/ martes 31 de marzo de 2020

Sin tregua ni pausa

En 2009, cuando apareció en México el virus de influenza H1N1 como ahora el Covid en China, nadie sabía nada de ese bicho, salvo que era muy contagioso (y por las mismas vías que el actual Covid). El gobierno tomó medidas para atender lo que se vaticinaba como pandemia, pero en ningún momento se propusieron acciones específicas para reconocer a las mujeres como grupo en riesgo, no solo de contagio como cualquier persona, sino de llevar la sobrecarga de la responsabilidad prácticamente única del trabajo de cuidados de las y los integrantes de la familia y de sufrir violencia en el hogar, allí donde debiera ser su espacio más íntimo, más sagrado, fuente de amor y protección.

La cuarentena ahora será de mayor duración, pero el avance en la visibilización social de las situaciones de vulnerabilidad que sufren muchas mujeres, así como de la participación de ellas en los espacios de toma de decisión, sí han cambiado algunas cosas. Allá donde las mujeres se incorporan en la toma de decisiones, hay mayor atención a los problemas de las "ellas", esa mayoría en número en la población que sigue viviendo los estragos de una cultura que las ha condenado a vivir en condiciones desiguales al hombre; sumisas, sometidas, discriminadas y con la clara exigencia aún de una parte importante de la sociedad de que su mayor aspiración y logro culmine en ser "una buena mujer": esposa, madre y ama de casa. Por supuesto con el doble rol ahora de, además, trabajar fuera del hogar y proveer.

En diciembre de 2019 la presidenta de la cámara de diputados, Laura Rojas, convocó a diputadas de todos los grupos parlamentarios para conformar por vez primera en la historia, un grupo integrado por mujeres de todas las ideologías y militancias partidistas para poner la agenda de avance de los derechos humanos de las mujeres como prioridad del congreso y, así, con el ánimo de construir desde las coincidencias y el objetivo superior de trabajar por mejorar las condiciones de vida de las mexicanas, se creó con 15 integrantes, el Grupo Plural de Igualdad Sustantiva.

Ver a mujeres de todos los espectros políticos en un mismo grupo formal y espacio -ya presencial o virtual- proponer, dialogar, buscar terrenos de coincidencia, parlamentar con altura de miras y formas, respetar sus disensos y lograr acuerdos es, por decir lo menos, además de inédito en la vida legislativa de México, emocionante.

La agenda del grupo es amplia, pero, ante la contingencia, hicieron un exhorto a los tres órdenes de gobierno muy puntuales; recojo dos: que la SHCP libere los 405 millones de pesos para refugios de mujeres maltratadas y que las fiscalías refuercen las acciones de atención emergente por llamados de auxilio al 911 de mujeres que están viviendo violencia.

El 8M con la marcha de cientos de miles exigiendo #NiUnaMás y el 9M con #UnDíaSinNosotras han dado frutos, pero aún hay 11 asesinadas diariamente, aún hay cientos de miles violentadas, sobajadas, molidas a golpes emocionales y físicos. La lucha debe seguir y seguirá sin tregua ni pausa. Las diputadas federales están, junto con la sociedad civil, al frente, poniendo ejemplo. Aplausos.

En 2009, cuando apareció en México el virus de influenza H1N1 como ahora el Covid en China, nadie sabía nada de ese bicho, salvo que era muy contagioso (y por las mismas vías que el actual Covid). El gobierno tomó medidas para atender lo que se vaticinaba como pandemia, pero en ningún momento se propusieron acciones específicas para reconocer a las mujeres como grupo en riesgo, no solo de contagio como cualquier persona, sino de llevar la sobrecarga de la responsabilidad prácticamente única del trabajo de cuidados de las y los integrantes de la familia y de sufrir violencia en el hogar, allí donde debiera ser su espacio más íntimo, más sagrado, fuente de amor y protección.

La cuarentena ahora será de mayor duración, pero el avance en la visibilización social de las situaciones de vulnerabilidad que sufren muchas mujeres, así como de la participación de ellas en los espacios de toma de decisión, sí han cambiado algunas cosas. Allá donde las mujeres se incorporan en la toma de decisiones, hay mayor atención a los problemas de las "ellas", esa mayoría en número en la población que sigue viviendo los estragos de una cultura que las ha condenado a vivir en condiciones desiguales al hombre; sumisas, sometidas, discriminadas y con la clara exigencia aún de una parte importante de la sociedad de que su mayor aspiración y logro culmine en ser "una buena mujer": esposa, madre y ama de casa. Por supuesto con el doble rol ahora de, además, trabajar fuera del hogar y proveer.

En diciembre de 2019 la presidenta de la cámara de diputados, Laura Rojas, convocó a diputadas de todos los grupos parlamentarios para conformar por vez primera en la historia, un grupo integrado por mujeres de todas las ideologías y militancias partidistas para poner la agenda de avance de los derechos humanos de las mujeres como prioridad del congreso y, así, con el ánimo de construir desde las coincidencias y el objetivo superior de trabajar por mejorar las condiciones de vida de las mexicanas, se creó con 15 integrantes, el Grupo Plural de Igualdad Sustantiva.

Ver a mujeres de todos los espectros políticos en un mismo grupo formal y espacio -ya presencial o virtual- proponer, dialogar, buscar terrenos de coincidencia, parlamentar con altura de miras y formas, respetar sus disensos y lograr acuerdos es, por decir lo menos, además de inédito en la vida legislativa de México, emocionante.

La agenda del grupo es amplia, pero, ante la contingencia, hicieron un exhorto a los tres órdenes de gobierno muy puntuales; recojo dos: que la SHCP libere los 405 millones de pesos para refugios de mujeres maltratadas y que las fiscalías refuercen las acciones de atención emergente por llamados de auxilio al 911 de mujeres que están viviendo violencia.

El 8M con la marcha de cientos de miles exigiendo #NiUnaMás y el 9M con #UnDíaSinNosotras han dado frutos, pero aún hay 11 asesinadas diariamente, aún hay cientos de miles violentadas, sobajadas, molidas a golpes emocionales y físicos. La lucha debe seguir y seguirá sin tregua ni pausa. Las diputadas federales están, junto con la sociedad civil, al frente, poniendo ejemplo. Aplausos.