/ lunes 14 de marzo de 2022

Tiempos de Democracia | Ecos del Día Internacional de la Mujer en Tlaxcala

Censuran los hechos del martes en Palacio de Gobierno quienes desconocen la lucha que han sostenido por años las mujeres tlaxcaltecas, exigiendo inútilmente reparación y justicia por los abusos de que han sido y siguen siendo víctimas. Si estuvieran al tanto de la indiferencia del gobierno ante sus reclamos comprenderían mejor su iracundia

Se le complicó el 8M a la señora gobernadora, al punto que sus fuerzas policíacas tuvieron que echar mano de toletes y gases lacrimógenos para frenar el coraje desbordado de las tlaxcaltecas ofendidas ante la vulneración oficialista de sus legítimos derechos. El asunto, amigo lector, tiene solución sencilla; le bastaría a la mandataria con: 1) darse a la búsqueda de las mujeres desaparecidas; 2) investigar -con la coadyuvancia efectiva y remunerada de miembros de la sociedad civil- los asesinatos de las mujeres que, sólo por serlo, fueron privadas de la vida por varones desalmados -feminicidas les llaman- y, 3) restituir las conquistas sociales que la 4T les ha ido escamoteando, como las guarderías infantiles que permitían laborar y contribuir al gasto familiar a las que son madres; los albergues, auténticos refugios para las que sufren de la cada vez más frecuente y sádica violencia machista y, por último, las recién canceladas escuelas de tiempo completo que facilitaban su acceso a trabajos de horarios extendidos y, por ende, mejor pagados. Una pancarta resumía la razón de la protesta; decía simplemente: “…queremos vivir sin miedo…”. Si hubiera voluntad política de parte de la mandataria y menos temor a los dictados de Palacio Nacional, las demandas serían atendibles. Las mujeres afectadas lo saben y por eso se enrabietan, insultan, rompen vidrios y pintarrajean fachadas y murales.

Oídos sordos a justos reclamos

“…ya estamos trabajando con todas las técnicas, tanto las tradicionales como las de última tecnología de punta, para que en una semana podamos tener como se merece esta parte histórica de Tlaxcala…”. Ojalá que Lorena Cuéllar atendiera y resolviera con igual diligencia las quejas de las mujeres agraviadas. Las pintas en los muros de Palacio se lavan con agua, jabón y escobetillas y no dejan mayor huella en las piedras; la violación impune de una adolescente, en cambio, abre heridas físicas y sicológicas que no desaparecen “…ni con las técnicas tradicionales ni con la última tecnología de punta…”. Tras comprobar los daños que dejó el “repudiado vandalismo femenino”, la gobernadora se mostró preocupada porque “…en unos días Tlaxcala dará muestras a nivel mundial de lo que representamos y esta imagen -la de los muros pintarrajeados- no la podemos dar al mundo…”. ¿Esa imagen no, pero la de las mujeres desaparecidas y la de los feminicidios sí? Curiosa escala de valores… ¿usted la entiende? El gobierno informó que no dejará sin castigo los desmanes de las embravecidas mujeres. Así, la Consejería Jurídica del Poder Ejecutivo y el Instituto Nacional de Antropología e Historia ya han presentado sendas denuncias ante el fuero común y federal por delitos de vandalismo y lesiones, así como por daños al patrimonio histórico y cultural del estado. ¡Duro con ellas!

Del gobierno… ¿feminista? de López Obrador

Es difícil entender -y más aún aceptar- por qué motivo esas reivindicaciones no ocupan un lugar central en la política social del lopezobradorismo. La estructura misma de su gobierno -con numerosas mujeres en cargos de relieve- hacía suponer que, con él al frente, las causas feministas experimentarían un impulso trascendental y hasta cobrarían rango de irreversibles si la Cuarta Transformación se consolidara y extendiera su influencia en el tiempo. Mas no fue así; me equivoqué, y conmigo las mujeres que repletaron las urnas de votos a favor del tabasqueño. Las activistas que creyeron en el proyecto del entonces candidato vieron cómo su ilusión de cambio se desvanecía conforme el ungido presidente les cancelaba prestaciones que eran ya parte de sus vidas. Decepcionadas constataron que, lejos de lograr avances, los retrocesos se multiplicaban. Hoy no hay duda de que, en los sectores más empobrecidos de la población, la situación de las mujeres es más complicada de lo que lo fue en la era neoliberal, pese a las ayudas que en efectivo les hacen llegar a través de sus programas asistenciales. Quien siempre tuvo razón fue el doctor Mauricio Merino, fundador-dirigente de la organización ciudadana Nosotrxs al advertir que ese dinero que con una mano les daban no compensaba los derechos que con la otra les quitaban. Alto es el precio que se ha pagado por no entenderlo a tiempo.

Las dos etapas de Lorena Cuéllar al frente del Ejecutivo Estatal

Al inicio de la gestión de la gobernadora anticipé que su mandato se dividiría en dos periodos marcadamente distintos, el primero con López Obrador en el poder, y el segundo con el político -hombre o mujer- que lo sustituirá, morenista presumiblemente. Lo sigo creyendo. Recapitulemos: Lorena llegó al cargo surfeando en la ola lopezobradorista, sin otro plan que mimetizarse robóticamente con el hacer y el decir de un presidente al que sólo le restaban tres años en el Ejecutivo Federal. El retiro del tabasqueño a su finca de Chiapas se traslapará con el inicio del segundo trienio de Lorena como mandataria, lo que eventualmente le permitirá mostrarse tal cual es, con su propio perfil -si lo tiene-, ya alejada de la avasallante sombra del líder del movimiento. En su descargo debo decir que salirse del guión que se dicta en las arengas mañaneras le habría supuesto caer de la gracia de un presidente que estima más la lealtad en sus afines por sobre su eficiencia y que no escucha ideas ni tolera desvíos respecto de su política. Por eso Lorena optó por la sumisión y por esa misma razón no es de esperarse que, antes de que se desvele el misterio sucesorio, haya cambios en Tlaxcala que se contrapongan con los dictados de Palacio Nacional. Luego… luego será otra cosa.

Censuran los hechos del martes en Palacio de Gobierno quienes desconocen la lucha que han sostenido por años las mujeres tlaxcaltecas, exigiendo inútilmente reparación y justicia por los abusos de que han sido y siguen siendo víctimas. Si estuvieran al tanto de la indiferencia del gobierno ante sus reclamos comprenderían mejor su iracundia

Se le complicó el 8M a la señora gobernadora, al punto que sus fuerzas policíacas tuvieron que echar mano de toletes y gases lacrimógenos para frenar el coraje desbordado de las tlaxcaltecas ofendidas ante la vulneración oficialista de sus legítimos derechos. El asunto, amigo lector, tiene solución sencilla; le bastaría a la mandataria con: 1) darse a la búsqueda de las mujeres desaparecidas; 2) investigar -con la coadyuvancia efectiva y remunerada de miembros de la sociedad civil- los asesinatos de las mujeres que, sólo por serlo, fueron privadas de la vida por varones desalmados -feminicidas les llaman- y, 3) restituir las conquistas sociales que la 4T les ha ido escamoteando, como las guarderías infantiles que permitían laborar y contribuir al gasto familiar a las que son madres; los albergues, auténticos refugios para las que sufren de la cada vez más frecuente y sádica violencia machista y, por último, las recién canceladas escuelas de tiempo completo que facilitaban su acceso a trabajos de horarios extendidos y, por ende, mejor pagados. Una pancarta resumía la razón de la protesta; decía simplemente: “…queremos vivir sin miedo…”. Si hubiera voluntad política de parte de la mandataria y menos temor a los dictados de Palacio Nacional, las demandas serían atendibles. Las mujeres afectadas lo saben y por eso se enrabietan, insultan, rompen vidrios y pintarrajean fachadas y murales.

Oídos sordos a justos reclamos

“…ya estamos trabajando con todas las técnicas, tanto las tradicionales como las de última tecnología de punta, para que en una semana podamos tener como se merece esta parte histórica de Tlaxcala…”. Ojalá que Lorena Cuéllar atendiera y resolviera con igual diligencia las quejas de las mujeres agraviadas. Las pintas en los muros de Palacio se lavan con agua, jabón y escobetillas y no dejan mayor huella en las piedras; la violación impune de una adolescente, en cambio, abre heridas físicas y sicológicas que no desaparecen “…ni con las técnicas tradicionales ni con la última tecnología de punta…”. Tras comprobar los daños que dejó el “repudiado vandalismo femenino”, la gobernadora se mostró preocupada porque “…en unos días Tlaxcala dará muestras a nivel mundial de lo que representamos y esta imagen -la de los muros pintarrajeados- no la podemos dar al mundo…”. ¿Esa imagen no, pero la de las mujeres desaparecidas y la de los feminicidios sí? Curiosa escala de valores… ¿usted la entiende? El gobierno informó que no dejará sin castigo los desmanes de las embravecidas mujeres. Así, la Consejería Jurídica del Poder Ejecutivo y el Instituto Nacional de Antropología e Historia ya han presentado sendas denuncias ante el fuero común y federal por delitos de vandalismo y lesiones, así como por daños al patrimonio histórico y cultural del estado. ¡Duro con ellas!

Del gobierno… ¿feminista? de López Obrador

Es difícil entender -y más aún aceptar- por qué motivo esas reivindicaciones no ocupan un lugar central en la política social del lopezobradorismo. La estructura misma de su gobierno -con numerosas mujeres en cargos de relieve- hacía suponer que, con él al frente, las causas feministas experimentarían un impulso trascendental y hasta cobrarían rango de irreversibles si la Cuarta Transformación se consolidara y extendiera su influencia en el tiempo. Mas no fue así; me equivoqué, y conmigo las mujeres que repletaron las urnas de votos a favor del tabasqueño. Las activistas que creyeron en el proyecto del entonces candidato vieron cómo su ilusión de cambio se desvanecía conforme el ungido presidente les cancelaba prestaciones que eran ya parte de sus vidas. Decepcionadas constataron que, lejos de lograr avances, los retrocesos se multiplicaban. Hoy no hay duda de que, en los sectores más empobrecidos de la población, la situación de las mujeres es más complicada de lo que lo fue en la era neoliberal, pese a las ayudas que en efectivo les hacen llegar a través de sus programas asistenciales. Quien siempre tuvo razón fue el doctor Mauricio Merino, fundador-dirigente de la organización ciudadana Nosotrxs al advertir que ese dinero que con una mano les daban no compensaba los derechos que con la otra les quitaban. Alto es el precio que se ha pagado por no entenderlo a tiempo.

Las dos etapas de Lorena Cuéllar al frente del Ejecutivo Estatal

Al inicio de la gestión de la gobernadora anticipé que su mandato se dividiría en dos periodos marcadamente distintos, el primero con López Obrador en el poder, y el segundo con el político -hombre o mujer- que lo sustituirá, morenista presumiblemente. Lo sigo creyendo. Recapitulemos: Lorena llegó al cargo surfeando en la ola lopezobradorista, sin otro plan que mimetizarse robóticamente con el hacer y el decir de un presidente al que sólo le restaban tres años en el Ejecutivo Federal. El retiro del tabasqueño a su finca de Chiapas se traslapará con el inicio del segundo trienio de Lorena como mandataria, lo que eventualmente le permitirá mostrarse tal cual es, con su propio perfil -si lo tiene-, ya alejada de la avasallante sombra del líder del movimiento. En su descargo debo decir que salirse del guión que se dicta en las arengas mañaneras le habría supuesto caer de la gracia de un presidente que estima más la lealtad en sus afines por sobre su eficiencia y que no escucha ideas ni tolera desvíos respecto de su política. Por eso Lorena optó por la sumisión y por esa misma razón no es de esperarse que, antes de que se desvele el misterio sucesorio, haya cambios en Tlaxcala que se contrapongan con los dictados de Palacio Nacional. Luego… luego será otra cosa.