/ lunes 14 de enero de 2019

Tiempos de Democracia

Planeación, paciencia y sentido de la oportunidad, elementos ausentes en la lucha de AMLO vs. los males que aquejan al país

  • Respaldo social unánime al combate contra el huachicol; reprobación general a la estrategia adoptada para vencerlo
  • Los yerros cometidos en la planeación del operativo sugieren la pertinencia de reconformar el gabinete presidencial
  • Sin la asesoría de expertos en administración pública, el gobierno de Andrés Manuel sufrirá de continuas zozobras

Tantas y tan ambiciosas son las metas que se plantea López Obrador -y tanta la prisa por alcanzarlas- que resultan hasta cierto punto comprensibles las precipitaciones, imprecisiones, incongruencias, indefiniciones, contradicciones, inexactitudes y hasta a veces las falsedades en que incurre en sus diarias conferencias matinales. Ya sea cuando se refiere a los costos que tendrán obras que ni siquiera proyectos y permisos tienen; o cuando habla de disminución de homicidios, basándose en metodologías desconocidas y provenientes de fuentes diferentes; o cuando con cifras burdamente redondeadas aborda la cuestión del huachicol, tomando datos e informes de veracidad sin contrastar; o cuando menciona los hasta ahora imaginarios ahorros derivados de la erradicación de la corrupción como mágica solución a las evidentes limitaciones presupuestales que enfrenta. De acuerdo a los códigos lopezobradoristas, en todos esos casos, y en otros más, quienes le escuchamos hemos de creer a pie juntillas en la infalibilidad de sus dichos, so pena de pasar a formar en las filas de los enemigos del pueblo bueno.

RIESGOS DE LA IMPROVISACIÓN

Bueno sería que las equivocaciones del presidente se circunscribieran a la numeralia de sus recién iniciadas políticas públicas. Sin embargo, cualquier analista enterado sabe que sus muy elevadas expectativas tendrán que ajustarse conforme la inexorable realidad les vaya imponiendo su ley. Aparecerán entonces factores que le harán rediseñar los planes originales y recalcular sus alcances en función de la fluctuación nacional e internacional de los indicadores económicos y políticos, y por supuesto también, de las cuestiones sociales con potencial para sacudir la estructura gubernamental. La improvisación con que, por ejemplo, se atacó el robo a los ductos de Pemex ya provocó una reacción popular que no se tenía prevista y que, muy probablemente, determinará -a sólo seis semanas de su toma de posesión- el primer ajuste en su gabinete. Como se ve, muchas son las variables internas y externas de las que dependen los programas propuestos. Mas no se desaliente nadie cuando eso ocurra -que ocurrirá-, y conformémonos con que una parte de ellos lleguen a buen puerto. No sería un mal saldo.

INNECESARIA CRISIS SOCIAL… QUE PUEDE DEVENIR EN CRISIS POLÍTICA

La falta de gasolina en los establecimientos expendedores de la capital, y de nueve entidades federativas más, desquició la vida de cientos de miles de personas, afectando la actividad económica de sus comunidades. El motivo no fue un accidente en alguna refinería mexicana o estadounidense ni tampoco un desastre natural. El causante fue el gobierno, y al decir el gobierno, digo López Obrador. Sólo él pudo dar la orden de cerrar el flujo del combustible a través de los ductos. Vistas las consecuencias, el operativo tal como se montó fue un error del que sólo podrá salir indemne si la PGR presenta en breve a los responsables del descomunal e impune latrocinio del que se venía haciendo víctima a la hoy arruinada paraestatal. Aunque el propio mandatario ha hablado vagamente de que una línea principal fue varias veces saboteada, lo cierto es que la crisis la ocasionó el cierre de válvulas que cortó abruptamente el abastecimiento de combustible a los centros distribución. La intención de atacar el huahicol es valiente y digna de apoyo; el procedimiento seguido, en cambio, fue de una torpeza monumental.

A LA VALENTÍA DE AMLO HAY QUE SUMARLE OTROS ATRIBUTOS

Mas pese a los yerros cometidos en la instrumentación de la operación contra el robo de combustible, ha de admitirse que Andrés Manuel es el único político mexicano con los arrestos necesarios, y con el suficiente respaldo social, para hacer frente a la red mafiosa que ha destruido Pemex. Da la impresión, sin embargo, que Andrés Manuel en verdad cree que un presidente todo lo puede, y que basta poseer voluntad, coraje y buena fe para lograr cualquier objetivo que se proponga. La realidad le irá demostrando que, sin una planeación inteligente, sin orden y sentido de la oportunidad, y sobre todo, sin colaboradores de experiencia en la administración pública, su gestión seguirá dando tumbos.

RETÓRICA DE RESULTADOS CONTRAPRODUCENTES

En la prédica de López Obrador hay una tendencia -o como se la quiera llamar- que resulta particularmente molesta por ser mentirosa y falaz. Aludo a su inveterada costumbre de conferir carácter de verdad a hechos en los que -estoy seguro- él es el primero en no creer. Y no son pocos. Las consultas, la del aeropuerto en Texcoco y la del Tren Maya, fueron las dos una afrenta al sentido común de la gente. Pese a ser farsas, sigue sosteniendo ante los escépticos que ellos, los morenistas, no hacen trampas. ¡Los demás sí, ellos no… y se queda tan fresco! Repite una y otra vez que respeta a los otros poderes, cuando lo cierto es que su fracción parlamentaria canta sin desafinar al son que les toca. ¿Recuerdan el ridículo a que, en una misma sesión, sometió a sus senadores, obligándolos a desdecirse en el caso del legislador-gobernador-legislador Manuel Velasco, su socio chiapaneco? Tocó ya el turno a los foros de consulta en los que se analizó (¿) la viabilidad de la Guardia Nacional; nadie duda que -con algún leve retoque- al proyecto de AMLO que ya está en marcha le dará luz verde el Congreso.

LOS INNECESARIOS MATICES DEMAGÓGICOS DEL DISCURSO LOPEZOBRADORISTA

Lo chocante es que, en tanto presidente de la República, Andrés Manuel está facultado para ordenar la suspensión y/o la ejecución de todas las obras que juzgue procedentes… con la sola limitación que imponen los reducidos haberes de la Nación. Dispone para hacerlo de una legitimidad ganada a pulso en las urnas. Además, con su mayoría simple en el Congreso de la Unión -y con unas cuantas voluntades más que le faltan para obtener la mayoría calificada-, y el control de que dispone su partido Morena en diecinueve de los treinta y un Poderes Legislativos Estatales, podrá reformar cuantas veces se lo proponga el texto constitucional. Así las cosas… ¿cuál es el caso de “jugarnos el dedo en la boca” con poses dogmáticas que no necesita para llevar al país por el derrotero que le parezca más conveniente? ¿para qué argumentar que “el pueblo nunca se equivoca”, insistiendo una y otra vez en expresiones que lo emparentan peligrosamente con modelos de gobierno en los que el poder se ejerce vertical, centralizada y autoritariamente, actuando a nombre de los pobres y los desposeídos?

ANTENA INTERNACIONAL

SUSPICACIA ENTENDIBLE

La negativa de López Obrador a desconocer la legalidad de las amañadas elecciones que por segunda vez llevaron a Nicolás Maduro a la presidencia de Venezuela, así como su reticencia a sumarse al extrañamiento que la mayoría de los países latinoamericanos reunidos en Lima hicieron al patético dictador, no debe leerse -en mi opinión- como un guiño de simpatía hacia el antidemocrático gobierno bolivariano. Más bien creo que, al defender con vehemencia la tantas veces vulnerada Doctrina Estrada contra el intervencionismo, a favor de la autodeterminación de los pueblos y en pro de la solución pacífica de los conflictos, la intención del presidente de México es precisar su posición ante la eventualidad de que nuestro vecino del Norte -hoy gobernado por un personaje manifiestamente inestable- se sienta tentado a promover una fórmula similar contra nuestro país. Se trata de un remojo de barbas estratégico, no por anticipado y prematuro menos precavido y necesario.

Planeación, paciencia y sentido de la oportunidad, elementos ausentes en la lucha de AMLO vs. los males que aquejan al país

  • Respaldo social unánime al combate contra el huachicol; reprobación general a la estrategia adoptada para vencerlo
  • Los yerros cometidos en la planeación del operativo sugieren la pertinencia de reconformar el gabinete presidencial
  • Sin la asesoría de expertos en administración pública, el gobierno de Andrés Manuel sufrirá de continuas zozobras

Tantas y tan ambiciosas son las metas que se plantea López Obrador -y tanta la prisa por alcanzarlas- que resultan hasta cierto punto comprensibles las precipitaciones, imprecisiones, incongruencias, indefiniciones, contradicciones, inexactitudes y hasta a veces las falsedades en que incurre en sus diarias conferencias matinales. Ya sea cuando se refiere a los costos que tendrán obras que ni siquiera proyectos y permisos tienen; o cuando habla de disminución de homicidios, basándose en metodologías desconocidas y provenientes de fuentes diferentes; o cuando con cifras burdamente redondeadas aborda la cuestión del huachicol, tomando datos e informes de veracidad sin contrastar; o cuando menciona los hasta ahora imaginarios ahorros derivados de la erradicación de la corrupción como mágica solución a las evidentes limitaciones presupuestales que enfrenta. De acuerdo a los códigos lopezobradoristas, en todos esos casos, y en otros más, quienes le escuchamos hemos de creer a pie juntillas en la infalibilidad de sus dichos, so pena de pasar a formar en las filas de los enemigos del pueblo bueno.

RIESGOS DE LA IMPROVISACIÓN

Bueno sería que las equivocaciones del presidente se circunscribieran a la numeralia de sus recién iniciadas políticas públicas. Sin embargo, cualquier analista enterado sabe que sus muy elevadas expectativas tendrán que ajustarse conforme la inexorable realidad les vaya imponiendo su ley. Aparecerán entonces factores que le harán rediseñar los planes originales y recalcular sus alcances en función de la fluctuación nacional e internacional de los indicadores económicos y políticos, y por supuesto también, de las cuestiones sociales con potencial para sacudir la estructura gubernamental. La improvisación con que, por ejemplo, se atacó el robo a los ductos de Pemex ya provocó una reacción popular que no se tenía prevista y que, muy probablemente, determinará -a sólo seis semanas de su toma de posesión- el primer ajuste en su gabinete. Como se ve, muchas son las variables internas y externas de las que dependen los programas propuestos. Mas no se desaliente nadie cuando eso ocurra -que ocurrirá-, y conformémonos con que una parte de ellos lleguen a buen puerto. No sería un mal saldo.

INNECESARIA CRISIS SOCIAL… QUE PUEDE DEVENIR EN CRISIS POLÍTICA

La falta de gasolina en los establecimientos expendedores de la capital, y de nueve entidades federativas más, desquició la vida de cientos de miles de personas, afectando la actividad económica de sus comunidades. El motivo no fue un accidente en alguna refinería mexicana o estadounidense ni tampoco un desastre natural. El causante fue el gobierno, y al decir el gobierno, digo López Obrador. Sólo él pudo dar la orden de cerrar el flujo del combustible a través de los ductos. Vistas las consecuencias, el operativo tal como se montó fue un error del que sólo podrá salir indemne si la PGR presenta en breve a los responsables del descomunal e impune latrocinio del que se venía haciendo víctima a la hoy arruinada paraestatal. Aunque el propio mandatario ha hablado vagamente de que una línea principal fue varias veces saboteada, lo cierto es que la crisis la ocasionó el cierre de válvulas que cortó abruptamente el abastecimiento de combustible a los centros distribución. La intención de atacar el huahicol es valiente y digna de apoyo; el procedimiento seguido, en cambio, fue de una torpeza monumental.

A LA VALENTÍA DE AMLO HAY QUE SUMARLE OTROS ATRIBUTOS

Mas pese a los yerros cometidos en la instrumentación de la operación contra el robo de combustible, ha de admitirse que Andrés Manuel es el único político mexicano con los arrestos necesarios, y con el suficiente respaldo social, para hacer frente a la red mafiosa que ha destruido Pemex. Da la impresión, sin embargo, que Andrés Manuel en verdad cree que un presidente todo lo puede, y que basta poseer voluntad, coraje y buena fe para lograr cualquier objetivo que se proponga. La realidad le irá demostrando que, sin una planeación inteligente, sin orden y sentido de la oportunidad, y sobre todo, sin colaboradores de experiencia en la administración pública, su gestión seguirá dando tumbos.

RETÓRICA DE RESULTADOS CONTRAPRODUCENTES

En la prédica de López Obrador hay una tendencia -o como se la quiera llamar- que resulta particularmente molesta por ser mentirosa y falaz. Aludo a su inveterada costumbre de conferir carácter de verdad a hechos en los que -estoy seguro- él es el primero en no creer. Y no son pocos. Las consultas, la del aeropuerto en Texcoco y la del Tren Maya, fueron las dos una afrenta al sentido común de la gente. Pese a ser farsas, sigue sosteniendo ante los escépticos que ellos, los morenistas, no hacen trampas. ¡Los demás sí, ellos no… y se queda tan fresco! Repite una y otra vez que respeta a los otros poderes, cuando lo cierto es que su fracción parlamentaria canta sin desafinar al son que les toca. ¿Recuerdan el ridículo a que, en una misma sesión, sometió a sus senadores, obligándolos a desdecirse en el caso del legislador-gobernador-legislador Manuel Velasco, su socio chiapaneco? Tocó ya el turno a los foros de consulta en los que se analizó (¿) la viabilidad de la Guardia Nacional; nadie duda que -con algún leve retoque- al proyecto de AMLO que ya está en marcha le dará luz verde el Congreso.

LOS INNECESARIOS MATICES DEMAGÓGICOS DEL DISCURSO LOPEZOBRADORISTA

Lo chocante es que, en tanto presidente de la República, Andrés Manuel está facultado para ordenar la suspensión y/o la ejecución de todas las obras que juzgue procedentes… con la sola limitación que imponen los reducidos haberes de la Nación. Dispone para hacerlo de una legitimidad ganada a pulso en las urnas. Además, con su mayoría simple en el Congreso de la Unión -y con unas cuantas voluntades más que le faltan para obtener la mayoría calificada-, y el control de que dispone su partido Morena en diecinueve de los treinta y un Poderes Legislativos Estatales, podrá reformar cuantas veces se lo proponga el texto constitucional. Así las cosas… ¿cuál es el caso de “jugarnos el dedo en la boca” con poses dogmáticas que no necesita para llevar al país por el derrotero que le parezca más conveniente? ¿para qué argumentar que “el pueblo nunca se equivoca”, insistiendo una y otra vez en expresiones que lo emparentan peligrosamente con modelos de gobierno en los que el poder se ejerce vertical, centralizada y autoritariamente, actuando a nombre de los pobres y los desposeídos?

ANTENA INTERNACIONAL

SUSPICACIA ENTENDIBLE

La negativa de López Obrador a desconocer la legalidad de las amañadas elecciones que por segunda vez llevaron a Nicolás Maduro a la presidencia de Venezuela, así como su reticencia a sumarse al extrañamiento que la mayoría de los países latinoamericanos reunidos en Lima hicieron al patético dictador, no debe leerse -en mi opinión- como un guiño de simpatía hacia el antidemocrático gobierno bolivariano. Más bien creo que, al defender con vehemencia la tantas veces vulnerada Doctrina Estrada contra el intervencionismo, a favor de la autodeterminación de los pueblos y en pro de la solución pacífica de los conflictos, la intención del presidente de México es precisar su posición ante la eventualidad de que nuestro vecino del Norte -hoy gobernado por un personaje manifiestamente inestable- se sienta tentado a promover una fórmula similar contra nuestro país. Se trata de un remojo de barbas estratégico, no por anticipado y prematuro menos precavido y necesario.