/ lunes 23 de mayo de 2022

Tiempos de Democracia | De temas de la política local

Desde las trifulcas por el liderazgo del sindicato de los burócratas hasta los primeros y muy tempraneros empujones por posicionarse en las listas de aspirantes a cargos de representación popular en las futuras elecciones del 2024

El devenir noticioso tlaxcalteca de las últimas semanas ha girado preponderadamente en torno a las rencillas por el poder sindical entre grupos burocráticos y a su eventual reconocimiento por parte de la autoridad laboral. Entiendo la importancia que tiene la cuestión para que su control no escape al del gobierno y para que las posibles represalias que pudiera tomar el sector que resulte marginado no afecten el funcionamiento de la administración. Mas pese a que este opinador no es ni de lejos un conocedor de esa compleja picaresca sindical y mucho menos de los personajes que mueven los hilos de su obscuro tinglado, pese a ello, repito, sostengo que es motivo de vergüenza que subsistan, de manera tan grosera y ostensible, las mismas prácticas antidemocráticas cuando no gansteriles que privaban en el pasado. En ningún otro aspecto de la vida pública del país -como en este del bajo mundo del sindicalismo oficialista- continúan vigentes los decimonónicos métodos coercitivos que impedían a los trabajadores al servicio del estado -burócratas, maestros, médicos, policías, etc.- negociar sus condiciones laborales sin intermediaciones corruptas.

No por mucho madrugar…

Durante ese tiempo también mereció la atención de los comunicadores locales el muy anticipado posicionamiento de los apuntados a los puestos de representación popular que estarán en juego en la elección del 2024. Tempraneros aspirantes de todos los partidos ya han transparentado sus pretensiones, mismas que preferentemente apuntan hacia los escaños senatoriales bajo el supuesto de que, desde ese cargo y con esa investidura, aumentarán sus opciones de participar en la carrera por la gubernatura en el aún más lejano 2027. Así de precoces y listos son nuestros políticos, amigo lector. Aquí, en Tlaxcala, hacen ya fila los muchos morenistas que creen poseer los méritos necesarios, si bien todos ellos saben que, antes, deberán contar con la aquiescencia de la mandataria Lorena Cuéllar y luego, tendrán que hacerse notar a los ojos, o bien de Claudia Sheimbaun, o de Marcelo Ebrard, o de Ricardo Monreal, o de Adán Augusto López Hernández, los cuatro precandidatos a suceder al presidente López Obrador. De entre ellos saldrá la o el que, a fin de cuentas, de el visto bueno a los nombres de los postulados para llegar a las dos Cámaras federales.

Inventario de aspirantes oficialistas

La lista es larga. De un lado se forman los colaboradores de Lorena Cuéllar, a saber: Sergio González Hernández, secretario de Gobierno; Ramiro Vivanco Chedraui, Oficial Mayor y, si sobrevive a la problemática a la que enfrenta a diario, Homero Meneses Hernández, secretario de Educación. Y habida cuenta que la ley ya posibilita reelegir a los senadores en funciones, ha de tenerse en cuenta a Ana Lilia Rivera, fundadora en Tlaxcala de Morena con la que el partido está en deuda por haberla sacado de la contienda por la candidatura al gobierno del estado en el 2021 mediante una encuesta misteriosa que nunca se dio a conocer. Debe considerarse también a José Antonio Álvarez Lima, quien fuera titular del Ejecutivo Estatal en el periodo 1993-1999 y ha sido desde el Senado un factor de equilibrio en la entidad, aportando cuando se precisa su extensa experiencia política. Hay que dar espacio a un diputado local, Rubén Terán, que se mueve con habilidad en los pasillos del Congreso y ha logrado la aprobación de las iniciativas que promueve la gobernadora, y también a un alcalde, Jorge Corichi, que lo es de la ciudad capital. Se habla de otros nombres que no incluyo por carecer de currículum suficiente y por el hecho de que, de los que presumen -caso Alfonso Sánchez García- no son suyos sino de su padre, o -caso Dulce Silva- que sólo derivan de su vínculo matrimonial

Inventario de aspirantes oposicionistas

Por su parte los priístas sigue sin retomar el rumbo. Ni siquiera aciertan a elegir al militante que los dirija localmente. Los nombres que se barajan, o están muy vistos y se les conocen todas sus mañas, o están de plano tan quemados que no se atreven a participar en la reconstrucción del partido. No la tiene fácil el tricolor y menos si sus esperanzas se fundan en la vuelta de personajes como Anabell Ávalos, la derrotada excandidata de la alianza PAN-PRI-PRD, o en un junior como Mariano González Aguirre, al que persigue con obstinación el fantasma del efecto López Obrador desde que se inició en estas lides. Queda Blanca Águila, la lideresa histórica de los trabajadores del sector Salud que, al parecer, está más interesada en buscar una candidatura federal que en reunir los dispersos pedazos del antiguo partidazo. Y como anécdota que ilustra del vacío por el que atraviesa el PRI basta recordar la frustrada reaparición de un grupo seguidor de Mariano González Zarur -aquel ex gobernador de los malos modos- que se diluyó luego de ser anunciada, dejando tras de sí un olor a naftalina y a viejo. En el PAN la situación es similar: los dirigentes de ayer agotaron su crédito en disputas internas, desperdiciando lamentablemente la fuerza que llegó a tener Adriana Dávila.

ANTENA NACIONAL

Cumbre de Las Américas

Para sorpresa de todos, el pulso entre López Obrador y Joe Biden lo ganó de calle el presidente mexicano. Valoró sus cartas y las jugó con calculada astucia. Lo que venga después nadie lo sabe, pero esta partida la ganó de calle.

Desde las trifulcas por el liderazgo del sindicato de los burócratas hasta los primeros y muy tempraneros empujones por posicionarse en las listas de aspirantes a cargos de representación popular en las futuras elecciones del 2024

El devenir noticioso tlaxcalteca de las últimas semanas ha girado preponderadamente en torno a las rencillas por el poder sindical entre grupos burocráticos y a su eventual reconocimiento por parte de la autoridad laboral. Entiendo la importancia que tiene la cuestión para que su control no escape al del gobierno y para que las posibles represalias que pudiera tomar el sector que resulte marginado no afecten el funcionamiento de la administración. Mas pese a que este opinador no es ni de lejos un conocedor de esa compleja picaresca sindical y mucho menos de los personajes que mueven los hilos de su obscuro tinglado, pese a ello, repito, sostengo que es motivo de vergüenza que subsistan, de manera tan grosera y ostensible, las mismas prácticas antidemocráticas cuando no gansteriles que privaban en el pasado. En ningún otro aspecto de la vida pública del país -como en este del bajo mundo del sindicalismo oficialista- continúan vigentes los decimonónicos métodos coercitivos que impedían a los trabajadores al servicio del estado -burócratas, maestros, médicos, policías, etc.- negociar sus condiciones laborales sin intermediaciones corruptas.

No por mucho madrugar…

Durante ese tiempo también mereció la atención de los comunicadores locales el muy anticipado posicionamiento de los apuntados a los puestos de representación popular que estarán en juego en la elección del 2024. Tempraneros aspirantes de todos los partidos ya han transparentado sus pretensiones, mismas que preferentemente apuntan hacia los escaños senatoriales bajo el supuesto de que, desde ese cargo y con esa investidura, aumentarán sus opciones de participar en la carrera por la gubernatura en el aún más lejano 2027. Así de precoces y listos son nuestros políticos, amigo lector. Aquí, en Tlaxcala, hacen ya fila los muchos morenistas que creen poseer los méritos necesarios, si bien todos ellos saben que, antes, deberán contar con la aquiescencia de la mandataria Lorena Cuéllar y luego, tendrán que hacerse notar a los ojos, o bien de Claudia Sheimbaun, o de Marcelo Ebrard, o de Ricardo Monreal, o de Adán Augusto López Hernández, los cuatro precandidatos a suceder al presidente López Obrador. De entre ellos saldrá la o el que, a fin de cuentas, de el visto bueno a los nombres de los postulados para llegar a las dos Cámaras federales.

Inventario de aspirantes oficialistas

La lista es larga. De un lado se forman los colaboradores de Lorena Cuéllar, a saber: Sergio González Hernández, secretario de Gobierno; Ramiro Vivanco Chedraui, Oficial Mayor y, si sobrevive a la problemática a la que enfrenta a diario, Homero Meneses Hernández, secretario de Educación. Y habida cuenta que la ley ya posibilita reelegir a los senadores en funciones, ha de tenerse en cuenta a Ana Lilia Rivera, fundadora en Tlaxcala de Morena con la que el partido está en deuda por haberla sacado de la contienda por la candidatura al gobierno del estado en el 2021 mediante una encuesta misteriosa que nunca se dio a conocer. Debe considerarse también a José Antonio Álvarez Lima, quien fuera titular del Ejecutivo Estatal en el periodo 1993-1999 y ha sido desde el Senado un factor de equilibrio en la entidad, aportando cuando se precisa su extensa experiencia política. Hay que dar espacio a un diputado local, Rubén Terán, que se mueve con habilidad en los pasillos del Congreso y ha logrado la aprobación de las iniciativas que promueve la gobernadora, y también a un alcalde, Jorge Corichi, que lo es de la ciudad capital. Se habla de otros nombres que no incluyo por carecer de currículum suficiente y por el hecho de que, de los que presumen -caso Alfonso Sánchez García- no son suyos sino de su padre, o -caso Dulce Silva- que sólo derivan de su vínculo matrimonial

Inventario de aspirantes oposicionistas

Por su parte los priístas sigue sin retomar el rumbo. Ni siquiera aciertan a elegir al militante que los dirija localmente. Los nombres que se barajan, o están muy vistos y se les conocen todas sus mañas, o están de plano tan quemados que no se atreven a participar en la reconstrucción del partido. No la tiene fácil el tricolor y menos si sus esperanzas se fundan en la vuelta de personajes como Anabell Ávalos, la derrotada excandidata de la alianza PAN-PRI-PRD, o en un junior como Mariano González Aguirre, al que persigue con obstinación el fantasma del efecto López Obrador desde que se inició en estas lides. Queda Blanca Águila, la lideresa histórica de los trabajadores del sector Salud que, al parecer, está más interesada en buscar una candidatura federal que en reunir los dispersos pedazos del antiguo partidazo. Y como anécdota que ilustra del vacío por el que atraviesa el PRI basta recordar la frustrada reaparición de un grupo seguidor de Mariano González Zarur -aquel ex gobernador de los malos modos- que se diluyó luego de ser anunciada, dejando tras de sí un olor a naftalina y a viejo. En el PAN la situación es similar: los dirigentes de ayer agotaron su crédito en disputas internas, desperdiciando lamentablemente la fuerza que llegó a tener Adriana Dávila.

ANTENA NACIONAL

Cumbre de Las Américas

Para sorpresa de todos, el pulso entre López Obrador y Joe Biden lo ganó de calle el presidente mexicano. Valoró sus cartas y las jugó con calculada astucia. Lo que venga después nadie lo sabe, pero esta partida la ganó de calle.