidente López Obrador, el Senado de la República aprobó por unanimidad, el dictamen de reformas constitucionales necesarias a la Ley del Seguro Social (IMSS) y de la ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).

A partir de entonces, todas las parejas del mismo sexo tienen las mismas prestaciones de seguridad social que las parejas heterosexuales. Más aún, también tienen los mismos derechos en términos de pensión por viudez y acceso a servicios médicos por parte de sus cónyuges.

El segundo gran acontecimiento está por suceder, y es que a horas de concluida la Marcha del Orgullo LGBTTTIQ+ 2021, el INEGI anunció la realización de la primera Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (Endiseg 2021).

Con 40 mil viviendas censadas en los próximos meses, la encuesta se alista para ser una herramienta que nos permita obtener información de personas de 15 años o más, según su orientación sexual y su identidad de género, sus características sociodemográficas, condición de actividad, educación y estado conyugal, entre otras variables necesarias para que a partir de estas evidencias se replanteen acciones para el ejercicio pleno de sus derechos como comunidad. Sin duda, dos acontecimientos históricos en menos de tres años que nos permiten refrendar aquella frase con la cual inició la lucha: “ser es resistir”.

Agenda surfing

“Golpistas” desalmados que atentan contra el Estado por el desabasto de medicamentos oncológicos para infantes; una consulta popular para enjuiciar a expresidentes que no juzga a expresidentes; tragedias por negligencia política sin responsables pero administradas desde la vocería de la presidencia; una clase media revestida de conspiradores.

Más aún, “municipios de la esperanza” anticovid sin gloria y al olvido; colores del semáforo epidemiológico que establecen “prioridades” intrascendentes; “reinicio de clases presenciales” que se anuncian, pero no inician; una “Guardia Nacional” civil profesionalizada sí, pero mejor militar, por qué no; “combate frontal” a los cárteles empresariales de la “oposición política”; y así, la “vacunación”, la rifa del “palco deportivo del Azteca”, la casa del “Señor de los Cielos”… y justamente ayer, en la mañanera del presidente, el inicio del “quién es quién en las noticias falsas de la semana”, donde se premiará al “pinocho de la semana”.

La agenda surfing, también conocida como el “tren del mame y mame y mame y mame…” (sic), acontece en el país donde no importan los hechos, sino lo que ratifica nuestras creencias. La posverdad, alentada por la necesidad política de involucrarnos como sociedad en la creencia de un “cambio de régimen”, ha acelerado que amplios estratos de la sociedad dejen de percibir la realidad de la otredad, condenándonos a creer solamente a creencias alimentadas por narrativas apasionadas.

En tanto todo esto acontece, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) cumplió la semana pasada un año sin titularidad, sin operación, sin atender a las víctimas; acéfala por la renuncia de su titular en junio de 2020. Y no es por intrigar, pero todo indica que el mensaje es, si los niños con cáncer deben esperar ante el combate frontal a la corrupción, por qué no también las víctimas de delitos o violación a sus derechos humanos.

  • *Analista Político. Colaborador de Integridad Ciudadana A.C.

Sea cual sea su voto, quiero decirle que los homosexuales... somos sus hijos, sus hermanos, sus compañeros de grupo, sus colegas de partido...

Pedro Zerolo

Los contextos históricos, sociales, políticos, económicos y religiosos de cada estado o región han hecho que la lucha política de la diversidad sexual y sus avances se expliquen con narrativas y lógicas completamente distintas en un mismo país.

De acuerdo con la prensa, México registró su primera mirada mediática a la homosexualidad pública en 1901 con la aprehensión de 41 hombres homosexuales en una casa ubicada en la Ciudad de México; se cuenta que entre ellos se encontraba el yerno de Porfirio Díaz, quien fue exento de ser apresado: cabe decir, la opinión pública linchó a los 41 con todo tipo de mofa e insulto.

Este hecho temprano confirmó a nivel nacional que, no ser heterosexual en el país, obliga a resistir la discriminación, la violencia, el vituperio, la violación flagrante de los derechos más básicos; lo que ha llevado a nuestra nación a ser considerada el segundo país más peligroso del mundo para la comunidad LGBTTTIQ+, solo después de Brasil (ONG Transgender Europe).

Tal vez por eso, estas líneas hacen un reconocimiento a dos acontecimientos clave para esta comunidad que ha sido históricamente relegada y hostigada por sus preferencias: la primera es que, en 2018 y de manera previa a la toma de protesta del presidente López Obrador, el Senado de la República aprobó por unanimidad, el dictamen de reformas constitucionales necesarias a la Ley del Seguro Social (IMSS) y de la ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).

A partir de entonces, todas las parejas del mismo sexo tienen las mismas prestaciones de seguridad social que las parejas heterosexuales. Más aún, también tienen los mismos derechos en términos de pensión por viudez y acceso a servicios médicos por parte de sus cónyuges.

El segundo gran acontecimiento está por suceder, y es que a horas de concluida la Marcha del Orgullo LGBTTTIQ+ 2021, el INEGI anunció la realización de la primera Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (Endiseg 2021).

Con 40 mil viviendas censadas en los próximos meses, la encuesta se alista para ser una herramienta que nos permita obtener información de personas de 15 años o más, según su orientación sexual y su identidad de género, sus características sociodemográficas, condición de actividad, educación y estado conyugal, entre otras variables necesarias para que a partir de estas evidencias se replanteen acciones para el ejercicio pleno de sus derechos como comunidad. Sin duda, dos acontecimientos históricos en menos de tres años que nos permiten refrendar aquella frase con la cual inició la lucha: “ser es resistir”.

Agenda surfing

“Golpistas” desalmados que atentan contra el Estado por el desabasto de medicamentos oncológicos para infantes; una consulta popular para enjuiciar a expresidentes que no juzga a expresidentes; tragedias por negligencia política sin responsables pero administradas desde la vocería de la presidencia; una clase media revestida de conspiradores.

Más aún, “municipios de la esperanza” anticovid sin gloria y al olvido; colores del semáforo epidemiológico que establecen “prioridades” intrascendentes; “reinicio de clases presenciales” que se anuncian, pero no inician; una “Guardia Nacional” civil profesionalizada sí, pero mejor militar, por qué no; “combate frontal” a los cárteles empresariales de la “oposición política”; y así, la “vacunación”, la rifa del “palco deportivo del Azteca”, la casa del “Señor de los Cielos”… y justamente ayer, en la mañanera del presidente, el inicio del “quién es quién en las noticias falsas de la semana”, donde se premiará al “pinocho de la semana”.

La agenda surfing, también conocida como el “tren del mame y mame y mame y mame…” (sic), acontece en el país donde no importan los hechos, sino lo que ratifica nuestras creencias. La posverdad, alentada por la necesidad política de involucrarnos como sociedad en la creencia de un “cambio de régimen”, ha acelerado que amplios estratos de la sociedad dejen de percibir la realidad de la otredad, condenándonos a creer solamente a creencias alimentadas por narrativas apasionadas.

En tanto todo esto acontece, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) cumplió la semana pasada un año sin titularidad, sin operación, sin atender a las víctimas; acéfala por la renuncia de su titular en junio de 2020. Y no es por intrigar, pero todo indica que el mensaje es, si los niños con cáncer deben esperar ante el combate frontal a la corrupción, por qué no también las víctimas de delitos o violación a sus derechos humanos.

  • *Analista Político. Colaborador de Integridad Ciudadana A.C.