/ lunes 23 de noviembre de 2020

Tiempos de Democracia | Entre el avance del virus… y la llegada de su antídoto

Investigaciones adelantadas y varias vacunas en ciernes. Y en el horizonte: guerra de precios entre farmaceúticas, especulación, distribución compleja, intermediación abusiva, reparto discrecional e influyentismo en la aplicación

Pasados largos ocho meses, el azote pandémico no cesa. Hay quienes, como este opinador, seguimos confinados, sin ver amigos ni abrazar familiares. Aislados, sin mas vínculo con el exterior que los diarios y los informativos de la TV. Asusta que, a un tímido aumento en la actividad laboral le sigue uno igual ¡pero de infectados! Difícil disyuntiva para quienes la contingencia los sorprendió sin ahorros: si trabaja: contagia o se contagia; si no lo hace… ¿cómo se mantiene? Encogiéndose de hombros, el gobierno federal se declara omiso. Aquí en Tlaxcala, el mandatario estatal se multiplica y discurre paliativos. Mas el goteo mortal no cesa: cuatro o cinco al día. Y en México: cuatro o cinco ¡pero centenares! Desde que inició la pesadilla llegó ya a 100 mil el conteo oficial; el real no se conoce. En el planeta han muerto un millón 350 mil personas y lo grave es que -en la curva que grafica su número- persiste una tendencia ascendente. Allá en Palacio Nacional, un presidente sin cubrebocas, fiado a la protección de una estampa milagrosa a despecho de la terrífica peligrosidad del virus que continua inmisericorde su destructiva función. Mientras, se torna más y más angustiosa la espera del remedio que nos sanará o de la vacuna que nos inmunizará. La ciencia se afana como nunca antes en la Historia, mas la solución aún se percibe distante. El futuro es una pura y densa penumbra.

La emergencia impone disciplinas extraordinarias

A mi amigo el senador Joel se le conminó a ir a México para participar en una larga jornada de trabajos legislativos, imperativos -se dijo- para el presidente. Regresó enfermo y a los dos días murió, llevándose consigo mil planes de vida. Una buena persona, como tantas a las que han matado el Sars-Cov-2 y la inconsciencia de los irresponsables que desdeñan la alarma. Mal año este que se va dejándonos infaustos recuerdos. Admitámoslo: no hay fórmula eficaz para enfrentar la vicisitud; nadie sabe cómo conciliar la reactivación de la economía con la progresión de los contagios ni cómo eludir la ruina sin que la epidemia se desboque. Quienes en este tiempo aciago toca ejercer de gobernantes tienen ante sí la imposible tarea de mover el semáforo preventivo sin provocar desconcierto o inconformidad entre la población. La autoridad sanitaria apela a la comprensión de la gente para que se acaten las medidas precautorias; empero, ya hay entidades federativas que, ante la emergencia, obligan a su cumplimiento con multas y prisión a los infractores. Asolados y confundidos por un segundo y más cruento rebrote, en varios países europeos son comunes -bajo el control de fuerzas de seguridad- los toques de queda y los cierres perimetrales en las localidades afectadas.

Radiografía de un país injusto

Covid-19 mostró al desnudo la desigualdad que existe en México. La intuíamos, sí; había indicios que la señalaban, también. Mas, la verdad sea dicha, no la conocíamos en toda su desgarradora crudeza. Trágica consecuencia de esa contrahechura es que el virus resulta especialmente letal entre los pobres, diezmándolos sin piedad. A destiempo nos hemos percatado que no es lo mismo confinarse en una vivienda amplia y cómoda que hacinarse en un cuarto de cartón y lámina, y que tampoco es igual consultar a un especialista en el Hospital ABC de Santa Fe que a un practicante inexperto de un dispensario de pueblo, sin equipo ni medicinas. Objetivamente, amigo lector: es diferente la atención en Centros de Salud públicos que en clínicas privadas. Tanto es así que el gobierno de la República ha reconocido que al sector le faltan 240 mil trabajadores, contando indistintamente médicos, enfermeras, laboratoristas, camilleros y afanadores. El déficit es monstruoso. ¿Qué clase de atención puede brindarse con tamañas deficiencias?

Llegó la hora de cambiar un modelo estratégico que mostró su disfuncionalidad

A finales de abril-principios de mayo reproduje en este espacio datos que, ya para entonces, eran muy preocupantes. Por aquellas fechas, el Sars-Cov-2 había “… penetrado el cuerpo de 3 millones 500 mil gentes y matado a 250 mil en el mundo…”. Y el día de ayer, informó la Universidad John Hopkins que 57 millones tienen Covid-19 en todo el orbe, cifra 16 veces superior a la de siete meses atrás. En el Viejo Continente y en Estados Unidos, el empuje de una nueva oleada de contagios rebasó ya a la primera. En los países afectados -Francia, España, Italia, Suiza, Bélgica, Holanda e incluso Alemania, entre otros- se hacen millones de pruebas, PCR y/o antigénicas. La gente se arremolina pidiendo le sean practicadas. En México, donde no superamos el primer embate del virus, se espera que el fenómeno se recicle y, cuidado, igual se recrudezca. La experiencia europea debe servir de advertencia al gobierno federal para prevenir lo necesario y adoptar una estrategia distinta. Rastrear focos de infección para romper la cadena de los contagios es el procedimiento que mejores resultados ha dado. Basta observar los números en Asia y Oceanía.

ANTENA NACIONAL

El regreso del general

Fin prioritario del gobierno fue atender el agravio que en el Ejército generó el affaire Cienfuegos. Sólo al ver al general de vuelta en México tras su arresto en Estados Unidos, el presidente recobró la tranquilidad. Y es que, sin las fuerzas armadas de su lado, sus objetivos son irrealizables e incluso la gobernanza del país corre serio riesgo. El compromiso de investigar y enjuiciar al ex secretario se saldará, pasados algunos meses, con su total exoneración. Al tiempo.

Investigaciones adelantadas y varias vacunas en ciernes. Y en el horizonte: guerra de precios entre farmaceúticas, especulación, distribución compleja, intermediación abusiva, reparto discrecional e influyentismo en la aplicación

Pasados largos ocho meses, el azote pandémico no cesa. Hay quienes, como este opinador, seguimos confinados, sin ver amigos ni abrazar familiares. Aislados, sin mas vínculo con el exterior que los diarios y los informativos de la TV. Asusta que, a un tímido aumento en la actividad laboral le sigue uno igual ¡pero de infectados! Difícil disyuntiva para quienes la contingencia los sorprendió sin ahorros: si trabaja: contagia o se contagia; si no lo hace… ¿cómo se mantiene? Encogiéndose de hombros, el gobierno federal se declara omiso. Aquí en Tlaxcala, el mandatario estatal se multiplica y discurre paliativos. Mas el goteo mortal no cesa: cuatro o cinco al día. Y en México: cuatro o cinco ¡pero centenares! Desde que inició la pesadilla llegó ya a 100 mil el conteo oficial; el real no se conoce. En el planeta han muerto un millón 350 mil personas y lo grave es que -en la curva que grafica su número- persiste una tendencia ascendente. Allá en Palacio Nacional, un presidente sin cubrebocas, fiado a la protección de una estampa milagrosa a despecho de la terrífica peligrosidad del virus que continua inmisericorde su destructiva función. Mientras, se torna más y más angustiosa la espera del remedio que nos sanará o de la vacuna que nos inmunizará. La ciencia se afana como nunca antes en la Historia, mas la solución aún se percibe distante. El futuro es una pura y densa penumbra.

La emergencia impone disciplinas extraordinarias

A mi amigo el senador Joel se le conminó a ir a México para participar en una larga jornada de trabajos legislativos, imperativos -se dijo- para el presidente. Regresó enfermo y a los dos días murió, llevándose consigo mil planes de vida. Una buena persona, como tantas a las que han matado el Sars-Cov-2 y la inconsciencia de los irresponsables que desdeñan la alarma. Mal año este que se va dejándonos infaustos recuerdos. Admitámoslo: no hay fórmula eficaz para enfrentar la vicisitud; nadie sabe cómo conciliar la reactivación de la economía con la progresión de los contagios ni cómo eludir la ruina sin que la epidemia se desboque. Quienes en este tiempo aciago toca ejercer de gobernantes tienen ante sí la imposible tarea de mover el semáforo preventivo sin provocar desconcierto o inconformidad entre la población. La autoridad sanitaria apela a la comprensión de la gente para que se acaten las medidas precautorias; empero, ya hay entidades federativas que, ante la emergencia, obligan a su cumplimiento con multas y prisión a los infractores. Asolados y confundidos por un segundo y más cruento rebrote, en varios países europeos son comunes -bajo el control de fuerzas de seguridad- los toques de queda y los cierres perimetrales en las localidades afectadas.

Radiografía de un país injusto

Covid-19 mostró al desnudo la desigualdad que existe en México. La intuíamos, sí; había indicios que la señalaban, también. Mas, la verdad sea dicha, no la conocíamos en toda su desgarradora crudeza. Trágica consecuencia de esa contrahechura es que el virus resulta especialmente letal entre los pobres, diezmándolos sin piedad. A destiempo nos hemos percatado que no es lo mismo confinarse en una vivienda amplia y cómoda que hacinarse en un cuarto de cartón y lámina, y que tampoco es igual consultar a un especialista en el Hospital ABC de Santa Fe que a un practicante inexperto de un dispensario de pueblo, sin equipo ni medicinas. Objetivamente, amigo lector: es diferente la atención en Centros de Salud públicos que en clínicas privadas. Tanto es así que el gobierno de la República ha reconocido que al sector le faltan 240 mil trabajadores, contando indistintamente médicos, enfermeras, laboratoristas, camilleros y afanadores. El déficit es monstruoso. ¿Qué clase de atención puede brindarse con tamañas deficiencias?

Llegó la hora de cambiar un modelo estratégico que mostró su disfuncionalidad

A finales de abril-principios de mayo reproduje en este espacio datos que, ya para entonces, eran muy preocupantes. Por aquellas fechas, el Sars-Cov-2 había “… penetrado el cuerpo de 3 millones 500 mil gentes y matado a 250 mil en el mundo…”. Y el día de ayer, informó la Universidad John Hopkins que 57 millones tienen Covid-19 en todo el orbe, cifra 16 veces superior a la de siete meses atrás. En el Viejo Continente y en Estados Unidos, el empuje de una nueva oleada de contagios rebasó ya a la primera. En los países afectados -Francia, España, Italia, Suiza, Bélgica, Holanda e incluso Alemania, entre otros- se hacen millones de pruebas, PCR y/o antigénicas. La gente se arremolina pidiendo le sean practicadas. En México, donde no superamos el primer embate del virus, se espera que el fenómeno se recicle y, cuidado, igual se recrudezca. La experiencia europea debe servir de advertencia al gobierno federal para prevenir lo necesario y adoptar una estrategia distinta. Rastrear focos de infección para romper la cadena de los contagios es el procedimiento que mejores resultados ha dado. Basta observar los números en Asia y Oceanía.

ANTENA NACIONAL

El regreso del general

Fin prioritario del gobierno fue atender el agravio que en el Ejército generó el affaire Cienfuegos. Sólo al ver al general de vuelta en México tras su arresto en Estados Unidos, el presidente recobró la tranquilidad. Y es que, sin las fuerzas armadas de su lado, sus objetivos son irrealizables e incluso la gobernanza del país corre serio riesgo. El compromiso de investigar y enjuiciar al ex secretario se saldará, pasados algunos meses, con su total exoneración. Al tiempo.