/ lunes 6 de agosto de 2018

Tiempos de Democracia

La polémica designación de Manuel Bartlett en la CFE reabrió el expediente de la elección de 1988

  • Aquella tensa noche frente a las rejas del Palacio de Cobián… mientras México aguardaba el veredicto de las urnas
  • Disponemos solo de retazos de distintas narrativas que necesitan cribarse para conocer la verdad de lo acontecido
  • Julio 1º/2018; Julio 6/1988; Octubre 2/1968: tres hitos definitorios de la Historia Política del México de nuestro tiempo

Formo en las filas de los ciudadanos de pensamiento progresista que seguimos asociando la figura de Manuel Bartlett con el fraude electoral de 1988. El sentimiento de repudio hacia el nominado por López Obrador para dirigir la Comisión Federal de Electricidad resulta inevitable, porque a él se atribuyó la caída del sistema, un sistema que se manejaba desde los sótanos de la Secretaría de Gobernación, cartera de la que era titular el controversial político. Si Bartlett actuó motu proprio, o siguiendo instrucciones del presidente De la Madrid o de Salinas, era, en aquellos momentos de desbordada emotividad, de importancia secundaria para quienes nos sentíamos atropellados por el gobierno.


EL SARCASMO DE FIDEL

Pese a que ya transcurrieron largos treinta años de los sucesos que narro, no necesito acudir a los periódicos de la época para revivir con nitidez la imagen de Cárdenas, de Muñoz Ledo, de Clouthier y de Rosario Ibarra de Piedra, aferrados a las rejas del Palacio de Cobián -sede de la dicha secretaría- exigiendo que la información que emanaba de las urnas fluyera sin interrupciones ni manoseos sospechosos. La petición fue atendida tras horas de inexplicable silencio; las paralizadas máquinas por fin reiniciaron su funcionamiento… y le dieron a Salinas el triunfo por algo más del 50% de la votación. “…Por Cárdenas votó la gente…, por nosotros, las computadoras…”. El sarcasmo del viejo Fidel Velázquez -líder histórico de la CTM y figura simbólica del viejo PRI- puso en claro lo que realmente aconteció aquel 6 de julio.


AL BORDE DEL ESTALLIDO SOCIAL

Eran días de máxima tensión; la víspera de los comicios habían asesinado a Javier Ovando y a Román Gil, cercanos colaboradores de Cuauhtémoc. En mi casa de la Ciudad de México, Porfirio escribió una carta a De la Madrid. Me mostró el texto; en ella advertía al presidente que, de no ordenar a la Comisión Federal Electoral la anulación de la elección, pasaría a la historia como el responsable de incendiar el país. La misiva se le haría llegar a Ricardo Raphael -joven sobrino del mandatario- para que a su vez la entregara en propia mano a su destinatario en Los Pinos. Nunca pregunté a Ricardo -hoy notable articulista y escritor-, si él recibió la carta, y si pudo darle el mensaje a su pariente.


BARTLETT Y SUS ANTECEDENTES

Las hazañas del secretario de Gobernación como falsificador de la voluntad ciudadana ya habían tenido una experiencia formativa previa. Fue en 1986, con motivo de los comicios para gobernador de Chihuahua. Se dijo al respecto que fue el propio Bartlett quien bautizó a aquel despojo como un “fraude patriótico”, perpetrado en perjuicio de Francisco Barrio, el opositor panista del tricolor Fernando Baeza. El pretexto baladí fue proteger “la integridad del territorio nacional” de los propósitos secesionistas (¿) de Acción Nacional. Antes, en 1983, ya le habían arrebatado el triunfo por la alcaldía de Chihuahua a Luis Álvarez, gran personaje del partido blanquiazul cuyos 40 días de huelga de hambre detonaron lo que luego resultaría en una convergencia de derechas e izquierdas en pro del avance democrático del país.


PROTESTAS ANTE EL ATROPELLO

Pero volvamos al 88. El histórico atraco marcó el inicio de una serie de enormes concentraciones convocadas por el Frente Democrático Nacional en el Zócalo de la ciudad capital. En ellas los asistentes se manifestaron en forma unánime dispuestos a seguir el camino que sus líderes le señalasen… cualquiera que este fuese. Por su parte, Manuel Clouthier, el candidato presidencial panista -el popular Maquío- mantuvo por siete días una publicitada huelga de hambre en la glorieta del Ángel de la Independencia, como símbolo callado y pacífico de su protesta, expresada con los modos ordenados y sin estridencias característicos del sector de la sociedad que representaba. Los hechos tuvieron amplia repercusión y visibilizaron al mundo entero cuan hueca y mentirosa era la democracia de la que internacionalmente presumía el PRI.


LA TENEBRA… Y LA SIMPLEZA

Lo que más confundió a los simpatizantes del movimiento democratizador es que nadie se enteró que, en tanto decenas de miles de ingenuos llenábamos plazas en su respaldo, simultáneamente se llevaban a cabo entrevistas furtivas en las que se negociaba una salida para el callejón en que la cerrazón priista había colocado al país. Las condiciones de la entrega de la causa fueron acordadas con el PAN y tuvieron a Fernández de Cevallos como principal interlocutor del sistema. Cárdenas por su lado rebajó sus exigencias a una demanda de “limpiar la elección” que por supuesto jamás se realizó. Tres años después -con la anuencia del “jefe Diego”- se incineraron los paquetes electorales almacenados en los bajos del Congreso de la Unión, dejando para siempre en la penumbra la verdad de los sucesos de la elección del 88.


¿MONTAJE CONVENIDO?

Si todo -incluyendo la caída del sistema- fue un teatro concertado, entonces las explicaciones de Bartlett respecto del papel que le tocó jugar en el montaje podrían tener cierta justificación. Las reservas se acentúan cuando hoy se sabe de las reuniones secretas de Cárdenas con Salinas, y a que la aceptación de la inesperada reconversión de Bartlett -de siniestro operador del sistema a ferviente nacionalista de izquierda- no es atribuible a Andrés Manuel sino al propio Cuauhtémoc. Él fue, el michoacano, el hijo del general, sí, amigo lector, el principal ofendido por el fraude, quien públicamente redimió de sus pasados pecados al poblano-tabasqueño, tomándolo del brazo para marchar por Reforma en defensa de la energía eléctrica nacionalizada por López Mateos. De ese gesto hace ya más de tres lustros. Así se escribe la historia.


LA VERSIÓN DE BARTLETT

Repaso los argumentos de Bartlett declarándose ajeno a las imputaciones que se le hacen y desviando la responsabilidad hacia las perversidades de Salinas y su mente diabólica. Hallo en ellos, en sus argumentos, numerosas inconsistencias. Y es que, si bien es verdad que en la sucesión de De la Madrid fueron adversarios y ambos desfilaron -junto con González Avelar, Sergio Ramírez y Alfredo del Mazo- por la pasarela inventada por el colimense como falaz sucedáneo de un proceso de selección interna priista democrático…, ¿cómo puede explicarse que haya sido designado precisamente por Salinas, primero, secretario de Educación; luego, candidato al gobierno de Puebla y, por último, al Senado de la República, si para ese entonces -como dice- ya existía un acendrado antagonismo entre ambos? Difícil de aceptar… ¿verdad?


CICLOS CUMPLIDOS… QUE TODAVÍA ENCIERRAN GRANDES MISTERIOS

Termino. En 1968, hace 50 años, la tragedia de Tlatelolco mostró las primeras fisuras de un régimen que se pretendía imperecedero. En 1988, hace 30, se demostró que la invencibilidad del PRI era un mito. Y en este 2018 ocurrió finalmente el derrumbe de un sistema político que se prolongó un siglo. Ciclos son de la historia que inexorablemente se van cumpliendo… aunque nos dejan muchos expedientes abiertos.

La polémica designación de Manuel Bartlett en la CFE reabrió el expediente de la elección de 1988

  • Aquella tensa noche frente a las rejas del Palacio de Cobián… mientras México aguardaba el veredicto de las urnas
  • Disponemos solo de retazos de distintas narrativas que necesitan cribarse para conocer la verdad de lo acontecido
  • Julio 1º/2018; Julio 6/1988; Octubre 2/1968: tres hitos definitorios de la Historia Política del México de nuestro tiempo

Formo en las filas de los ciudadanos de pensamiento progresista que seguimos asociando la figura de Manuel Bartlett con el fraude electoral de 1988. El sentimiento de repudio hacia el nominado por López Obrador para dirigir la Comisión Federal de Electricidad resulta inevitable, porque a él se atribuyó la caída del sistema, un sistema que se manejaba desde los sótanos de la Secretaría de Gobernación, cartera de la que era titular el controversial político. Si Bartlett actuó motu proprio, o siguiendo instrucciones del presidente De la Madrid o de Salinas, era, en aquellos momentos de desbordada emotividad, de importancia secundaria para quienes nos sentíamos atropellados por el gobierno.


EL SARCASMO DE FIDEL

Pese a que ya transcurrieron largos treinta años de los sucesos que narro, no necesito acudir a los periódicos de la época para revivir con nitidez la imagen de Cárdenas, de Muñoz Ledo, de Clouthier y de Rosario Ibarra de Piedra, aferrados a las rejas del Palacio de Cobián -sede de la dicha secretaría- exigiendo que la información que emanaba de las urnas fluyera sin interrupciones ni manoseos sospechosos. La petición fue atendida tras horas de inexplicable silencio; las paralizadas máquinas por fin reiniciaron su funcionamiento… y le dieron a Salinas el triunfo por algo más del 50% de la votación. “…Por Cárdenas votó la gente…, por nosotros, las computadoras…”. El sarcasmo del viejo Fidel Velázquez -líder histórico de la CTM y figura simbólica del viejo PRI- puso en claro lo que realmente aconteció aquel 6 de julio.


AL BORDE DEL ESTALLIDO SOCIAL

Eran días de máxima tensión; la víspera de los comicios habían asesinado a Javier Ovando y a Román Gil, cercanos colaboradores de Cuauhtémoc. En mi casa de la Ciudad de México, Porfirio escribió una carta a De la Madrid. Me mostró el texto; en ella advertía al presidente que, de no ordenar a la Comisión Federal Electoral la anulación de la elección, pasaría a la historia como el responsable de incendiar el país. La misiva se le haría llegar a Ricardo Raphael -joven sobrino del mandatario- para que a su vez la entregara en propia mano a su destinatario en Los Pinos. Nunca pregunté a Ricardo -hoy notable articulista y escritor-, si él recibió la carta, y si pudo darle el mensaje a su pariente.


BARTLETT Y SUS ANTECEDENTES

Las hazañas del secretario de Gobernación como falsificador de la voluntad ciudadana ya habían tenido una experiencia formativa previa. Fue en 1986, con motivo de los comicios para gobernador de Chihuahua. Se dijo al respecto que fue el propio Bartlett quien bautizó a aquel despojo como un “fraude patriótico”, perpetrado en perjuicio de Francisco Barrio, el opositor panista del tricolor Fernando Baeza. El pretexto baladí fue proteger “la integridad del territorio nacional” de los propósitos secesionistas (¿) de Acción Nacional. Antes, en 1983, ya le habían arrebatado el triunfo por la alcaldía de Chihuahua a Luis Álvarez, gran personaje del partido blanquiazul cuyos 40 días de huelga de hambre detonaron lo que luego resultaría en una convergencia de derechas e izquierdas en pro del avance democrático del país.


PROTESTAS ANTE EL ATROPELLO

Pero volvamos al 88. El histórico atraco marcó el inicio de una serie de enormes concentraciones convocadas por el Frente Democrático Nacional en el Zócalo de la ciudad capital. En ellas los asistentes se manifestaron en forma unánime dispuestos a seguir el camino que sus líderes le señalasen… cualquiera que este fuese. Por su parte, Manuel Clouthier, el candidato presidencial panista -el popular Maquío- mantuvo por siete días una publicitada huelga de hambre en la glorieta del Ángel de la Independencia, como símbolo callado y pacífico de su protesta, expresada con los modos ordenados y sin estridencias característicos del sector de la sociedad que representaba. Los hechos tuvieron amplia repercusión y visibilizaron al mundo entero cuan hueca y mentirosa era la democracia de la que internacionalmente presumía el PRI.


LA TENEBRA… Y LA SIMPLEZA

Lo que más confundió a los simpatizantes del movimiento democratizador es que nadie se enteró que, en tanto decenas de miles de ingenuos llenábamos plazas en su respaldo, simultáneamente se llevaban a cabo entrevistas furtivas en las que se negociaba una salida para el callejón en que la cerrazón priista había colocado al país. Las condiciones de la entrega de la causa fueron acordadas con el PAN y tuvieron a Fernández de Cevallos como principal interlocutor del sistema. Cárdenas por su lado rebajó sus exigencias a una demanda de “limpiar la elección” que por supuesto jamás se realizó. Tres años después -con la anuencia del “jefe Diego”- se incineraron los paquetes electorales almacenados en los bajos del Congreso de la Unión, dejando para siempre en la penumbra la verdad de los sucesos de la elección del 88.


¿MONTAJE CONVENIDO?

Si todo -incluyendo la caída del sistema- fue un teatro concertado, entonces las explicaciones de Bartlett respecto del papel que le tocó jugar en el montaje podrían tener cierta justificación. Las reservas se acentúan cuando hoy se sabe de las reuniones secretas de Cárdenas con Salinas, y a que la aceptación de la inesperada reconversión de Bartlett -de siniestro operador del sistema a ferviente nacionalista de izquierda- no es atribuible a Andrés Manuel sino al propio Cuauhtémoc. Él fue, el michoacano, el hijo del general, sí, amigo lector, el principal ofendido por el fraude, quien públicamente redimió de sus pasados pecados al poblano-tabasqueño, tomándolo del brazo para marchar por Reforma en defensa de la energía eléctrica nacionalizada por López Mateos. De ese gesto hace ya más de tres lustros. Así se escribe la historia.


LA VERSIÓN DE BARTLETT

Repaso los argumentos de Bartlett declarándose ajeno a las imputaciones que se le hacen y desviando la responsabilidad hacia las perversidades de Salinas y su mente diabólica. Hallo en ellos, en sus argumentos, numerosas inconsistencias. Y es que, si bien es verdad que en la sucesión de De la Madrid fueron adversarios y ambos desfilaron -junto con González Avelar, Sergio Ramírez y Alfredo del Mazo- por la pasarela inventada por el colimense como falaz sucedáneo de un proceso de selección interna priista democrático…, ¿cómo puede explicarse que haya sido designado precisamente por Salinas, primero, secretario de Educación; luego, candidato al gobierno de Puebla y, por último, al Senado de la República, si para ese entonces -como dice- ya existía un acendrado antagonismo entre ambos? Difícil de aceptar… ¿verdad?


CICLOS CUMPLIDOS… QUE TODAVÍA ENCIERRAN GRANDES MISTERIOS

Termino. En 1968, hace 50 años, la tragedia de Tlatelolco mostró las primeras fisuras de un régimen que se pretendía imperecedero. En 1988, hace 30, se demostró que la invencibilidad del PRI era un mito. Y en este 2018 ocurrió finalmente el derrumbe de un sistema político que se prolongó un siglo. Ciclos son de la historia que inexorablemente se van cumpliendo… aunque nos dejan muchos expedientes abiertos.