/ lunes 1 de agosto de 2022

Tiempos de Democracia | De la importancia de conocer todas las opiniones

En esta era de la comunicación instantánea, compleja y globalizada, conviene pausar la rutina habitual para ordenar ese enorme caudal informativo que nos aturde y confunde. Para entenderlo, se hace necesario cribar y seleccionar sus datos para, luego, atender puntos de vista diversos que nos ayuden a formar nuestra propia y personal opinión.

Por dilatada y meritoria que sea la trayectoria de cualquier periodista, soy de la idea de que todos los que practicamos alguna de las muchas variantes que tiene el oficio hemos siempre de preguntarnos si el trabajo que entregamos al medio que lo publica cumple los parámetros de calidad literaria exigibles y si, además, sus contenidos no vulneran las normas de su código ético. Sentado este principio abundo en la razón por la que, en la actualidad, el género de opinión ocupa un sitio cada vez más relevante en la prensa radiada, televisiva e impresa. Para hacer un rápido y esclarecedor recorrido por la evolución del fenómeno basta remontarse pocos años atrás y constatar que, en materia informativa, era la noticia la que acaparaba la atención de la gente; empero, en ese breve lapso, la forma usual de reportarla se vio alterada por culpa de -o gracias a- la masificación de la moderna tecnología que hizo posible, a través de las redes sociales, la transmisión instantánea de imágenes con la cámara fotográfica de un teléfono celular. La difusión en vivo de esas escenas está hoy a cargo de personas a las que la casualidad ubica frente al acontecimiento en el momento mismo en que ocurre. Así, la labor que antes desempeñaba la figura ágil y oportuna del reportero hubo de adaptarse a la nueva circunstancia; su labor dejó de depender de la velocidad de la información, en tanto que cobró importancia el contexto y los detalles del suceso, esos que capta la mirada sagaz, curiosa e inquisitiva de quien tiene desarrollado el instinto reporteril. Al no haber apremio, dispone de un tiempo con el que antes no contaba para complementar y publicar la nota hasta el día siguiente, bien revisada y editorializada… aunque haya dejado de ser una primicia.

Responsabilidades y riesgos del opinador

En la medida en que se redujo la importancia que antaño se daba a la noticia, la de los artículos de opinión creció y, en otra proporción, también la del periodismo de investigación, la entrevista y la crónica. El consumidor de información del siglo XXI, enterado como lo está a través de internet de todos los acontecimientos que inciden en su vida y su entorno, busca en los periódicos, la radio y la televisión análisis y comentarios que le ayuden a construir su propio y documentado criterio. El suyo, sumado al de otros, son los que, a final de cuentas, van conformando las corrientes que modelarán el pensamiento de las siguientes generaciones. Al lector inteligente toca distinguir entre los panfletos de adoctrinamiento ideológico y los artículos que ex profeso se escriben con el fin de aportar elementos que faciliten la comprensión de la realidad que le atañe y circunda. En el amplio universo de personas interesadas en aumentar sus conocimientos -información es poder, reza el viejo adagio- hay muchas personas de mentalidad sofisticada que, en las cavilaciones del articulista, encuentran pistas para enfrentar los desafíos que se ciernen en su horizonte. Mas… ¿cómo explorar el futuro si no es conjeturándolo? ¿cómo indagar el porvenir si no es imaginándolo? ¿cómo visualizarlo sin proyectar el pasado hacia delante? ¿cómo anticipar lo que pasará mañana si no es estudiando lo que acaece hoy? Un artículo de opinión no es un ejercicio de adivinación sino el resultado de deducciones sustentadas en la experiencia de quien lo escribe y, sobre todo, en datos duros y en tendencias confiables. No obstante, sabemos con certeza que a cualquier vaticinio pueden aparecérsele imponderables que lo trastoquen por completo de un día para el otro.

Posturas inconmovibles que conllevan el riesgo de ruptura

Participo de un interesante grupo zoom que reúne a gentes lúcidas con mucho camino andado. Como con frecuencia ocurre al abordar temas políticos, discrepancias difíciles de conciliar ocasionalmente caldean nuestras discusiones. Al final de la más reciente, la polarización que divide al país todo acabó por alcanzarnos, al punto que la más prudente de la tertulia hubo de conminarnos a no aventurar pronósticos sino hasta que los plazos de que dispone el gobierno se hayan cumplido; entonces sí, dijo, nos sentaremos en santa paz a convenir cuál de los polemistas tenía la razón. Como la sentencia la dictó sobre el límite horario que fija la tele-aplicación, no hubo tiempo de interponer un recurso contra una disposición que cancela el derecho a opinar, atrincherándose en el silencio como solución al desacuerdo. Aceptarla, creo yo, equivale a que, para evitar una escisión indeseable, se abandone la vía diplomática del diálogo y la argumentación en el esfuerzo de entender y acercar puntos de vista diferentes. De ahí a la guerra sólo hay un paso.

ANTENA ESTATAL

Elección complicada

Este fin de semana el Movimiento de Regeneración Nacional debió elegir a los tlaxcaltecas que representarán a la entidad en el Congreso Nacional del partido, cita que también marcó el primer pulso al interior de Morena de aspirantes a suceder a López Obrador. Dos cosas estaban por verse: 1) si la militancia se conduciría democráticamente sin acudir a la violencia como en otras ocasiones, y, 2) si Claudia Scheimbaun, con una mayoría de congresistas a su favor, lograba que prevaleciese su condición de favorita, tanto en las encuestas como en el ánimo de la gobernadora Lorena Cuéllar… claro, mientras no cambie de opinión el presidente, dueño y señor de la voluntad de ambas. Si no surgieron imprevistos, tanto las votaciones como los nombres de los ganadores deben ser ya del conocimiento público.


En esta era de la comunicación instantánea, compleja y globalizada, conviene pausar la rutina habitual para ordenar ese enorme caudal informativo que nos aturde y confunde. Para entenderlo, se hace necesario cribar y seleccionar sus datos para, luego, atender puntos de vista diversos que nos ayuden a formar nuestra propia y personal opinión.

Por dilatada y meritoria que sea la trayectoria de cualquier periodista, soy de la idea de que todos los que practicamos alguna de las muchas variantes que tiene el oficio hemos siempre de preguntarnos si el trabajo que entregamos al medio que lo publica cumple los parámetros de calidad literaria exigibles y si, además, sus contenidos no vulneran las normas de su código ético. Sentado este principio abundo en la razón por la que, en la actualidad, el género de opinión ocupa un sitio cada vez más relevante en la prensa radiada, televisiva e impresa. Para hacer un rápido y esclarecedor recorrido por la evolución del fenómeno basta remontarse pocos años atrás y constatar que, en materia informativa, era la noticia la que acaparaba la atención de la gente; empero, en ese breve lapso, la forma usual de reportarla se vio alterada por culpa de -o gracias a- la masificación de la moderna tecnología que hizo posible, a través de las redes sociales, la transmisión instantánea de imágenes con la cámara fotográfica de un teléfono celular. La difusión en vivo de esas escenas está hoy a cargo de personas a las que la casualidad ubica frente al acontecimiento en el momento mismo en que ocurre. Así, la labor que antes desempeñaba la figura ágil y oportuna del reportero hubo de adaptarse a la nueva circunstancia; su labor dejó de depender de la velocidad de la información, en tanto que cobró importancia el contexto y los detalles del suceso, esos que capta la mirada sagaz, curiosa e inquisitiva de quien tiene desarrollado el instinto reporteril. Al no haber apremio, dispone de un tiempo con el que antes no contaba para complementar y publicar la nota hasta el día siguiente, bien revisada y editorializada… aunque haya dejado de ser una primicia.

Responsabilidades y riesgos del opinador

En la medida en que se redujo la importancia que antaño se daba a la noticia, la de los artículos de opinión creció y, en otra proporción, también la del periodismo de investigación, la entrevista y la crónica. El consumidor de información del siglo XXI, enterado como lo está a través de internet de todos los acontecimientos que inciden en su vida y su entorno, busca en los periódicos, la radio y la televisión análisis y comentarios que le ayuden a construir su propio y documentado criterio. El suyo, sumado al de otros, son los que, a final de cuentas, van conformando las corrientes que modelarán el pensamiento de las siguientes generaciones. Al lector inteligente toca distinguir entre los panfletos de adoctrinamiento ideológico y los artículos que ex profeso se escriben con el fin de aportar elementos que faciliten la comprensión de la realidad que le atañe y circunda. En el amplio universo de personas interesadas en aumentar sus conocimientos -información es poder, reza el viejo adagio- hay muchas personas de mentalidad sofisticada que, en las cavilaciones del articulista, encuentran pistas para enfrentar los desafíos que se ciernen en su horizonte. Mas… ¿cómo explorar el futuro si no es conjeturándolo? ¿cómo indagar el porvenir si no es imaginándolo? ¿cómo visualizarlo sin proyectar el pasado hacia delante? ¿cómo anticipar lo que pasará mañana si no es estudiando lo que acaece hoy? Un artículo de opinión no es un ejercicio de adivinación sino el resultado de deducciones sustentadas en la experiencia de quien lo escribe y, sobre todo, en datos duros y en tendencias confiables. No obstante, sabemos con certeza que a cualquier vaticinio pueden aparecérsele imponderables que lo trastoquen por completo de un día para el otro.

Posturas inconmovibles que conllevan el riesgo de ruptura

Participo de un interesante grupo zoom que reúne a gentes lúcidas con mucho camino andado. Como con frecuencia ocurre al abordar temas políticos, discrepancias difíciles de conciliar ocasionalmente caldean nuestras discusiones. Al final de la más reciente, la polarización que divide al país todo acabó por alcanzarnos, al punto que la más prudente de la tertulia hubo de conminarnos a no aventurar pronósticos sino hasta que los plazos de que dispone el gobierno se hayan cumplido; entonces sí, dijo, nos sentaremos en santa paz a convenir cuál de los polemistas tenía la razón. Como la sentencia la dictó sobre el límite horario que fija la tele-aplicación, no hubo tiempo de interponer un recurso contra una disposición que cancela el derecho a opinar, atrincherándose en el silencio como solución al desacuerdo. Aceptarla, creo yo, equivale a que, para evitar una escisión indeseable, se abandone la vía diplomática del diálogo y la argumentación en el esfuerzo de entender y acercar puntos de vista diferentes. De ahí a la guerra sólo hay un paso.

ANTENA ESTATAL

Elección complicada

Este fin de semana el Movimiento de Regeneración Nacional debió elegir a los tlaxcaltecas que representarán a la entidad en el Congreso Nacional del partido, cita que también marcó el primer pulso al interior de Morena de aspirantes a suceder a López Obrador. Dos cosas estaban por verse: 1) si la militancia se conduciría democráticamente sin acudir a la violencia como en otras ocasiones, y, 2) si Claudia Scheimbaun, con una mayoría de congresistas a su favor, lograba que prevaleciese su condición de favorita, tanto en las encuestas como en el ánimo de la gobernadora Lorena Cuéllar… claro, mientras no cambie de opinión el presidente, dueño y señor de la voluntad de ambas. Si no surgieron imprevistos, tanto las votaciones como los nombres de los ganadores deben ser ya del conocimiento público.