/ lunes 10 de diciembre de 2018

Tiempos de Democracia

El de Marco Mena, un informe de labores que abre espacio a la participación constructiva de la sociedad


  • Se echan en falta análisis que estudien con objetividad las circunstancias en que le tocó trabajar al actual gobierno
  • No contribuyen a ese necesario propósito clarificador los aplaudidores comprometidos ni los críticos obcecados
  • A la vista están errores y logros de la gestión menista; por delante tiene la tarea de limpiar su estructura de corruptos


Hoy hace ocho días rindió su informe de labores el gobernador Marco Mena ante un repleto Centro de Convenciones. El documento, leído con fluidez y redactado con precisión y agradecible economía de lenguaje, cumplió con el objetivo de trasladar a la ciudadanía una síntesis veraz de las tareas en que está empeñada su administración. En sincronía con la palabra del mandatario, y en perfecta congruencia con ella, en dos enormes pantallas se ofrecieron imágenes que facilitaron la comprensión del mensaje y lo hicieron ameno e interesante. Al pasado pues pertenecen aquellos interminables discursos atiborrados de cifras y datos que poco o nada decían a quienes los escuchaban. Cabe citar aquí el conocido aforismo de Gracián: “…lo bueno, si breve, dos veces bueno…”. Y breve fue en efecto el informe de Mena. Breve y puntual.


CON EL VIENTO EN CONTRA…

Imposible imaginar circunstancias político-electorales más adversas que las que ha tenido que enfrentar Marco Mena. Considerando su complejidad, vale decir que salvó con decoro el trance de rendir cuentas a la ciudadanía. Queda claro sin embargo que lograr una justa valoración de su desempeño no le será sencillo; los malquerientes de su gobierno, que los tiene y en abundancia, están dedicados a magnificar errores, tropiezos e irregularidades, desdeñando o minimizando en cambio logros, aciertos y avances que, luego de dos años de trabajo, comienzan a ser evidentes hasta para los sectores más antagónicos a su gestión. Semejante actitud crítica se entiende en partidos y políticos opositores, pero no en analistas y medios que, por lo menos en teoría, están éticamente obligados a actuar con equilibrio y objetividad.


LA CORRUPCIÓN, OMISIÓN GRAVE

Y precisamente atendiendo a esa búsqueda de equilibrio y objetividad inicio este comentario subrayando lo que, en mi concepto, constituyó una grave omisión en el texto leído por el gobernador. Me refiero, sí, amigo lector, a la corrupción, cuestión esta que ocupa un lugar preponderante en la agenda nacional y que -no lo olvidemos- fue factor definitorio en los comicios del pasado 1º de julio. Tengo para mí que si se quiere encontrar una explicación al hecho de que Marco Mena -una persona preparada, de excelente trato y centrada en cumplir con su alta responsabilidad- no ha conquistado el afecto pleno de sus gobernados, si se quiere encontrar, repito, esa explicación, recomendaría que se revisara la política que ha seguido en materia de combate al flagelo de la corrupción, y a su correspondiente y cercana pariente la impunidad.


TRASPIÉS ORGANIZATIVO

Si bien de carácter logístico, y atribuible a quien haya sido el organizador del evento, tampoco puede pasarse por alto una equivocación que lastima seriamente el propósito del gobernador de distender las relaciones políticas en el estado. Y es que resulta, amigo lector, que a las diputadas y diputados locales -de diversas filiaciones partidistas, pero en su inmensa mayoría morenistas- se les ubicó en el Informe en un lugar secundario, inadecuado e impropio a su representación, grado e investidura. Aunque los documentos que soportan la rendición de cuentas a que por disposición constitucional está obligado el titular del Ejecutivo estatal hubieran sido formalmente entregados el día anterior en el Congreso del Estado, hasta el más elemental de los protocolos obliga a ser corteses con quienes ostentan la representación del pueblo.


CRUZADA POR LA ENSEÑANZA

No pretendo repetir en este artículo los datos que se consignan en el Informe; sería ocioso que lo hiciera pues han sido ampliamente divulgados en los medios. Pero ahí están los números que acreditan, por ejemplo, la magnitud del trabajo que en favor de la niñez y la juventud estudiosa de Tlaxcala realiza este gobierno. La inversión directa que en el rubro del educación se está llevando al cabo no tiene precedente y, gracias a ella, más de 13,500 jóvenes disfrutan hoy de los beneficios de alguna de las distintas becas otorgadas a estudiantes que han merecido por su aplicación. Cierto, son muchos más los aspirantes a becarios, pero ese no es, ni puede ser, argumento para descalificar la meritísima y poco lucidora política pública de apoyar la preparación de una nueva, más preparada y mejor generación de tlaxcaltecas.


¿INSEGURA TLAXCALA?

Hay también resistencia a reconocer que Tlaxcala sigue siendo considerada por el Secretariado Técnico de Seguridad Nacional como uno de los tres estados estadísticamente menos inseguros de la República. Pero aún siendo el dato incontrovertible, la verdad es que hasta hace pocos años -digamos dos décadas atrás- los hechos de sangre eran contados y constituían eventos que sacudían por su excepcionalidad a la opinión pública. Hoy, en cambio, afectada vertical y transversalmente la entidad por la violencia que azota el país, tenemos noticia diaria de hechos delictivos que alarman a la sociedad. Se entiende la preocupación mas, de ahí a exigir que Tlaxcala sea una ínsula ajena al acontecer del país y a que esté blindada contra fenómenos que afectan a toda la Nación, hay una distancia que las mentes sensatas no deben recorrer.


MACRO Y MICRO OBRA MATERIAL

Al dar cuenta de la edificación del nosocomio que sustituirá al vetusto Hospital General de Tlaxcala; de la ampliación del Estadio Tlahuicole, y de la adecuación del tramo más conflictivo de la carretera Tlaxcala-Apizaco, al dar cuenta, repito, de esos tres macro-proyectos, Marco Mena dio satisfacción a los simplistas que evalúan a los mandatarios solo en función de la monumentalidad de las obras que emprenden, ignorando el costo que tiene atender obligaciones ineludibles como el permanente mantenimiento que exige la extensa red de caminos vecinales que une a los pueblos de Tlaxcala; las constantes reparaciones y ampliaciones que demandan las miles de escuelas que tenemos dispersas por toda la entidad y, por último, los continuos cuidados y remozamientos que necesitan los hospitales y centros de salud del estado.


LA HORA DE LA VERDAD

Mantener la gobernabilidad no es -nunca ha sido- función sencilla. La paz pública, la seguridad y el orden son cuestiones vitales para la normal convivencia comunitaria. Conservarlas y defenderlas es principal responsabilidad del Ejecutivo. Ello demanda prudencia y buen juicio, virtudes que advierto en Marco Mena, un hombre, un administrador y un político que, a lo largo de su carrera, ha probado poseer ambos valores y, además, sólidos principios. Ahora sólo falta que, pagadas las facturas del anterior gobierno, extirpe de raíz las prácticas heredadas y aliente los esfuerzos de la sociedad para que, en alianza con ella, construya instancias que limpien de deshonestidades todos los rincones de la administración pública. Soplan en la República vientos que favorecen el emprendimiento de las labores de saneamiento que precisa Tlaxcala.

P.D. Felices vacaciones navideñas. Aquí nos encontraremos el 7 de enero del venidero año de 2019.

El de Marco Mena, un informe de labores que abre espacio a la participación constructiva de la sociedad


  • Se echan en falta análisis que estudien con objetividad las circunstancias en que le tocó trabajar al actual gobierno
  • No contribuyen a ese necesario propósito clarificador los aplaudidores comprometidos ni los críticos obcecados
  • A la vista están errores y logros de la gestión menista; por delante tiene la tarea de limpiar su estructura de corruptos


Hoy hace ocho días rindió su informe de labores el gobernador Marco Mena ante un repleto Centro de Convenciones. El documento, leído con fluidez y redactado con precisión y agradecible economía de lenguaje, cumplió con el objetivo de trasladar a la ciudadanía una síntesis veraz de las tareas en que está empeñada su administración. En sincronía con la palabra del mandatario, y en perfecta congruencia con ella, en dos enormes pantallas se ofrecieron imágenes que facilitaron la comprensión del mensaje y lo hicieron ameno e interesante. Al pasado pues pertenecen aquellos interminables discursos atiborrados de cifras y datos que poco o nada decían a quienes los escuchaban. Cabe citar aquí el conocido aforismo de Gracián: “…lo bueno, si breve, dos veces bueno…”. Y breve fue en efecto el informe de Mena. Breve y puntual.


CON EL VIENTO EN CONTRA…

Imposible imaginar circunstancias político-electorales más adversas que las que ha tenido que enfrentar Marco Mena. Considerando su complejidad, vale decir que salvó con decoro el trance de rendir cuentas a la ciudadanía. Queda claro sin embargo que lograr una justa valoración de su desempeño no le será sencillo; los malquerientes de su gobierno, que los tiene y en abundancia, están dedicados a magnificar errores, tropiezos e irregularidades, desdeñando o minimizando en cambio logros, aciertos y avances que, luego de dos años de trabajo, comienzan a ser evidentes hasta para los sectores más antagónicos a su gestión. Semejante actitud crítica se entiende en partidos y políticos opositores, pero no en analistas y medios que, por lo menos en teoría, están éticamente obligados a actuar con equilibrio y objetividad.


LA CORRUPCIÓN, OMISIÓN GRAVE

Y precisamente atendiendo a esa búsqueda de equilibrio y objetividad inicio este comentario subrayando lo que, en mi concepto, constituyó una grave omisión en el texto leído por el gobernador. Me refiero, sí, amigo lector, a la corrupción, cuestión esta que ocupa un lugar preponderante en la agenda nacional y que -no lo olvidemos- fue factor definitorio en los comicios del pasado 1º de julio. Tengo para mí que si se quiere encontrar una explicación al hecho de que Marco Mena -una persona preparada, de excelente trato y centrada en cumplir con su alta responsabilidad- no ha conquistado el afecto pleno de sus gobernados, si se quiere encontrar, repito, esa explicación, recomendaría que se revisara la política que ha seguido en materia de combate al flagelo de la corrupción, y a su correspondiente y cercana pariente la impunidad.


TRASPIÉS ORGANIZATIVO

Si bien de carácter logístico, y atribuible a quien haya sido el organizador del evento, tampoco puede pasarse por alto una equivocación que lastima seriamente el propósito del gobernador de distender las relaciones políticas en el estado. Y es que resulta, amigo lector, que a las diputadas y diputados locales -de diversas filiaciones partidistas, pero en su inmensa mayoría morenistas- se les ubicó en el Informe en un lugar secundario, inadecuado e impropio a su representación, grado e investidura. Aunque los documentos que soportan la rendición de cuentas a que por disposición constitucional está obligado el titular del Ejecutivo estatal hubieran sido formalmente entregados el día anterior en el Congreso del Estado, hasta el más elemental de los protocolos obliga a ser corteses con quienes ostentan la representación del pueblo.


CRUZADA POR LA ENSEÑANZA

No pretendo repetir en este artículo los datos que se consignan en el Informe; sería ocioso que lo hiciera pues han sido ampliamente divulgados en los medios. Pero ahí están los números que acreditan, por ejemplo, la magnitud del trabajo que en favor de la niñez y la juventud estudiosa de Tlaxcala realiza este gobierno. La inversión directa que en el rubro del educación se está llevando al cabo no tiene precedente y, gracias a ella, más de 13,500 jóvenes disfrutan hoy de los beneficios de alguna de las distintas becas otorgadas a estudiantes que han merecido por su aplicación. Cierto, son muchos más los aspirantes a becarios, pero ese no es, ni puede ser, argumento para descalificar la meritísima y poco lucidora política pública de apoyar la preparación de una nueva, más preparada y mejor generación de tlaxcaltecas.


¿INSEGURA TLAXCALA?

Hay también resistencia a reconocer que Tlaxcala sigue siendo considerada por el Secretariado Técnico de Seguridad Nacional como uno de los tres estados estadísticamente menos inseguros de la República. Pero aún siendo el dato incontrovertible, la verdad es que hasta hace pocos años -digamos dos décadas atrás- los hechos de sangre eran contados y constituían eventos que sacudían por su excepcionalidad a la opinión pública. Hoy, en cambio, afectada vertical y transversalmente la entidad por la violencia que azota el país, tenemos noticia diaria de hechos delictivos que alarman a la sociedad. Se entiende la preocupación mas, de ahí a exigir que Tlaxcala sea una ínsula ajena al acontecer del país y a que esté blindada contra fenómenos que afectan a toda la Nación, hay una distancia que las mentes sensatas no deben recorrer.


MACRO Y MICRO OBRA MATERIAL

Al dar cuenta de la edificación del nosocomio que sustituirá al vetusto Hospital General de Tlaxcala; de la ampliación del Estadio Tlahuicole, y de la adecuación del tramo más conflictivo de la carretera Tlaxcala-Apizaco, al dar cuenta, repito, de esos tres macro-proyectos, Marco Mena dio satisfacción a los simplistas que evalúan a los mandatarios solo en función de la monumentalidad de las obras que emprenden, ignorando el costo que tiene atender obligaciones ineludibles como el permanente mantenimiento que exige la extensa red de caminos vecinales que une a los pueblos de Tlaxcala; las constantes reparaciones y ampliaciones que demandan las miles de escuelas que tenemos dispersas por toda la entidad y, por último, los continuos cuidados y remozamientos que necesitan los hospitales y centros de salud del estado.


LA HORA DE LA VERDAD

Mantener la gobernabilidad no es -nunca ha sido- función sencilla. La paz pública, la seguridad y el orden son cuestiones vitales para la normal convivencia comunitaria. Conservarlas y defenderlas es principal responsabilidad del Ejecutivo. Ello demanda prudencia y buen juicio, virtudes que advierto en Marco Mena, un hombre, un administrador y un político que, a lo largo de su carrera, ha probado poseer ambos valores y, además, sólidos principios. Ahora sólo falta que, pagadas las facturas del anterior gobierno, extirpe de raíz las prácticas heredadas y aliente los esfuerzos de la sociedad para que, en alianza con ella, construya instancias que limpien de deshonestidades todos los rincones de la administración pública. Soplan en la República vientos que favorecen el emprendimiento de las labores de saneamiento que precisa Tlaxcala.

P.D. Felices vacaciones navideñas. Aquí nos encontraremos el 7 de enero del venidero año de 2019.