/ martes 15 de junio de 2021

Siempre hay luz

Nadie está exento de ser o haber vivido cerca de alguien con personalidad adictiva. Este término sin embargo, sí que es nuevo para quienes somos neófitos en el estudio de temas de adicciones.

Diagnosticar la adicción es el primer paso para tratarla. Se debe entender que ser adicto al alcohol, tabaco, drogas, sexo, comida, juego o ser codependiente de relaciones destructivas ES UNA MISMA ENFERMEDAD; la de las emociones que no se procesan adecuadamente y que no tiene que ver con la falta de fuerza de voluntad para controlarla, sino con la conciencia de que se requiere de buena voluntad para tratarla.

Se pueden tener todas la características de un adicto aún y cuando se viva una vida de éxito profesional, aún si parecemos más fuertes que nadie, pero la ansiedad permanente, los sentimientos egocéntricos y de autoconmiseración se evidencian como síntomas de este término: personalidad adictiva. ¡Vaya descubrimiento!

Quienes viven con conductas autodestructivas sufren constantemente desconcierto, miedo, desesperación por vivir repitiendo patrones que boicotean vida, plenitud y felicidad. La vida se va convirtiendo en un infierno pero siempre, siempre hay posibilidad de recuperación mientras vida haya; el asunto es que para vencerla se debe enfrentar con aceptación, sin juicios y amor a la persona más difícil de descubrir y cambiar: a sí mismo.

La búsqueda de armonía y paz interior está estrecha e íntimamente vinculada al diagnóstico de la patología que da paso a la enfermedad de la adicción. Las emociones de aislamiento, rechazo, enojo, abandono, impotencia y frustración se creen aliviar con cada copa, cada postre, tirada de dados, sexo vacío o beso recibido de quien antes dio solo desprecio y hasta golpes. Cada vez más esas conductas llevan a profundas resacas físicas y morales.

Mucho se investiga sobre este tema y cada vez cobra mayor atención de los gobiernos como un problema de salud pública a atender. Mucho también falta por recorrer para que las políticas de prevención y atención tengan el efecto que a la sociedad le urge. No puede existir un país productivo y exitoso cuando su gente vive sufriendo atrapada permanentemente por una conducta de autodestrucción. Es necesario que se trabaje desde la escuela en el conocimiento de los factores de riesgo para que especialmente los púberes y adolescentes eviten caer en la trampa mortal de la adicción. Que las y los nuevos gobernantes pongan atención.

Trascender tiene que ver con cambiar vidas a partir de cambiar la nuestra. Para ti que sufres hoy, va mi amor adulto, maduro, consciente y empático. Siempre hay luz.

Nadie está exento de ser o haber vivido cerca de alguien con personalidad adictiva. Este término sin embargo, sí que es nuevo para quienes somos neófitos en el estudio de temas de adicciones.

Diagnosticar la adicción es el primer paso para tratarla. Se debe entender que ser adicto al alcohol, tabaco, drogas, sexo, comida, juego o ser codependiente de relaciones destructivas ES UNA MISMA ENFERMEDAD; la de las emociones que no se procesan adecuadamente y que no tiene que ver con la falta de fuerza de voluntad para controlarla, sino con la conciencia de que se requiere de buena voluntad para tratarla.

Se pueden tener todas la características de un adicto aún y cuando se viva una vida de éxito profesional, aún si parecemos más fuertes que nadie, pero la ansiedad permanente, los sentimientos egocéntricos y de autoconmiseración se evidencian como síntomas de este término: personalidad adictiva. ¡Vaya descubrimiento!

Quienes viven con conductas autodestructivas sufren constantemente desconcierto, miedo, desesperación por vivir repitiendo patrones que boicotean vida, plenitud y felicidad. La vida se va convirtiendo en un infierno pero siempre, siempre hay posibilidad de recuperación mientras vida haya; el asunto es que para vencerla se debe enfrentar con aceptación, sin juicios y amor a la persona más difícil de descubrir y cambiar: a sí mismo.

La búsqueda de armonía y paz interior está estrecha e íntimamente vinculada al diagnóstico de la patología que da paso a la enfermedad de la adicción. Las emociones de aislamiento, rechazo, enojo, abandono, impotencia y frustración se creen aliviar con cada copa, cada postre, tirada de dados, sexo vacío o beso recibido de quien antes dio solo desprecio y hasta golpes. Cada vez más esas conductas llevan a profundas resacas físicas y morales.

Mucho se investiga sobre este tema y cada vez cobra mayor atención de los gobiernos como un problema de salud pública a atender. Mucho también falta por recorrer para que las políticas de prevención y atención tengan el efecto que a la sociedad le urge. No puede existir un país productivo y exitoso cuando su gente vive sufriendo atrapada permanentemente por una conducta de autodestrucción. Es necesario que se trabaje desde la escuela en el conocimiento de los factores de riesgo para que especialmente los púberes y adolescentes eviten caer en la trampa mortal de la adicción. Que las y los nuevos gobernantes pongan atención.

Trascender tiene que ver con cambiar vidas a partir de cambiar la nuestra. Para ti que sufres hoy, va mi amor adulto, maduro, consciente y empático. Siempre hay luz.