/ viernes 29 de octubre de 2021

Sindicato: renueva Sección 31

  • ¡Por fin! La Sección 31 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) ha votado por el cambio de dirigentes con el propósito de renovar el viejo molde de ejercicio sindical que, desde hace 30 años, se venía ejerciendo con desventaja de integrantes del organismo gremial, donde era usual la antidemocracia ejercida desde el Sindicato Nacional donde se imponían a Secretarios Generales de las Secciones Estatales, con el fin de tener controlado a todo el magisterio nacional.

Fue el SNTE un mal ejemplo, pues a todos nos consta que el poder político sostuvo como “líder” de esta institución por más de 20 años disfrutando del “poder y la gloria” -poder político y gloria económica de las cuotas sindicales. Ese fue el tiempo de sometimiento que soportó el magisterio nacional con una serie de injusticias: profesionales, laborales y económicas. Acá en el estado de Tlaxcala, el gremio sindicalizado oficialmente al SNTE, porque a ningún maestro que era asignado por la Secretaría de Educación Pública le preguntaban a qué afiliación deseaba pertenecer sino que automáticamente era del SNTE, jamás las autoridades de educación tomaban opinión al maestro sobre a dónde deseaba que fuera asignado para la defensa de sus derechos.

Los maestros tuvieron poca orientación con respecto a la función de un sindicato y muy pocos sabían que esta agrupación entre sus gestiones esenciales es la defensoría de los derechos laborales de sus agremiados, no solo era la función recolectora de las cuotas que aportaban al organismo sindical. Así como esa función recolectora de dinero está la misión de atender al magisterio enfermo, así como de proporcionar no solo la atención médica sino, también, otorgarle medicina y hospitalización. De ello, algunas necesidades clínicas, a la fecha, no se cumplen cabalmente debido a la apatía sindical.

Represiones por parte del binomio SNTE-SEP han permanecido desde hace mucho tiempo aplicadas con el rigor inmerecido a muchos profesores, otros que tuvieron la osadía de solicitar aumento de sueldo o la aplicación justa de un derecho laboral. Un acto represivo ejercido por las autoridades tanto laborales como la formal protección sindical se dejaban sentir desde el cambio de adscripción de escuela hasta la de entidad federativa, sin que hubiera autoridad que pudiera defender la causa justa y cuando la había la autoridad encargada de establecerla era ignorada, acá en el Estado algunas veces se presentaban casos con maestros que traían órdenes para ejercer la enseñanza en una escuela no solicitada del maestro que venía de cualquier Estado de la República, cambio de adscripción que nunca fue solicitado por el profesor, era motivo de la represión del binomio de su Estado, motivo: haber protestado por el bajo sueldo o la violación a sus derechos profesionales. Ese era la represión más benévola porque las había más drásticas, como el cese como maestro o la desaparición física. Esta es una parte gris de la historia del sindicato nacional.

Fue la osadía de varios maestros que protestaron por las condiciones de vida profesional del magisterio y algunos de ellos pagaron esa rebeldía laboral con la cárcel y otras con el cese, no perdonado jamás, por la SEP siempre en contubernio con el sindicato de maestros, acciones que llamaba ese perverso binomio como un pequeño correctivo. Los maestros pedagogos que fueron lastimados injustamente por una causam, nunca se les extendió el reconocimiento de las autoridades como excelentes maestros de aquellos que jamás debieron ser denostados y sí honrados por su ejemplar lección de buenos ciudadanos.

El sindicato estatal aludido al principio cometió arbitrariedades como imponer designaciones jerárquicas a maestros que no merecían el ascenso de categoría de la plaza en el magisterio, muy a pesar de buena conducta de la autoridad a la que correspondía firmar el ascenso oficial. El motivo: el Sindicato tuvo tanto poder como la propia SEP, en ocasiones ordenaba al secretario de Educación en el Estado que le enviara el número X de plazas (desde luego con sus claves correspondientes de Hacienda), con el propósito de asignarlas a los elegidos sindicales, actitud deleznable que duró muchos años. Se espera que esta nueva plantilla sindical actúe en auténtica defensa del magisterio para los cuales hay muchos pendientes a cumplir. ¡Hay trabajo por realizar!

  • ¡Por fin! La Sección 31 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) ha votado por el cambio de dirigentes con el propósito de renovar el viejo molde de ejercicio sindical que, desde hace 30 años, se venía ejerciendo con desventaja de integrantes del organismo gremial, donde era usual la antidemocracia ejercida desde el Sindicato Nacional donde se imponían a Secretarios Generales de las Secciones Estatales, con el fin de tener controlado a todo el magisterio nacional.

Fue el SNTE un mal ejemplo, pues a todos nos consta que el poder político sostuvo como “líder” de esta institución por más de 20 años disfrutando del “poder y la gloria” -poder político y gloria económica de las cuotas sindicales. Ese fue el tiempo de sometimiento que soportó el magisterio nacional con una serie de injusticias: profesionales, laborales y económicas. Acá en el estado de Tlaxcala, el gremio sindicalizado oficialmente al SNTE, porque a ningún maestro que era asignado por la Secretaría de Educación Pública le preguntaban a qué afiliación deseaba pertenecer sino que automáticamente era del SNTE, jamás las autoridades de educación tomaban opinión al maestro sobre a dónde deseaba que fuera asignado para la defensa de sus derechos.

Los maestros tuvieron poca orientación con respecto a la función de un sindicato y muy pocos sabían que esta agrupación entre sus gestiones esenciales es la defensoría de los derechos laborales de sus agremiados, no solo era la función recolectora de las cuotas que aportaban al organismo sindical. Así como esa función recolectora de dinero está la misión de atender al magisterio enfermo, así como de proporcionar no solo la atención médica sino, también, otorgarle medicina y hospitalización. De ello, algunas necesidades clínicas, a la fecha, no se cumplen cabalmente debido a la apatía sindical.

Represiones por parte del binomio SNTE-SEP han permanecido desde hace mucho tiempo aplicadas con el rigor inmerecido a muchos profesores, otros que tuvieron la osadía de solicitar aumento de sueldo o la aplicación justa de un derecho laboral. Un acto represivo ejercido por las autoridades tanto laborales como la formal protección sindical se dejaban sentir desde el cambio de adscripción de escuela hasta la de entidad federativa, sin que hubiera autoridad que pudiera defender la causa justa y cuando la había la autoridad encargada de establecerla era ignorada, acá en el Estado algunas veces se presentaban casos con maestros que traían órdenes para ejercer la enseñanza en una escuela no solicitada del maestro que venía de cualquier Estado de la República, cambio de adscripción que nunca fue solicitado por el profesor, era motivo de la represión del binomio de su Estado, motivo: haber protestado por el bajo sueldo o la violación a sus derechos profesionales. Ese era la represión más benévola porque las había más drásticas, como el cese como maestro o la desaparición física. Esta es una parte gris de la historia del sindicato nacional.

Fue la osadía de varios maestros que protestaron por las condiciones de vida profesional del magisterio y algunos de ellos pagaron esa rebeldía laboral con la cárcel y otras con el cese, no perdonado jamás, por la SEP siempre en contubernio con el sindicato de maestros, acciones que llamaba ese perverso binomio como un pequeño correctivo. Los maestros pedagogos que fueron lastimados injustamente por una causam, nunca se les extendió el reconocimiento de las autoridades como excelentes maestros de aquellos que jamás debieron ser denostados y sí honrados por su ejemplar lección de buenos ciudadanos.

El sindicato estatal aludido al principio cometió arbitrariedades como imponer designaciones jerárquicas a maestros que no merecían el ascenso de categoría de la plaza en el magisterio, muy a pesar de buena conducta de la autoridad a la que correspondía firmar el ascenso oficial. El motivo: el Sindicato tuvo tanto poder como la propia SEP, en ocasiones ordenaba al secretario de Educación en el Estado que le enviara el número X de plazas (desde luego con sus claves correspondientes de Hacienda), con el propósito de asignarlas a los elegidos sindicales, actitud deleznable que duró muchos años. Se espera que esta nueva plantilla sindical actúe en auténtica defensa del magisterio para los cuales hay muchos pendientes a cumplir. ¡Hay trabajo por realizar!